Una idea central...

Somos La Iglesia católica


Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.

Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.

Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.

Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.

Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.

Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.

Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.

Somos… La Iglesia católica.

Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.

Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).

Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.

Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.

Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...

Contenido del Blog

Sectas "evangélicas"

SECTAS EVANGÉLICAS por Juan Manuel DE PRADA

http://bitacorapi.blogia.com/

Llevo casi un par de semanas por tierras hispanoamericanas, en una gira de promoción de mi última novela. Me está causando una hondísima impresión el auge de las sectas evangélicas por estas tierras; un auge que, según me cuentan diversos amigos, se ha producido en unos pocos años y que registra un crecimiento de adeptos en progresión geométrica. Algunas de estas sectas cuentan, incluso, con canales televisivos volcados en el proselitismo. Cuando vuelvo al hotel, busco estos canales, para poner a prueba mi capacidad de asombro. Aparecen en la pantalla unos sedicentes «pastores», híbridos de orate y vendedor de crecepelos, que enardecen a sus auditorios con una retórica de parvulario, aderezada de apóstrofes que los adeptos a la secta jalean con entusiasmo. La Biblia es usada en estas alocuciones como una especie de manual de autoayuda; la exégesis que se hace de ella es de una zafiedad tergiversadora que causa grima. Tarde o temprano, el sedicente «pastor» acaba llevando el agua a su molino: ofrece su prédica como una vía de éxito profesional; pero enseguida liga esa promesa de prosperidad a la satisfacción de un diezmo. Para legitimar la exacción, el sedicente «pastor» invoca citas cogidas por los pelos de los Proverbios o de Malaquías en las que Dios reclama a los creyentes las primicias de su trabajo. La prédica alcanza hacia su desenlace un clímax lisérgico: el sedicente «pastor» lanza proclamas rescatadas del repertorio de un charlatán de feria; los adeptos asienten, se entregan al llanto, se desgañitan, gritan alabanzas que más bien parecen imprecaciones. Al sedicente «pastor» le brilla el rostro con un sudorcillo atocinado y risueño.

Tras la prédica se suceden unos anuncios con estética de teletienda en los que se ofrecen recetarios para la sanación del alma, colgantes con propiedades de talismán, zarandajas y bisuterías varias a las que se atribuyen poderes sobrenaturales. No faltan tampoco los llamamientos a quienes se sienten solos, incomprendidos, desahuciados; la propaganda de estas sectas evangélicas se dirige muy especialmente a las mujeres, a quienes seduce con promesas de plenitud espiritual entreveradas de morralla feministoide. Aparecen también un par de individuos ataviados con una indumentaria que se pretende similar a la de los sacerdotes, invitando a los espectadores a participar de no sé qué ceremonia que parodia la Eucaristía. Según me cuentan, una de las estrategias más empleadas por estos sacaperras consiste en infundir el espejismo de que sus celebraciones son aproximadamente católicas; de este modo, muchos neófitos ni siquiera tienen conciencia de haber abandonado la Iglesia.

Le pregunto a mis amigos si entre los medios de comunicación pretendidamente serios y entre las élites intelectuales no han surgido muestras de alarma ante el auge de estas sectas. Me sonríen sarcásticos: los medios de comunicación pretendidamente serios y las élites intelectuales están demasiado ocupados arremetiendo contra la Iglesia católica. Aunque, por supuesto, contemplan con desdén el fenómeno, con ese tibio desdén que se destina a las faunas infrahumanas, lo toleran; y justifican esa tolerancia amparándose en la libertad de culto. Pero la razón verdadera de su transigencia es mucho más artera: de un modo retorcido, han hallado en el auge de las sectas evangélicas un formidable aliado en su designio de destrucción, que dirige su artillería contra la Iglesia católica. Durante siglos, el combate contra la Iglesia se presentó como una lucha contra el oscurantismo; ahora ya sabemos que el propósito de ese combate era muy diverso: se trataba de derrotar una fe religiosa sustentada sobre dos mil años de sabiduría acumulada, sustentada sobre una tradición cultural que ofrecía una visión concertada del mundo. Estas nuevas expresiones seudo-religiosas carecen de esa tradición, se alimentan del caos y actúan como arietes contra los baluartes culturales tan costosamente erigidos a lo largo de los siglos, dejando que sus adeptos chapoteen en un cenagal de ignorancia. Las sectas evangélicas se convierten, de este modo, en un instrumento más de ese designio de destrucción que guía a quienes desean instaurar una nueva forma de esclavitud.

Jueves, 10 de Mayo de 2007

María, La Madre de Jesús

30 de Mayo #2007
En honor a Juana de Arco (+ 1431)

Sra.
Viola Núñez de López
Directora de la revista “el Maná”
Órgano informativo de la Iglesia Bautista Internacional
Vía correo electrónico: violanunez@gmail.com
Ciudad,

Ref.: “María, La Madre de Jesús

“La doctrina del libre examen de Las Sagradas Escrituras encierra en sí misma una enorme contradicción: los protestantes niegan rotundamente que el Papa y el Magisterio de La Iglesia católica sean infalibles, pero –en cambio- aceptan que cada uno de ellos lo es en su propia interpretación.”

Distinguida Sra. Núñez de López:

“Si tu hermano peca contra ti, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo. Si peca siete veces al día, y otras siete veces viene a decirte: ‘me arrepiento’, perdónalo” [Jesús según San Lucas (XVII, 3-4)].

Al saludarle cordialmente, le escribo a fin de comentarle algunas cosas sobre este artículo suyo tan particular aparecido en el boletín de su iglesia, en el que por un lado elogia graciosamente a Nuestra Señora, y por el otro irrumpe injuriosamente contra sus hijos, fieles a La Iglesia católica.

Hace unos días chequeaba la carátula de un DVD de “¿Respuestas?” sobre la devoción católica a La Virgen María en Mr. Movies. Ya me preparaba yo para abrir la boca, como lo hizo “la tierra” (cf. Ap. XII, 16). Es providencial que haya llegado a mis manos este boletín.

En días pasados he dirigido una comunicación a Don Álvaro Vargas Llosa, Director del Center for Global Prosperity at the Independent Institute, “made in USA”, al haber osado tratar el tema del “desafío de las sectas” en la región de manera irresponsable e insidiosa, un hombre tan elegante e inteligente como él. Una actitud propia de escribas y fariseos de aquellos tiempos. Con esta pregunta comenzaba yo esa misiva:

Martín Lutero y compartes, los reformadores, ¿asumieron una actitud piadosa frente al terrible pecado de sus hermanos cristianos católicos de principios del siglo XVI, como indicara Jesús, o bien han adoptado una postura soberbia, agresiva, de abandonar La Barca de Pedro (cf. 1 Jn. II, 19), luego de mil quinientos (1’500) años de navegación?

En el glosario de La Biblia (de América) que utilizo, el término “Sanedrín” se define como la Corte Suprema del pueblo judío (un consejo de ancianos), integrado por setenta y un miembros pertenecientes a tres clases sociales: - los cabezas de las grandes familias (senadores o aristocracia laica); - los sumos sacerdotes ya retirados, junto a otros sacerdotes elegidos de entre las cuatro familias sacerdotales más importantes (aristocracia sacerdotal); y - los maestros o doctores de la Ley (letrados o aristocracia intelectual). Laicos, Sacerdotes e intelectuales puestos de acuerdo para errar, y de qué forma.

Es comprensible, hablamos aquí de la crema y nata de la sociedad judía de la época, aquellos que esperaban la venida del Mesías profetizada durante siglos. Aún así no comprendieron. Imagínese ahora al común de los mortales tratando de entender los misterios de Dios a su mejor conveniencia. ¡Qué lío!

“En La Escritura hemos de buscar siempre La Verdad, que es Cristo mismo, no el oropel de la elocuencia. Leerla animados por el mismo espíritu conque fue escrita. En el Libro santo, debemos fijarnos más en la utilidad y el provecho espiritual que en la sutileza de su lenguaje.”

Lo mismo sucede hoy con una mayoría de cristianos, católicos “light” y otros, yo el primero, que no sabemos tributar un culto a la Madre de Dios como es debido. Pero tampoco hemos de ser tan drásticos, como para llamarlos herejes e idólatras.

En adición a La Biblia y el Catecismo que reviso continuamente, en mi mesa de noche reposan otros libros sobre nuestra fe, dos de ellos –por muchas razones- especialmente importantes para mí: el Tratado de la Verdadera Devoción a la Virgen María (de Luis María Grignon de Monfort), y La Imitación de Cristo (de Tomás de Kempis).

Si todo cristiano comprometido con su fe leyera frecuentemente dichos textos, y los hiciera carne de su carne, otro gallo cantaría. Pero no es así, y es por eso que la mayoría de los cristianos no conocen bien la fe que profesan, mucho menos conocer a La Iglesia católica que tanto detestan, con sus raíces bien ancladas en la Cruz de Cristo hace dos mil años.

El Pueblo de Dios “se muere por falta de conocimiento” (cf. Os. 4, 6), de conocer y poner en practica la sana doctrina cristiana, la fe apostólica que hemos heredado de nuestros padres. Como bien dice, no son dos sino tres los grupos directamente afectados por ello: - los católicos “light” que invocan ingenuamente a La Virgen María en forma errónea; - los protestantes que, por anticatólicos, no la invocan para nada; y – los santeros, que invocan a otros espíritus utilizando imágenes católicas para confundirnos. Lo primero y lo segundo es producto de la ignorancia; lo tercero es ocultismo rampante.

He leído antes, en algún libro heredado de mis antepasados, de dos posibles jerarquías espirituales conocidas por nosotros los hombres: 1. Jesús, María y José (La Sagrada Familia); y 2. Dios-Padre, Jesús-Hijo y María La Madre. En ambas figuran Jesús y María, esos dos personajes tan importantes para la salvación del mundo.

Usted habla de que hemos de conocer e imitar a La Virgen María. A ver, explíqueme, ¿cómo se las arregla para conocerla? ¿Cómo se hace para llamarla “bienaventurada”?
Sobre aquello de convertir a La Virgen María en un “icono escatológico”, voy a utilizar este relato que aparece en el Libro de las Revelaciones (XI, 19-XII, 18) para explicarle, lo dice todo de manera clara y elocuente. Por lo menos es mi humilde interpretación, usted me corrige:

“Y se abrió el Santuario de Dios en el cielo, y apareció el arca de su alianza en el Santuario, y se produjeron relámpagos, y fragor, y truenos, y temblor de tierra y fuerte granizada… Me imagino de inmediato las puertas del Santísimo abriéndose de par en par para que todos entremos a adorarlo en espíritu y en verdad, y el Sagrario allá puesto en el fondo.

“Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz… Una Mujer que algunos dicen es La Iglesia católica, pues la iglesia de los protestantes es invisible. Yo me limito a decir que es la Santísima Virgen María, Madre de Jesús, gloriosa en el Santuario del Cielo a la derecha de su Hijo, de Dios Padre y del Espíritu Santo, su Esposo.

“Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra… Los que saben más que yo dicen que esto es la imagen perfecta de Satán y sus secuaces, los agentes de iniquidad, que con su astucia y sabiduría angelical buscan continuamente a quien devorar. Las “estrellas que arrastra con la cola el Dragón” dicen que aplica a una cantidad enorme de demonios que deciden –o son forzados a- seguir a Lucifer al momento de desobedecer a Dios, echar el pleito con Miguel y sus ángeles, y ser echados fuera definitivamente del cielo, precipitados hacia la tierra a continuar peleando con nosotros hasta el final como parte de su descendencia.

“El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz. La mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono… De nuevo, los que saben dicen que esto se refiere a aquellos momentos cuando Jesús era tentado en el desierto, cuando el Demonio se aleja para volver a ÉL de nuevo en un momento más oportuno, durante La Pasión. Presumo que, como mujer, usted comprenderá mucho mejor que yo esta parte de dar a luz a un Hijo varón, Jesús de Nazaret, arrebatado al Cielo estilo el Profeta Elías.

“Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí alimentada 1.260 días... Para los que no creen en estas cosas parece un absurdo, pero nosotros los católicos creemos que esto puede aludir perfectamente a la Asunción de La Virgen María al Cielo, luego de pasar unos años con Juan el Evangelista, su custodio.

“Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus Ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con él... Sin comentarios.
“¡Ay de la tierra y del mar! porque el Diablo ha bajado donde vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo.»… ¡Sálvese quien pueda! Este pasaje –que aterra a cualquiera- lo asocio a la II carta de San Pablo a los Tesalonicenses (v. 6-7), cuando menciona que ese algo que detiene al Diablo de actuar con toda su fuerza contra nosotros como pueblo de Dios se retirará, permitiendo que hasta la fe de los mismos elegidos sea puesta a prueba, por estar buscando a Dios en otro lugar, donde nos se nos ha perdido. ¿Usted se imagina aquello?

“Cuando el Dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la Mujer que había dado a luz al Hijo varón. Pero se le dieron a la Mujer las dos alas del águila grande para volar al desierto, a su lugar, lejos del Dragón, donde tiene que ser alimentada un tiempo y tiempos y medio tiempo… Esto es lo que le decía antes, Jesús ha prometido proteger a su Iglesia hasta el final de los tiempos. Es la única manera de uno poder explicar cómo nosotros los católicos no hemos podido acabar con ELLA, ni hablar de los protestantes.

“Entonces el Dragón vomitó de sus fauces como un río de agua, detrás de la Mujer, para arrastrarla con su corriente. Pero la tierra vino en auxilio de la Mujer: abrió la tierra su boca y tragó el río vomitado de las fauces del Dragón… El vomito del Dragón lo comparo yo con algunas expresiones, cosas que leo y veo en los medios de comunicación local, a mí que me ha tocado por vocación este difícil ministerio epistolar. Abrir la boca para proclamarla “dichosa y bienaventurada”, pero también para defenderla –en la medida de lo posible- de tantos y tantos ataques que se perpetran contra ELLA a diario, y así hasta el final de la historia, ahora que tenemos incluso la presencia en suelo patrio de varias sectas fundamentalistas marianas, como un tal devoción proveniente de la vecina isla de Puerto Rico. ¿Usted se imagina lo que es tragar el agua de un río vomitado por el Demonio, todos los días? En esas paso yo.

“Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús. Yo estaba en pie sobre la arena del mar…” Como todo en La Palabra de Dios, aquí es donde el puerco tuerce el rabo, como dicen en el Cibao, pues es la visión exacta de la vida de nosotros los cristianos a partir del momento en que decidimos seguir a Cristo como Dios manda, cumpliendo todos y cada uno de sus mandamientos.

Si usted no se siente perseguida por el Maligno, tiene que revisarse, pues puede que esté perfectamente formando parte de su equipo sin ni siquiera darse cuenta de ello. Y eso sí que es malo.

Estando Jesús clavado en la Cruz, entregó a María en manos de Juan, el discípulo amado. Dicen los que saben que juntos pasaron unos veinte años antes de ELLA subir al cielo como he explicado. Dicen que buena parte de cuanto Juan ha dejado plasmado en sus cartas y el Apocalipsis lo aprendió de María. ¿Usted se imagina la experiencia de pasar junto a ELLA los últimos años de su vida terrena?

Para concluir, le transcribo parte de un texto tomado del Tratado que tanto me encanta, donde mejor define el rol de La Virgen en las vidas tanto de La Iglesia, como comunidad visible de creyentes, como la nuestra:

Capítulo II, María en el misterio de la Iglesia. 22. El proceder que las tres divinas personas de la Santísima. Trinidad han adoptado en la Encarnación y primera venida de Jesucristo, lo prosiguen todos los días de manera invisible en la santa iglesia, y lo mantendrán hasta el fin de los siglos en la segunda venida de Jesucristo.

A. Misión de María en el pueblo de Dios. Colaboradora de Dios. 23. Dios Padre creó un depósito de todas las aguas y lo llamó mar. Creó un depósito de todas las gracias y lo llamó María. El Dios omnipotente posee un tesoro o almacén riquísimo en el que ha encerrado lo más hermoso, refulgente, raro y precioso que tiene, incluido su propio Hijo. Este inmenso tesoro es María, a quien los santos llaman el tesoro del Señor, de cuya plenitud se enriquecen los hombres.

24. Dios Hijo comunicó a su Madre cuanto adquirió mediante su vida y muerte, sus méritos infinitos y virtudes admirables, y la constituyó tesorera de todo cuanto el Padre le dio en herencia. Por medio de Ella aplica sus méritos a sus miembros, les comunica virtudes y les distribuye sus gracias. María constituye su canal misterioso, su acueducto, por el cual hace pasar suave y abundantemente sus misericordias.

25. Dios Espíritu Santo comunicó a su fiel Esposa, María, sus dones inefables y la escogió por dispensadora de cuanto posee. De manera que Ella distribuye a quien quiere, cuanto quiere, como quiere y cuando quiere todos sus dones y gracias. Y no se concede a los hombres ningún don celestial que no pase por sus manos virginales. Porque tal es la voluntad de Dios que quiere que todo lo tengamos por María. Y porque así será enriquecida, ensalzada y honrada por el Altísimo la que durante su vida se empobreció, humilló y ocultó hasta el fondo de la nada por su humildad. Estos son los sentimientos de la iglesia y de los Santos Padres.

26. Si yo hablara a ciertos sabios actuales, probaría cuanto afirmo sin más, con textos de la Sagrada Escritura y de los Santos Padres, citando al efecto sus pasajes latinos, y con otras sólidas razones, que se pueden ver largamente expuestas por el R. P. Poiré en u Triple Corona de la Santísima Virgen. Pero estoy hablando de modo especial a los humildes y sencillos. Que son personas de buena voluntad, tienen una fe más robusta que la generalidad de los sabios y creen con mayor sencillez y mérito. Por ello me contento con declararles sencillamente la verdad, sin detenerme a citarle los pasajes latinos, que no entiende. Aunque no renuncio a citar algunos, pero sin esforzarme por buscarlos. Prosigamos.

Influjo maternal de María. 27. La gracia perfecciona a la naturaleza, y la gloria, a la gracia. Es cierto, por tanto, que el Señor es todavía en el cielo Hijo de María como lo fue en la tierra y, por consiguiente, conserva para con Ella la sumisión y obediencia del mejor de todos los hijos para con la mejor de todas las madres. No veamos, sin embargo, en esta dependencia ningún desdoro o imperfección en Jesucristo. María es infinitamente inferior a su Hijo, que es Dios. Y por ello, no le manda como haría una mare a su hijo de aquí abajo, que es inferior a ella. María, toda trasformada en Dios por la gracia y la gloria, que transforma en El a todos los santos no le pide, quiere ni hace nada que sea contrario a la eterna e inmutable voluntad de Dios. Por tanto, cuando leemos en San Bernardo, San Buenaventura, San Bernardino y otros, que en el cielo y en la tierra todo inclusive el mismo Dios está sometido a la Santísima Virgen, quieren decir que la autoridad que Dios le confirió es tan grande que parece como si tuviera el mismo poder de Dios y que sus plegarias y súplicas son tan poderosas ante Dios que valen como mandatos ante la divina Majestad. La cual no desoye jamás las súplicas de su querida Madre, porque son siempre humildes y conformes a la voluntad divina. Si Moisés, con la fuerza de su plegaria, contuvo la cólera divina contra los Israelitas en forma tan eficaz que el Señor altísimo e infinitamente misericordioso, no pudiendo resistirle, le pidió que le dejase encolerizarse y castigar a ese pueblo rebelde, ¿qué debemos pensar con mayor razón de los ruegos de la humilde María, la digna Madre de Dios, que son más poderosos delante del Señor, que las súplicas e intercesiones de todos los ángeles y santos del cielo y de la tierra?

28. María impera en el cielo sobre los ángeles y bienaventurados. En recompensa a su profunda humildad, Dios le ha dado el poder y la misión de llenar de santos los tronos vacíos, de donde por orgullo cayeron los ángeles apóstatas. Tal es la voluntad del Altísimo que exalta siempre a los humildes: que el cielo, la tierra y los abismos se sometan, de grado o por fuerza, a las órdenes de la humilde María, a quien ha constituido Soberana del cielo y de la tierra, capitana de sus ejércitos, tesorera de sus riquezas, dispensadora del género humano, mediadora de los hombres, exterminadora de los enemigos de Dios y fiel compañera de su grandeza y de sus triunfos.

Señal de fe auténtica. 29. Dios Padre quiere formarse hijos por medio de María hasta la consumación del mundo y le dice: Pon tu tienda en Jacob, es decir, fija tu morada y residencia en mis hijos y predestinados, simbolizados por Jacob, y no en los hijos del demonio, los réprobos, simbolizados por Esaú.

30. Así como en la generación natural y corporal concurren el padre y la madre, también en la generación sobrenatural y espiritual hay un Padre, que es Dios, y una Madre, que es María. Todos los verdaderos hijos de Dios y predestinados tienen a Dios por Padre y a María por Madre. Y quien no tenga a María por Madre, tampoco tiene a Dios por Padre. Por esto los réprobos como los herejes, cismáticos, etc., que odian o miran con desprecio o indiferencia a la Santísima Virgen no tienen a Dios por Padre aunque se jacten de ello porque no tienen a María por Madre. Que si la tuviesen por tal, la amarían y honrarían, como el buen hijo ama y honra naturalmente a la madre que le dio la vida. La señal más infalible y segura para distinguir a un hereje, a un hombre de perversa doctrina, a un réprobo de un predestinado, es que el hereje y el réprobo no tienen sino desprecio o indiferencia para con la Santísima Virgen, cuyo culto y amor procuran disminuir con sus palabras y ejemplos, abierta u ocultamente y, a veces, con pretextos aparentemente válidos.

¡Ay! Dios Padre no ha dicho a María que establezca en ellos su morada porque son los Esaús.

María, Madre de la Iglesia. 31. Dios Hijo quiere formarse por medio de María, y por decirlo así, encarnarse todos los días en los miembros de su Cuerpo Místico y le dice: Entra en la heredad de Israel. Como si dijera: Dios, mi Padre, me ha dado en herencia todas las naciones de la tierra, todos los hombres buenos y malos, predestinados y réprobos: regiré a los primeros con cetro de oro, a los segundos justo vengador, de todos seré juez. Tú, en cambio, querida Madre Mía, tendrás por heredad y obsesión solamente a los predestinados, simbolizados por Israel: como buena madre suya, tú los darás a luz, los alimentarás y harás crecer y, como su soberana, los guiarás, gobernarás y defenderás.

32. "Uno por todos han nacido en ella", dice el Espíritu Santo. Según la explicación de algunos Padres, un primer hombre nacido de María es el Hombre-Dios, Jesucristo, el segundo es un hombre-hombre, hijo de Dios y de María por adopción. Ahora bien, si Jesucristo, Cabeza de la humanidad, ha nacido de Ella, los predestinados, que son los miembros de esta Cabeza, deben también, por consecuencia necesaria, nacer de Ella. Ninguna madre da a luz la cabeza sin los miembros ni los miembros sin la cabeza: de lo contrario, aquello sería un monstruo de la naturaleza. Del mismo modo, en el orden de la gracia, la Cabeza y los miembros nacen de la misma madre. Y si un miembro del Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, un predestinado, naciese de una Madre que no sea María la que engendró a la Cabeza, no sería predestinado ni miembro de Jesucristo, sino un monstruo en el orden de la gracia.

33. Más aún, Jesucristo es hoy, como siempre, fruto de María. El cielo y la tierra se lo repiten millares de veces cada día: "Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús". Es indudable, por tanto, que Jesucristo es tan verdaderamente fruto y obra de María para cada hombre en particular que lo posee, como para todo el mundo en general. De modo que si algún fiel tiene a Jesucristo formado en su corazón, puede decir con osadía: "Gracias mil a María: lo que poseo es obra y fruto suyo y sin Ella no lo tendría!" Y se pueden aplicar a María, con mayor razón que San Pablo se las aplicaba a sí mismo, estas palabras: "¡Hijitos míos!, de nuevo sufro los dolores del alumbramiento hasta que Cristo se forme en ustedes". Todos los días doy a luz a los hijos de Dios, hasta que se conformen a Jesucristo, mi Hijo, en madurez perfecta. San Agustín, excediéndose a sí mismo y a cuanto acabo de decir, afirma que todos los predestinados para conformarse a la imagen del Hijo de Dios están ocultos, mientras viven en este mundo, en el seno de la Santísima Virgen, donde esta Madre bondadosa los protege, alimenta, mantiene y hace crecer hasta que los da a luz para la gloria después de la muerte, que es, a decir verdad, el día de su nacimiento, como llama la iglesia a la muerte de los justos. ¡Oh misterio de gracia, desconocido de los réprobos y poco conocido de los predestinados!

María, figura de la iglesia. 34. Dios Espíritu Santo quiere formarse elegidos en Ella y por Ella y le dice: "En el pueblo glorioso echa raíces". Echa, querida Esposa mía, las raíces de todas tus virtudes en mis elegidos, para que crezcan de virtud en virtud y de gracia en gracia. Me agradé tanto en ti, mientras vivías sobre la tierra practicando las más sublimes virtudes, que aún ahora deseo hallarte en la tierra sin que dejes de estar en el cielo. Reprodúcete, para ello, en mis elegidos, para que crezcan de virtud en virtud y de gracia en gracia. Me agradé tanto en ti, mientras vivías sobre la tierra practicando las más sublimes virtudes, que aún ahora deseo hallarte en la tierra sin que dejes de estar en el cielo. Reprodúcete, para ello, en mis elegidos. Tenga yo el placer de ver en ellos las raíces de tu fe invencible, de tu humildad profunda, de tu mortificación universal, de tu oración sublime, de tu caridad ardiente, de tu esperanza firme y de todas sus virtudes. Tú eres, como siempre, mi Esposa fiel, pura y fecunda. Tu fe me procure fieles, tu pureza me dé vírgenes; tu fecundidad, elegidos y templos.

35. Cuando María ha echado raíces en un alma, realiza allí las maravillas de la gracia que sólo Ella puede realizar, porque Ella sola es Virgen fecunda, que no tuvo ni tendrá jamás semejante en pureza y fecundidad. María ha colaborado con el Espíritu Santo a la obra de los siglos, es decir, la Encarnación del Verbo. En consecuencia, Ella realizará también los mayores portentos de los últimos tiempos: la formación y educación de los grandes santos, que vivirán hacia el fin del mundo, están reservadas a Ella, porque sólo esta Virgen singular y milagrosa puede realizar en unión del Espíritu Santo, las cosas singulares y extraordinarias.

36. Cuando el Espíritu Santo, su Esposo, la encuentra en un alma, vuela y entra en esa alma en plenitud y se le comunica tanto más abundantemente cuanto más sitio hace el alma a su Esposa. Una de las razones principales de que el Espíritu Santo no realice maravillas portentosas en las almas, es que no encuentra en ellas una unión suficientemente estrecha con su fiel e indisoluble Esposa. Digo "fiel e indisoluble Esposa", porque desde que este Amor sustancial del Padre y del Hijo, se desposó con María para producir a Jesucristo, Cabeza de los elegidos, y a Jesucristo en los elegidos, jamás la ha repudiado, porque Ella se ha mantenido siempre fiel y fecunda.”

El problema que tenemos nosotros entre manos es grande, incluso peor de lo que muchos piensan de manera ciertamente egoísta. Las fuerzas del imperio de la muerte y el misterio de la iniquidad conspiran continuamente contra La Iglesia y la fe de sus fieles, y como no pueden contra ELLA, ya que Cristo mismo prometió protegerla hasta el final, van a intentar manipularnos utilizando maestros especializados en falsa doctrina, a través de los medios de comunicación, logrando confundir a grandes mayorías hasta más no poder.

Sin otro particular por el momento, aprovecho para suscribirme a sus órdenes siempre.

Atentamente,

Mario R. Saviñón
mrsavinon@yahoo.com

Pd. “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan! Porque eso no te lo ha dicho nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el Cielo. Ahora te digo Yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no prevalecerá contra ELLA. Te daré las Llaves del Reino de los Cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el Cielo” [Mt. XVI, 13-20] Otro dichoso entre tantos.

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La familia corre grave peligro

¡ DESTRUIR LA FAMILIA ! Buscando las raíces

¡DESTRUID LA FAMILIA! Gritó el comunista italiano Antonio Gramsci. Degradar la vida del hombre, sus creencias cristianas, sus tradiciones y su moral, lo consideró como la única manera de implantar el comunismo- o su primo hermano el progresismo actual- en el mundo cristiano.

Saltando sobre los tiempos de la historia reciente de España, el domingo, 27 de mayo del 2007 han tenido lugar las elecciones locales a los ayuntamientos y a las Autonomías. ¿Servirán para resolver los verdaderos problemas de la sociedad o seguirán los pasos de Gramsci? En el horizonte continúan agazapados y expectantes los principales asuntos que pesan sobre nosotros: Terrorismo, la división de España, los abusos de las comunidades más ricas, el problema del agua para el Levante, la corrupción política, una inmigración desordenada, un oscuro horizonte laboral, … y, sobre todo, la inmensa degradación moral y la ausencia de principios cada día más profunda en entre nuestros hombres y mujeres: abortos, eutanasia, botellón, divorcios, prostitución,…todo bien aliñado con mucha libertad, igualdad, talante, diálogo,… con significados distintos y opuestos a los que siempre se han considerado.

Desde el principio, el apoyo económico a las ideas de Gramsci fue inmenso: intereses racistas, económicos, marxistas, grupos judíos, sectas diversas, masones,… entre otros muchos se incorporaron a la idea. No importa que la familia sea la institución mejor valorada en todas las estadísticas, o quizá por eso, sea por lo que esta institución este siendo tan ferozmente atacada.

Desde hace varios años amigos internautas de toda América, junto con numerosísimas páginas de Internet, insisten, una y otra vez, en alertarnos sobre las causas de la situación actual del mundo. Dada la coincidencia de muchos de esos escritos y la unanimidad de sus criterios creemos que merece la pena comentarlos en una España, donde la propaganda progre es apabullante. Este escrito está basado en otros de Pablo Molina (Orígenes del pensamiento progre) y diferentes escritos de autores americanos, especialmente de Mario R. Saviñon.

¿Qué hacer para desintegrar las familias cristianas, sólidas, unidas, aferradas a sus creencias, tradiciones y valores cristianos y familiares? La familia se desintegrará cuando no hayan hijos. Entonces, convenzámoslas de que tener un hijo es lo peor que les puede suceder. Después de eso, el resto será fácil.

Se siguen dos estrategias: Una, disfrazada de ciencia, que desarrolló Malthus en su teoría demográfica de la sobrepoblación: “Si la población sigue creciendo, no habrá alimentos suficientes para todos.” La propagaron por todos los medios, con fotografías desgarradoras, de manera que pareciera la pura verdad . El mundo se lo creyó. Consecuencia: Europa sin hijos y España con menos que nadie.

La otra estrategia fue una campaña publicitaria, dirigida directamente a cambiar la mente del pueblo, en el que ya existía un gran interés por tener cosas materiales. La campaña consistía en un solo mensaje aparentemente aceptable y poco dañino: “La familia pequeña vive mejor” Hoy nadie se lo cree, pero nos la repitieron tanto y durante tantos años (más de veinte), que nos la llegamos a creer. Consiguieron : 1) Que la gente relacionara el “vivir mejor” con el “tener más cosas”, de esa manera… el hombre olvidaría que “vivir bien” significó un día “portarse bien”, “ser bueno”. 2) Que la gente empezara a ver a los hijos como los enemigos del bienestar.

Con esto, el hijo dejó de ser un don maravilloso de Dios y pasó a convertirse, en el enemigo potencial del bienestar familiar: “Si quiero vivir bien, debo tener pocos hijos para poder tener más cosas”.

Por supuesto, la industria de los anticonceptivos y, todos los vendedores de “cosas”, apoyaron felices esta iniciativa. Significaba mucho dinero para algunos industriales. A los materialistas que han puesto por encima de los valores cristianos las “cosas”, se les puede vender lo que se quiera.

Pero todavía no lograban destruir a la familia (sólo la habían hecho chiquita), así que completaron su estrategia con una segunda campaña, que sonaba casi igual que la anterior. De nuevo, una sola frase repetida millones de veces, por todos los medios y durante mucho tiempo: “Pocos hijos para darles mucho”

Esta segunda campaña, que duró otros veinte años, trajo como consecuencia una generación de padres que “dieron todo a su hijos únicos” para compensar la falta de hermanos. Y así crecieron estos niños egoístas, exigentes, acostumbrados a dar nada y recibir mucho. Ahora, estos nenes ya son adultos y se están casando con niñas de la misma generación, igual de egoístas y exigentes que no saben dar nada pero lo quieren todo.

El resultado está a la vista: matrimonios que duran uno o dos años con una verdadera epidemia de divorcios. Gramsci fue muy listo. Consecuencia: una generación de madres que se quedaron sin nada qué hacer y se aburren cuando sus hijos únicos crecieron. Aparecen los adulterios como cosa normal. En la escuela los niños se ven sometidos a una educación sexual pavorosa: “Ali Babá y los cuarenta maricones” son recomendados por la ministra de educación. “El póntelo, pónselo” están a la orden del día. Los embarazos no deseados entre los jóvenes suelen terminar en la “Interrupción voluntaria del embarazo”, que suena mejor que “asesinar a los hijos”. ¡Este es el panorama!

Una vez que el pueblo acepta que el hijo es el enemigo del bienestar, le es fácil comprender no sólo que hay que evitarlos, sino que también hay que matarlos cuando no los deseamos. Surge el aborto, madres que matan a sus hijos y todo ese mundo de frases y eslóganes dirigidos por la progresía para justificar lo injustificable. Otra corona de laurel para Gramsci.

Si el niño por nacer significa un estorbo para el bienestar, mucho más lo será un anciano, un enfermo o un niño deforme. Eugenesia… selección de embriones… y eutanasia; madres que matan a algunos hijos y se quedan sólo con los sanos y nietos que matan a sus abuelos enfermos… Por todas parte surgen Leyes que aprueben todo lo anterior: divorcio, anticoncepción (salud reproductiva), homosexualidad (ideología de género), concubinato, aborto, eugenesia, eutanasia... Gramsci ha destruido o está en camino de destruir a la familia cristiana.

La cultura de la muerte se impone. En España ya se ha introducido de forma democrática (?), sobre todo, tras la casi desaparición de la cultura judeo-cristiana, única “ideología” que aún se le opone. A Dios se le está eliminando de nuestras vidas, y ,cuando éste desaparece, todo es posible: La hermandad, la igualdad, y la dignidad de los hombres por ser hijos de Dios se evapora. El ser humano se convierte en un bicho más con el que se puede experimentar. ¿ Ya hemos olvidado el paraíso de los países marxistas-comunistas descubierto tras la caída del muro de Berlín?

Con esta “Revolución sexual”, los seguidores de Gramsci están listos para la toma de la sociedad política mediante la fuerza. La práctica totalidad de los gobiernos progres de Europa y América, regidos por la ONU y la UNESCO, están dirigiendo el asalto a la única institución en el mundo que le está haciendo frente con un éxito relativo: La Iglesia Católica. Al mismo tiempo presionan económicamente y de forma brutal contra los países pobres, remisos a adoptar sus directrices contra el divorcio, el aborto, la educación,… y en definitiva contra la familia. Entre esos gobiernos el español de ZP consigue un sobresaliente. ¿ Y después qué?

Es necesario primero transformar radicalmente el alma humana, para que el poder caiga en manos de la izquierda, en palabras del propio Gramsci, “como fruta madura”. El gusto por la contracultura, el antiamericanismo primario, el ecologismo furibundo, el pacifismo a la violeta y, en general, la predilección de la progresía contemporánea por todos los enemigos del sistema occidental, tienen su origen en este revisionismo marxista de principios del siglo pasado.

Por cierto, que yo sepa, los socialistas españoles no han aportado ni una sola idea original al socialismo mundial. Posiblemente porque entre sus militantes siempre han sido muy escasos los intelectuales y personas bien formadas. Basta recordar las palabras de Azaña sobre las dificultades de encontrar cien hombres para poder gobernar España. A falta de cabezas han pretendido en multitud de ocasiones sustituirlas por los “coj…”. Así nos va. Durante el desgobierno de ZP se está llegando al extremo inaudito de que sean los afiliados a la derecha, al centro o a la derechona los únicos que se pueden mostrar orgullosos de pertenecer a una ideología superior. ¿Cómo será la otra? Vivir para ver.

Probablemente, Antonio Gramsci fue el primer intelectual marxista que comprendió la necesidad de trasladar la lucha de clases al terreno de la cultura de masas. Junto a Lukacs, otro teórico del “terrorismo cultural” según su propia definición, sentaría las bases para el acceso al poder mediante la demolición de los pilares morales de la tradición judeocristiana. Finalmente Willi Münzenberg, principal dirigente de la Kommintern en la primera mitad del Siglo XX, se encargaría, con eficacia estalinista, de extender por occidente las consignas para la subversión.

El comunista Antonio Gramsci, uno de los pocos dirigentes marxistas a los que el fanatismo ideológico no le impedía cierta capacidad para el frío análisis, percibió tras su primera visita a la URSS que el comunismo no funcionaba como sistema de organización social y que, de hecho, sólo subsistía penosamente bajo regímenes que empleaban el terror de masas como arma para la obediencia política

Gramsci teorizó brillantemente sobre la necesidad de subvertir el sistema de valores occidental como elemento previo e imprescindible para el éxito del ideal comunista. Para ello, concretó el italiano, era requisito imprescindible ganar para la causa marxista a los intelectuales, al mundo de la cultura, de la religión, de la educación, en definitiva a los sectores más dinámicos en el mundo de las ideas, con la seguridad de que en unas cuantas generaciones cambiaría radicalmente el paradigma dominante en occidente. Sus Cuadernos de la Cárcel, son el compendio indispensable para comprender las claves de este cambio de estrategia. De la importancia de este trabajo, puede hacerse el lector una idea tan sólo indagando en Internet a través del motor de búsqueda más popular, utilizando las palabras “quaderni” y el nombre del italiano: el primer resultado que aparece, si se solicitan sólo páginas en español, es un estudio hagiográfico de la obra de Gramsci editado por la UNESCO, quizás el mayor conciliábulo de tontos útiles del planeta, lo que, dicho sea de paso, confirma plenamente las teorías del aludido.

Por su parte el húngaro Gregory Lukacs, otro brillante teórico totalitario, llegaba en sus análisis a las mismas conclusiones que su colega italiano. Lukacs, además, tuvo la oportunidad de poner en práctica sus teorías durante la breve dictadura de Bela Kum, bajo la que desempeñó las funciones de comisario para la cultura. En el breve plazo que duró en Hungría la dictadura comunista, Lukacs –¿Quién nos librará de la civilización occidental?– instauró, como parte de su proyectado terrorismo cultural, un radical programa de educación sexual en los colegios, en el que los niños eran instruidos en las bondades del amor libre y los intercambios sexuales, así como en la naturaleza irracional y opresora de la familia tradicional, la monogamia o la religión, que privaban al ser humano del goce de placeres ilimitados. Como se puede ver, los patrones intelectuales de la generación del baby boom tienen su origen en el programa ideológico diseñado por el húngaro con medio siglo de antelación. Nada nuevo bajo el sol.

Pero ¿Qué dirigente de las derechas ha leído alguna vez a Gramsci, Chomsky, Luckacs o Münzenberg? Siendo esto así ¿cómo van a poder combatir sus destructoras ideas. Si a esto le sumamos que casi nadie lee ya los Evangelios, tampoco se podrá entender los 2000 años de civilización judeocristiana que recorren nuestras venas

No hace falta ser un lince para comprobar que la siembra de las ideologías hechas por Gramsci, Chomsky, Luckacs y Münzenberg para destruir a la familia, siguen dando sus frutos en la actualidad; los mismos frutos podridos y con los mismos efectos sociales que estamos recogiendo desde hace más de cien años. Sólo queda una institución mundial que se les resiste: la Iglesia Católica y con una sóla arma: Los Evangelios . Un hueso duro de roer, sobre todo, desde que Cristo dijo a los apóstoles: “Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos”

Mérida (España) , 29 de mayo de 2007
Alejo Fernández Pérez

Los rituales satánicos

14 de Abril #2007
En honor a San Juan de Ávila (+ 1568)

Lic.
Juan Jiménez Coll
Consultor espiritual y columnista de ‘Senderos’ en el Listín
Vía correo electrónico: juanjimenezcoll7@hotmail.com
cartasdirector@listindiario.com
Ciudad,

Ref.: “Los rituales satánicos

“Los estoicos decían que las pasiones que más perturban la paz del corazón son estas: la voluptuosidad, la concupiscencia, la tristeza y el miedo. Purifique su corazón de estas pasiones y ya no será perturbado, tampoco tendrá miedo.”

Distinguido Lic. Jiménez Coll:

“Los problemas que confrontamos hoy tienen todos su origen en el pasado. Todo lo bueno que hagamos hoy por resolverlos surtirá sus consecuencias positivas en el futuro. Hagamos algo ya.”

Al saludarle cordialmente, le escribo a fin de compartir algunas inquietudes sobre un artículo suyo publicado el domingo antes pasado.

“Decía el maestro Jesús que el dios de este mundo es Satanás…”

Es oportuno primero definir que Jesús, además de “maestro”, es Dios, el Hijo de Dios, pues de haber sido solamente “maestro”, poco importaría a Satán ni a nadie cuanto dijo sobre asuntos de fe tan complicados.

De acuerdo con el relato que aparece en el Apocalipsis de Juan (XI, 19-XII, 18), Gabriel y sus ángeles disputan con Lucifer y sus secuaces la primacía en el cielo, venciéndolos y arrojándolos a la tierra para siempre. De ahí que Jesús nunca se refiera al Diablo como Dios, sino como príncipe del mundo, que es muy distinto.

“Nuestro Padre- Madre celestial…”

Utilizar esta expresión para referirse a Dios Padre Todopoderoso es común entre los promotores de la Nueva Era. Por ejemplo, en Unity, llaman a Dios de tal forma a fin de justificar –precisamente- esto de las polaridades que se le atribuyen injustamente, lo mismo que decir que es un Dios del bien y el mal al mismo tiempo, lo cual no es cierto. La ley de causa-efecto, sobre la cual sustentan en estas creencias tan absurdas sobre la verdadera naturaleza de un Dios misericordioso.

Mefistófeles o Mefisto es un nombre propio utilizado para identificar a uno de los príncipes del infierno, que actúa subordinado a Lucifer.

El aborto es una práctica satanista que llena de poder al Maligno…

Usted no se imagina lo contento que estoy al leer esta expresión suya, un maestro esotérico como lo es usted.

El aborto, lo mismo que la homosexualidad (masculina y femenina), atenta franca y directamente contra la vida del ser humano: lo primero la elimina criminalmente, y lo segundo la imposibilita definitivamente. He notado además cómo la atención del maligno y sus agentes ha volcado toda su furia hacia los niños, en un intento perverso de pervertirlos por todos los medios a su disposición: la prensa, la televisión, la radio y el cine.

¡Oh Dios! Cuántas imágenes terribles se les están proyectando a nuestros hijos desde sus primeros días, cual “bobo” tranquilizador que marcará sus vidas para siempre y de muy mal manera.

He leído algunos autores comparar la vida con un largo camino. Así era –por lo menos- para el pueblo de Israel, una nación nómada, continuamente de camino hacia algún lugar: de la esclavitud a la tierra prometida. En el caso de Jesús: del Sepulcro a la Resurrección, a la Gloria de Dios en el Cielo.

Para nosotros, cristianos, Jesús de Nazaret es el único camino (Jn. XIV, 6) que conduce a Dios, a través de su humanidad, el testimonio de su persona. No existe otro camino para llegar a Dios sino a través de ÉL.

El uso de las vías y carreteras es algo muy importante en nuestro mundo moderno, para la industria, el comercio y la vida en general. Sería impensable vivir sin estas. Del mismo modo, cualquiera que quisiera decidir tomar camino hacia la vida eterna, podría hacerlo contando con el auxilio del único Muerto que ha Resucitado, que Vive y Reina por los siglos de los siglos: Jesús de Nazaret.

Observo con preocupación, y con esto concluyo, la forma en que algunos de ustedes autores esotéricos citan a Jesús de Nazaret, utilizan frecuentemente pasajes de La Biblia, se refieren directa o indirectamente a otros personajes relacionados con el cristianismo, aluden al amor y sus beneficios, y sin embargo y al mismo tiempo promueven ideas filosóficas totalmente contrarias al cristianismo, y no ya católico, sino cualquier cristianismo fundamentado en La Biblia.

¿Cómo se hace posible esta dualidad?

Ya lo se. El sincretismo, algo que sucede comúnmente entre los adeptos de la Nueva Era, el concepto generalizado que procura conciliar distintas doctrinas y creencias religiosas y espirituales en una que acomode a una mayoría de personas. Nueva Era, en este caso, es el nombre genérico dado a la corriente contra-cultural nacida en los Estados Unidos a mediados del siglo XX, la cual emplea el esoterismo y el sincretismo religioso como forma básica de expresión, aún no se considere a sí misma como forma de expresión.

“Por un mínimo ‘beneficio’ los hombres recorren un largo camino, y por la vida eterna apenas unos cuantos levantan un pie del suelo.”

Sin otro particular por el momento aprovecho la ocasión para saludarle.

Atentamente,

Mario R. Saviñón
mrsavinon@yahoo.com

El Divorcio - un grave problema

Divorcio, Familia y Sexualidad - otros problemas relacionados por M. Silva Abbott

En atención al espacio, sólo se dejará constancia de varios hechos que guardan íntima relación con lo que venimos comentando.

1) La educación sexual de los últimos 30 años ha intentado desligar a la sexualidad de toda pauta moral. En este nuevo enfoque del problema tuvo especial influencia en “Informe Kinsey”, que ha sido fuertemente cuestionado y desmitificado por varios estudios posteriores. Nuestras actuales campañas de educación sexual son tributarias de este fenómeno, y cuyo punto de inicio fueron las llamadas “Jocas”. La sexualidad se enseña así, desde un prisma zoológico, se mira la abstinencia caso como algo ridículo, y se desconfía absolutamente en la capacidad de autocontrol del joven. De hecho, el plan podría resumirse así:

– Tonto + Tonta = embarazo
– Listo + Tonta = aventura
– Tonto + Lista = Boda
– Listo + Lista = Sexo y diversión sin complicación

2) Hay varias organizaciones, entre ellas, varias ONG, que propugnan por este enfoque de la sexualidad y en particular, por los “derechos sexuales”. En esta línea es que deben comprenderse diversas cumbres internacionales, como El Cairo o Beijing y sus derivados.

3) Por otro lado, está también el problema del aumento de las enfermedades de transmisión sexual, como el Sida. Ahora, si se piensa bien, el Sida es una enfermedad de muy difícil contagio (no como otras enfermedades, que se transmiten por vía aérea, por ejemplo). Los modos de contagiarse son bastante difíciles, requieren por lo general, de acciones voluntarias bastante especiales del sujeto (relaciones sexuales, drogadicción por jeringas contaminadas); y sin embargo, son miles y miles los hombres y mujeres que se contagian día a día con esta letal enfermedad, que hoy afecta a unas 40 millones de personas. No es difícil ver en el Sida una consecuencia muy directa del desorden introducido en la sexualidad.

4) El preservativo falla, y no poco, según lo demuestran los hechos comentados, lo cual trae aumento de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual. Pero además, se da el problema que el sujeto pierde la capacidad de controlarse, porque debe apoyarse en elementos técnicos, a fin de dar rienda suelta a sus deseos. Más aún: al creerse seguro, lo único que se suscita, es el aumento de la promiscuidad, y en el caso particular de los jóvenes, los mantiene en la inmadurez afectiva.

5) Esto hace que aumenten drásticamente los hijos nacidos fuera del matrimonio, lo que no puede dejar de tener efectos nocivos en la formación de parte de las futuras generaciones.

6) Los efectos negativos que se comentan no ocurren sólo en Chile: en los países que llevan tiempo con estas mismas políticas, los problemas mencionados no han hecho sino aumentar, pese a que, como se ha dicho, nunca antes en la historia se ha tenido tanto acceso a métodos anticonceptivos como información acerca de los mismos.

7) En otro orden de cosas, se está presentando cada vez con mayor intensidad el problema de las uniones de hecho y de los hijos extramatrimoniales. Además, estas uniones de hecho tienen a legitimarse ante la ley, ampliando al mismo tiempo su esfera de acción, al incluir también uniones homosexuales. Incluso estas últimas han adquirido en algunos países el “derecho” de adoptar niños, siendo que siempre se ha entendido la institución de la adopción en beneficio del menor, no de los adoptantes, lo que además se suma al hecho de que este tipo de parejas resultan ser tremendamente inestables. De este modo, las uniones de hecho, hetero y homosexuales, han ido poco a poco homologándose al matrimonio, lo cual es una consecuencia directa de la introducción del divorcio y de la deformación de la sexualidad.

8) Diversas situaciones muy lamentables, como la pedofilia, la trata de blancas, la prostitución infantil y varias más, se encuentran íntimamente relacionadas con el problema antropológico que se está comentando.

9) También el descenso de la natalidad y el consecuente envejecimiento de la población son aspectos relacionados a la deformación de la sexualidad, según ya se está viendo en Europa y de manera aún incipiente, en Chile.

10) De manera curiosa, la separación entre sexualidad y procreación ha dado origen a la procreación sin sexualidad, lo que se manifiesta en la experimentación genética, la fecundación in vitro o la clonación, por ejemplo.

11) Por último, fruto del debilitamiento de la familia, han surgido un conjunto de consecuencias económicas y afectivas que sienten con particular fuerza los hijos y la mujer, que es por lo general, la encargada de su crianza y educación. Han aumentado los hogares monoparentales, presentándose además, problemas de todo tipo en los llamados “hijos del divorcio”.

De manera más directa con el tema del matrimonio, esta deformación de la sexualidad que es la antesala del divorcio, ha contribuido a la infidelidad conyugal (“si pruebo con otra persona y me gusta, deshago mi matrimonio y me caso de nuevo”) y una notable inestabilidad conyugal (“o haces lo que quiero, o me separo”). En efecto, el problema radica en que si el matrimonio puede ser desahuciado por cualquiera de las partes sin expresión de causa, esta posibilidad se usará como arma para presionar al otro cónyuge, en particular al débil, para que acate los deseos de la parte fuerte, que no obstante, podrá siempre dejar sin efecto el matrimonio. De ahí que pueda sostenerse con bastante fundamento que el divorcio, más que solucionar las crisis matrimoniales, tiende en definitiva a crearlas, al introducir un factor de permanente inestabilidad al interior del matrimonio. El divorcio es la vía más fácil para abandonar el barco cuando las cosas andan mal. Por el contrario, en caso de no existir esta posibilidad, y ser el matrimonio algo realmente serio y para toda la vida, los sujetos buscarán sinceramente el modo de salir del atolladero, o como dice el refrán, “la necesidad crea el órgano”. Mas, el matrimonio se ha convertido en un verdadero “pacto de conveniencia”, porque el divorcio se transforma en un derecho que puede imponer el sujeto contra todos, sin importar en la situación que quede la parte débil, e incluso si es él mismo el culpable de que dicho matrimonio se haya ido a pique.

Llama así profundamente la atención que en esta materia, de suma importancia para toda la sociedad, se deje a los sujetos como se estuvieran contratando en el más despiadado y absoluto régimen liberal. La familia y el matrimonio tienen, por el contrario, un indudable sesgo de orden público, por lo que se hace imperioso, en aras del bien común, propugnar por su fortalecimiento. Es curioso, se insiste, porque existen otras materias menos importantes en que el Estado se inmiscuye, y a fondo, para limitar las libertades subjetivas, como el Derecho laboral, por ejemplo; mas parece que la familia es algo menos importante que el trabajo, dadas así las cosas. Se da así la paradoja de “casarse sin casarse”.

De este modo, se pretende que en cualquier momento, por cualquier motivo y sin mayores trabas ni dilaciones, cualquiera de las partes pueda soberanamente poner fin al matrimonio al que se comprometió. El problema de esta “fácil salida” del matrimonio, es que desvirtúa su esencia, al punto que cabría pensar si no sería oportuno reformular la teoría general de los contratos. En efecto: en todo contrato las partes se atan, precisamente por su autonomía, a dar, hacer o no hacer algo, de tal forma, que ya no pueden, por voluntad unilateral, romper este contrato, y en caso de hacerlo, la contraparte tiene el derecho de pedir, por regla general, el cumplimiento forzado o volver a fojas cero, y en ambos casos, con indemnización de perjuicios.

Mas, curiosamente, en una materia tan importante como el matrimonio (importante porque compromete no cosas, sino que a las personas mismas, sin perjuicio de los hijos que vendrán), se pretende actuar como si no se hubiera adquirido compromiso alguno, pudiendo deshacer lo hecho contra viento y marea, y sin que la otra parte ni el juez puedan hacer nada para impedirlo, e incluso si el que pide el divorcio es el único culpable de que la relación no haya funcionado.
Tal vez por esto el autor trasandino Jorge Scala ha hablado a este respecto no del “divorcio-repudio”, sino del “divorcio premio”: es el “premio al infiel, a quien no mantiene la palabra empeñada, a aquél que rehuye de sus obligaciones, al que miente, al inmaduro, etc.; quien, pese a causar injustamente todos estos daños, puede volver a intentarlo las veces que quiera, con el beneplácito de la ley y de los tribunales”.

Por eso, pareciera que antes del derecho de algunos de “rehacer la vida” (sin considerar que por lo general las segundas uniones resultan bastante más efímeras que las primeras), existe el derecho de todos a contraer un verdadero matrimonio. Es así imposible que una ley de divorcio no cambie la mentalidad de los sujetos y la misma institución matrimonial, lo cual hará que de manera inevitable, el matrimonio se tomare más a la ligera. De este modo, el divorcio no es algo accidental que complementa a la institución matrimonial, sino que es un elemento que acaba transformándolo por completo, e incluso, destruyéndolo. Por eso en realidad, pareciera que el objetivo final de una ley de divorcio no es tanto solucionar las crisis matrimoniales, sino permitir al sujeto casarse nuevamente y cuantas veces quiera, para lo cual se ha convertido al matrimonio en un concubinato legalizado.

Indagando en la raíz del problema

Como se ha dicho, pareciera que la raíz última de este problema radica en la deformación de la sexualidad de hace unos 30 años, debido a la introducción de los anticonceptivos. Con todo, la clave para solucionar este problema no puede limitarse al uso de elementos químicos, sino a un cambio de actitud, en el dominio de sí mismo, en templar el carácter. Sin embargo, las políticas, tanto a nivel nacional como internacional apuntan exactamente en sentido contrario, por lo cual es previsible que los problemas que se comentan seguirán aumentando. A este respecto, se dice que el gobierno no puede meterse en la vida privada de las personas; sin embargo, existen muchos otros aspectos de la vida privada en que sí ha tenido injerencia, y a fondo, siendo un claro ejemplo las políticas demográficas, que propugnan por el uso de anticonceptivos de todo tipo, o la reciente campaña de esterilización. O si se prefieren otros ejemplos, ha ocurrido lo mismo en diversas campañas antitabaco o antialcohol.

En todo caso, lo que se ha intentado demostrar aquí son las nefastas consecuencias que la deformación de la sexualidad ha tenido no sólo en el modo de vivir la propia sexualidad, sino en la concepción de la familia, del matrimonio y de los hijos, entre otras realidades fundamentales. Esto indica que la conducta humana no es algo que nos deje indiferentes. A decir verdad, ocurre exactamente lo contrario: que lo que hacemos, termina repercutiendo en nosotros mismos, deja una huella en nuestra vida. Es esto lo que permite concluir que no todo uso de la libertad es indiferente, y que en cierta medida, nuestro destino está en nuestras manos: cada uno cosecha lo que siembra. De este modo, resulta evidente que una deformación de la sexualidad es un aspecto demasiado importante en la antropología general del ser humano para que sus efectos no se hagan sentir por doquier. Prueba de ello es que la revolución sexual terminó convirtiéndose, como se ha dicho, en una auténtica revolución cultural, cuyos efectos vivimos hasta el día de hoy.

Esto pareciera demostrar, además, que la ética humana constituye una unidad sistemática, esto es, que lo bueno o malo de algunas acciones del sujeto, acabarán repercutiendo en otras. O lo que es igual, que resulta imposible pretender que la forma de ver el mundo y de actuar del propio ser humano, siga igual o sin variaciones, si se altera alguna de sus partes de manera radical. Esto parece lógico, toda vez que el hombre es una unidad en sí mismo, y tal como ocurre con un ecosistema, si se afecta una de sus partes, esto termina repercutiendo en el todo. Por eso parece iluso querer alterar completamente la moral sexual, y pretender al mismo tiempo, que el resto de la moralidad humana siga igual, como si nada hubiera pasado. Dicho de otro modo: parece imposible seguir manteniendo el resto de la estructura ética si se sacan piezas fundamentales de la misma.

Incluso, se da la paradoja que la época actual, que propugna cada vez por un mayor acercamiento a lo natural, respetando sus reglas y llamando por eso al respeto ecológico (e incluso considerando al hombre como una pieza más de este ecosistema, un simple animal más evolucionado), no descubra en el propio hombre una forma correcta de proceder, una moralidad o, si se prefiere, una “ecología humana”. Es decir, resulta curioso, dado el ecologismo que no s invade, que no se perciba (o se quiera percibir) que el hombre, como ser finito, tiene límites que le conviene no traspasar, porque tal como ocurre con un ecosistema, los efectos de esta trasgresión, se harán sentir por doquier tarde o temprano.

De manera más general, tal como ocurre con un sujeto de manera aislada, una sociedad se retroalimenta a sí misma: sus acciones no le son indiferentes y sus efectos se harán sentir tarde o temprano. Es lo que ha ocurrido con los cambios tecnológicos, que han terminado cambiándonos a nosotros mismos.

Por eso, los grandes problemas morales no se solucionan sólo con la técnica, como ocurre hoy, en que puede hablarse de la “química de la irresponsabilidad”, con la cual se pretende seguir actuando igual que antes, pero contrarrestando los efectos nocivos de dicha actuación por medio de la técnica (como las pastillas para adelgazar, que permiten comer como antes y sin hacer ejercicio, o los preservativos o las píldoras anticonceptivas, que permiten dar rienda suelta a la sexualidad sin los riesgos de un “sexo inseguro”). Por el contrario, los problemas éticos requieren de un cambio de actitud, un cambio de conducta: la solución es que cada uno, en su propia vida, modifique sus hábitos. No basta sólo con artefactos técnicos o químicos, ni tampoco, como se cree, con cambiar las leyes: antes tenemos que cambiar nosotros. Sólo así se cambiarán las cosas.

Por eso, la naturaleza del hombre, su forma de ser, le impone límites, se quiera reconocer esto o no, tal como ocurre con un ecosistema. Como se ha dicho más de una vez, “la naturaleza no perdona nunca”, y parece evidente que el cúmulo de problemas que se han comentado, desde el divorcio hasta el aborto, no son otra cosa que una consecuencia directa del desorden, del rompimiento de las reglas “ecológicas” de la sexualidad humana. Como dice el pasaje evangélico: “por sus frutos los conoceréis”. Así las cosas, habría que plantearse seriamente si vale la pena seguir por este camino, viendo los cada vez más amargos frutos que surgen a su paso.

Antonio Gramsci y la revolución sexual del Nuevo Orden Mundial y la Nueva Era

LA REVOLUCIÓN SEXUAL por Lucrecia Rego de Planas.

www.es.catholic.net
www.es.catholic.net/sexualidadybioetica/

Es una parte importantísima en el camino hacia la increencia y que forma parte de la estrategia dictada por Gramsci: destruir a la familia, para erradicar de la vida del hombre sus creencias y tradiciones sagradas.

Esta destrucción familiar para acabar con los criterios cristianos, les interesaba a muchas personas, no sólo a los comunistas. A ella se sumaban intereses racistas, comerciales y económicos de muchas personas, que incluían algunos grupos judíos y masones… entre muchos otros. Por eso, el apoyo económico a la estrategia fue inmenso.

Si tratamos de imaginarnos una familia verdaderamente destruida, terriblemente destruida, completamente destruida, podríamos imaginar a una familia en la que los esposos se lastiman, se engañan y se separan; una familia en la que las madres abandonan a sus hijos, o… tal vez… una en la que las mamás matan a sus hijos y los hijos matan a sus padres enfermos.

Suena algo terrorífico, pero… eso era lo que buscaba Gramsci.

Era un reto grande:

¿Cómo hacer para que familias latinas, sólidas, unidas, aferradas a sus creencias, tradiciones y valores cristianos y familiares se desintegraran?

No podían sacar de repente anuncios que dijeran:

"maridos, abandonen a sus mujeres; mamás, maten a sus hijos; nietos, maten a sus abuelos".

Nadie le hubiera hecho ni medio caso.

Así que se preguntaron:

¿Qué es lo más sagrado en la familia, lo que más aprecian estas familias conservadoras?

Los hijos.

Arremetamos contra ellos y convenzámoslas de que tener un hijo es lo peor que les puede suceder. Después de eso, el resto será fácil.

Usaron dos estrategias:

Una, disfrazada de ciencia, para llegar al ámbito económico y de las empresas, que la desarrolló Malthus en su teoría demográfica de la sobrepoblación y la carestía:

“Si la población sigue creciendo, no habrá alimentos suficientes para todos.”

Aunque era totalmente ridícula, porque la historia del mundo económico demuestra lo contrario, la propagaron por todos los medios, con fotografías desgarradoras y gráficas llamativas, de manera que pareciera la pura verdad y el mundo… se lo creyó.

Ahora vemos las consecuencias en las poblaciones envejecidas de Europa.

La otra estrategia fue una campaña publicitaria, dirigida directamente a cambiar la mente del pueblo, en el que ya existía un gran interés por tener cosas materiales.

La campaña consistía en un solo mensaje aparentemente aceptable y poco dañino, que decía así:

“La familia pequeña vive mejor”

Cualquiera que analice la frase racionalmente, un solo segundo, se dará cuenta de que es mentira, pues todos conocemos familias grandes y pequeñas que viven bien y también conocemos familias grandes y pequeñas que viven fatal. Así que… nada que ver con la verdad.Pero… nos la repitieron tanto, tanto, tanto, tanto… durante tantos, tantos, tantos años (más de veinte), que nos la llegamos a creer.

La frase aparentemente nada dañina, traía dos fines muy bien planeados:

1) Que la gente relacionara e igualara el “vivir mejor” con el “tener más cosas”, de esa manera… el hombre olvidaría que “vivir bien” significó algún día “portarse bien”, “ser bueno”.

2) Que la gente empezara a ver a los hijos como los enemigos del bienestar.

Con esto, el hijo dejó de ser un don maravilloso de Dios y pasó a convertirse, en la mente de las personas, en el enemigo potencial del bienestar familiar.

Como la gente olvidó que el “vivir bien” tenía mucho que ver con el “ser bueno”, las virtudes y valores familiares pasaron a un segundo plano casi olvidado (exactamente lo que buscaba la estrategia de Gramsci) y fueron sustituidas por el “si quiero vivir bien, debo tener pocos hijos para poder tener más cosas”.

Por supuesto, la industria de los anticonceptivos y todos los vendedores de “cosas”, de cualquier cosa que pudieran comprar las familias, apoyaron felices esta iniciativa. Significaba mucho, mucho, mucho dinero para ellos.A un cristiano convencido de sus valores, difícilmente le puedes vender algo que no necesite, pues sabe del recto uso de las creaturas. Tal vez te lo compre por hacerte el favor, pero… nada más.

En cambio, a alguien que ha puesto el materialismo por encima de los valores cristianos, le puedes vender… lo que quieras. Por eso recibió tanto apoyo esta campaña.Pero todavía no lograban destruir a la familia (sólo la habían hecho chiquita), así que completaron su estrategia con una segunda campaña, que sonaba casi igual que la anterior.

De nuevo, una frase solamente, repetida millones de veces, por todos los medios y durante mucho tiempo:

“Pocos hijos para darles mucho”

Esta segunda campaña, que duró otros veinte años, además de reforzar las ideas de la primera (el hijo como enemigo y el cambio de los valores por el materialismo), trajo como consecuencia una generación de padres que se sintieron obligados a “darles mucho” a sus hijos únicos (todo lo que pidieran) para compensar la falta de hermanos.

Y así crecieron estos niños, egoístas, demandantes y exigentes, acostumbrados a dar nada y recibir mucho (todo lo que quisieran). Ahora… estos niños ya son adultos y se están casando con niñas de la misma generación, igual de egoístas, demandantes y exigentes, que no saben dar y se sienten con derecho a recibir mucho (todo lo que se les antoje).

El resultado, ya lo estamos viendo: matrimonios que duran uno o dos años, cuando mucho. Una verdadera epidemia de divorcios. Gramsci era muy listo, sin duda.

Otra consecuencia que trajo esta segunda campaña de los pocos hijos, fue una generación de mamás que se quedaron sin nada qué hacer cuando sus hijos únicos crecieron. Mujeres de cuarenta años que se encontraron un día con que lo único que tenían que hacer, a falta de otros hijos a quien entregarse, era pensar en ellas mismas, en su autorrealización.

No sólo ésta es la causa, pero sí es una de las raíces del Feminismo radical: mujeres cuarentonas que se sienten oprimidas (porque no tienen a nadie más en quien pensar) y desean liberarse (de su soledad y falta de actividad) para realizarse. En esta generación encuentran una tierra fertilísima el físico culturismo, las cirugías estéticas, los cursos de auto superación y todas las corrientes del New Age que promueven, ante todo, el sentirse bien con uno mismo.

El resultado… miles de mujeres que abandonan sus hogares para “estar bien consigo mismas”.

Otro triunfo de la estrategia de Gramsci.

Y… bueno…

¿A quién se le antoja llegar a una casa en donde sólo vive una mujer cuarentona, operada de pies a cabeza, que vive a base de apio y agua, habla del ying y el yang y que sólo piensa en sí misma?

A nadie, creo.

Esta generación de esposos, hombres, significó un mercado hermoso para las industrias de la pornografía y la prostitución.

El adulterio… sí… una medalla más para Gramsci.

Una vez que la mente del pueblo aceptó la separación de la sexualidad y la fecundidad, la aceptación de lo demás ya viene por sí sola: de la anticoncepción vienen luego las relaciones sexuales antes y fuera del matrimonio y ¿por qué no? la homosexualidad. Si una cosa se vale, la otra también.

Y… una vez que la mente del pueblo aceptó que el hijo es el enemigo del bienestar, entenderá fácil que no sólo hay que evitarlos, sino que también hay que matarlos cuando no los deseamos.

El aborto: mamás que matan a sus hijos… corona de laureles para Gramsci.

Aún hay más: si el niño por nacer significa un estorbo para el bienestar, mucho más lo será un anciano, un enfermo o un niño deforme. Eugenesia… selección de embriones… y eutanasia:
mamás que matan a algunos hijos y se quedan sólo con los sanos y nietos que matan a sus abuelos enfermos… Gramsci, te mereces un aplauso, has destruido a la familia cristiana.

Ahora sí, con la “Revolución sexual”, la sociedad latina está lista para la toma de la sociedad política, la fuerza coercitiva.

Leyes que aprueben todo lo anterior: divorcio, anticoncepción (salud reproductiva), homosexualidad (ideología de género), concubinato, aborto, eugenesia y eutanasia.

Adelante Gramsci, la mesa está puesta para ti, cuando se cumplen setenta años de tu muerte.

La batalla contra el aborto, es posible...

¿CRIMEN O DERECHO?

LA BATALLA CONTRA EL ABORTO

Por el Dr. José Alberto Ortiz Beltrán

El Aborto: Un antiguo dilema

La eliminación del producto de la concepción en el vientre materno es una práctica tan vieja como la propia humanidad. Cada cultura ha tenido que encararla con arreglo a sus convicciones morales y a los valores de su tiempo. El aborto provocado ha sido siempre una herida abierta en la conciencia de los pueblos, un interrogante a la sensibilidad ética y, a la vez, un acontecimiento indeseable que con frecuencia las personas implicadas han procurado ocultar.

Sin embargo, en nuestros días este antiguo dilema se ha agudizado y ya no se discute apenas acerca de si es lícito o no, en caso de prescripción médica para salvar la vida de la madre o con el fin de controlar la natalidad y liberarse de una descendencia no deseada. Hoy el aborto forma parte de la revolución sexual de Occidente y apunta sobre todo hacia el descubrimiento de anomalías genéticas en ese indefenso ser aún no nacido. El claustro materno se ha convertido en el lugar más inseguro del mundo. Del secreto y el anonimato se ha pasado a la publicidad comercial, en una sociedad liberal que aspira a ser avanzada y barniza la realidad del aborto con una capa de progresismo jurídico. La gran paradoja de esta sociedad abortista es que mientras se lucha contra la tortura y la pena de muerte, se amplían al mismo tiempo los supuestos para poder aplicarlas a criaturas indefensas antes de su nacimiento.

De ahí que para la sensibilidad cristiana resulte del todo imposible, en la actualidad, mirar este asunto desde una perspectiva acomodaticia, distante o fría. El problema nos afecta a todos, simplemente porque somos seres humanos y, como dijera el poeta latino Terencio, "hombre soy, y ninguna cosa humana me es ajena". La realidad de tal práctica no debe dejarnos indiferentes. El aborto es y seguirá siendo una grave disyuntiva capaz de remover los valores fundamentales del alma humana. Se trata de algo indeseable que aunque en ocasiones se presente con tonalidades liberadoras, en el fondo lleva casi siempre un equipaje amargo de angustia, opresión, injusticia y soledad.

¿Vivimos en una sociedad abortista?

Los estudios sociológicos confirman que el número de abortos tiende a aumentar en aquellos países donde tal práctica está liberalizada. Los mismos estudios demuestran que la interrupción del embarazo no sólo aumenta en los países donde el aborto ha sido despenalizado o legalizado, sino que se convierte además en un fenómeno predominantemente adolescente.

Teniendo en cuenta el elevado número de abortos que se producen cada año en la mayoría de los países del mundo occidental, así como la tendencia al aumento progresivo de los mismos, es posible calificar esta sociedad como "abortista".

Entre los factores que han contribuido a este carácter abortista de Occidente se han señalado los siguientes:

El progreso de la medicina y de las técnicas quirúrgicas abortivas que ha disminuido o eliminado los riesgos de tales operaciones.

La creciente permisividad y aceptación social de la interrupción de los embarazos.

Los fallos en los métodos de control de la natalidad que inducen como último recurso a la práctica del aborto.

El excesivo crecimiento demográfico capaz de hacer que determinados gobiernos promuevan la práctica del aborto con el fin de controlar a la población.

El miedo a los embarazos con defectos físicos o psíquicos, fácilmente detectables mediante diagnóstico prenatal.

La emancipación de la mujer y el aumento de las motivaciones personales.

La infravaloración del feto o embrión como ser no humano.

Las situaciones de injusticia social, pobreza, deficiencias en educación, cultura, carencia de vivienda adecuada, trabajo, etc.

Todas estas causas son susceptibles de determinar la realidad sociológica del aborto en el momento actual.

Definición y tipos de aborto

La definición más real y objetiva que se ha propuesto para el aborto es la siguiente: "El aborto es la muerte del feto humano antes de nacer, provocada directa y deliberadamente en cualquiera de los momentos biológicos del proceso de gestación a partir del momento preciso de la concepción, sea vaciando expresamente la matriz, sea impidiendo el desarrollo natural del óvulo femenino fecundado por el espermatozoide masculino".

La primera clasificación del aborto se hace en función de la causa que lo produce. Es posible así hablar de aborto espontáneo o natural cuando no se origina por la acción humana, sino debido a otras razones, como puede ser el mal estado del embrión. El número de embriones o fetos que se malogran de esta manera después de la fecundación suele ser elevado y oscila entre el 10 y el 15%. El otro tipo de aborto, el provocado, es aquel que realiza el ser humano de forma consciente y con una clara intención de acabar con la vida del nonato. Desde el punto de vista jurídico se le considera legal cuando la ley lo permite y criminal si es que ésta lo prohíbe. Pero además según sean las razones o argumentos que se ofrecen para llevarlo a cabo, tanto desde la perspectiva jurídica como médica y ética, habitualmente se reconocen hasta cuatro tipos de aborto provocado: terapéutico, eugenésico, criminológico y psicosocial.

Aborto terapéutico

Se denomina así a la interrupción provocada del embarazo cuando la continuación del mismo pone en peligro la vida de la madre gestante. Antiguamente este aborto se recomendaba en aquellas mujeres embarazadas que padecían tuberculosis pulmonar o graves cardiopatías. Sin embargo, hoy, como consecuencia de los avances médicos, esta situación ha quedado prácticamente superada. La necesidad de abortar para salvar la vida de la madre es un caso raro en extremo. Siendo cirujano general de los Estados Unidos, el Dr. C. Everett Koop afirmó que en treinta y seis años como cirujano pediatra, nunca supo de un solo caso en el que la vida de un niño aún no nacido haya tenido que ser cobrada, para así poder salvar la vida de la madre. El dijo que el uso de este argumento para justificar el aborto era una "cortina de humo". Los estudios muestran que menos del 1% de las mujeres a nivel mundial requieren un aborto terapéutico. Más del 90% de las naciones del mundo han legalizado y reglamentado el aborto terapéutico, con excepción de Chile, El Salvador, Nicaragua, Honduras, República Dominicana, El Vaticano, Malta y Vanuatu. Debemos destacar de Chile, El Salvador, Nicaragua, Honduras y República Dominicana que son los únicos países latinoamericanos que al día de hoy no han despenalizado ni legalizado ninguna clase de aborto.

Aborto eugénico o eugenésico

Es el que se plantea cuando existen evidencias reales de que el embrión o feto sufre malformaciones o anomalías congénitas. Los únicos países de América Latina que han legalizado o despenalizado esta clase de aborto son Cuba y Colombia. Ejemplos de países que lo penalizan son los países europeos de raíces católico-romanas como España, Irlanda, Italia, Malta, Polonia, Portugal, San Marino y El Vaticano. Los demás países europeos han legalizado esta clase de aborto. Desde la conciencia cristiana, esta clase de aborto es aborrecible y a la vez, peligroso para la propia comunidad. La mentalidad que se está creando entre los ciudadanos, con la práctica de este tipo de aborto, es la de un falso perfeccionismo que considera a las personas con alguna deficiencia como errores humanos sin derecho a la vida. Se origina así un clima hostil hacia toda criatura disminuida o no bien formada. Esta actitud va claramente en contra del Evangelio, de la enseñanza de Jesús acerca del amor al prójimo y la solidaridad con el débil o el enfermo que sufre.

C. Aborto criminológico, humanitario o ético

Se habla de este tipo de aborto cuando el embarazo ha sido consecuencia de una acción violenta y delictiva como puede ser la violación o el incesto. Este tipo de aborto es objetable por las siguientes razones. Estudios guiados por el Instituto Guttmacher (pro-elección), indican que dos adultos fértiles que consienten en tener relaciones sexuales poseen sólo un 3% de probabilidades de embarazo a partir del acto. También indican que existen factores involucrados en una violación que reducen en mucho esta cifra en las mujeres víctimas. De acuerdo al Instituto Guttmacher, el riesgo de que se produzca la concepción luego de una violación sexual es sólo del 1%. En América Latina, han despenalizado este tipo de aborto Bolivia, Brasil, Colombia y Cuba. En estos casos, el dilema ético se establece entre eliminar a un embrión que, aunque sea inocente, no se desea, puesto que no ha sido fruto del amor, sino de la violencia o proseguir la gestación hacia el parto y quedárselo o donarlo después en adopción.

D. Aborto psico-social

Es aquel que se practica cuando el embrión no se acepta por motivos psicológicos o de carácter social. En América Latina, el único país en el cual se permite este tipo de aborto es en Cuba. Aquí las razones pueden ser muy variadas: problemas psíquicos de la mujer, economía precaria, vivienda pequeña e inadecuada, elevado número de hijos, mujeres solteras que no desean enfrentarse al rechazo social, relaciones extramatrimoniales que se quieren ocultar, etc. Este es, sin duda, el tipo de aborto que más se practica en todo el mundo ya que, de hecho, en algunas sociedades se aplica casi como un método anticonceptivo más. Estudios realizados muestran que un 95% de los abortos que se practican en todo el mundo son por razones psico-sociales. En ocasiones, las causas aducidas para llevarlo a la práctica son tan poco relevantes, desde el punto de vista ético, que dejan entrever el progresivo menosprecio de la sociedad actual hacia la vida del embrión.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

El aborto en la Edad Antigua

Durante la antigüedad, la práctica del aborto era normal en la casi totalidad de las civilizaciones históricas que existieron antes de la venida del Señor Jesucristo. Los defensores del aborto argumentan que la no mención de sanción alguna para el aborto en el Antiguo Testamento es una evidencia de que la Biblia aprueba o legitima de alguna manera la interrupción del embarazo. Nada más lejos de la realidad. Si alguna cosa resulta evidente a lo largo de toda la Escritura, es que la vida se considera siempre como el bien supremo, mientras que la muerte es el peor de los males. Los niños son contemplados como una bendición y nunca como un inconveniente, se conciben como un don del cielo y jamás se ven como una maldición. El pueblo de Israel consideraba la vida como algo extraordinariamente valioso, por eso también veía la esterilidad como una vergüenza, una afrenta y hasta un castigo divino. Es difícil creer que en un pueblo así, con tales convicciones morales, la práctica del aborto encontrara algún tipo de cobijo. De ahí que el silencio del Antiguo Testamento acerca del aborto provocado sugiera fundamentalmente que este asunto no constituía ningún problema para el pueblo elegido. No era necesario legislar o dictar normas sobre una práctica inexistente. El aborto no se contempla en la ley mosaica debido al enorme respeto que los hebreos sintieron siempre hacia la paternidad y la descendencia.

La doctrina cristiana del Nuevo Testamento continúa la misma línea del Antiguo acerca de la importancia y centralidad de la vida. Ante un mundo pagano que aceptaba y practicaba habitualmente la interrupción del embarazo y el infanticidio, los primeros cristianos se declaran abiertamente partidarios de la vida y asumen una actitud de respeto hacia los seres no nacidos y los bebés.

Según el derecho romano el padre tenía absoluta autoridad sobre sus hijos. No sólo podía, si así lo deseaba, destruir al embrión en el vientre de la madre sino también matar al niño recién nacido si éste no era de su agrado. De igual manera, para los griegos todos los individuos estaban subordinados al bienestar de la sociedad, por lo que se aceptaba legalmente el aborto y el infanticidio como métodos para regular la población. Ni el derecho romano ni la filosofía griega reconocían que cada individuo era una persona poseedora de dignidad inalienable. Una honrosa excepción en el mundo pagano fue el médico griego Hipócrates, quien rechazó el aborto al momento de escribir el juramento hipocrático. Sin embargo, tal control de la natalidad era muy frecuente ya que, por lo general, a los niños no deseados se les consideraba como accidentes de la naturaleza que no respondían a la voluntad de los dioses.

El Nuevo Testamento vuelve a prohibir taxativamente la acción de matar. Jesús recuerda de nuevo los mandamientos de la ley de Dios, empezando por el de no matar. Los discípulos del Maestro se acostumbraron a escuchar de sus labios que incluso hasta los cabellos y los pajarillos están contados por el Padre Celestial. Si tan meticulosa es la providencia divina, ¡cómo no se va a preocupar también por el embrión humano que germina en las entrañas maternas! ¡Cómo es posible que el aborto no constituya una clara ofensa para el Creador de la vida! Esta fue sin duda la mentalidad y la convicción de los primeros creyentes. Y esta meticulosidad del Creador es reflejada en los escritos del rey David, quien escribió lo siguiente: "Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; tú me formaste en el vientre de mi madre. Te alabo porque estoy maravillado, porque es maravilloso lo que has hecho. ¡De ello estoy bien convencido! No te fue oculto el desarrollo de mi cuerpo mientras yo era formado en lo secreto, mientras era formado en lo más profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi cuerpo en formación; todo eso estaba escrito en tu libro. Habías señalado los días de mi vida cuando no existía ninguno de ellos" (Salmo 139, 13-16).

Durante el desarrollo de la iglesia primitiva, leemos escritos como los de Tertuliano, un abogado convertido al cristianismo en el siglo II d.C., en su defensa de los cristianos frente a la falsa acusación de que practicaban sacrificios humanos, se refiere a las costumbres abortivas señalando que para ellos constituían homicidio: "Para nosotros, ya que el homicidio está prohibido, no nos es siquiera lícito acabar con el feto dentro del útero. Impedir que nazca es una aceleración del homicidio, y no hay diferencia entre acabar una vida de alguien que ya ha nacido o de alguien que va a nacer. Porque también este último es un hombre" (TERTULIANO, APOLOGÍA IX, 8).

Católicos y protestantes frente al aborto

La Iglesia Católica mantuvo también este mismo planteamiento a lo largo de los siglos. Su doctrina fue siempre la misma, promover la defensa de la vida por encima de cualquier otro valor social, económico, psicológico o sanitario, ya que se entendía que ninguno de estos últimos podía compararse en dignidad y trascendencia con el primero.

En el mundo protestante, el problema del aborto fue en un principio poco tratado. Los grandes reformadores tocaron muy raramente este asunto en sus enseñanzas morales.

Sin embargo, Juan Calvino, representante típico de la segunda generación de la Reforma, sí que habló explícitamente acerca del aborto. Calvino escribió: "Si una mujer expulsa el feto del útero por medio de medicamentos, comete un crimen considerado inexpiable con razón" (Calvino, Opera quae supersunt omnia, Brunsvigae, 1863-1900, XXII, 495). Calvino estaba convencido de que el feto en el vientre de la madre era ya un ser humano y, por lo tanto, debía disfrutar de una protección especial.

En pleno siglo XX, el teólogo luterano alemán, Dietrich Bonhoeffer, que fue ahorcado en 1945 por oponerse al nazismo de su época, escribió en su Ética (Lebeurrier, 1975:86): "Matar al embrión en el seno de la madre significa violar el derecho que Dios otorga a la vida en gestación. La discusión de saber si se trata ya de un ser humano no hace más que camuflar este simple hecho: Dios ha querido crear un hombre a quien le ha sido impedido, intencionadamente, el nacer. Esto no es más que un asesinato".

Asimismo, otro resistente del nazismo, el teólogo protestante suizo Karl Barth, redactó las siguientes palabras en su Dogmática: "Quien destruye una vida en germen, mata a un ser humano; tiene el atrevimiento, cosa monstruosa, de disponer a su arbitrio de la vida y la muerte del prójimo, de tomar una vida y destruirla como si le perteneciera más que la suya propia; olvida que Dios es el único dueño, porque fue El quien la otorgó".

A nivel mundial y de una manera general, los protestantes, a partir de las Sagradas Escrituras, continúan aceptando el carácter sagrado de la vida humana y, aunque no existe unanimidad entre las numerosas iglesias evangélicas, sí se da una opinión mayoritaria que rehúsa claramente el aborto.

V. LEGALIZACIÓN Y DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO

a. Diferencia entre despenalización y legalización

Conviene tener presente que despenalizar no es lo mismo que legalizar. La ley despenaliza el aborto cuando no lo castiga o penaliza, aunque se siga considerando como un delito que no tiene protección legal. De ahí que su práctica tenga que hacerse en clínicas privadas y mediante presupuesto también privado. Por el contrario, la interrupción del embarazo se legalizaría cuando se le quitara el carácter de delito y empezara, por tanto, a tener el derecho de ser protegido por la ley. En tal caso, el aborto quedaría de alguna manera socializado y los gastos que ocasionara deberían de ser asumidos por la asistencia social del país.

Flexibilización de las leyes de aborto

A principios del siglo XX muchos países empezaron a despenalizar el aborto cuando este era efectuado para proteger la vida de la madre, y en algunos casos para proteger la salud de la madre. En 1920, la Unión Soviética se convirtió durante el gobierno de Lenin, en el primer país del mundo en legalizar todos los abortos.

Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, en casi todos los países industrializados la normativa acerca del aborto comenzó a ser liberalizada y desde la década de los 50, la mayoría de los países de Europa central y de Europa del Este consideraron al aborto como un acto legal cuando se practicaba en el primer semestre del embarazo y a solicitud de la mujer embarazada.

A finales de los años 60, las mujeres en Canadá, Estados Unidos, y después en casi toda Europa, empezaron a rechazar el dominio masculino en el debate sobre el aborto afirmando que la decisión de abortar es completamente personal. Se organizaron grupos de presión, dedicados a excluir a los hombres del debate sobre el aborto, propagando la falsa idea de que era un tema que sólo debía ser discutido por las mujeres, ya que sólo a ellas les concernía. La ideología feminista, la cual tomó algunas de las ideas promovidas por la Revolución Sexual que se desató en los países desarrollados de Occidente en los años 60 y 70, logró su cometido por medio de la amplia campaña mediática que desarrolló a favor del aborto en Estados Unidos. En 1973, el debate sobre la legalización del aborto dio un giro favorable a los intereses de las corrientes feministas.

Roe vs. Wade: el giro favorable al aborto

La historia de la legalización del aborto en el mundo tiene un hito importante en el siguiente acontecimiento: la despenalización del aborto en Estados Unidos, asociada al conocido caso Roe contra Wade, decidido por la Suprema Corte de Justicia el 22 de enero de 1973. Estados Unidos no fue el primer país en legalizar el aborto, sin embargo la decisión tomada en ese caso particular por el principal tribunal Americano fue la que produjo los más amplios efectos y consecuencias a nivel mundial. Roe contra Wade fue la decisión jurídica más importante y cuestionada del mundo en materia de aborto, pues dado el poder económico y cultural de los Estados Unidos durante todo el siglo XX e inicios del siglo XXI, los efectos en cuanto a despenalización del aborto en otros países han sido amplios. Luego de Estados Unidos muchos otros países también se han unido a la despenalización y legalización y de hecho en muchas legislaciones nacionales se ha establecido como un derecho de la mujer.

Roe contra Wade se fundamentó en el derecho al aborto y en el derecho a la privacidad, el cual estaba siendo violentado por las leyes estatales, las cuales sancionaban con penas de reclusión a todo el que participara en la comisión de un aborto. De acuerdo a dicha decisión de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, las leyes que penalizaban el aborto violaban un derecho constitucional a la privacidad, el cual está protegido por la Décimo-Cuarta Enmienda a la Constitución Americana. La decisión derogó todas las leyes estatales y federales que declaraban ilegal el aborto o lo restringían.

La Suprema Corte de Justicia dictaminó que los abortos deben ser permitidos por cualquier razón que una mujer escoja, hasta el punto en que el feto se vuelva viable, es decir, potencialmente capaz de vivir fuera de la matriz de la madre. El tiempo de viabilidad fue establecido por la Suprema Corte de Justicia en un período entre 24 y 28 semanas, es decir, que todo aborto que se efectúe en Estados Unidos antes de las 24 semanas de embarazo es completamente legal, no importa la causa que motive el aborto. Roe v. Wade reconfiguró la política Americana, dividiendo la nación en campos "pro-vida" y "pro-opción", desatando un debate que se mantiene hasta hoy.

Al día de hoy, Norma McCorvey, nombre verdadero de Jane Roe, la mujer que demandó la inconstitucionalidad de las leyes de Texas que criminalizaban el aborto y que logró su objetivo ante el Tribunal Supremo, es una mujer cristiana y una importante activista del campo pro-vida. Ella declara constantemente su arrepentimiento y confesó en 1989 a la periodista Sue Reily, del periódico The Oregonian, que fabricó una historia de que había sido violada, con la finalidad de provocar solidaridad en la corte y los medios, quienes la vieron como víctima. Desde entonces, McCorvey se ha convertido en una sincera defensora de la posición pro vida y ha pedido a la Suprema Corte desde el año 2003 que revise y revoque el veredicto en Roe contra Wade.

Sin embargo, en el presente año, Roe vs. Wade sufrió un serio revés. La semana pasada, la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos de América, en una votación que terminó 5-4, decidió declarar constitucional una ley promulgada por el Presidente Bush en el año 2003, la cual prohíbe el aborto a partir del tercer mes de embarazo. De acuerdo al Tribunal Supremo Americano, dicha ley no contraría el derecho constitucional de toda mujer a tener acceso a un aborto, ya que la ley, en su espíritu, lo que procura es trazar una línea divisoria entre el aborto y el infanticidio, es decir, que todo aborto que se practique a partir de las primeras 12 semanas de embarazo constituye un infanticidio. En términos reales, esta ley sólo afecta un 10% de los abortos que se practican en Estados Unidos, ya que el 90% se ejecuta antes de la duodécima semana de embarazo. Se calcula que en Estados Unidos se practican aproximadamente 1 millón de abortos anuales y que desde 1973 a la fecha se han llevado a cabo, aproximadamente, 45 millones de abortos, lo cual constituye el mayor holocausto en la historia humana si lo comparamos con el Holocausto Nazi, el cual produjo la matanza indiscriminada de 6 millones de judíos en los campos de concentración.

Una gran influencia en el reciente criterio evacuado por el Tribunal Supremo ha sido el avance de la ciencia médica, gracias a la cual ha sido posible convertir en viable un bebé que emerge del útero materno a las 20 semanas de embarazo. Inglaterra y Estados Unidos han sido testigos de estos nacimientos y de cómo los médicos se sorprenden que un bebé pueda sobrevivir fuera del útero materno tras pasar apenas 20 semanas en el vientre de su madre.

En Inglaterra, la situación de la causa pro-vida es más favorable que en Estados Unidos, gracias al impacto social que ha causado una alta cantidad de nacimientos de bebés prematuros luego de apenas 20 semanas de embarazo. Este fenómeno ha provocado en los médicos británicos una crisis de conciencia, la cual los ha llevado a negarse a practicar abortos, aduciendo razones de conciencia. En el Reino Unido, el aborto es legal desde 1967 y esta crisis del aborto en Inglaterra ha provocado la realización de estudios por parte del gobierno, los cuales han arrojado conclusiones reveladoras: si el número de médicos que se niega a realizar abortos continúa aumentando en la proporción actual, dentro de cinco años no habrá un solo médico en todo el Reino Unido que quiera practicar un aborto.

Esta realidad ha sido reconocida por el gobierno británico, el cual está considerando seriamente revisar las leyes que reconocen el derecho de las mujeres a abortar, ya que si los médicos, amparándose en razones de conciencia, se niegan a practicar abortos, entonces resulta poco valioso tener una ley que los autorice.

d. Los abortistas al ataque: América Latina su objetivo

Hemos visto cómo las organizaciones abortistas lograron su cometido en los Estados Unidos en 1973. A partir de entonces, el número de países en despenalizar o legalizar el aborto ha aumentado. América Latina no es la excepción. Roe contra Wade inauguró el 10 de mayo del año 2006 su versión latinoamericana, cuando la Corte Constitucional de Colombia decidió mediante una votación 5-3 despenalizar el aborto cuando este es consecuencia de una violación sexual, cuando se practica para salvar la vida o la salud de la madre y cuando el feto presenta malformaciones que harían su vida imposible fuera del útero materno.

La acción ante la Corte Constitucional de Colombia fue la primera etapa del Proyecto de Alto Impacto para la Despenalización del Aborto en América Latina (LAICIA), cuya cabeza visible en nuestra región es Mónica Roa, una joven abogada financiada por organizaciones abortistas con sede en Estados Unidos como Women's Link Worldwide, el Centro para los Derechos Reproductivos, la Federación Internacional de Paternidad Planificada (organización representada en RD por Pro-Familia), Católicas por el Derecho a Decidir, la Coalición Internacional por la Salud de la Mujer, Human Rights Watch y Amnistía Internacional. La estrategia de estas organizaciones para América Latina, encabezadas por Women's Link Worldwide, dio un cambio radical, ya que trasladaron la batalla desde los parlamentos a los tribunales, admitiendo que al nivel parlamentario no tienen ninguna posibilidad de salir airosas en América Latina.

La Corte Constitucional de Colombia consideró en su sentencia que prohibir el aborto bajo ciertas circunstancias violenta los compromisos asumidos por Colombia bajo la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, auspiciados por la ONU. Asimismo, la ley penal colombiana contradecía los compromisos asumidos por Colombia en la Convención Inter-Americana sobre Prevención, Castigo y Erradicación de la Violencia contra la Mujer (Belem do Pará) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Cabe apuntar que ninguno de esos tratados internacionales le impone a los Estados signatarios la obligación de promover y estimular el aborto. La obligación que tienen los Estados miembros de garantizar los derechos reproductivos no les impone el deber de despenalizar ni legalizar la muerte de criaturas inocentes.

El pretexto que usó la Corte Constitucional Colombiana para despenalizar el aborto fue una serie de recomendaciones publicadas por los Comités de Vigilancia de la ONU creados para vigilar la ejecución de la CEDAW por los Estados Miembros. En dichas recomendaciones, las cuales a la luz del Derecho Internacional no atan a los países firmantes, se publican opiniones de los comisionados en las cuales se dice que las leyes que prohíben el aborto resultan en altas tasas de mortalidad materna, lo cual es un atentado contra los derechos a la vida y a la libre escogencia. Constituye un soberano disparate una sentencia de una Corte Constitucional que decide cambiar la legislación de un país, fundamentándose en opiniones que ni siquiera reflejan una interpretación estricta de los instrumentos internacionales ratificados por los Estados.

Asimismo, vimos como en esta semana, el Distrito Federal de México aprobó legalizar todo aborto que se lleve a cabo durante las primeras 12 semanas de embarazo. Una votación que culminó 49-16 en el Parlamento del D.F. convirtió a la capital mexicana en la ciudad más abortista de América Latina. Sin embargo, esta reforma legislativa, que se apresta a ser promulgada en los próximos días por el alcalde del Distrito Federal, podría ser derribada por una sentencia de la Suprema Corte de Justicia Federal de México, a la que planean recurrir los grupos pro-vida.

VI. EL ABORTO EN REPÚBLICA DOMINICANA

El aborto en la República Dominicana es considerado un crimen por el Articulo 317 del Código Penal. En la actualidad, la República Dominicana, junto a Chile, Honduras, El Salvador y Nicaragua son los únicos países latinoamericanos que penalizan todos los tipos de aborto, sin excepción. Podemos decir que al día de hoy somos uno de los últimos reductos en el mundo que han levantado la bandera de la vida, oponiéndonos a través de nuestras leyes a la cultura de la muerte que organismos internacionales y ONGs extranjeras nos quieren imponer.

El Artículo 317 del Código Penal Dominicano es una copia al carbón del Artículo 317 del Código Penal Francés, traducido al español en 1884, año en el cual Francia consideraba el aborto como un crimen. El legislador dominicano considera el aborto como un atentado a la vida humana, al igual que el homicidio, el infanticidio y el parricidio. El legislador dominicano se inspiró en el legislador francés del siglo XIX, el cual estimaba que en el aborto se lesiona, no un interés jurídico individual de la persona, sino el interés jurídico que la nación o comunidad tiene en el desarrollo de su estirpe, raza o población.

Los elementos constitutivos del crimen de aborto, según los autores franceses Rousselet y Patin, son los siguientes:

La expulsión prematura del feto.
El empleo de medios artificiales para provocar la expulsión del feto.
La intención culpable.

La ley penal dominicana penaliza el aborto en los casos siguientes:

Aborto efectuado por un tercero a una mujer con o sin su consentimiento.
Aborto practicado por la mujer sobre sí misma.
Aborto provocado por los médicos, cirujanos, parteras, enfermeras, farmacéuticos y otros profesionales médicos.

En los dos primeros casos, la pena es de reclusión, es decir de 2 a 5 años de prisión. En el último, la pena es agravada en razón de las calidades de los agentes que practican el aborto, siendo sancionado este crimen con una pena de 5 a 20 años de reclusión.

El régimen sancionador actual del aborto está bajo amenaza en la República Dominicana. En 1997, el Presidente Leonel Fernández designó por decreto una Comisión de Revisión y Actualización del Código Penal, integrada por eminentes juristas, como el Magistrado Víctor José Castellanos Estrella, Artagnán Pérez Méndez, Ramón Andrés Blanco Fernández, Mercedes Cosme de Gonell y José Lorenzo Fermín, la cual concluyó su trabajo a finales de 1999 y en febrero del año 2000, el Proyecto fue depositado por el Presidente en el Congreso Nacional.
Ese proyecto en principio sirvió a la agenda de las organizaciones abortistas. El proyecto no menciona en ninguna parte la palabra aborto y el término lo cambia por el de interrupción ilegal del embarazo. El aborto, en el proyecto, fue excluido de los atentados contra la vida humana y colocado bajo el apartado de la puesta en peligro de la persona, es decir, que para los redactores del proyecto, el aborto no existe, lo que existe es la interrupción ilegal del embarazo y esta no constituye un atentado contra la vida humana sino una acción mediante la cual se pone en peligro a la persona.

El proyecto sanciona la interrupción ilegal del embarazo con una escala de penas que oscila entre los dos y siete años de prisión. Un elemento más preocupante es la creación de circunstancias atenuantes, las cuales son acogidas en los casos de embarazos que se produzcan como consecuencia de violaciones sexuales, relaciones incestuosas y fecundación humana asistida no consentida. En estos casos, la interrupción del embarazo se sancionará con la pena de seis meses de prisión.

La creación de circunstancias atenuantes fue una victoria para la agenda abortista que promueven las organizaciones feministas en nuestro país, aupadas por sus homólogas extranjeras. En el caso particular de la fecundación humana asistida no consentida, el término resulta vago e impreciso, ya que en el país sabemos que no existe una ley de fecundación asistida, como en España y que los métodos de fecundación artificial, como la inseminación artificial y la fecundación in Vitro, aunque se practican en el país, no están reglamentados por ninguna norma, amén de que sabemos que cuando una mujer se le insemina un embrión o el embrión es fecundado en un laboratorio, es porque ha consentido a dicho procedimiento. No hay manera de hacerlo sin su aprobación.

La noche en que este proyecto fue aprobado en el Congreso, la presión que las organizaciones pro-vida ejercimos, la cual nos mereció ácidas críticas e insultos por parte de la Coalición para un Código Penal Moderno y Consensuado, surtió sus efectos, ya que los legisladores decidieron desmontar todo este mamotreto abortista y mantener el actual régimen sancionador del aborto, el cual tenemos vigente desde 1884.

Cuando el proyecto pasó al Poder Ejecutivo para su promulgación, un nuevo actor, en representación del sector abortista, entró al escenario: el Colegio Médico Dominicano, el cual, utilizó una cultura de chantaje y presión improcedente contra el Gobierno Dominicano, al amenazar con una huelga nacional si el Presidente de la República promulgaba el Proyecto de Código Penal. La actitud de los gremios médicos es incomprensible, ya que estos nunca habían protestado por una disposición legal que existe en nuestro país desde 1884. Estaban tan desinformados de una normativa criminal que les afecta como sector que fue al momento del Proyecto pasar del Congreso al Poder Ejecutivo el año pasado que ellos se enteraron que los abortos practicados por personal médico son sancionados con penas de 5 a 20 años de reclusión, recibiendo dicho personal el tratamiento de coautor del crimen de aborto y no de cómplice. Sin darse cuenta, reconocieron tácitamente que ellos han estado practicando abortos de manera alegre y sin ninguna justificación, recibiendo buenas sumas de dinero por los servicios prestados a las mujeres que desean asesinar a sus propios hijos.

Aprovecho este punto para decirle lo siguiente a los médicos: la profesión de una facultad científica impone obligaciones de moralidad que no tienen en tal punto los simples particulares. La medicina es para curar a los enfermos y no para hacer abortar a las mujeres. Es comprensible que Hipócrates prohíba en su juramento provocar el aborto a las mujeres: "A ninguna le entregaré un pesario abortivo".

Los grandes doctrinarios franceses e italianos del derecho penal están de acuerdo en el pensamiento de que los profesionales médicos que hayan causado el aborto o cooperado con él, abusan de su profesión.

La presión del sector médico surtió sus efectos y el Presidente devolvió el Proyecto a la Cámara de Diputados, donde reposa desde septiembre del año 2006.

En estos momentos, los grupos pro-vida y pro-opción se enfrentan en la República Dominicana en relación al tema de aborto. Las caras visibles del sector pro-opción lo constituyen la denominada Coalición por un Código Penal Moderno y Consensuado, compuesta mayormente por organizaciones feministas como la Colectiva Mujer y Salud y Católicas por el Derecho a Decidir, así como la Federación Internacional de Paternidad Planificada, la cual actúa en nuestro país a través de su brazo armado, Pro-Familia, entidad que no menciona la palabra aborto en sus campañas de educación sexual, ya que si osa mencionar esa palabra, se arriesga a perder los cuantiosos fondos que recibe en ayuda de parte del Gobierno de los Estados Unidos. Otro componente de este sector es el Colegio Médico Dominicano, el cual está presionando fuertemente para que los médicos no sean sancionados por practicar abortos.

Una de las razones que impulsan a estos grupos a presionar para que en nuestro país se despenalice, primeramente y luego se legalice el aborto, es que anualmente se practican más de 90,000 abortos clandestinos, los cuales constituyen la cuarta causa de mortalidad materna en el país. Sin embargo, no podemos pretender reducir la mortalidad materna, incrementando la mortalidad de criaturas vivas, pero indefensas. Estamos seguros que si no practicáramos abortos de ningún tipo en la República Dominicana, las muertes maternas disminuirían. Además, está comprobado estadísticamente que en los países donde el aborto ha sido despenalizado y legalizado, las cifras se triplican, es decir, que si actualmente se practican 90,000 abortos anuales en República Dominicana de manera clandestina, en caso de legalizarlo o despenalizarlo, la cifra anual aumentaría a 270.000, es decir, que si la República Dominicana llegare a asesinar a 270.000 criaturas anuales en el vientre de la madre, el crecimiento poblacional se detendría súbitamente y en menos de una generación, tendríamos de frente una crisis insostenible, ya que la continuidad de la población dominicana estaría en riesgo lo que al final, conllevaría, sin ánimos de exagerar, a la desaparición de la nación dominicana.

Hemos visto como los grupos feministas y los gremios médicos son enemigos de los niños no nacidos. Otros enemigos que estas indefensas criaturas tienen lo constituyen algunos laboratorios, miembros de la industria farmacéutica nacional, que han desarrollado compuestos químicos que permiten llevar la muerte al propio hogar de manera silenciosa. Así, con algo tan sencillo como tomar una pastilla pretenden que la mujer no sienta tan viva la impresión de causar la muerte a su hijo. A menudo, una publicidad engañosa encubre esa cruda realidad.

Esta situación la vivimos en República Dominicana con un periódico de amplia circulación nacional, el cual publica a diario el anuncio de una pastilla, producida por un laboratorio dominicano, la cual es presentada como método anti-conceptivo, método cuyo mecanismo de acción es fundamentalmente anti-implantatorio, por lo tanto, abortivo precoz. Y estas técnicas llevan a que el aborto se produzca en la intimidad de la casa del usuario. La píldora del día después es un complejo hormonal que, utilizada durante las setenta y dos horas posteriores al coito, produce un efecto anti-implantatorio del posible óvulo fecundado, del embrión. Al ser anti-implantatorio claramente es abortivo. O no actúa o actúa produciendo la muerte del embrión fecundado. En este sentido, éticamente y legalmente, no es lícito para un farmacéutico dispensarlo, ni para un médico prescribirlo. Los laboratorios intentan ocultar estos efectos abortivos bajo la publicidad o la denominación de contracepción de emergencia, cosa que no es cierta, porque lo que evita es que cuando se ha producido la fecundación ocurra la implantación, causando la muerte del embrión.

Resulta penoso que estos agentes favorables a la agenda abortista otorguen preferencia al ejercicio de la sexualidad irresponsable, pasando por alto el factor de que cada día, suman más las adolescentes que inician su vida sexual y que a consecuencia de esa actividad sexual, resultan embarazadas. Es penoso que se prefiera presionar para asesinar a criaturas inocentes, que no tienen la culpa de la irresponsabilidad de sus progenitores y que se combata a aquellos que propugnamos por una cultura de pureza sexual entre nuestra población soltera. Estamos seguros que si las mujeres de hoy deciden guardar su pureza sexual hasta el momento del matrimonio, se reducirán drásticamente los embarazos no deseados y como resultado de esto, también disminuirá significativamente el número de abortos.

VII. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

La República Dominicana se comprometió en el Artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos a proteger la vida desde la concepción. El Artículo 4 del Pacto de San José dispone que toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente. Asimismo, el Artículo 8 de la Constitución de la República consagra como derecho fundamental de la persona humana la inviolabilidad de la vida, prohibiendo todo procedimiento vejatorio o que implique la pérdida o la disminución de la integridad física o la salud del individuo.

En República Dominicana, los tratados internacionales debidamente ratificados por el Estado y la Constitución ocupan una posición de supremacía en relación a las leyes nacionales. Cualquier intento de despenalizar o legalizar el aborto en nuestro país, puede caer en el marco de la inconstitucionalidad ya que el Estado no puede violentar su propia Constitución ni los compromisos internacionales suscritos, los cuales tienen rango constitucional en República Dominicana.

Y estas disposiciones legales van de la mano con la realidad. Desde el momento de la concepción, lo que se gesta en el vientre de la madre no es un órgano del cuerpo de la madre, es una vida humana. Una vida humana que entre y cinco y nueve días después de la concepción, emigra hacia las paredes del útero en busca de seguridad y nutrición. Hacia el día catorce, esa vida humana produce una hormona que suprime el período menstrual de la madre. Dieciocho días luego de la concepción se forma el corazón y los ojos comienzan a desarrollarse. Hacia los veintiún días el corazón bombea sangre a través de su cuerpo. A los veintiocho días tiene brazos y piernas. A los treinta días tiene cerebro y ha multiplicado diez mil veces su tamaño.

Hacia los treinta y cinco días van tomando forma su boca, oídos y nariz. A los cuarenta días las ondas cerebrales y los latidos cardiacos, que comenzaron tres semanas antes, ya pueden registrarse. Alrededor de los cuarenta y dos días su esqueleto ya está formado y su cerebro ya controla el movimiento de los músculos y órganos.

A las ocho semanas las manos y los pies se hallan casi perfectamente formados. Hacia las nueve semanas el niño rodeará con sus dedos un objeto colocado en la palma de su manita. Se van formando las uñas y el niño succiona su pulgar. El bebé de nueve semanas ya responde a estímulos y puede ser capaz de sentir dolor. Alrededor de las diez semanas, el niño entrecierra los ojos y traga. A las once semanas orina, realiza una amplia variedad de expresiones faciales e incluso sonríe. A la semana doce el niño patea, voltea sus pies, cierra los puños, mueve los pulgares, gira las muñecas y abre su boquita. Todo esto ocurre durante los primeros tres meses del embarazo, etapa en que el 90% de los niños abortados son ejecutados por sus propias madres. En los seis meses restantes en el vientre no se desarrolla ni comienza a funcionar nada nuevo. El niño intacto por completo tan solo crece y madura…

Los cristianos primitivos se caracterizaron por su respeto a la vida aun no nacida, precisamente en medio de un mundo que solía practicar habitualmente el aborto e incluso el infanticidio. El mensaje de Jesús creó entre la iglesia del primer siglo un ambiente de consideración y dignificación de todo ser humano. Jesucristo, además de salvar la infranqueable barrera moral entre Dios y el ser humano, contribuyó a revalorizar decisivamente la vida. Pero no sólo se condenaba el aborto sino también toda actitud que promoviera y legitimara la muerte. Los primeros cristianos supieron ser coherentes con su fe y su defensa de la vida, oponiéndose abiertamente a la pena de muerte, la guerra, la participación de los creyentes en el ejército, siendo críticos por tanto con la defensa de la propia vida, el homicidio, la tortura, el suicidio y la eutanasia.

En la actualidad, todo esto debiera hacer reflexionar al pueblo de Dios, para que su defensa de la vida no se limite a una cómoda condena del aborto hecha desde la distancia y la falta de compromiso. Estar contra la muerte de criaturas inocentes es también abrir vías de ayuda a las mujeres que experimentan su embarazo como una experiencia de injusticia y soledad. Las declaraciones de principio y las acciones legales pueden ayudar, pero es menester articular sistemas reales y actitudes personales para hacer que el aborto resulte innecesario. ¿Cómo se mira en las congregaciones católicas y evangélicas a las adolescentes solteras que se quedan embarazadas? ¿Y a las madres solteras? ¿Qué consejos se les da? ¿Cómo reaccionan los padres y los abuelos creyentes? ¿Qué razones aporta la propia familia? Aquí es donde se ve si se está a favor de la vida. En muchos casos la decisión de abortar la provocan los mismos parientes por motivos absolutamente egoístas.

Estar contra el aborto no es sólo fomentar un cambio de mentalidad frente a la madre soltera, sino también promover una mejor educación sexual de los niños; multiplicar los centros de ayuda psicológica, espiritual, jurídica y económica para las mujeres que atraviesan esta dificultad; facilitar la adopción de bebés a tantas parejas que los desean y que tanto se les dificulta; subvencionar a las familias integradas por niños minusválidos, etc. Lo importante no es condenar teóricamente el aborto, sino entender y difundir el Evangelio de Cristo para que la triste realidad del aborto deje de tener cabida en nuestro mundo.