Una idea central...

Somos La Iglesia católica


Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.

Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.

Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.

Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.

Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.

Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.

Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.

Somos… La Iglesia católica.

Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.

Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).

Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.

Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.

Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...

Contenido del Blog

Todos los anticonceptivos son abortivos

Por Eulogio López (eulogio@hispanidad.com)

Esta es la historia de la desinformación. La lucha contra el aborto se sobrentiende como lucha contra el aborto quirúrgico, sanguinolento, porque es más visible.

Pero aborto, o asesinato del no nacido es también el aborto químico, es todo aquel acto encaminado que fulmina al ser concebido, es decir, a aquel ser humano, aunque sea el microscópico cigoto, dotado de una matrícula genética distinta a la del padre y la madre que lo engendraron.

Lo bueno que tiene el anticonceptivo es que mata en silencio, en la más absoluta opacidad. Por eso, hay que recordar que todos los anticonceptivos que se venden hoy en el mercado, incluida la Píldora del Día Después (PDD), son potencialmente abortivos. Es decir, su efecto es doble: primero intentan evitar la concepción, pero el prestigio de las multinacionales farmacéuticas no puede quedar en entredicho, así que si no logra evitar la fecundación impide la anidación. En plata: si no actúan antes actúan después.

Por tanto, quien no quiera matar a su propio hijo no puede tomar antibaby, ni refugiarse en una estadística que, por otra parte, es imposible de realizar. Quiero decir que las posibilidades de que una pastilla sea abortiva puede ser mayor o menor, pero tampoco permitimos que nadie dispare en pleno campo a las 3 de la madrugada alegando que es casi imposible que ocasione un percance por aquello de que a esa hora no pase nadie por la calle.

Por otra parte, la mentirosa división entre anticoncepción y aborto ha calado en muchas conciencias cristianas y autoengañado a muchos. Por ejemplo, muchos moralistas aseguran que si el anticonceptivo se toma por razones médicas, no con el fin de impedir la procreación, la convivencia es posible. La razón médica más aducida es la de regularizar el ciclo menstrual de la mujer, pero los médicos saben muy bien que el ciclo se regula mientras la mujer toma la píldora y cuando deja de tomarla vuelve a la irregularidad. Una mujer no es un reloj. Añadimos así, a la posibilidad de un crimen, una gran mentira.

Y esto no es un mandato cristiano, es un mandato del Evangelio de la Vida. No hablo de religión, hablo de moral o de ética. Prueba de ello es que el único antibaby no abortivo es el condón (o el onanismo, si lo prefieren) y la Iglesia prohíbe ambos. Los prohíbe porque la Iglesia habla en positivo, no en negativo. La moral cristiana no es un “no” sino un “sí”, en este caso un sí a la vida. Por tanto, lo que la Iglesia exige a los católicos es que no cieguen las fuentes de la vida. Prohíbe el condón y prohíbe el onanismo, aunque no resulten abortivos ni el uno ni el otro.

Ahora bien, el anticonceptivo, todos los anticonceptivos que se venden en las límpidas farmacias, sí, son o pueden ser abortivos. Y no podemos disparar a las 3 de la mañana por el hecho de que resultaría muy improbable que le diésemos a alguien. La mera probabilidad, por muy remota que sea, hace que la ley lo prohíba. Y es que la persona es sagrada.

Con esta confusión, a muchos jóvenes novios católicos no se les explica esto y programan su matrimonio con anticonceptivos, especialmente cuando el consejo viene de maestros de moral católica, a veces muy buenas personas. Cuando sean mayores se arrepentirán de haber cegado las fuentes de la vida.

«Martín Lutero»

Los cines españoles exhiben estos días el filme "Lutero", dirigido en 2003 por Eric Tiill y protagonizado por Joseph Fiennes, conocido por su actuación en la laureada película "Shakespeare in love", y con el papel también estelar del gran Peter Ustinov, ya fallecido.

"Lutero" es una reconstrucción histórica y militante de los veinte años cruciales -entre 1510 y 1530- que marcaron la vida y la obra de Martín Lutero, uno de los personajes más decisivos en la historia moderna y contemporánea. Sin entrar en una valoración estrictamente cinematográfica -vaya por delante el reconocimiento a su buena puesta escena y ambientación, magnífica interpretación y espléndida banda sonora-, estas líneas, desde una perspectiva confesionalmente católica, buscan situar en su texto y en su contexto al personaje objeto del filme, a su obra y a su tan destacado influjo.

¿Quién fue Martín Lutero?

Nacido en Eisleben, en la Alemania profunda de Sajonia, el 10 de noviembre de 1483, Martín Lutero creció en un ambiente familiar espartano y agrio. Estudió Teología con los Hermanos de la Vida Común en Eisenach y Filosofía con los Agustinos en Erfurt, en una cátedra saturada del llamado pensamiento nominalista, que estaba cargado de relativismo.

En 1505 se hace fraile agustino y recibe poco después –el 2 de mayo de aquel mismo año-.la ordenación sacerdotal. Aquí comienza la película tras una escena previa de la pavorosa tormenta del día de Santa Marta, que casi ocasiona la muerte de Lutero y que marcará su vida.

Su carácter, reflejado desigualmente en la película, ofrecía inequívocos rasgos de melancolía y tristeza y una fuerte y, a veces, contradictoria personalidad. De sincera y voluntarista religiosidad, vivía obsesionado por los escrúpulos, se estremecía sobremanera por la cruz, percibía a veces a Jesucristo como verdugo y le obsesionaba la idea de la predestinación y de la salvación eternas.

Entre 1510 y 1511 marcha a Roma comisionado por su Orden Religiosa para la reforma de la misma. Sus primeras impresiones -reales, pero demasiado exageradas en el filme- no fueron muy distintas a las de cualquier otro peregrino y será con el paso de los años y también en aras a la leyenda cuando el propio Lutero y sus seguidores las extremen.

En 1511 regresa a Alemania y es enviado como profesor a la Universidad de Wittemberg, que era la Universidad del Príncipe de Sajonia. Pronto se hace popular por su radicalismo y por sus ansias de autenticidad. Llega entonces a esta ciudad el fraile dominico Juan Tetzel a predicar las indulgencias y las ideas y los sentimientos de Lutero se exacerban.

El 31 de octubre de 1517 publicaba sus célebres 95 tesis de protesta en la puerta de la Universidad de Wittermberg –los historiadores dudan de la veracidad concreta de esta escena, no de su contenido- y comienza, ya de modo irreversible, el proceso que desembocará no sólo en la llamada comúnmente reforma luterana o protestante, sino una verdadera revolución o ruptura con la Iglesia Romana.

Las causas de la reforma protestante

La historiografía moderna más contrastada ha abandonado ya las tesis o soluciones monistas de la reforma protestante o luterana para hablar de una multiplicad o conjunto de causas. La película "Lutero" parece, no obstante, abonarse más a las primeras tesis.

Entre estas soluciones monistas o aisladas los historiadores habla de seis: su viaje a Roma de 1510, la construcción de la nueva Basílica de San Pedro de Roma y la consiguiente predicación de las indulgencias para sufragar sus gastos, el abusivo culto a las reliquias, una toma de conciencia por parte de las masas populares de la opresión religiosa -es la tesis de Karl Marx- con consecuencias económicas de pobreza para el pueblo, la necesaria renovación del cristianismo y el efecto de unas sucesivas crisis personales de Lutero, acentuadas por su compleja personalidad.

En el filme que nos ocupa abunda en las dos primeras razones, refleja la tercera y apunta ligeramente hacia la cuarta, sin un desarrollo fílmico y argumental al respecto convincente.

Sin descartar como "sumandos" ninguna de estas causas menores, los historiadores convergen hoy día en presentar el luteranismo como un complejo conjunto y entramado de factores. Unos son de carácter religioso como la debilitación progresiva de la autoridad moral papal y la mundanización de la jerarquía -excesivamente mostrada en la película-, los fallidos intentos de reforma desde el interior de la Iglesia y la decadencia de la Filosofía y de la Teología.

Más importantes todavía fueron las razones políticas y sociales, que la película no ignora, pero que, al mostrarlas sin argumento fílmico propio, impide al espectador no versado en estos temas captar su verdadero alcance. Estas razones políticas eran el nacionalismo alemán antiromano y antipontificio, el rechazo en Alemania a la dinastía de los Ausburgos, encarnada entonces por un jovencísimo Carlos V de Alemania y I de España, la estructura social feudal alemana que acentuaba la división clasista en la sociedad y ahogaba las justas reivindicaciones del proletariado agrario y de la pequeña burguesía y unos años de malas cosechas que hicieron cundir el hambre, lo cual fue hábilmente instrumentalizado por los Príncipes alemanes en su intento de robustecer su poder autónomo y nacionalista.
La imprenta y la equidistancia

Al desarrollo del Luteranismo contribuyó de manera decisiva la imprenta, descubierta, en lares alemanes precisamente, setenta años antes. La imprenta otorgó a las tesis y a los escritos de Lutero una difusión hasta entonces inaudita. La película refleja correctamente esta realidad.

Por último y lejos de planteamientos maniqueos acerca de Lutero como mito de excelencia y de libertad o mito de perversión e inmoralidad, su compleja personalidad y psicología, sus "filias" y sus célebres "fobias" -el demonio, los judíos, los turcos y el Papa-, el factor humano de Martín Lutero, añadió a todo este cúmulo de causas la gota que colmó el vaso, la chispa que prendió el cañaveral.

Principios y consecuencias de Lutero

La Teología luterana se hizo fuerte -escribimos esquemáticamente en aras a la sencillez y a la mejor compresión de las cosas- en cuatro grandes ideas o principios excluyentes: Su sí a “solo” Cristo conllevaba la negación de la Iglesia como sacramento de mediación, del ministerio del primado petrino así como la supresión práctica del culto a María y a los santos; su sí a la “sola“ fe -la llamada fe fiducial- negaba en la práctica el valor de las obras o de los méritos, escudándose en que sólo salvan los méritos de Cristo; su sí a la “sola” Escritura sola suponía un rechazo a la Tradición y al ministerio de la Iglesia para interpretarlo válida y universalmente; su sí a la “sola” gracia rechazaba en el fondo la libertad y se sumergía en la predestinación.

Lutero quiso una Iglesia más libre y cayó en las manos del poder civil de los Príncipes. Su "libre examen" abría inexorablemente las puertas del subjetivismo y del relativismo. Lutero quería una Iglesia más pura y más auténtica y la hizo puritana, gélida y desangelada. Lutero pretendía una religiosidad más verdadera y cundió el indiferentismo religioso. Lutero rehúsa el culto a los santos y él mismo fue y es tomado después por santo y héroe. El Luteranismo fragmentó la Iglesia, se fragmentó a sí mismo en varios cientos de confesiones actuales que siguen "por libre" y "por separado" el credo de Lutero y fragmentó el pensamiento.

La verdadera reforma de la Iglesia

Roma no estuvo lo suficientemente atenta y provista de reflejos para captar lo que con los años vendría. Quizás estaba demasiado mundanizada y ensimismada. Cuando a partir de 1546 comenzaba azaroso el Concilio de Trento, era ya demasiado tarde para evitar la ruptura.

Sin embargo, cuando Trento concluía su quehacer en 1564, la Iglesia aprendió la lección y surgió un extraordinario "corpus" doctrinal, quizás, eso sí, un tanto herido y condolido y, por ello, defensivo y apologético.

Y de Trento y de su entorno anterior y posterior brotaría una extraordinaria pléyade de santos - Juan de Dios, Camilo de Lelis, Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Juan de Avila, Francisco Javier, Francisco de Borja, Carlos Borromeo, Felipe Neri, Pedro Canisio, José de Calasanz, Vicente de Paúl, Francisco de Sales María Ward, Juana María Lestonac, Angela de Merici, Roberto Berlamino...- que sanaron heridas y, sobre todo, fortalecieron a la Iglesia y la reformaron desde dentro y como la Iglesia debía ser reformada.

Y ahora, casi cinco siglos después, los cristianos protestantes y los cristianos católicos, lejos ya de discusiones y conflictos, están llamados a caminar fraternalmente en pos de una reconciliación y de una unidad que entonces no fue posible, pero que sigue siendo un mandato categórico y inexcusable de fidelidad a Jesucristo, el único Señor de la Iglesia.

New Age: El retorno al gnosticismo

Por Joan Manuel Gutiérrez Delgado

Pero, ¿qué es exactamente el New Age? ¿Una nueva moda religiosa? ¿Una evasión del mundo real o la proyección de un mundo lleno de ilusión?, ¿Es aquello que algunos llaman el retorno al IV Reich? ¿O más bien es una nueva mentalidad religiosa que surge en el mundo científico, frío y sin sentido trascendental de Occidente?

En este escrito, quiero presentar las líneas filosoficoteológicas generales de lo que es en realidad el New Age y mediante qué signos o características se manifiesta al hombre de hoy.

Los creyentes católicos debemos conocer realmente estas nuevas sensibilidades religiosas que hablan de sincretismo, niegan la revelación cristiana y propugnan el culto del yo y de numerosas falsificaciones de la verdadera fe cristiana.

I. Definición y origen

A. ¿Qué es el New Age?

El New Age es un conjunto de prácticas aparentemente heteróclitas, pero unificadas por una visión de humanización total (holista): técnicas de "ampliación de la conciencia" y medicina del alma, astrología o channelling (comunicación con la entidad del mundo invisible), control del cuerpo por medio de artes marciales, y mediante el aislamiento sensorial o las terapias inocuas; control de la naturaleza con el arte foral, la ecología o el vegetarianismo. El New Age es un nuevo modo de ver la realidad de las cosas. Según lo definen los propios fundadores del New Age, este movimiento es "un nuevo paradigma".

Por otra parte, Donald Leonard afirma que es un "lago esotérico y misterioso donde fluyen las corrientes de los años 60: Ecologistas, movimientos radicales, ambientalistas y pacifistas". El movimiento de la Nueva Era busca la liberación de la naturaleza humana y cósmica de sus múltiples dolencias y sufrimientos, no a través de paradigmas políticos o ideológicos, si bien el New Age de hecho está unido al partido verde, sino por medio de la meditación y del conocimiento. Hace que la humanidad penetre en el nivel de conocimiento espiritual-planetario, para entrar en una "nueva era" caracterizada por la paz y la felicidad.

La conocida newager Marilyn Ferguson, afirma que el New Age es una "red sin líderes, que trabaja para realizar cambios radicales en los Estados Unidos". Pero, según Franc Rodé, se trata de un "supermercado de religiones donde cada uno toma lo que le gusta y deja el resto". Y según los sondeos sociológicos, se trata de una religiosidad destinada a convertirse en fenómeno de masas por su ambigüedad, su fuerza y su capacidad de servir al romanticismo y al sentimentalismo religioso de la sociedad actual.

B. Origen y sus inspiradores

A la pregunta de cómo nace el New Age, podemos responder que posee dos fuentes principales de nacimiento: la corriente del Acuario con Paul Le Cour y la Sociedad Teosófica con Alice Balley, que más adelante veremos.

M. F. Jacques define con el nombre de "precursores de la era del Acuario" las corrientes esoteroocultistas, nacidas en la segunda mitad del siglo XIX. Este pensamiento esotérico trata sobre la transformación de la civilización: Cada vez que el sol entra en un nuevo signo zodiacal, esto es, alrededor de cada 2.160 años. La última transformación acaecida fue la del cristianismo en la era de Piscis. Por esto, el próximo gran cambio que se acompañará al advenimiento de la era del Acuario corresponderá a una hecatombe, a la que seguirá la venida de un "gran Rey", el retorno del Cristo-Acuario, que marcará el inicio de una nueva edad de oro. La nueva religión, entonces, será un esoterismo cristiano y gnóstico, basado en el Evangelio de San Juan, el verdadero evangelio del Acuario.

También, Alice Bailey (1880-1949), discípula de la Sociedad Teosófica, esperaba la transición hacia una nueva era, donde se reconciliarían todas las religiones en la identidad de sus orígenes, basados en lo que ella denominaba la verdad eterna. Bailey desarrolló las ideas gnósticas de Helena Blavatsky (1831-1891), como la nueva encarnación del Cristo cósmico. "La doctrina teosófica de la Sra. Blavatsky estriba en un esquema de tipo gnóstico-neoplatónico; unidad esencial de todo, ley cósmica (karma), manifestaciones del espíritu en la materia (avatara) y el regreso del hombre al espíritu".

Se creará una religión mundial donde Dios será similar al Brahman hindú, anunciado por todos los avatares, como Cristo, era tras era. El espíritu de la Nueva Era está en la ley de la reencarnación y continuará la revelación por el nuevo Salvador o avatar.

II. Características

La característica principal del New Age es su preferencia por la reflexión oriental de estilo panteísta, como camino para vivir una nueva religiosidad. Propugna un sistema religioso donde Dios se disuelve en lo Divino y viene a ser una "energía cósmica". Dios se identifica con lo último de la realidad de las cosas, especialmente con la psique humana. El movimiento de la Nueva Era busca lo trascendente, y no lo sensible, para liberarse en su totalidad de lo terreno, y se une a la conciencia cósmica o conciencia colectiva. Excluye la noción de creación y refuta toda visión dualista de la realidad.

También se trata de una visión "científica" de la realidad basándose en el holismo y en la evolución. El holismo de la física moderna, que identifica la materia con las ondas de la energía, hace del universo, según Fritjof Capra, un "océano de energía" donde todo nace, participa de la misma realidad y se halla en evolución constante.

Como técnicas, el New Age adopta la música, la danza, el arte en general, las artes marciales, el yoga, el budismo zen, el misticismo, la búsqueda de la sabiduría en las civilizaciones antiguas, la magia, la droga, el contracto con la naturaleza (la diosa Gaia) y otros métodos y técnicas. Utiliza la psicología de Jung (conciencia colectiva) y la psicología humanística de Maslow, que se basa en la experiencia de la unidad con el cosmos.

El New Age busca una transformación cultural de la sociedad, que incluye la sustitución de todas las religiones en nombre de una Nueva Era (tal y como es la traducción propia en lengua inglesa: new age). Este movimiento también niega las verdades más fundamentales de la fe cristiana, si bien tiene como texto básico de estudio la Biblia, especialmente el Evangelio según San Juan.

III. La fe del New Age

El New Age expresa una concepción innovativa del mundo (del cosmos, en su concepción más extensa) con los siguientes adjetivos:

holística (la realidad de las cosas se encuentra en el Todo),

ecológica (la diosa Gaia es la madre Tierra, que debe ser adorada),

andrógina (el mundo es una unión de lo masculino y lo femenino),

mística (lo divino pertenece a un Todo),

mundial (conciencia colectiva).

En el movimiento de la Nueva Era, se transita de la fe sencilla a lo gnóstico o creencias ocultas, de la religión a la espiritualidad, de la oración-súplica a la oración-mantra, de la obediencia a la experiencia... La fe está fundamentada en una espiritualidad esotérico-mística, donde se busca la unidad con una visión totalizante de la realidad de las cosas. También, se promueven un complejo de técnicas para explorar las fuentes del Ser y del Uno donde se refuerza el narcisismo del ego.

En la fe del New Age hay un sentido de profundo vacío existencial y de un deseo divino no colmado, donde se buscan las razones para vivir. Lo espiritual se identifica con lo emocional, aparece el culto de uno mismo, y existe un misticismo pagano, en donde se adora una divinidad sin nombre.

Según el New Age, el mundo va ""hacia una mayor unidad"" (en palabras de Teilhard de Chardin). La cosmogénesis, o la organización de la materia en aglomeraciones siempre diversificadas, con el paso del tiempo produce la biogénesis, o la vida en la tierra. La vida crea la biosfera, que se desarrolla en formas más complejas hasta llegar a la creación del cerebro. Aquí nos encontramos con la antropogénesis, la ascensión hacia el hombre. El hombre es el resultado final por encima de todos los seres del universo. Por ello, el hombre es persona en cuanto es conciencia pensante a sí misma. Después se origina un desarrollo de nivel cósmico: la conciencia no es solamente vida, sino reflexión. Entonces, la unidad logra el dominio absoluto sobre la propia evolución, y puede decidir sobre sí misma. Posteriormente, el hombre evoluciona hacia la noegénesis, o la génesis del espíritu, creando una nueva era de luz y de amor.

El objetivo planetario del New Age es la creación de un verdadero y propio sistema nervioso de la nueva humanidad: la comunidad científica mundial (educación mundial). Ésta es la transformación de la era del Acuario que nos llevará a la Omega, que es la realidad total y totalizante, el primer motor de la actividad humana que posee dimensiones universales. También es incorruptible, trascendente, unificadora, es el Amor divino.

Gnosis y razón se encuentran relacionadas entre sí, y esto se debe a una duda fundamental contemplando la capacidad de la razón y de la conciencia moderna de responder a los más profundos interrogantes del hombre. El objetivo de los neognósticos del New Age es reconducir el desgarrón que el saber puramente racionalista (positivismo y materialismo ateo) ha producido en un mundo todavía desilusionado y sin esperanza.

El semanario NEWSWEEK publicaba no hace mucho tiempo un análisis sobre las inclinaciones espirituales y religiosas en Estados Unidos, indicando que la ley de la oferta y de la demanda y los trucos comerciales se están aplicando ya a las diferentes comunidades religiosas cristianas.

De este modo la ley del mercado hace que la eficacia de un pastor protestante o de un sacerdote católico no se mida por su ejemplo fiel a las Sagradas Escrituras o a la predicación propia, sino a la cantidad de gente que acude a la iglesia y a la cantidad de dólares recaudados en las ceremonias religiosas. Así, para que la religión convenza deberá observar las "prescripciones de calidad" propias de un mercado competitivo, porque aparentemente esto es de lo que se trata, de ganar clientela. NEWSWEEK anota tres:

1. Se presenta como un menú de restaurante. Las diversas confesiones e iglesias ofrecen doctrinas entre las que cada persona escoge, según sus gustos. No se trata de pertenecer a una fe determinada, sino de írsela haciendo a la medida, escogiendo un poco de esta religión y un poco de la otra.

2. Religiosidad entendida como feeling, sentimiento. No existe ningún interés por la formación religiosa ni por la profundización en la fe o en los fundamentos propios de la religión. Las creencias que se admiten son epidérmicas y no exigen una adhesión comprometedora a ninguna religión en concreto.

3. Religión fácil. Es una religiosidad basada en una intensa vida social, en vistas a satisfacer el sentimiento religioso propio de todos los hombres.

Por otra parte, el Credo del New Age es ambiguo y busca la satisfacción de todos los gustos y medias espirituales a elegir. Evidentemente, posee "dogmas" o directrices adoctrinales, aunque no se sostienen como tales, y son éstos los que fundamentan su Credo:

1. Rechazo radical de la filosofía y la religión de la "Old Age", Era Antigua. Esto significa una oposición frontal frente a la civilización judeocristiana.
Promueve las religiones paganas (ritos celtas, mitología germánica...).

2. Se enfrenta al dualismo creado por Occidente denominado ""Dios y hombre"", considerando que la humanidad es una, la naturaleza y la humanidad son una sola realidad, el Universo y Dios son uno.

3. Propone el libre examen de la percepción de la realidad, donde cada uno interpreta como quiere las religiones y la realidad existencial que las rodea, frente al dogmatismo religioso de las religiones tradicionales.

4. Predica la Era del Acuario, que teóricamente nos traerá una era de armonía y paz cósmica a lo largo del Tercer Milenio. Nacerá así una nueva religión, bajo la llegada de un Cristo Aquarius liberador.

Frente a este Credo, nos encontramos con otra realidad, y es el hecho palpable de la expansión vertiginosa del New Age por todo el globo terrestre: múltiples seminarios, un sin fin de cursos, revistas y librerías. Concretamente se han creado unos 50.000 centros y librerías New Age que, con imágenes y rótulos diversos, se reproducen por doquier, comercializando todo tipo de objetos, plantas, curiosidades diversas. Existen actualmente más de 100.000 libros publicados sobre cualquier tema que desarrolle el pensamiento newager, como si se tratara de un apostolado escrito. Además de poseer numerosos supermercados y farmacias especializados en alimentos newagers (alimentos ecológicos, vegetarianos, de relajación...) y medicina alternativa.

Conclusión

He realizado una explicación breve de la Era de Acuario, del New Age. Debido al factor tiempo no ha sido una explicación completa ni exhaustiva. Esto podría hacerse en un Seminario sobre esta temática. Sí que hay abundante bibliografía. Precisamente en una colección que dirige Mons. González se publicará un trabajo mío sobre el New Age y su relación actual con el cristianismo.

A lo largo de esta conferencia hemos caminado por el sendero de la Nueva Era. Conocemos las ideas básicas de la espiritualidad del New Age, cuáles son sus características fundamentales y cómo se manifiesta al hombre y mujer del siglo XXI. Pero me surge una pregunta que me inquieta: ¿cómo podemos vivir nuestra religión católica ante el influjo irremediable de este nuevo movimiento sincrético, esotérico y ocultista?

Por una parte, conviene reconocer que la Era del Acuario nos propone una visión ambigua del mundo en lo espiritual y en lo religioso. Intrínsecamente, es una respuesta a las preguntas y a la sed de trascendencia del hombre actual. Pero el agua que presenta el New Age es un agua no potable, contaminada de lo pagano, lo gnóstico y lo sincrético.

Por otra parte, Juan Pablo II insiste en una nueva evangelización que supere al New Age, y también a todos los nuevos movimientos religiosos denominados "sectas".

Urge defender la fe frente a estas nuevas concepciones descristianizadoras. Considero que tal defensa consiste en efectuar un refuerzo de la identidad cristiana, ligar de nuevo la relación auténtica entre fe y obras (praxis), fe y vida cristiana, y una conciencia vital de aquello a lo que oramos y en lo que cristianamente creemos. Potenciar nuestras creencias cristianas básicamente desde la reflexión del Credo de nuestra fe católica, completada a través de una catequesis profunda y desde la vivencia de la fe personal, que logre adentrar a todo creyente en la auténtica senda del itinerarium Dei. La catequesis está destinada a llevar a cabo esta función evangelizadora, frente al mundo actual, necesitado de dar respuesta a cuestiones inquietantes de la existencia humana.

En este sentido, Francesc Torralba afirma: "Hay un redescubrimiento de la dimensión invisible del ser humano, de la interioritas agustiniana. (...) Después del eclipse de Dios que ha caracterizado el siglo XX, el hombre contemporáneo parece abrirse, desde múltiples perspectivas, al Reino del Espíritu, a la esfera de lo sagrado, pero le faltan pedagogos, maestros espirituales".

Y podemos añadir: Tales pedagogos o maestros espirituales los encontramos en Edith Stein, John Henry Newman, Teresa de Lisieux, von Balthasar, Henry de Lubac, Teresa de Calcuta... y tantos otros. Estos pensadores y testimonios cristianos del siglo XX nos ofrecen su peculiar espiritualidad, madurada tras la experiencia personal con el Dios-Amor, y tras los duros golpes de la vida. Nos presentan una catequesis desde la vivencia coherente de la fe, llevada incluso hasta el extremo de dar la vida heroicamente, como Edith Stein al morir en la cámara de gas de Auschwitz en 1942. Urge una nueva proclamación entusiasta y con convicción clara del Evangelio, sin miedos, escuchando constantemente en nuestro interior el mensaje esperanzador del Papa Wojtyla: ""Abrir las puertas de vuestros corazones a Cristo"".

El "horoscopismo" en la prensa nacional


04 de Enero #2006
En memoria de San Gregorio (+ 539) Obispo

Sr.
Fausto Rosario Adames
Director de Clave Digital
Vía correo electrónico
Ciudad

Ref.: “el horóscopo, una falsedad horrorosa”

Estimado Don Fausto:

Al saludarle cordialmente en este principio de año, y desearle toda suerte de felicidades, he querido escribirle algunas líneas en relación al artículo aparecido en ese diario digital en el día de hoy: una entrevista a un par de “agoreros” de muy mala clase.

“Las voces de los astros hablan de un fatídico 2006”.

Pues le cuento que si las cosas van mal, nada tienen que ver los astros con ello, sino que la responsabilidad recae sobre nosotros mismos. Este es el cuento mejor pasado por agua que hayamos escuchado en esta corta vida. ¿Que manera tan estúpida de echarle la culpa a los astros de cuanto sucede?

Nada de lo que acontezca en este planeta tierra tendrá nada que ver con lo que sucede o sucederá en el cielo; excepto por un poco de sol o unas gotas de lluvia, o cuando decidamos –por fin- corresponder como es debido a Dios Padre todopoderoso y hacer su santa voluntad.

¡Que horror! Un medio de comunicación como ese dando a conocer tanta falacia.

“Viera presagió el derrumbe de las Torres Gemelas y la Guerra en Irak, en el 2000, y para este año señala que el país podría volver a ser gobernado por un triunvirato.”

http://clavedigital.com/Ocio/Articulo.asp?Id_Articulo=2022

El derrumbe de las "twin towers" en Nueva York fue predicho acertadamente hace dos mil ochocientos años (2'800) por el profeta Isaías (30, 12-13), como lo repitió de nuevo hace apenas quince años (15) un valiente escritor norteamericano, Gary H. Kah, cuando afirmó lo siguiente:

“Como van las cosas, New York sería el lugar más lógico para establecer la capital del mundo, dado el hecho de que es la ciudad con más poder e influencia en el mundo y que las Naciones Unidas, el Consejo de Relaciones Exteriores y la Comisión Trilateral, todos tienen sus oficinas allí. Sin embargo, ‘la jerarquía secreta de Europa’, que es la que da las órdenes, pudiera tener planes distintos. Si quisieran tener tener la capital mundial en Europa, encontrarían la manera de hacerlo. Tal decisión, sin embargo, probablemente envolvería la devastación económica o la destrucción física de la ciudad de New York. Esto podría lograrse de varias maneras: económicamente, a través de un planeado colapso del mercado de valores o una severa depresión que resultaría en una excesiva deuda nacional; físicamente, con un ‘acto de terrorismo’, un ‘accidente nuclear’ o una ‘guerra nuclear limitada’. Cualquiera que fuese el método utilizado, ‘la jerarquía europea’, creo yo, sería capaz de llevarlo a cabo, si Dios lo permite.”

No hay que ser un genio en la ciencia de las matemáticas para saber que si bregamos con fuego nos podemos quemar. Tampoco hay que ser un genio en la "astrología" para presumir que si los Estados Unidos y “el club de los dueños del mundo” (Los Iluminati) desean apoderarse de todo, lo único que tendrán que hacer -efectivamente hablando- es meternos suficiente miedo como para que tengamos que aprobar cualquier acción que estos tomen, sea esto la fuerza, la destrucción o la muerte.

Vuelvo y repito, Don Fausto, la presentadora de televisión, ex reina de belleza, ex miss mundo, Mariasela Álvarez de Del Pino, llevó a la televisión dominicana en dos ocasiones a un ex astrólogo llamado Edgar, quien confesó públicamente el engaño enorme que significa todo esto para nuestro pueblo. Primero, porque nos aparta inmediatamente de Dios, y nos coloca del lado del “futurólogo”, el mismo Diablo vestido de gente; y luego porque todo cuanto se nos dice es mentira, puro “bluff”, patraña, chapusa.

A continuación parte del texto de dicha entrevista:

“Desde la edad de doce años empecé a investigar sobre los egipcios, las pirámides (Harru Potter y el código Da Vinci), buscando como llenar el vacío (existencial) tan grande que tenía en mi corazón; caminaba en esa dirección. Los medios me proveían cada día más y más información, cada vez más accesible. Cuando comencé en estos asuntos apenas contaba con información básica, pero luego pude obtener más literatura, libros, materiales, artículos e instrumentos con los cuales podía realizar mis rituales ESOTERICOS. Me fui involucrando cada vez más, hasta llegar a lo más profundo, PRACTICARLO, EJERCERLO como PROFESION, como NEGOCIO y MEDIO DE VIDA, ME HACIA LLAMAR ASTOLOGO, estudiaba astrología, era a lo que más tiempo dedicaba, y DE UNA MANERA U OTRA, LAS VIDAS DE ESAS PERSONAS DEPENDIAN DE MIS PALABRAS, DE LO QUE YO DIJERA A TRAVES DEL HOROSCOPO Y DE LAS CARTAS ASTRALES, Y UN SIN NUMERO DE CONSULTAS QUE CONTINUAMENTE ME HACIAN... LO MISMO QUE YO BUSCABA, LLENAR ESE ESPACIO, UN VACIO INTERIOR EN EL CORAZON, QUE NO SE ENCUENTRA COMO LLENARLO, QUE EL DINERO NO LLENA, QUE NADA LO LLENA... Un amigo me invitó a un retiro de sanación en la Iglesia Católica, y mi vida cambió para siempre...”

A buen entendedor, algunas palabras bastan. Llevo años escribiendo a una amiga que se dedica a esto, precisamente, para ¡Oh! Magazine del Listín Diario, y recién me cuentan que lo ha dejado para dedicarse a otra cosa. Esto es en serio, Don Fausto. Dios libre a uno de sus hijos caer víctima de estos rufianes.

Los astrólogos –y los medios de comunicación que los promocionan- reaccionan de mala manera ante la exposición que se les hace respecto al tema, si es que representa un gran negocio mantener al pueblo "mente-atado", pero es que “la astrología no es más que una sarta de sandeces, un engañabobos”. No puede ser posible que unos diarios que se ufanan en dar a conocer la verdad de todas las cosas en sus noticias se de el lujo de publicar esta barbaridad. No señor, no es posible comprenderlo y quedar quieto.

“Los astrólogos Marilú Viera y el niño prodigio coinciden en situaciones difíciles que deberá enfrentar el presidente Leonel Fernández, tanto en el ámbito personal como en el político… La astróloga, al conceder una entrevista a Clave Digital, señaló más fatalidades en el orden económico…”

Mire, Don Fausto, sugerir estas cosas es como para llamarles la atención muy severamente a estos tipos. La verdad es que no me explico la paciencia que tienen los responsables de los organismos de seguridad del Estado que no toman de inmediato cartas en el asunto. Con el “forecast” de ciertos economistas “chiflados”, unido a estas predicciones esotéricas, con razón es que la prima del dólar anda como la bolita que sube y que baja, como si tuviera malestares estomacales. Los únicos verdaderamente afectados en todo esto, de nuevo, somos los más pequeños de nuestra sociedad, los infelices.

Con un pueblo repleto de irresponsable, ingenuos, ignorantes y mal educados, pobremente evangelizados aún pululen los cristianos; y con una Secretaría de Cultura y otros estamentos promoviendo la seudo religiosidad, auspiciados por transnacionales al servicio del imperio, las miles de sectas y nuevos movimientos religiosos operando en nuestro suelo, Jesús nos atrape en su segunda venida debidamente confesados, porque con razón o no, las vamos a pagar todos.

Sin otro particular por el momento, le saluda,

Atentamente,

Mario R. Saviñón

Pd. Anexo le remito un artículo sobre la masonería invisible, uno de los temas que más me intrigan actualmente, por su vigencia y participación activa en todo cuanto sucede en nuestra sociedad. Se lo recomiendo.

¿Qué es el Nuevo Orden Mundial?


¿Qué es el Nuevo Orden Mundial (NOM), unas siglas que se han enseñoreado de la WWW?

Por Eulogio López

www.hispanidad.com/noticia.aspx?ID=133122

¿De qué habla el abajo firmante cuando hablo del NOM?

Recurriré a la sabiduría a Gilbert K. Chesterton, que no por haber nacido en 1874 y muerto en 1936 presenta menos atributos. Y es que el hombre se mueve por ritmos. Las novedades no son más que repeticiones de etapas pretéritas. El invierno sucede al otoño, como éste al verano y el verano a la primavera, que sucedió al invierno, pero es el mismo invierno que antes. Otro invierno, el mismo invierno.

Pues eso. El NOM es el viejo paganismo al que ahora le toca exhibir su cara más dulzona y viscosa: el panteísmo, modelo ecológico. La Cumbre de Copenhague, para entendernos.

Chesterton lo explica así:

La Iglesia estará nuevamente cara a cara con su primer y más formidable enemigo, que es mucho más atractivo, porque es más humano, que cualquiera de las herejías. En cierto sentido podría denominarse materialismo práctico, es decir, libre de la estrechez del materialismo teórico. El pagano buscaba sus placeres en las fuerzas naturales de este mundo”.

Continúa el maestro:

El panteísta siempre está demasiado cerca del politeísta, el politeísta del idólatra, y el idólatra del hombre que practica sacrificios humanos (por ejemplo, el aborto). No hay nada en el paganismo que le permita controlar sus propias exageraciones y por esta razón el mundo encontrará de nuevo, como ya lo hizo una vez, la necesidad de una filosofía moral universal soportada por una autoridad que tenga el poder de definir”.

Estoy citando un artículo de los años veinte. Ojo a la profecía ya cumplida:

en el caso del psicoanálisis y del estudio del subconsciente, la Iglesia se encontrará, tarde o temprano, defendiendo verdades esenciales de la voluntad y la conciencia contra la marea de salvaje despersonalización que se avecina”.

¿Les suena?

Y luego llegó el progresismo, que es lo mismo que relativismo, y llegó de la mano del racionalismo, ese conjunto de engreídos patanes empeñados en comportarse como los amos del universo. Los racionalistas nunca han sido razonables porque nunca emplearon la razón, sólo la mitificaron. Pero el docente lo explica mejor:

la religión romana es, en el sentido literal del término, la única religión racional. Las demás religiones no son racionales, sino relativistas, pues declaran que la razón es en sí misma, relativa y no es digna de confianza, que el ser es el devenir, o que todo tiempo es una transición, dicen que dos más dos suman cinco en las estrellas fijas, que en metafísica y moral hay un bien que está más allá del bien y del mal. En lugar del materialista que dice que el alma no existe tendremos con nosotros a los nuevos místicos que dicen que el cuerpo no existe”.

El gorismo no es más que la espiritualización de la materia, del planeta tierra, de la diosa Gaia, ante la que el hombre debe presentarle sacrificio del suicidio como raza.

El respeto al Evangelio

Por Santiago García Aracil, arzobispo de Mérida-Badajoz


Seamos valientes para reflexionar acerca de nuestra situación respeto de las verdades de nuestra fe

No estoy pensando en manifestaciones que silencian maliciosamente la palabra de Dios en la que se inspira un criterio o un comportamiento. Tampoco pienso en faltas de referencia al Evangelio por simple olvido. Tengo presente, sobre todo, la sorprendente pobreza de referencias a la palabra de Dios cuando se presentan unos argumentos, a favor o en contra de determinadas actitudes y comportamientos, cuando dichos argumentos no tienen validez si no están manifiestamente apoyados en la palabra de Dios. 

En otras ocasiones, el silenciamiento de la palabra de Dios es debido a su desconocimiento o a la deficiente familiarización con ella. La ignorancia en este campo resulta cada vez más extendida y preocupante. Tanto es así, que el Papa Benedicto XVI, gran conocedor de la realidad actual de la Iglesia y de los grupos cristianos, ha dicho en la homilía del Jueves santo: “En el encuentro de los cardenales con ocasión del último consistorio, varios Pastores, basándose en su experiencia, han hablado de un analfabetismo religioso que se difunde en medio de nuestra sociedad tan inteligente. Los elementos fundamentales de la fe, que antes sabía cualquier niño, son cada vez menos conocidos. Pero para poder vivir y amar nuestra fe, para poder amar a Dios y llegar por tanto a ser capaces de escucharlo del modo justo, debemos saber qué es lo que Dios nos ha dicho; nuestra razón y nuestro corazón han de ser interpelados por su palabra”.

A la luz de estas consideraciones, verdaderamente preocupantes, podemos explicarnos la ausencia de la palabra de Dios en labios de muchísimos cristianos cuando se trata de juzgar acerca de la verdad o de la falsedad, y de la bondad o de la incorrección moral de los criterios o de las acciones de que se está hablando. Yo, como Obispo de esta Iglesia que peregrina por tierras de Badajoz, siento grandísima preocupación por la formación cristiana de los fieles. Sobre la necesidad de tomarse en serio la solución de este vacío, he hablado insistentemente con los sacerdotes y con los seglares. Y, como no hay que predicar sin estar dispuestos a dar el trigo que depende de uno mismo, en orden a facilitar con seriedad los medios adecuados para corregir este lamentable vacío de formación cristiana se pusieron en marcha las Escuelas de formación básica, la de Agentes de Pastoral y el Instituto superior de ciencias religiosas. El testimonio de quienes las han aprovechado es enormemente positivo. Llegan a lamentar que no se aprovechen más personas. 

Por el interés de ayudar a la formación cristiana de los fieles seguiremos poniendo en ello todo el esfuerzo de que seamos capaces para que cada día sean más los que reciban la necesaria formación y puedan pensar y vivir cristianamente en este mundo y en este tiempo. El Evangelio es nuestra razón de vivir y el fundamento de nuestra esperanza. 

Pero hay, además, otra razón por la que la palabra de Dios queda silenciada como referencia de nuestros criterios y comportamientos. Parece que el motivo es, en algunos casos, un extraño pudor o una injustificada vergüenza de manifestar la propia identidad cristiana. Esto es debido, no cabe duda, a que, como dice el Papa, su razón y su corazón todavía no han llegado a ser interpelados, de verdad, por la palabra de Dios. Esta defectuosa situación está cada vez más extendida, sobre todo como herencia de un cristianismo sociológico, o de una falta de planteamientos serios acerca de la fe. Por ello urgen reflexiones y proyectos muy concretos tanto en la acción pastoral como en las actitudes y compromisos de las personas ante la revelación del Señor que la Iglesia nos transmite autorizadamente.

En otras ocasiones, hay cristianos que, ante problemas importantes que tienen relación con la defensa de la vida, con el cuidado del matrimonio y de la familia, con la rectitud moral en el trabajo, en las responsabilidades públicas, en la recta administración de los bienes temporales, y en tantos otros asuntos, prescinde de la referencia al mensaje de Jesucristo y a la enseñanza de la Iglesia, no solo por su deficiente conocimiento o por una insuficiente valoración de lo que se conoce, sino por otra razón. Muchos temen que los argumentos evangélicos expuestos en la doctrina cristiana sean contraproducentes; piensan que no van a ser aceptados por los interlocutores ajenos al Evangelio. Entonces, sin querer, les dejan sin los verdaderos motivos por los que se defienden o se exponen determinadas posturas que puedan llamarse cristianas. Esto es un error de planteamiento porque, salvadas algunas circunstancias muy especiales, el cristiano puede aparecer entonces como quien actúa sin tener convicciones bien fundamentadas. Y esto va tanto contra la defensa de la verdad como contra quien nos escucha, porque se le niega la Buena Noticia capaz de abrir la mente a la verdad y la vida a nuevos horizontes. Sin ello no se alcanza la esperanza que no defrauda.

Seamos valientes para reflexionar acerca de nuestra situación respeto de las verdades de nuestra fe. Analicemos nuestros comportamientos en aquellas circunstancias en que estamos especialmente llamados a ser luz del mundo y sal de la tierra. Necesitamos formación, coherencia, valentía y decisión.

Los adictos

Por Luis García Dubus (luisrgdubus@gmail.com)

Conozco y admiro a un AA.  Él comprendió un día que su adicción  al alcohol estaba arruinando su vida y la de los que lo rodeaban.
Y decidió seguir los doce pasos inventados por un señor llamado Bill Wilson. Hoy es un hombre digno y respetable.
El primero de esos pasos es admitir su adicción. Y reconocer que su vida es gobernada por esaadicción.  Creo que este debe ser el paso más difícil, porque lo más fácil es echarles a los demás la culpa de sus problemas, pero es difícil admitir que el problema es uno mismo.
¿Es usted un AA?  Espere un momento. No responda tan rápidamente. Vamos a suponer en este caso que no le estoy preguntando si usted es un alcohólico anónimo (AA), pero sí un adicto anónimo, (también AA).
¿A qué cosas podemos ser AA?  Según T. Keating, podemos ser adictos a tres necesidades a las que todos nos apegamos en nuestra niñez:
1. Necesidad de seguridad material
2. Necesidad de amor, prestigio y reconocimiento
3. Necesidad de poder y control
Estar apegado a cualquiera de esas tres necesidades, de tal modo que no podamos vivir sin ellas, es ser un adicto, un AA.
¿Somos culpables de ser adictos a estas tres necesidades instintivas?
La respuesta está resumida en este párrafo:
“La condición humana no es culpa de nadie.  Crecemos sin la experiencia de la presencia de Dios, y, por consiguiente, buscamos la felicidad en otra parte.  Esto se convierte en un hábito del que nos resulta muy difícil desprendernos mientras nuestro falso yo siga desarrollando formas erradas de tratar con la frustración de nuestras necesidades instintivas” (“Terapia divina y adicción”, Pág. 126)
¿Podemos liberarnos de estas esclavizantes adicciones?
Con la ayuda de Dios podemos reconocerlas, sin la ayuda de Dios nunca podremos liberarnos de ellas. En el evangelio de hoy (Juan 2, 13-25), aparece el Señor purificando el templo de los comerciantes que lo habían ocupado. La buena noticia de hoy es que Dios quiere que seamos libres y felices, y está deseoso de que le permitamos purificar nuestro interior, porque nosotros somos hoy su templo, es decir, el lugar donde Él habita.
He tratado de corregir mis defectos muchas veces, sin resultados .
Ahora he comprendido mi error: no soy yo, es el propio Jesús quien puede purificar mi interior, y Él está deseando hacerlo para que así pueda yo encontrar la única paz y felicidad verdaderas. ¿Estoy yo dispuesto a tener paz, y a permitir que se active mi bondad natural?
La pregunta de hoy
¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA QUE JESÚS ME LIMPIE Y ME LIBERE?
Si usted desea que alguien le limpie su casa, tiene que abrirle la puerta, ¿verdad?
La forma de abrirle la puerta a Dios es hacer silencio y descansar en Él. Presentarse ante Dios, decirle “te entrego lo que soy y lo que siento” y luego callarse. Eso le permitirá a Él llegar con su amor a donde usted mismo no puede llegar: su inconsciente .
“El inconsciente es la clave secreta de todos nuestros objetivos” C. Jung . Regálale a Dios su silencio y déjese curar por Él, que es el único que puede y quiere hacerlo. Sólo curado tendrá paz.

No nos confunda más Anselm Grün



Por F. Nelson Medina, Dominico


http://infocatolica.com/?t=opinion&cod=11774

Es un personaje polémico también, que ha llegado a nuestro país [Colombia] precedido por señales ambiguas. En efecto, quedó claro, ya entonces, que sus libros son leídos y traducidos ampliamente pero que su doctrina no da total confianza.

[Nota previa de Fr. Nelson Medina: Soy consciente de que algunos de los puntos aquí expuestos son materia de discusión. Precisamente para que haya un diálogo amplio y equitativo, expongo con claridad y de manera abierta mi posición, que en todo quiere ser fiel a nuestra Iglesia Católica.]
Isabel Gómez, representante de la Editorial San Pablo en Colombia, afirmó sobre el monje alemán Anselm Grün: “Es el escritor más famoso de espiritualidad que tenemos actualmente…” A juzgar por la presencia de las obras de este benedictino, es así. He visto con mis propios ojos librerías católicas que tienen estantes llenos de títulos suyos. Se trata de un autor prolijo, de enorme acogida y por lo tanto, de notable influencia.
Es un personaje polémico también, que ha llegado a nuestro país [Colombia] precedido por señales ambiguas. En efecto, quedó claro, ya entonces, que sus libros son leídos y traducidos ampliamente pero que su doctrina no da total confianza. Después de examinar los hechos, y de orar yo mismo, vi que era mi deber recomendar a la gente que no asistiera a las actividades que se habían preparado en torno a su visita. Comprendo perfectamente que es una medida hasta cierto punto extrema, y también un planteamiento que pudo resultar seriamente antipático o agresivo para algunos. Pero, ¿qué alternativa había, si hasta la Conferencia Episcopal de Colombia parecía dar su “placet” a la predicación de este monje?
Dificultades ya visibles antes de la llegada de Grün a Colombia
Si una persona con la influencia de Grün dice: “Debemos evitar ver la homosexualidad como un pecado,” ¿qué consecuencias tiene eso, cuando es clara la agenda del lobby gay en tantos de nuestros países? En el momento en que Colombia debate la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, ¿se puede traer a un autor que claramente niega lo que enseña la Iglesia? Esto dice el catecismo de la Iglesia, en el número 2357:
La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.
¿Es ese el catecismo de Grün? En el mismo link señalado, Grün dice: “Me veo en general en concordancia con la tradición católica.” ¿Es eso todo lo que se puede pedir de un predicador que es escuchado en decenas de países, traducido a muchas lenguas, y que es referencia de espiritualidad para miles y miles de personas? Para que alguien reciba el aval de la Conferencia Episcopal de Colombia, y para que se presente en el Canal Cristovisión (que se llama “el canal de la Iglesia”) basta con estar “en general en concordancia con la tradición católica”? Cuando yo veo que hay papás que luchan por ayudar a sus hijos e hijas a clarificar su identidad como personas y como seres sexuados, ¿el servicio que les prestamos es traer a este hombre para quien es suficiente concordar “en general” con la Iglesia?
Hay otro punto, que ya entonces me parecía muy preocupante. Grün viene de la meditación zen y del mundo del psicoanálisis de Carl G. Jung. Es verdad que autores no cristianos pueden usarse, como Santo Tomás utilizó tantas categorías y estructuras de pensamiento de Aristóteles, pero por más intensa que fue mi búsqueda, no pude encontrar una sola referencia en que Grün se deslindara de las conocidas posturas “arquetípicas” o panteístas tan propias de Jung. Para que se sepa de qué hablamos aquí, tómese este pensamiento de Jung, a quien Grün reconoce como alguien que le ha animado y guiado en su espiritualidad: “Si era el Logos y el Cristo eternamente viviente, nosotros no lo sabemos. De todas formas no tiene importancia, ya que la imagen del hombre-Dios está viva en cada uno de nosotros…” No importa Cristo, su carne, su historia, su sacrificio: importa que hay una idea (una gnosis, de hecho) que nos inspira, nos sosiega, nos mueve a obrar. Veremos que eso exactamente es lo que propone Grün. Basta la idea. Si la idea tiene efecto para tu terapia, con eso es suficiente.
Hasta aquí he expuesto por qué veía, y sigo viendo, en Grün un caso de lobo con piel de oveja, y por qué pedí que no se asistiera a nada suyo. En asuntos tan serios como la sexualidad humana o la historicidad de la carne de Cristo no se espera que tengamos un acuerdo “general” con la Iglesia. Se espera de ti, Anselm, que seas claro en proclamar la verdad del que murió en la cruz para perdón de nuestros pecados.
Necesitamos vigilar más lo que emiten los canales católicos
En el mismo canal Cristovisión se dio amplio espacio a toda la agenda de Grün en Colombia. Es algo que lamento y lamentaré en público, porque el daño se hizo en público.
El mismo canal ha publicado videos que nos ayudan a precisar qué tipo de daño puede venir de una persona tan culta, tan amable, con un lenguaje tan respetuoso y un tono de bondad tan cercano y cálido. No digo que sea una persona hipócrita; eso sólo Dios lo sabe. Digo que su apariencia cautiva pero su enseñanza desvía, o por lo menos no apunta con decisión en la dirección de la fe de la Iglesia.
En amplia entrevista con el P. Ramón Zambrano, fundador y director de Cristovisión, y a quien ciertamente considero mi amigo personal, podemos ver en más detalle por qué preocupa Grün.
¿Por qué ese lenguaje tan ajeno a nuestra fe?
Voy a lo concreto: En 45 minutos de entrevista, con preguntas serias y profundas hechas por el P. Zambrano, ¿oyó alguno de ustedes que el monje mencionara, siquiera una vez, alguno de los siguientes términos: pecado, redención, arrepentimiento, conversión, Cruz de Cristo, Sangre de Cristo, gracia, perdón (de Dios), sacramentos, magisterio, cielo, infierno? Pregunto: ¿cuántos párrafos puedo leer de San Pablo, de Santa Teresa, de San Agustín o de Santa Catalina de Siena sin que aparezcan uno o muchos de esos términos, que son el alfabeto en que se escribe el mensaje del Evangelio? Si alguien de veras representa la espiritualidad cristiana, y no necesita de ninguno de esos términos para presentar su mensaje, ¿no es ello demasiado extraño? ¿Qué diría usted de un matemático que hablara 45 minutos sin mencionar una sola ecuación, un solo teorema, una sola conjetura, un solo axioma? Esto lo comento porque no es un criterio superficial. Lectores todos: si un predicador no menciona pronto el amor de Cristo hasta el extremo de la sangre, y no menciona con gozo que esa efusión es la fuente de nuestra salvación, ¡cuidado! Probablemente estamos ante alguien que no necesita más que la “idea” de Cristo.
Con honestidad de su parte, Grün comenta que la tradición de la Iglesia no le resultaba suficiente; aunque asegura que posteriormente logró vincular la psicología, la filosofía y los Padres de la Iglesia.
Una confusión inexplicable
Algo muy extraño sucede en el minuto 6 de ese video, donde la traductora,Carolina Salamanca, dice literalmente, y como traducción de lo expresado por Grün:
Para la teología siempre ha sido importante estar en contacto con la filosofía, con la psicología, con las otras ciencias. Y eso lo hizo también, por ejemplo, Santo Tomás de Aquino, quien no citó nunca a ningún autor cristiano sino que citó a Aristóteles, que no era cristiano.
Yo no logro entender cómo esa frase fue emitida al aire, y cómo no fue corregida ni por el P. Ramón, ni por Carolina, que además de traductora es filósofa, ni por el mismo P. Grün, que recibió todas las preguntas en español–prueba de que sí entiende nuestra lengua. Alguien con buen conocimiento del alemán podrá explicar qué sucedió ahí porque yo me niego a creer que este monje haya dicho que Tomás de Aquino “no citó nunca a ningún autor cristiano” Aún así, me duele que semejante frase no haya sido contestada o corregida de inmediato.
Algunos puntos positivos
Es de alabar, por el contrario, la claridad con que Grün dice que “es importante el diálogo con las otras religiones, pero no podemos mezclarlas.” Dice seguidamente que está escribiendo un libro con una maestra budista. Como él mismo aclara que el budismo lleva al vacío, mientras que el cristianismo lleva al amor, un amor que es más que sentimiento, uno no entiende qué utilidad tiene crear la impresión de que un monje budista y uno cristiano están en lo mismo, puesto que escriben una misma obra.
Hablando de lo positivo, incluyo que Grün expresa con sencillez la tentación que todo consejero puede tener de creerse capaz de cambiar al ser humano. El papel del consejero o del terapeuta puede ser acoger, escuchar, sugerir, pero no cargar con los problemas del otro, ni menos suplantar a Dios. Debe en cambio orar, y ofrecer en su oración lo que conoce de los problemas de quienes se acercan.
Otra idea importante: la psicología ayuda a ver lo que hay que sanar pero es Jesús quien viene a transformar.
Uno quisiera que todo fuera así de sano y claro, pero no es así. Lo cierto es que, aun en un programa relativamente corto, hay varios puntos doctrinales seriamente errados.
Enseñanza gravemente insuficiente sobre la sexualidad
Al referirse a la sexualidad, Grün enfatiza dos peligros: adicción y represión. Son límites extremos para evitar, como creo que estaremos de acuerdo todos, pero además de ellos, y mucho antes de llegar a ellos, hay mucho más que la Iglesia ha dicho. Lamentablemente Grün no da un criterio claro sobre qué puede ser bueno o malo; la puerta al subjetivismo queda abierta de par en par. Habla él de “humanizar” la sexualidad. De acuerdo, pero ¿basta eso como criterio? Por ejemplo: ¿está “deshumanizada” la sexualidad en el hombre que deja su matrimonio, que le parece muy conflictivo, para “rehacer” su vida con una nueva esposa? Ese hombre, ¿qué entiende o saca de las palabras del benedictino? Casándose de nuevo, por la Iglesia o sin la Iglesia, él no está ni muy adicto, ni muy reprimido, ni muy deshumanizado.
Otro caso: los jóvenes que fornican sin vínculo de matrimonio, pero que tienen, por decir algo, dos o tres relaciones a la semana, ¿se sentirán adictos? ¿Se sentirán reprimidos? ¿No quedan entonces autorizados para seguir en lo que están? Quien se masturba pero “no demasiado,” según su propio criterio, ¿qué entiende de la perspectiva del conocido monje? Y pregunto yo: ¿no son las cámaras de la televisión una oportunidad magnífica para dar esperanza y consuelo, pero a la vez, para mostrar una dirección y para elevar el estándar moral de nuestra cultura? Personalmente me sentí muy decepcionado no por lo que Grün dijo sobre este tema, sino por lo muchísimo que dejó de decir, complaciendo tácitamente al espíritu de este mundo.
Confusión Jungiana en cuanto al demonio y al pecado
Lo que Grün dice sobre el diablo, o sobre los demonios, no es la enseñanza de la Iglesia. El benedictino afirma que la teología dogmática [¿según los dogmas de quién?] enseña esto: “el diablo y los demonios son poderes personales pero no son personas; impiden mi desarrollo personal; pertenecen como a mi lado oscuro; pero el diablo no es persona como Dios es persona o como un ser humano es persona; pero el diablo es una imagen de la dimensión profunda del mal.” Ahí tienen ustedes a Jung: el arquetipo de la maldad no existe más que como arquetipo, o eso piensa Grün.
¿Cuál es la “teología dogmática” esa, que está por encima de lo que se lee claramente en tantos pronunciamientos del Magisterio de la Iglesia? Leemos, por ejemplo, en el Catecismo, números 2850 a 2852:
La última petición a nuestro Padre está también contenida en la oración de Jesús: “No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno” (Jn 17, 15). Esta petición concierne a cada uno individualmente, pero siempre quien ora es el “nosotros”, en comunión con toda la Iglesia y para la salvación de toda la familia humana. [...] En esta petición, el mal no es una abstracción, sino que designa una persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a Dios. El “diablo” (diá-bolos) es aquél que “se atraviesa” en el designio de Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo. “Homicida [...] desde el principio [...] mentiroso y padre de la mentira” (Jn 8, 44), “Satanás, el seductor del mundo entero” (Ap 12, 9), es aquél por medio del cual el pecado y la muerte entraron en el mundo y, por cuya definitiva derrota toda la creación entera será “liberada del pecado y de la muerte” (Plegaria Eucarística IV, 123: Misal Romano).
¿Por qué entonces dice Anselm Grün que el diablo no es una persona sino “una imagen de la dimensión profunda del mal”?
Una grave consecuencia de identificar el tema bíblico de los demonios con las partes oscuras de la personalidad humana es algo que aparece al final de la entrevista con el P. Zambrano. Según Grün, uno debe aprender a tener “paz” con esa parte oscura de uno mismo. Es decir: el mal no es para vencerlo sino para aprender a negociar y convivir con él. Según él, el pecado es algo que siempre va a estar, y lo que yo debo lograr es que los enemigos se vuelvan amigos, algo así como que están pero sin poder.
Se ve que de la negación del demonio se pasa a la negación de la realidad del pecado, visto ingenuamente como una “parte oscura” con la que yo aprendo a vivir en paz. De hecho, Grün omite del todo la palabra “pecado.” Por eso mismo, el ser humano no necesita propiamente ser redimido, sino sólo ser iluminado, para que acepte su parte oscura.
¿Qué puede ser la fe en semejante esquema tan distorsionado? En la Biblia y en el Catecismo la fe es siempre “respuesta.” En el n. 154 se la describe como “depositar la confianza en Dios y adherirse a las verdades por Él reveladas.” Por contraste, en el planteamiento de Grün, la fe queda reducida a una “fuerza interior,” de modo que el gran consejo para superar las crisis es este: “Confía en tu fuerza interior.” No veo yo distancia alguna con el gnosticismo típico de la Nueva Era.
¿Y por qué la Iglesia no se ha pronunciado sobre estos errores de Anselm Grün?
Esa es una gran pregunta. El P. Martín Sepúlveda, Paulino, dijo en un magazín de Cristovisión que no hay ninguna condena oficial sobre Grün. Tiene razón el P. Sepúlveda. Espero yo, sin embargo, que lo que se ha dicho aquí, y lo que puede leerse en otros lugares, mueva a las autoridades no a condenar a Grün sino los errores de su enseñanza. El primero que será beneficiado, y que un día podrá agradecerlo será el mismo monje.

¿Crisis de valores, crisis moral?

Por Juan Manuel De Prada

Desde que estallase la llamada crisis económica hemos escuchado mil veces la misma monserga (a veces, incluso, propagada por gentes de buena voluntad): «Detrás de esta crisis económica hay una crisis de valores» (los más intrépidos se atreven, incluso, a hablar de «crisis moral»). La frase me parece de una tibieza farisaica, pues pretende aparecer como un diagnóstico que penetra en las primeras causas del mal que padecemos, cuando lo cierto es que se queda nadando entre dos aguas, tan incapaz de ascender a esas primeras causas como de agarrar por los cuernos el toro de sus consecuencias funestas. 

De este modo, ni siquiera se pone trono a las causas y cadalso a las consecuencias, como es propio de la hipocresía contemporánea, sino que se entronizan por igual causas y consecuencias y se aplica la medicina en un ámbito intermedio tan inconcreto y difuso que, inevitablemente, el tratamiento resulta inoperante; y acaba conduciendo a la frustración. Detrás de todo error moral hallamos siempre un error teológico: la corrupción de las costumbres es siempre el resultado de un abandono religioso; esto es una evidencia, verificable en todos los crepúsculos de la Historia, y contra los hechos no valen argumentos. 

Quienes hablan de una crisis moral subyacente a la crisis económica suelen ser personas creyentes, seguramente bienintencionadas pero pusilánimes, que antes que irritar al pluralismo ambiental (o antes de que el pluralismo ambiental los destierre a los arrabales del desprestigio) prefieren disfraza atemperar su diagnóstico, llamando eufemísticamente crisis moral a lo que toda la vida de Dios se ha llamado apostasía. Pero el eufemismo, empleado en un diagnóstico, es claudicación del lenguaje; y el lenguaje que claudica es expresión de otra claudicación más grave.

Quienes optan por la expresión crisis de valores suelen ser, por el contrario, personas descreídas, o de creencias más relajadas o acomodaticias; pero hablar de crisis de valores es hacer brindis al sol. Hoy se habla incansablemente de valores sociales, valores políticos, valores educativos, etcétera. Pero lo cierto es que los llamados valores (subterfugio léxico de cuño bursátil para tapar el hueco que han dejado las viejas virtudes depuestas) son percepciones subjetivas sobre la realidad de las cosas, acuñaciones culturales que en tal o cual época se reputan beneficiosas; y que, como todas las acuñaciones culturales, son necesariamente cambiantes. 

Por lo demás, referirse en una sociedad pluralista a los valores es como referirse a los gustos personales: pues cada quisque se construye los suyos; y tratar de entenderse en medio de un enjambre de valores voltarios, interesados, caprichosos, incluso antitéticos, es tan ilusorio como pretender hacerlo entre los escombros de la torre de Babel. El relativismo que anega nuestra época y que la hace impotente al esfuerzo vital es, precisamente, la consecuencia lógica de la exaltación de dichos valores adventicios; pues, faltándonos la capacidad para medir el bien conforme a un criterio objetivo, es inevitable que acabemos cifrándolo en aquello que nos conviene o beneficia. Pero tal vez vivamos en un tiempo tan ofuscado que ascender hasta las primeras causas resulte ya casi imposible. 

Lo más exasperante de la frase que comentamos («Detrás de esta crisis económica hay una crisis de valores», o crisis moral) es que tampoco se atreve a poner remedio a las consecuencias funestas, instalándose en una tierra de nadie irenista. Pues si aceptamos que existe una crisis económica y una crisis moral, ¿por qué no empezar ya que somos incapaces de establecer sus causas por moralizar las relaciones económicas? Fiarlo todo a una reforma de las costumbres (que, por lo demás, no sabemos en qué consiste, pues nos negamos a reconocer normas morales objetivas) sin una reforma de las instituciones es como arar en el mar. 

Pretender que en la crisis económica subyazca una crisis moral y, al mismo tiempo, negarse a establecer una vinculación entre la génesis y el desarrollo del capitalismo y la difusión de la inmoralidad es, en verdad, una pirueta cínica de proporciones descomunales. Pero el piruetismo contemporáneo ha logrado que nos traguemos semejante maula como si tal cosa, olvidando que como afirmaba Chesterton «lo que ha destruido hogares, alentado divorcios y tratado las viejas virtudes domésticas cada vez con mayor deprecio han sido la época y el poder del capitalismo». De este modo, la restauración de la moralidad se convierte en una caza del gamusino.