Una idea central...

Somos La Iglesia católica


Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.

Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.

Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.

Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.

Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.

Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.

Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.

Somos… La Iglesia católica.

Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.

Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).

Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.

Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.

Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...

Contenido del Blog

El "rapto" - mitología protestante

Por Luis Santamaría (www.sotodelamarina.com)

En algunos ambientes protestantes –sobre todo entre los "born again christians" o “cristianos renacidos” presentes en los Estados Unidos– hay un tema de moda que plantea una escatología peculiar. Se trata del “rapto” o “arrebatamiento” (rapture), que en resumen es lo siguiente: "cuando llegue el fin de los tiempos, en un momento previo a la tribulación predicha por el Apocalipsis, los creyentes verdaderos serán arrebatados (o “raptados”) corporalmente por el Señor".

Esto hay que enmarcarlo en un sistema de pensamiento llamado “dispensacionalismo premilenario”, según el cual hay un calendario muy preciso en la historia de la humanidad, aunque el reloj divino se habría parado en la época del Nuevo Testamento, y sólo volverá a ponerse en marcha cuando se inicien los últimos tiempos.

Si tenemos que buscarle un padre a esta teoría, no nos queda otro remedio que fijarnos en John Nelson Darby (1800-1882), una figura imprescindible del protestantismo fundamentalista del siglo XIX que, tras abandonar la Iglesia anglicana, se hizo miembro de los Hermanos de Plymouth y desarrolló sus ideas escatológicas más peculiares. Se habla de dispensacionalismo porque divide la historia universal en diferentes edades o “dispensaciones” según el plan salvífico de Dios. La era contemporánea es, para Darby, el momento en el que Dios separará los creyentes verdaderos de los no creyentes, como se separa el trigo y la cizaña en el tiempo de la siega, anticipando así el retorno inminente del Señor Jesús.

Darby era inglés, pero se desplazó con frecuencia para difundir sus ideas, que han influido mucho en Norteamérica, adonde acudió en siete ocasiones. También podemos encontrar estas tesis en el mundo pentecostal. Sin ir más lejos, la mayor confesión protestante española –la Iglesia de Filadelfia, formada por gitanos– asume la teología dispensacionalista. Según los grupos y los pastores que aborden el tema del rapto, se puede llegar a extremos que serían objeto de risa si no fuera porque constituyen episodios de temor apocalíptico muy poco cristiano.

Un amigo me contaba recientemente algo que vivió cuando fue miembro de una comunidad pentecostal, aquí en España. Uno de sus hermanos del grupo, minusválido, después de un adoctrinamiento intensivo basado en estas enseñanzas escatológicas que incluía películas sobre el tema, regresó de la capilla al centro especializado en el que vivía, y en medio de un temporal salió a la calle en su silla de ruedas convencido de que llegaba el momento del arrebatamiento, y de que Jesús le devolvería las piernas que le faltaban. Un ejemplo de los efectos que puede tener todo esto leído en clave fanática, y que no nos queda muy lejos.

Como dice Damian Thompson, comentando de forma muy gráfica la idea darbysta del rapto, “sigue siendo una de las imágenes apocalípticas más potentes jamás ideadas, pues de un solo golpe libra a todos los cristianos de los horrores que causa la llegada del fin, a la vez que les permite contemplar cómo los condenados perecen en el emocionante drama de la Gran Tribulación”. Esto, explica el periodista, permite mantener el fervor milenarista “a fuego lento”, sin llegar a la explosión, pero consiguiendo así mantener a las personas y a las comunidades en esa tensión de que Cristo puede llegar en el momento menos esperado.

Hace poco pude leer en una explicación de la tesis dispensacionalista que en la actualidad, “el cumplimiento e intensidad de los eventos apocalípticos nos indican que el rapto de la Iglesia puede suceder en cualquier momento”.

En los Estados Unidos, como dije antes, esto del rapto es una materia de dominio común, algo que forma parte del imaginario colectivo como creencia difundida entre grandes sectores del evangelismo. Sin ir más lejos, recuerdo una escena de Los Simpson en la que, en un momento de catástrofe apocalíptica, los Flanders, familia vecina de los protagonistas se pone a orar, y son arrebatados hacia el cielo. Hay algunas películas y producciones audiovisuales en las que vemos desaparecer gente de forma repentina, ilustrando esta expectativa.

Pero lo más destacado de los últimos años, en este ámbito, es la serie de novelas "Left behind", que también se ha llevado al cine con el título "Lo que quedó atrás", en España, que forma una trilogía junto con "Fuerzas de la tribulación" y "El mundo en guerra". E incluso se ha hecho un videojuego (publicitado así: “el primer juego en el que la adoración es más poderosa que las armas”). A lo largo de doce libros, Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins plantean de forma literaria una convicción que comparten muchos protestantes. El argumento de la primera novela sirve para hacernos una idea: en un vuelo comercial desaparecen de repente varios pasajeros, y sólo queda su ropa. Lo mismo pasa en el resto del mundo con millones de personas. Se trata del comienzo del Apocalipsis. Imaginen lo que pudo suponer esta serie literaria, y sus versiones audiovisuales, en los Estados Unidos en torno al año 2000 y, sobre todo, después del 11-S.

El tema del rapto tiene una base escriturística que es necesario desentrañar, así que vayamos a la Biblia.

En su primera Carta a los Tesalonicenses, en torno al año 50 –se trata del primer escrito del Nuevo Testamento–, Pablo escribe sobre “la suerte de los difuntos” para hacer una llamada a la esperanza cristiana en la resurrección de los que mueren unidos a Cristo. Cuando llegue la parusía, la segunda venida del Señor, al son de la trompeta resucitarán los muertos, y “después nosotros, los que aún quedemos vivos, seremos arrebatados, junto con ellos, entre nubes, y saldremos por los aires al encuentro del Señor” (1 Tes. 4, 17). Parece que la comunidad de Tesalónica, expectante de una inmediata vuelta de Jesús que no terminaba de llegar, se preguntaba por el destino de los creyentes fallecidos en el ínterin, además de interrogarse por la fecha de la parusía. El mismo Pablo, en una primera época, esperaba vivir cuando todo esto sucediera.

Además, los defensores del arrebatamiento emplean otra cita bíblica, y esta vez del mismo Jesús, de su “discurso escatológico” en el evangelio según San Mateo: cuando venga el Hijo del hombre “dos hombres estarán entonces trabajando en el campo; a uno se lo llevarán y dejarán al otro. Dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y dejarán a la otra” (Mt 24,40-41). En el evangelio de Marcos la referencia es menos explícita, ya que serán los ángeles los que convoquen a los elegidos de todo el mundo (cf. Mc 13,27).

¿Qué pensar de todo esto?

¿Tienen razón los que, basándose en la Biblia, defienden la inminencia de la venida del Señor y la realidad del arrebatamiento de los creyentes verdaderos?

La respuesta podemos encontrarla en la misma Escritura. San Pablo contestaba en su escrito a las inquietudes de los cristianos de Tesalónica, que parecen ser las preocupaciones de ciertos grupos actuales.

¿Cuándo volverá Cristo?

Sólo Dios lo sabe.

¿Y qué pasará con los que hayan muerto?

Ellos, y los que vivan en ese momento, compartirán la victoria de Cristo resucitado sobre la muerte; no habrá ventaja de los vivos sobre los muertos.

En estos textos constatamos varias afirmaciones de fe fundamentales, además de las respuestas paulinas que acabamos de decir: los acontecimientos finales son de iniciativa divina, y no pueden ser adelantados o retrasados por los hombres, tal como a veces defienden algunos intérpretes errados. Se nos habla de unos hombres que son apartados del resto de la gente, tal como sucede en el Apocalipsis con la multitud incontable que ha lavado sus túnicas en la sangre del Cordero. Tal es el sentido de la consagración que tiene lugar en el bautismo, cuando el creyente es incorporado a Cristo, es ungido (en griego christos) como él, y se une a su misterio pascual, es decir, a su muerte y resurrección. Por eso la actitud del cristiano es la vigilancia. Pero no la tensión apocalíptica y fanática. Por eso Pablo escribía también a los tesalonicenses exhortándoles a trabajar sin molestar a nadie, haciendo siempre el bien (cf. 2 Tes. 3, 11-13).

La imagen de Cristo en la parusía como un remedo de secuestrador es ciertamente temible. Y el tono vital que contagia no es muy optimista que digamos. En este campo, del Dios revelado en Jesús, no podemos aprender otra cosa que una llamada a la esperanza, no basada en cálculos temporales ni en temores paralizadores.

Seremos convocados por el Señor a un juicio, y la garantía de lo que nos ha prometido y nos espera al final la tenemos en María, la Madre del Señor. Eso es lo que hemos celebrado hace unos días con el misterio de su Asunción: su existencia entera, su cuerpo y su alma participando de la gloria de Cristo.

El Anticristo

Por Miguel Rivilla San Martin

Todo el mundo ha oído hablar de él. Pocos tienen idea clara de quién es o qué significa. Etimológicamente sería “el adversario de Cristo”. El apóstol y evangelista San Juan lo cita cuatro veces en sus cartas. Con él se designa a los que en su tiempo negaban la divinidad de Cristo (1 Jo. 2, 18) o al enemigo que surgirá al final de los tiempos (1 Jo 4, 3).

Para la exégesis católica sería “el hombre de pecado, el hijo de perdición que se contrapone y levanta contra todo lo que es Dios y digno de veneración”. “Se establece incluso en el templo de Dios y se hace pasar por Dios”. “Es el sin ley a quien el Señor arrojará con el aliento de su boca y aniquilará con el fulgor de su venida”.

La tradición cristiana espera un combate final, llevado a cabo por las potencias malignas, antes del triunfo definitivo de Jesús y de sus seguidores.

Hay padres de la Iglesia que ven en el Anticristo un personaje que descollará por su odio inmenso hacia Cristo, como el mismo Satán, bajo cualquier aspecto. Otros interpretan el Anticristo como una tendencia anticristiana, como un símbolo de la maldad, que se manifiesta a través de varias personas, poderes o sistemas opuestos radicalmente a Jesucristo o contra todo lo que signifique Dios (marxismo, comunismo).

A lo largo de los siglos se ha tratado de identificar al Anticristo con diversos personajes históricos que se opusieron al cristianismo, verbi gratia: Nerón, Calígula, Mahoma, Lutero e incluso algún papa indigno. Se puede considerar también como Anticristo aquel poder, histórico, que actuará sobre todo en los últimos tiempos, simbolizado por la Bestia del Apocalipsis a la que el Dragón = Satán, da “su fuerza, su trono y gran autoridad”, y la segunda Bestia (herejes y falsos profetas), su valiosa ayuda.

Hoy día se continúa a la espera del Anticristo. No faltan personas buenas y santas que anuncian que “ya está entre nosotros”. No deja de ser curioso que en la Historia de 20 siglos, los antagonistas religiosos se han tratado mutuamente de anticristo de buena o mala fe, cada vez que el contrario de turno se oponía a las enseñanzas del otro grupo. Así Lutero fue para los papistas el “anticristo” y el papa para los protestantes.

Todavía hoy el comunismo ateo, las sectas en su infinita variedad, con sus secuelas destructivas para sus adeptos son la presencia del Anticristo en el mundo. Oportuno parece, después de lo expuesto, recordar aquí la solemne profecía que hace en su segunda carta Timoteo a su discípulo Tito a propósito de lo que sucederá al final:

"Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús, que vendrá a juzgar a vivos y muertos, por su Manifestación y por su Reino: Proclama la Palabra, insiste a tiempo y destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que arrastrados por sus pasiones se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades ; apartarán sus oídos de la Verdad y se volverán a las fábulas”. (2 Tim. 4, 1-5).

¿No se está cumpliendo ya el anuncio profético?

Vida cristiana en la tribulación

Por J.C. García de Polavieja P.

Lo primero que hay que tener en cuenta – opinión personal, aunque urge convertirla en extensiva – es que vivimos un tiempo excepcional: un tiempo cuya complicación suprema, ya iniciada, exige máxima cercanía a Dios en la vida cotidiana. Ese es el punto de partida absoluto: la comunión de vida con Jesús. Pero es fácil decirlo y la cuestión no es decirlo, sino vivirlo. Para vivirlo se necesita, ante todo, fe. Y la fe parece ser la gran desconocida de nuestra “civilización” apóstata y extraviada. En este momento, resulta difícil reconocer como fe verdadera aquella donde no se percibe vigilia ante el retorno inminente del Señor. Habría que hablar sólo de remedos de fe que, ciertamente, anuncian a Jesucristo como Salvador, pero carecen de convicción, porque les falta esa tensión expectante del Evangelio que la vivifica: Una fe incompleta, sin auténtica esperanza teologal, y por ello incapaz de resistir frente al reclamo de las utopías inmanentes. Esto no quiere decir que cualquier kerigma desconocedor de las dificultades presentes – la apostasía y el anticristo – sea necesariamente mal intencionado. No. Será sólo y desgraciadamente incompleto, y por ello irrelevante. Tampoco estará tan orientado “con la Iglesia” como algunos creen. Recordemos que el Papa Benedicto XVI, al convocar el año de la fe que comienza en octubre (11 de octubre 2012 - 24 de noviembre del 2013) ha tratado de abordar esta dimensión básica del problema porque “mientras en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas” (C.A. Porta Fidei ). No es necesaria especial perspicacia para ver la gran apostasía escatológica en esa “profunda crisis de fe que afecta a muchas personas” según el lenguaje prudente del Papa… De hecho, quienes siguen sin poder leer los signos que se acumulan padecen ya una insensibilidad programada y característica. Nuestra generación es la específicamente llamada a “escrutar el horizonte desde una atalaya, cada vez más intensamente” como exhortaba el cardenal Newman en su IV sermón sobre el Anticristo. Los que “no escrutan” están, definitivamente, fuera de onda. Sólo resta rezar por ellos. Y esa atalaya, que necesitamos tan imperiosamente, se levanta – no hay otros cimientos posibles - sobre la vida eucarística y sobre la atención filial a las advertencias de María, Reina de los profetas.

La fe es un don precioso, cuya fragilidad se revela especialmente cuando sufre el acoso despiadado de toda una “cultura”. Sin fe no hay comunión auténtica con Cristo, y el aparato religioso de nuestras vidas se convierte en una ficción destinada a desvanecerse tarde o temprano. Estos días de suprema vigilia exigen como presupuesto básico – que algunos no acaban de entender – una jerarquía radical de prioridades: Sería incongruente abnegarse en el trabajo, inmolarse en el matrimonio, desvivirse en la familia y en la parroquia, entregarse en la beneficencia y arriesgarse por la libertad y por la patria, si toda esa benemérita tensión quedase contaminada en su misma raíz porque permitimos que aniquilen la fe que lo sostiene todo. Y, no lo dudemos, hoy la guadaña envenenada puede segar la yerba bajo nuestros pies al menor descuido.

El punto primero y básico de este programa de vida adecuado a la gran tribulación es pues la preservación – o, en su caso, recuperación - de la fe. Ello requiere aplicar medidas de prevención personales y familiares: La importancia del estado de gracia y de la confesión frecuente; el carácter básico de la vida eucarística perseverante y continua; los sacramentales; la preservación de los sentidos externos (apagar – sería mejor desconectar por completo - la tv); la centralidad cotidiana e insustituible de la oración personal y familiar: en lugar de reunirse ante la pantalla, hacerlo ante la Cruz o ante la Virgen. La adoración eucarística, al menos semanal; la asistencia espiritual mediante una dirección adecuada (ya no sirve cualquier sacerdote) y la selección cuidadosa de las influencias religiosas externas, directas e indirectas, a través de la conjugación permanente de todos estos factores. Un abanico de elementos sin el cual nuestra fe estará seriamente amenazada. Es evidente que una somera explicación del contenido de este primer punto requiere un artículo completo.

El segundo punto, que se apoya necesariamente en el primero - como ocurre con todos – es la esperanza. La esperanza no es otra cosa que la proyección de la fe en el horizonte práctico de las ideas y de los hechos. La esperanza cristiana, por desgracia, quedó bastante desarticulada por una dialéctica perversa que encerró el horizonte de la Iglesia en dos vías muertas contradictorias: Reducción inmanente, materialista y horizontalista, de la liberación operada por Jesucristo; o sobrenaturalismo desentendido de la vocación de justicia “en la tierra como en cielo” y por ello convertido en abuso de la gracia. La vida cristiana en la actualidad padece una sed, no reconocida pero abrasadora, de verdadera esperanza. Esperanza fundada en los capítulos escatológicos del Evangelio; en la intelección global de la profética del Antiguo Testamento y del sentido históricamente concreto de la restauración de todas las cosas en Cristo. En resumen, esperanza en una próxima revisión del derrotero humano por obra de Jesucristo. Una esperanza que cada uno tiene que forjarse, desoyendo los cantos de sirena envolventes y seductores del control anímico y psicológico sectario – ahora hegemónico – con frecuencia combinados con la dormidina espiritual que reparte un amplio sector eclesiástico… Rechazo íntimo radical de estos espejismos y de sus medios difusores, que sólo puede lograrse accediendo a las fuentes más actuales de la Verdad, asimilándola, y adquiriendo práctica para no sucumbir al supremo engaño, que ya es inminente. Tal esperanza, ciertamente, complica todas nuestras actividades cotidianas, porque alimenta un estado permanente de expectativa. Nos convierte en profetas en nuestro propio terreno y, por lo tanto, en incómodos blancos del sarcasmo. Hay que hacerse a la posibilidad de ser considerados “bichos raros”, de quedar aislados y calumniados en medio de un ambiente enrarecido por el mal. Resistirse a un veneno asimilado casi universalmente… Pero, sin esa verdadera esperanza, abrazada contra viento y marea a Jesucristo, nuestro día a día carecerá de realismo y, en el fondo, de resortes para la perseverancia: La dinámica de la esperanza auténtica está ahora ligada íntimamente con la cercanía filial a María, con la apertura coloquial al Sagrado Corazón y con una recepción renovada, supremamente efectiva, del Espíritu Santo. Pero ello es tan inmenso, y al mismo tiempo tan delicado, que requiere otro artículo completo.

El tercer punto, por último, trataría de explicar las aplicaciones concretas de la caridad según la realidad presente: Su secreto parece, de nuevo, radicar en una exigente jerarquía de prioridades – Dios, patria, familia, trabajo – englobando múltiples aspectos de nuestra vida y, ¡ojo!, todos ellos complicados hoy; revueltos e incluso – en algunos casos – enfrentados. Porque vivimos la etapa de mayor confusión existencial de la historia humana y padecemos una densidad de enemigos invisibles por metro cuadrado jamás igualada. No podemos extrañarnos de reacciones extrañas o hirientes de aquellos a quienes queremos, porque nadie es totalmente inmune a la siembra de rencillas. Afortunadamente, las ayudas espirituales pueden ser, para quienes les hacen espacio, igualmente poderosas: pero hay que abrirles espacio. Con súplicas de asistencia, pero, sobre todo, con el alineamiento de nuestra voluntad con la divina: la única receta válida para corresponder al Amor. Abdicación de nosotros mismos y seguimiento humilde del plan divino en cada una de estas vertientes concretas… Muerte de lo propio, desprecio de lo propio, recelo hacia lo propio, para resucitar en el Amor. Amor que nunca ha sido originariamente nuestro, y que es el alimento necesario, hoy tan escaso, de la unidad matrimonial; de la armonía familiar; de la delicadeza educativa; de las relaciones laborales, y para paliar las frustraciones laborales… El Amor, con mayúscula, que no tiene nada que ver con la pátina de auto-endiosamiento disimulado que recubre la propuesta vital anticrística. Amor que duele, porque está hecho de frecuente renuncia. El único bálsamo capaz de suavizar el paso brusco a una austeridad que hoy apenas ensayamos de mala gana; pero que muy, muy pronto será obligada y dolorosa; austeridad cuyos extremos ni siquiera podemos, todavía, imaginar. Hacerse hostia en seguimiento del Señor para alimento de todas las inteligencias extraviadas: ¡Qué difícil! ¿Verdad? Imposible por medios o fuerzas exclusivamente humanas. Pero hay que confiar a cualquier precio, pase lo que pase, en las promesas de asistencia de Jesús. Esa confianza probablemente sea nuestra única contribución efectiva al triunfo posterior de Jesucristo - de la verdadera Iglesia con Él y no al margen de Él – y de la humanidad entera. Queda claro que este tercer y último punto merece también un artículo completo.

Los libros de autoayuda no sirven...

Indican los expertos.

Tomado de www.america.infobae.com

Se venden millones de ejemplares por año. Las imágenes de sus autores empapelan las librerías. ¿Por qué tanta gente los consulta? Infobae América habló con especialistas.

"Al principio te gustan porque te sientes identificada con todo lo que dicen, pero al final te das cuenta de que no sirven de nada. Sólo una misma se saca adelante", aseguró una de las participantes de la encuesta que hizo Infobae América a través de Facebook.

Desde Osho en la India, hasta Paulo Coehlo en Brasil, casi todos los países tienen a escritores de este género entre los más leídos.

"Difunden la ilusión de que la angustia se va a resolver rápido, aunque sea algo muy complejo. Pueden producir ciertos efectos, pero son superficiales y transitorios. En cualquier momento, las personas vuelven a sentir el mismo u otro malestar. No resuelven la causa de la angustia", aseguró Enrique Novelli, psicoanalista de APA (Asociación Psicoanalítica Argentina), en diálogo con Infobae América.

¿Por qué tanto éxito?

"Los que más compran esos libros son mujeres divorciadas de más de 40 años y personas con problemas laborales. Los utilizan para solucionar dificultades específicas, que podrían ser afectivas o económicas", le contó a este medio Gastón Souroujón, politólogo del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, de Argentina) y estudioso de la temática.

Es difícil separar el éxito de esta literatura del aumento mundial de la depresión que registra la Organización Mundial de la Salud. Los malestares psíquicos son vistos cada vez más como problemas que afectan a todos, sin distinción de país o clase social.

También influye que la depresión sea considerada una enfermedad, algo que es por lo menos discutible en muchos casos, y que favorece la creencia en que hay que encontrar una solución inmediata.

Esto se vio potenciado por las dificultades para encontrar un trabajo estable que se generalizaron a partir de las últimas décadas del siglo pasado. No conseguir empleo o no saber si uno durará en el que tiene, genera ansiedad y preocupación, y dificulta que el trabajador se identifique con él.

Por eso, en un contexto de cambio permanente, los libros de autoayuda dan respuestas rápidas, que dependen de la propia voluntad, y que se encuentran en el interior de cada persona, al margen de lo que ocurre a su alrededor.

"Hay un eje que circunda toda la literatura de autoayuda, que es la exigencia de la autorrealización, de hacer el propio camino. Es una demanda moral de encontrar la naturaleza de cada uno", afirmó Souroujón.

El camino a la felicidad

"Puedes programar tu mente para aumentar tu autoestima y ser feliz. Es un entrenamiento de solo cinco minutos diarios y por Internet. Con ejercicios simples, la mente aprende a defender la felicidad y no el sufrimiento", explicó en una entrevista reciente Leonardo Stemberg, creador del contranálisis y autor de numerosos ensayos de autoayuda.

Probablemente sea quien mejor define algo que está presente en todos los representantes del género. Es fácil ser feliz. Sólo hay que proponérselo y, en el caso de Stemberg, entrenarse para ello. De eso se trata la realización personal que describía Souroujón. Es evidente por qué es exitosa una fórmula que promete tanto con tan poco esfuerzo para conseguirlo.

Pero esa concepción de la felicidad tiene varios problemas. Por un lado, supone que es un fenómeno absoluto: uno es feliz o no lo es, sin matices ni contradicciones.

"La felicidad -según Novelli- no es un estado permanente, son momentos en los que se alcanza algo deseado. Pero esto no puede ser eterno, porque el psiquismo humano se configura en base a fuerzas que están en tensión. Esto no se puede resolver apelando sólo a la voluntad. Entonces, si el conflicto queda intacto, se mantiene un fondo que muchas veces se manifiesta como angustia".

Lo que el psicoanalista muestra es la tendencia de muchos autores a abordar de manera superficial fenómenos muy complejos. No es posible ser feliz todo el tiempo, ni puede ser tan fácil alcanzar esos momentos de felicidad. Sobre todo porque, al contrario de lo que suele plantear la literatura de autoayuda, no depende sólo del esfuerzo individual.

¿Sirve la literatura de autoayuda?

"Pasé por momentos duros y me han regalado libros de autoayuda, de autores conocidos. Si bien me sirvieron, sólo vi las cosas cuando me cayó la ficha a mí. Pero de todos modos los aconsejo", comentó otra de las participantes del sondeo.

No se puede afirmar taxativamente si algo le sirve o no al otro. Hay personas que aprendieron algunas cosas y que lograron reflexionar gracias a estos libros, y no sería correcto no creerles. Pero lo que está claro es que los cambios en ciertos aspectos angustiantes de la personalidad no pueden venir impuestos desde afuera.

"La literatura de autoayuda no alcanza porque hay que trabajar aspectos muy íntimos, inconscientes, que ni siquiera el sujeto sabe que están presentes en él, y que desde un punto de vista racional y consciente no los va a poder solucionar", explicó Novelli.

Por eso, el problema no es que se escriban libros que reflexionan acerca de la angustia y que incluso dan algunos consejos para afrontarla. Como con cualquier expresión literaria, algunos los disfrutarán y otros no.

Lo preocupante es que se difundan falsas ilusiones que muchas veces terminan reforzando el sufrimiento psíquico. Si se insiste con que ser feliz o exitoso es fácil y depende sólo de la voluntad individual, y que nada tienen que ver los otros, las desigualdades o el azar, se refuerza la frustración que sienten los que no alcanzan ese ideal.

"La literatura de autoayuda hace al individuo enteramente responsable por el destino de su vida, porque desconoce todo condicionamiento externo y la influencia que tienen las decisiones sociales sobre las personas", concluyó Souroujón.

Somos seres sociales. Caminar, hablar, leer, escribir, trabajar, son todas aptitudes que poseemos porque otras personas nos las enseñaron. No somos indivisos ni enteramente dueños de nosotros mismos, y muchas veces hacemos cosas sin saber por qué.

¿Eso significa que uno no tiene responsabilidad sobre sus actos? No, todo lo contrario. Sólo haciéndose responsables de lo que son, las personas pueden cambiar y aprender a convivir con sus problemas. Apenas se trata de no condenar a quienes que las cosas no les salieron tan bien en la vida.

La píldora del día después

Carta abierta al Secretario de Salud Pública de Argentina sobre la píldora abortiva del día siguiente y la despenalización del aborto.

Dr. Ginés González García: Evidentemente, usted habla como hombre político, no como médico (aunque hasta ahora ha pretendido hacernos creer a los argentinos que usted habla como médico sanitarista)…

Por José Arturo Quarracino

De mi mayor consideración:

Me dirijo a usted, para comentar ciertas informaciones periodísticas, según las cuales usted ha afirmado que «no puede seguirse victimizando a las mujeres que son objeto de una violación y, en algunos casos, corren peligro de muerte», y que «difícilmente otra persona haya hecho tanto como yo por la prevención del embarazo no deseado en la Argentina, educación en centros sanitarios, difusión del uso de anticonceptivos y de la píldora del día después. Eso es, prevención del aborto, lo que no quiere decir que yo sea abortista» (La Nación, 24 de marzo de 2007). Además, varias veces usted ha dicho que «despenalizar el aborto reduciría la cantidad de muertes maternas» y «contribuiría a hacer accesible y segura para las mujeres pobres una práctica que tienen asegurada las mujeres de mayores recursos».

Evidentemente, usted habla como hombre político, no como médico (aunque hasta ahora ha pretendido hacernos creer a los argentinos que usted habla como médico sanitarista), porque propone soluciones a distintas problemáticas que exceden el ámbito de su competencia, presentando pautas sobre los cuales fundamentar la vida social y modelos de actuación política y jurídica. En otras palabras: si bien usted se viste de médico, en realidad opera políticamente, ya que propone modos de convivencia y criterios para organizar la vida social y política de nuestra comunidad, total y absolutamente afines y coincidentes con los valores y las concepciones de la oligarquía plutocrática transnacional, enemiga de la vida y de los pueblos.

1. En primer lugar, usted propone ampliar la aplicación del inciso 2 del artículo 86 del Código Penal, para legitimar el aborto en caso de embarazo por violación, tanto si se trata de una mujer idiota o demente como de una mujer sin discapacidades mentales.

Respecto a los embarazos por violación, usted parece olvidar o ignorar que: 1) en los casos de mujeres sin discapacidades mentales, son nulos o inexistentes los casos de embarazo a causa de una violación. Por lo menos, esa es la experiencia que ha vivido la señora María Elena Leuzzi, presidenta de Asociación para Víctimas de Violación (AVIVI), de San Fernando, quien constató 0 embarazos en 4.300 de violación[1]; 2) la Constitución Nacional protege la vida del niño, desde el momento del embarazo (Artículo 75, inciso 23); 3) la Convención Americana de Derechos Humanos (1969), tratado al que adhirió la Argentina y que está incorporado como normativo en la Constitución Nacional, ratifica que: a) «persona es todo ser humano» (Art. 1, inc. 2), lo cual SANCIONA QUE EL SER HUMANO CONCEBIDO ES PERSONA DESDE EL INICIO DE SU EXISTENCIA (!!!); b) el respeto a la vida humana rige desde el momento de la concepción (Art. 4, inc. 1); c) en ningún caso se puede aplicar la pena de muerte para los menores de 18 años de edad, ni tampoco a las mujeres que se encuentran embarazadas, evidentemente, porque llevan en su vientre a un ser humano menor de 18 años (Art. 4, inc. 5); y d) mal se puede aplicar la pena de muerte a los nascituros, ya que «no se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido» (Art. 4, inc. 3).

En este sentido, es evidente que el inciso 2 del artículo 86 del Código Penal se encuentra derogado de hecho por la referida Convención. Además, mal que les pese a los creadores del concepto de «embarazo no deseado», nada justifica que se pueda sentenciar a muerte a los nascituros no queridos, tal como hacían los funcionarios nazis en Alemania y en los países invadidos de la ex Unión Soviética.

En consecuencia, y si no es errada toda esta argumentación de la Convención Americana de Derechos Humanos, su propuesta de eliminar la vida gestada en casos de violación es ABSOLUTAMENTE CONTRADICTORIA con los principios sancionados y reconocidos por nuestra Constitución del respeto a la vida desde el primer momento de la concepción. Pero además, resulta más que llamativo que USTED NO DICE NADA RESPECTO AL CRIMINAL VIOLADOR Y LO DEJA VIVO, a pesar que no sólo ataca cobardemente a una mujer sino que causa la muerte de un ser humano inocente. En todo caso, ¿podría usted explicarme por qué justifica «ajusticiar» a un nascituro, mediante descuartizamiento o por abrasión salina, y deja vivo al criminal violador? Usted hace gala de pertenecer a un gobierno progresista, habla de justicia social, etc., ¿PERO NO LE PARECE QUE LO QUE USTED PROPONE ES UN RETORNO A ÉPOCAS PRE-CAVERNÍCOLAS: pena de muerte al inocente e indefenso y vida para el criminal? Usted ostenta un pasado justicialista, ¿PERO EN QUÉ PARTE DE LA DOCTRINA JUSTICIALISTA SE BASA PARA PROPONER ESTA DOCTRINA BÁRBARA DE RESPETAR LA VIDA DEL CRIMINAL Y AJUSTICIAR AL INOCENTE E INDEFENSO?

2. En segundo lugar, usted reivindica en su labor sanitaria que nadie ha hecho tanto por prevenir el embarazo no deseado. Pero, estimado sanitarista, EL EMBARAZO NO DESEADO ES UN PROBLEMA POLÍTICO Y MORAL, NO ES UN PROBLEMA MÉDICO. Médicas, en todo caso, son las consecuencias que se producen al intentar llevar a cabo el asesinato de un hijo nascituro, mediante horribles procedimientos como el DESCUARTIZAMIENTO o el CALCINAMIENTO SALINO. Es como si usted dijera que las heridas sufridas por un adolescente o un adulto cuando delinque y resulta herido son pura y exclusivamente un problema médico, y que para tratar el tema no tienen que intervenir ni la justicia ni la policía, sólo los médicos. De proceder así, usted estaría despenalizando el delito (por ejemplo, asalto a mano armada) para convertirlo en un problema meramente sanitario.

El problema es que usted considera que rechazar o no-desear la existencia de un hijo gestado es un derecho, y que todo lo que se haga para evitar esa vida o existencia no deseada está bien. Pero usted no es el inventor de este derecho de eliminar la vida inocente que no se desea su existencia: ¿sabe que fue JOHN DAVIDSON ROCKEFELLER III (hermano de David y Nelson Rockefeller) quien inventó este concepto de «embarazo no deseado»? ¿Sabe usted que fue ESTE GRAN OLIGARCA quien inventó el derecho a impedir la existencia no-deseada de un hijo o a procurar su eliminación, cuando fallan los elementos anticonceptivos, al afirmar que «a todos los americanos, independientemente de su edad, status marital o ingresos se les debe permitir evitar los nacimientos no queridos», y que para ello es necesario promover «el desarrollo de un principio ético básico [que sostiene que] sólo deben ser traídos al mundo los hijos deseados o queridos»? [2] Para este siniestro personaje, los niños han dejado de ser los únicos privilegiados o la bendición de los padres, para convertirse en meros entes que pueden ser enemigos a los que se tiene el derecho de eliminar y destruir. De acuerdo con sus palabras, usted parece compartir el mismo criterio filo-fóbico de los Rockefeller, quienes han instaurado de hecho y arbitrariamente que los adultos tienen el «derecho» de eliminar a un hijo si no lo desean o no lo quieren. Usted hace profesión de fe peronista (días pasados supo cantar la marcha peronista, al ser proclamada su candidatura a diputado por la Capital Federal), ¿Pero entonces POR QUÉ USTED REPITE LOS CONCEPTOS OLIGARCAS Y GORILAS DEL IMPERIALISMO INTERNACIONAL DEL DINERO, al que pertenece el clan Rockefeller? ¿Podría informar en que parte de la doctrina peronista se encuentra expresado este ideario infanto-fóbico? ¿Usted considera que los Rockefeller son superiores a Perón en cuanto a concepción humanista y cristiana de la vida? Perón siempre decía que «los únicos privilegiados son los niños», mientras que Eva Perón afirmaba que la responsabilidad de la mujer es perpetuar la especie humana, y que su «misión esencial no sólo es dar hijos a la Patria, sino hombres a la humanidad». Los Rockefeller dicen que los hijos son la causa de la pobreza de los padres, enemigos de su progreso material y de la paz mundial [3]. Si usted se reivindica como peronista o justicialista, ¿POR QUÉ SIGUE LOS DOGMAS CRIMINALES DEL CLAN ROCKEFELLER RESPECTO A LOS NIÑOS POR NACER?

3. En tercer lugar, usted reivindica su actuación política al servicio del dogma de la oligarquía depredadora mundial -«evitar los embarazos no deseados»- mediante «la educación en centros sanitarios y la difusión del uso de anticonceptivos y de la píldora del día después». En tal caso, usted está implementando como acciones sanitarias una política anticonceptiva y antinatalista, DISEÑADA HACE 35 AÑOS POR JOHN DAVIDSON ROCKEFELLER III, política oficial de Estados Unidos (aprobada y sancionada por el entonces presidente Richard Nixon) [4]. Lo mismo que propuso el gran oligarca angloamericano es lo que usted reivindica: educación para evitar en lo posible los nacimientos, ingesta masiva y continua de anticonceptivos –inclusive a menores de edad, sin el consentimiento de los padres-, mutilación genital voluntaria y despenalización total y absoluta del aborto. Respecto a este último punto, el «gran hermano americano» sostiene que el aborto tiene que ser considerado «un elemento más en el marco de un plan general de salud materno-infantil» y instituido exclusivamente como «un problema de relación médico-paciente». Para el gringo de Ohio, matar a los hijos está bien, y hay que hacerlo en condiciones seguras. Si no he leído mal, usted afirma algo prácticamente idéntico: «Desde el punto de vista de la salud pública es evidente que si estuviera despenalizado [el aborto], probablemente mejoraríamos los tratamientos y las cosas no se harían de esta manera», ya que es obvio que «una actividad que se legaliza deja la clandestinidad, deja de hacerse donde se está haciendo en estos momentos, que son los lugares peores y muchos de ellos tienen consecuencias como la mortalidad materna» [5]. Usted, al igual que John Davidson Rockefeller III, disimula u oculta que el aborto es en esencia un crimen (por descuartizamiento, por abrasión, etc.) para convertirlo en un problema exclusivamente médico-sanitario. La pregunta que se surge es por qué no aplica el mismo criterio y la misma lógica, para medicalizar o sanitarizar (perdón por los neologismos) el asalto a ancianos, los asaltos con agresiones físicas, las violaciones. Evidentemente, porque esto último no está en los planes del clan Rockefeller y de sus secuaces en el dominio del mundo, a los cuales sólo les interesa legalizar y despenalizar el asesinato masivo de los niños por nacer, y eso es lo que financian mundialmente desde hace años.

¿Sabe usted que esta política antinatalista diseñada por los Rockefeller fue la que aplicó a escala planetaria sir Henry Kissinger, en su famoso Memorando 200/74: Implicancias del crecimiento poblacional mundial para la seguridad nacional de Estados Unidos y sus intereses de ultramar?

¿Usted es consciente respecto al hecho que la promoción de esta política anticonceptiva y antinatalista ESTÁ AL SERVICIO DE LA SEGURIDAD NACIONAL DE ESTADOS UNIDOS Y DE SUS INTERESES DE ULTRAMAR?

¿Por qué los argentinos tenemos que adoptar este American way of life y defender los intereses del Establishment angloamericano?

¿Para usted esto es progreso y justicia social «peronista»: vivir como quieren los oligarcas de Estados Unidos?

4. Respecto a la nefasta píldora para el día después, usted recurre a los mismos artilugios de estos enemigos de la raza humana, para imponer esta siniestra política de controlar el crecimiento de la población mundial.

En primer lugar, usted recurre al mismo argumento capcioso inventado por estos genocidas de buena educación y de guantes blanquísimos, que afirma que «el embarazo comienza con la anidación del óvulo fecundado», y que antes de esto sólo hay concepción, razón por la cual la píldora sería anticonceptiva pero no abortiva, ya que no tiene efecto ninguno cuando el embrión está asentado en el útero. Como usted bien sabe, no hay ninguna demostración científica de este aserto, se trata de una distinción meramente semántica –una simple definición- que describe el proceso temporal: primero se produce la concepción en las trompas de Falopio, y luego de algunos días el óvulo fecundado se implanta o anida en el útero. Que se trate de una simple definición, no de una verdad «científica», lo reconoce el mismísimo Population Council de los Rockefeller [6]. Paradójicamente, el mismo Population Council define el embarazo a partir de la concepción: «Las mujeres pueden quedar embarazadas cuando tienen relaciones sexuales durante los cinco días previos a la ovulación. Esto sucede porque los espermatozoides logran sobrevivir en el sistema reproductivo femenino hasta cinco días» [7]. Además, la práctica milenaria de los médicos muestra esto, ya que ellos siempre han denominado embarazo ectópico al problema que se suscita cuando por algún motivo el embrión no se anida en el útero.

Pero en segundo lugar, usted no sólo afirma que la píldora del día después «impide que el óvulo sea fecundado por el espermatozoide», sino que si se produce la fecundación, «la píldora ya no surte efecto alguno, pues no opera sobre el óvulo fecundado» y que eso «sentencian todos los libros del mundo» [8]. Más aún, también afirma que «no hay ningún libro, ni ningún organismo internacional que diga que no es un anticonceptivo». Ahora bien, estimado doctor (tan próximo a la ideología antinatalista y anticonceptiva de los hermanos Rockefeller), o bien USTED ESTÁ MUY CONFUNDIDO, IGNORA INFORMACIÓN ELEMENTAL A MANO O ES MENDAZ A SABIENDAS:

1. La píldora del día siguiente (también conocida como Plan B) tiene efectos sobre el óvulo fecundado, ya que impide o puede impedir la anidación o implantación en el útero, tal como lo reconocen diversos organismos y publicaciones científicas [9]. Hasta la misma Food and Drug Administration (FDA) sostiene que la píldora del día siguiente «actúa primariamente deteniendo la liberación de un óvulo del ovario», «puede prevenir la unión del espermatozoide y el óvulo» y «si la fertilización ocurre, puede prevenir que un óvulo fecundado se implante en el útero», es decir «protege contra la implantación en el útero de un óvulo fertilizado» [10]. Lo mismo reconoce el laboratorio Schering, en Gran Bretaña: Schering PC4 [nombre de la píldora del día siguiente] «impide que el óvulo fertilizado se adhiera a las paredes del útero» [11].

Estimado Ginés, como funcionario público usted no puede hacer afirmaciones tan mendaces y chapuceras como la de decir que una vez que el óvulo es fecundado «la píldora del día siguiente prácticamente no hace nada», porque «no opera sobre el embrión ya constituido», como dijo por radio y reafirma en la página web del Ministerio en la que se reproducen sus reportajes y declaraciones. Como bien reconocen los mismos laboratorios fabricantes, el fármaco en cuestión IMPIDE QUE SE PUEDA EFECTIVIZAR EL EMBARAZO YA INICIADO EN LA CONCEPCIÓN. Hasta el mismo Departamento de Salud Reproductiva e Investigaciones Conexas de la Organización Mundial de la Salud reconoce que «el régimen de levornogestrel utilizado dentro de los 5 días posteriores a la relación sexual sin protección reduce las posibilidades de embarazo en un 60-90%»[12].

2. La píldora del día siguiente cuenta con una serie de contraindicaciones, de las que usted no ha hecho nunca mención, por lo menos en forma pública oficial.

Esta pastilla no debe ser administrada a las mujeres que: sufran de sangrado vaginal por causas desconocidas, sufran de cáncer de seno o de útero, tengan un historial de coagulación sanguínea o de problemas de sangrado, sufran enfermedades o trastornos hepáticos, alta presión sanguínea, un excesivo nivel de colesterol en la sangre, etc. [13].

¿Acaso usted ignora que el laboratorio Schering recomienda que antes de la ingesta de esta pastilla «el médico de la mujer debe controlar los órganos pélvicos, pechos y presión sanguínea»?

¿Por qué no toma en cuenta las especificaciones del Laboratorio Raffo para su producto Segurite (el nombre comercial de la píldora del día siguiente): que SÓLO DEBE SER CONSUMIDO POR MUJERES ADULTAS, QUE PUEDE PROVOCAR EFECTOS ADVERSOS (náuseas, vómitos, cefaleas, dolores abdominales, pérdidas sanguíneas, etc.) y QUE PUEDE IMPEDIR LA IMPLANTACIÓN DEL ÓVULO FECUNDADO?

Como responsable de la salud pública,

¿usted hace bien en omitir todas estas indicaciones de los mismos fabricantes de esta píldora?

¿NO cree que NO DIFUNDIR TODAS ESTAS INFORMACIONES ES UN ACTO PERVERSO, CUASI CRIMINAL?

5. Usted afirma que lo relacionado con la distribución gratuita y masiva de la píldora del día siguiente es una «política para beneficio de los pobres» y hasta dice que «se trata de un hecho de igualdad que debe hacer un gobierno peronista como éste» [14].

En este caso, estoy convencido que en este punto usted logra elevarse a un grado de delirio total: ejecuta las políticas demográficas en plena vigencia del clan Rockefeller y del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos (a través del famoso Memorando 200/74), y además olvida u ignora que Perón no sólo denunció estos planes de control de la natalidad por parte de los «dueños» del mundo sino que además legisló a favor de la vida y de la concepción.

No sólo esto, tampoco tiene en cuenta que USTED RECURRE AL MISMO CONCEPTO DE JUSTICIA SOCIAL DE JOHN DAVIDSON ROCKEFELLER III, reducido exclusivamente a la igualdad que debe «imperar» entre las mujeres ricas y las pobres para tener acceso a los elementos y a la información anticonceptiva y al «derecho» de matar a sus hijos en el vientre y no ser penalizadas por ello [15]. Del resto de los derechos equiparables, los Rockefeller no han dicho ni dicen una sola palabra, y usted tampoco, en «solidaridad y coincidencia armónica» con el criterio plutocrático de justicia social anticonceptiva y abortista y su aplicación efectiva. En este sentido, es llamativo y paradójico que usted promueva la igualdad entre las mujeres ricas y pobres en lo que se refiere a la anticoncepción (gratuidad de la mutilación genital, pastillas anticonceptivas, píldora del día siguiente), pero no en lo que se refiere estrictamente a la salud (la vacuna contra el cáncer de útero, los tratamientos de fertilidad, las operaciones cardíacas, etc.), en coincidencia absoluta con el proyecto diseñado por el clan de Ohio.

6. Para concluir:

¿sabe usted que desde el punto de vista histórico el nazismo fue el primer sistema político que instauró como política de Estado el aborto a petición como derecho y su despenalización, como parte de un programa sistemático de genocidio a través de la Rasse- und Siedlughshauptamt [Oficina Principal de Raza y Colonización], una agencia de las SS?

¿Sabe usted que según la Orden 4/1943, del 11 de marzo de 1943, Heinrich Himmler dispuso, como Jefe de Salud del Tercer Reich, que «se podrá interrumpir el embarazo si la mujer embarazada lo desea», tal como lo determinó el Dr. Kaltenbrunner, jefe de la Oficina mencionada? [16]

¿Sabe usted que la familia Rockefeller financió y sustentó el proyecto nazi, entre otras empresas, a través del Chase National Bank y de IG Farben?

¿Sabe usted que el Establishment de Wall Street, el mismo que financia y promueve a nivel mundial la despenalización del aborto, financió y contribuyó al surgimiento de Hitler y del nazismo en Europa? [17]

¿Cómo es posible que la misma lógica abortista del nazismo sea reivindicada por el progresismo vernáculo de centro-izquierda?

¿Será la familia Rockefeller -y sus secuaces en el despojo imperial del mundo- la que une ambas instancias supuestamente antagónicas, como lo son el nazismo y el izquierdismo?

¿No será que el control de la natalidad y el aborto constituyen la expresión más siniestra y criminal de la plutocracia oligarca mundialista y de su Nuevo Orden Mundial?

Reivindicar como peronista a un gobierno y a una gestión que cumple a rajatabla con los lineamientos genocidas del imperialismo internacional del dinero es algo peor que un crimen, es una estupidez (o una esquizofrenia) no exenta del estigma de semejar un acto de traición a la Patria, solamente posible hasta que la Historia haga tronar el escarmiento contra la oligarquía financiera internacionalista que saquea las riquezas del mundo y promueve políticas demográficas de antinatalidad y genocidio.

Lo saludo atte.

P.D.: ¿me podría confirmar si es real o sólo un montaje la filmación que se reproduce en http://www.fluvium.org/textos/aborto/abo144.htm sobre una operación de aborto?

Notas:

[1] María Elena Leuzzi, presidente de Asociación de Víctimas de Violación, en artículo de Martín Sassone, «Ayudan a víctimas de violaciones y ya suman 4.300 denuncias», Clarín, 16 de abril de 2006 (en http://www.clarin.com/diario/2006/04/16/policiales/g-05601.htm). Aun cuando se tomen como ciertos los casos emblemáticos de Jujuy (Romina Tejerina) y de la adolescente menor de edad (en Mar del Plata), toda la furia «reivindicativa» se ha dirigido contra las criaturas gestadas, justificando su eliminación, pero dejando a salvo la vida del criminal violador. ¿Esto es progreso? ¿Esto es justicia social?
[2] Rockefeller Commission Report, Population and the American Future, Chapter 11 « Human Reproduction».
[3] Statement on Population from World Leaders (1966), en http://www.popcouncil.org/mediacenter/popstatement.html.
[4] Obra citada en nota 2.
[5] La Nación, 25 de noviembre de 2004 (en http://www.lanacion.com.ar/657175).
[6] Population Council, Información sobre las píldoras anticonceptivas de emergencia, Octubre de 2006: «[…] la Administración de Drogas y Alimentos de los EE.UU. (FDA), los Institutos Nacionales de la Salud de los EE.UU., American Medical Women’s Association y American College of Obstetricians and Gynecologists definen que el embarazo comienza con la implantación del óvulo fecundado en el revestimiento del útero de una mujer». Como se puede apreciar, se trata de una mera definición, no de una demostración científica.
[7] Population Council, Se esclarece mecanismo de acción de la anticoncepción de emergencia, Mayo de 2005 (Population Briefs 11 (2), Mayo de 2005).
[8] Declaraciones en Radio Mitre, Programa «Dady 790», con Dady Brieva y Ernesto Tenembaum, el 8-3-2007 (en http://www.msal.gov.ar/htm/site/desgrabaciones_Des.asp?ID=234).
[9] David A. Grimes, «Switching emergency contraception to over-the-counter status», en New England Journal of Medicine 347 (11), 12 de setiembre de 2002, pp. 846-849: por sus componentes, la píldora del día siguiente «es capaz de interferir con la fecundación, con la transferencia del óvulo fecundado al útero y con las fases iniciadísimas del arribo al útero» (citado en http://www.theramex.it/thol/pages/canali/contraccezione/tuttoSu/pillGioDopo.jsp). También el Centro Médico de la Universidad de Maryland advierte que esta píldora «previene o retrasa la ovulación», coopera para que «el espermatozoide no fertilice el óvulo» y «previene la implantación del óvulo fertilizado» (en http://www.umm.edu/altmed/ConsDrugs/Levonorgestrelcd.html#warnings).
[10] FDA, FDA´s Decision regarding Plan B: Questions and Answers, 24 de agosto de 2006 (en http://www.fda.gov/cder/drug/infopage/planB/planBQandA.htm) y en actualización del 14 de diciembre de 2006 (en http://www.fda.gov/cder/drug/infopage/planB/planBQandA20060824.htm).
[11] Schering PC4-TM Booklet, en http://mcs.open.ac.uk/nlg/old_projects/pills/corpus/base/data/Schering/Schering_PC4/Schering_PC4.html. No está de más recordar que la corporación Schering es socia del Population Council en dos organismos que distribuyen a bajo costo píldoras anticonceptivas, sobre todo para los países pobres y en desarrollo (The Contraception Foundation y The International Contraceptive Access Foundation), sino que además es socio-miembro del Council of Americas, el organismo creado en 1965 por David Rockefeller para impulsar la iniciativa privada y el libre comercio en los países de América latina.
[12] Boletín Informativo, Octubre de 2005.
[13] Centro Médico de la Universidad de Maryland, cita de nota 9, y en Levornogestrel – the complete guide and news (en http://www.levonorgestrel.org/. Lo mismo (y más detalles) afirma el Schering PC4 Tm ya citado, en el que se recomienda no tomar este fármaco si la mujer sufre de coágulos sanguíneos en las piernas, brazos y ojos; cáncer de seno o de útero, diabetes severa, tumores hepáticos.
[14] Reportaje de Fernando Niembro en Radio la Red, en el programa «De una con Niembro», el 8 de marzo de 2007, citado en http://www.msal.gov.ar/htm/site/desgrabaciones_Des.asp?ID=235.
[15] Rockefeller Commission Report, op. cit., «Chapter 11: Human Reproduction».
[16] Juicio a criminales de Guerra ante los tribunales militares de Nuremberg, Volumen IV, en http://www.trdd.org/NUREMB2S.PDF.
[17] Antony C. Sutton, Wall Street and the Rise of Hitler, ´76 Press, Seal Beach (California) 1976.

El fariseísmo

Por Juan Manuel de Prada

www.juanmanueldeprada.com

Algunos de mis amigos se han apartado de la práctica religiosa, o incluso han renegado de la Iglesia ´institucional´, porque han descubierto en muchos católicos una inconsecuencia fatal entre la fe que aseguran profesar y las obras por las que, según reza el Evangelio, se deben distinguir los verdaderos discípulos de Jesús. Este mal del fariseísmo metido en el corazón de la Iglesia es sin duda el más grave de cuantos corrompen la fe, y el más difícil obstáculo para la evangelización: no en vano Jesús hizo de la lucha contra el fariseísmo un empeño personal constante (no hay pecado que reciba más condenas y execraciones en su predicación); y no en vano sus detractores más enconados, quienes finalmente lo llevaron a la Cruz, fueron los fariseos maquinadores, que no soportaban su denuncia implacable y acérrima: raza de víboras, sepulcros blanqueados, etcétera.

El fariseísmo es la causa principal de la apostasía generalizada que aflige a la Iglesia; a esta causa endógena se suman, por supuesto, otras muchas exógenas que, sin embargo, se derrumbarían como un castillo de naipes si la gente que es incitada a desertar de la fe descubriera entre quienes se supone que no hemos desertado una auténtica comunidad de fe y vida, una congruencia natural entre lo que decimos y lo que hacemos. Por supuesto, no debemos confundir las inevitables debilidades de la naturaleza humana, consecuencia de nuestra condición pecadora, con el fariseísmo, que es más bien lo contrario: pues el fariseo suele ser persona soberbia y de corazón endurecido que se cree invulnerable a las asechanzas del pecado que afligen al resto de los mortales; y desde esta atalaya de engreimiento construye una religiosidad de pura fachada, una especie de fe desecada, esclerotizada, que acaba convirtiéndose en impostura.

Leonardo Castellani, que nunca se cansó de denunciar el fariseísmo, estableció en su grandiosa obra Los papeles de Benjamín Benavides una gradación de este mal corruptor sumamente ilustrativa: 1) La religión se vuelve meramente exterior y ostentatoria; 2) La religión se vuelve profesión y oficio; 3) La religión se vuelve instrumento de ganancia, de honores, poder o dinero; 4) La religión se vuelve pasivamente dura, insensible, desencarnada; 5) La religión se vuelve hipocresía, y el ´santo´ hipócrita empieza a despreciar y aborrecer a los que tienen religión verdadera; 6) El corazón de piedra se vuelve cruel, activamente duro; y 7) El falso creyente persigue a los verdaderos creyentes con saña ciega, con fanatismo implacable. En esta gradación, Castellani distingue entre los tres primeros peldaños, que son los más tristemente habituales, y los cuatro últimos, que califica con razón de diabólicos.

Del fariseísmo de ´primera velocidad´ todos tenemos experiencia cotidiana: es la religión convertida en fachada y aspaviento, la sal que se vuelve sosa, el «profesionalismo de la religión» que decía Thibon: es un mal que prospera sobre todo en circunstancias en las que la fe obtiene un reconocimiento social; y en donde, a la vez que una multitud de no creyentes impostan ciertos gestos externos de afectada religiosidad o rutinario clericalismo, unos cuantos avispados aprovechan para sacar tajada y hacer negocio. En épocas como la nuestra, en las que la religión deja de tener el reconocimiento social de antaño, este fariseísmo de ´primera velocidad´ tiende a desaparecer, aunque conserva su radio de acción de puertas adentro; en cambio, el fariseísmo de ´segunda velocidad´, el más terrible y odioso, se desarrolla con una pujanza voraz y busca las estructuras de poder de la Iglesia, haciéndose a veces, incluso, con las varas de mando.

Ya no tiene nada que ver con la hipocresía untuosa, con la santurronería adulona, con la ambicioncilla o intrigilla clericaloide (aunque, desde luego, las incluye), sino que se regodea en la perfidia y en el crimen, en la persecución inquisitorial del justo y en la traición de la verdadera fe, de la que el fariseo se presenta paradójicamente como su cumplidor más celoso. De la actividad de estos fariseos de segunda velocidad no tenemos una experiencia cotidiana visible, puesto que se desenvuelven en lugares donde la fe se torna burocracia y negociado; pero los efectos de su actividad contaminan toda la obra de la Iglesia. Y, cuando uno se topa con uno de estos fariseos, aunque su fe sea robusta como un roble, tiembla como un frágil junco. Es la prueba más dura a la que podemos enfrentarnos.

Afánese para no morir nunca

Por Luis García Dubus

En el evangelio de hoy aparece esta frase: “Afánense, no por el alimento que se acaba, sino por otro alimento que dura, y con el cual uno tiene una vida sin término” (Juan 6, 27)
Me llama la atención la palabra “afánense”, porque en realidad vivimos afanados, pero ¿afanados por conseguir qué...? ¿Dinero? ¿Prestigio? ¿Honores? ¿Posiciones de mando…? Pero… ¿eso es todo…? Dígame sinceramente: ¿Hay algo de eso que uno se lleve…?
El dinero que usted necesite para vivir decentemente y educar a sus hijos está muy bien, naturalmente. Pero afanarse por ganar dinero en exceso y hacerse dependiente de lujos y gastos superfluos es algo que no da sentido a ninguna vida humana.

LAS COSAS MATERIALES LLENAN LOS SENTIDOS,
PERO NO DAN SENTIDO A LA VIDA.

Tiene que haber algo que dirija nuestra vida y dé sentido a todos nuestros afanes. Tiene que haber algo de más valor, algo que perdure, ¿no le parece?
Cuando el Señor dijo a la gente que se afanaran por conseguir una vida sin término, ellos dedujeron que algo tendrían que hacer para eso, y le preguntaron:
“¿Qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?”.
Y la respuesta del Señor les sorprendió:
“La obra que Dios quiere es ésta: que tengan fe en su enviado”. ¡Eso es todo! ¡Creerle a El…!
Esta misma idea aparece, todavía con más claridad, en Juan 11, 25-26:

“El que tiene fe en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que está vivo y tiene fe en mí, no morirá nunca”.
Así es que por eso es que le digo, que estoy trabajando para no morir nunca: estoy trabajando en aumentar mi fe en el Señor. Ya El venció la muerte. Si yo me adhiero a El, no moriré nunca.

LA PREGUNTA DE HOY

¿QUÉ SIGNIFICA TENER FE EN JESUCRISTO?

Significa tener la misma disposición de El en su obediencia radical y sin límites al Padre.
Cuando uno es un niño, su salud mental está apoyada en que lo quiera, lo celebren y lo complazcan.
Al igual que su salud mental también su fe está basada, principalmente en lo que SIENTE en su corazón cuando va a la iglesia, cuando ve lindas imágenes de santos, y cuando Dios oye sus cándidas peticiones.
Es decir que su fe esta íntimamente ligada a lo que SIENTE.

A un adulto no le corresponderá ni le servirá este tipo de fe infantil.
Tanto Santa Teresita de Lisieux como la Beata Teresa de Calcuta vivieron los últimos años de su vida sin sentir a Dios en absoluto. Pero su fe era ya adulta, y no dependía de sensaciones, sino de una “determinada determinación” - como expresó Sta. Teresa de Avila - de entregar su voluntad a Dios como Jesús, en una actitud de silencio y de obediencia, dejando que su vida la conduzca el Espíritu Santo desde su interior.
Fe es decir “hágase tu voluntad”, aunque uno “sienta” deseos de hacer quizás, todo lo contrario.
Esta fe si que es, verdaderamente, un exquisito DON DE DIOS que produce VIDA SIN TÉRMINO.

Educación sexual a los jóvenes

Por Maruchi de Elmúdesi
Movimiento Familiar Cristiano

El fin no justifica los medios, ¿o sí?

La educación sexual sigue estando en el tapete, insistiendo de nuevo, a través de todos los medios de comunicación social, de que hay que educar sexualmente a los niños, adolescentes, jóvenes, para evitar el aumento del embarazo en las niñas, los abortos, sida, etc., etc. La educación de un pueblo debe de ser una prioridad no solamente del gobierno de turno, sino de toda persona de buena voluntad y con deseos de ayudar a su país a mejorar. Pero la educación cuesta.

Educar no es fácil, y más difícil cuando se educa con el ejemplo, que es lo que arrastra. La educación es el complemento de la instrucción. Pero no todo el mundo sabe educar ni enseñar. Y para nadie es un secreto que nuestro sistema educativo no es de los mejores del planeta.

El beato Juan Pablo II decía a los jóvenes: “No basta simplemente ser informado en conocimientos, lo que falta es aprender a ser persona”. Siempre nos ha preocupado la actitud de muchos hoy que piensan que repartir los preservativos en las escuelas es una forma práctica de educación sexual.

¿Qué quieren dejar entender con esta acción? ¿Qué desean lograr de la juventud? ¿Qué interés monetario les brinda esta encomienda? Piensan que el joven dominicano es un animalito, incapaz (sinónimo de estúpido) de dominar sus impulsos porque no ha tenido padres ni maestros capaces de educarlos en los valores que imprimen al educando: disciplina, orden, moderación, pudor, vergüenza, responsabilidad, dominio de sí, castidad, pureza...

En nuestro país siempre han existido mitos alrededor de la vida sexual. En el pasado muchos de los mitos favorecían la propagación y permanencia de un machismo que practicaba la búsqueda del placer sin autocontrol. Una dualidad de valores excusaba al hombre y sometía a la mujer, reduciendo su papel como mujer, a ser simplemente agente reproductora y encargada del hogar y de los hijos.

Hoy la ¿justa reestructuración del rol femenino? corre el riesgo de limitar sus merecidas reivindicaciones a imitar los vicios que antes eran privilegios del hombre.

Un liberalismo trasnochado pretende promover la libertad de la persona humana borrando fronteras entre el bien y el mal. Se nos quiere convencer que la búsqueda del placer es suficiente excusa para irresponsablemente engendrar y abortar, violar la inocencia de niños y utilizar la respuesta sexual que Dios pone como centro de la familia y generadora de vida, para empujar a los niños y adolescentes al ejercicio precoz de la sexualidad, sin haber asumido el potencial de su propio desarrollo como persona ni los peligros que la facultad reproductiva representa en esa etapa del desarrollo.

Los niños, adolescentes y jóvenes tienen todo el derecho humano de conocer la diferencia entre amor y sexo. Entre sexualidad humana y genitalidad.

Cuando somos permisivos con nuestra juventud, incitándoles a través de los medios de comunicación social a fornicar (unión carnal fuera del matrimonio), porque la sociedad ha podido más que nosotros, (parece que hemos construido nuestra casa en base de arena), les estamos sugiriendo que vivan de espalda al sexto mandamiento.

Y la educación que les estamos ofreciendo a los jóvenes de hoy está muy lejos de ser una verdadera educación cristiana. Y una sociedad viciada y corrompida no tiene base moral para enseñarnos nada. Es en la familia, donde se quiere a la persona por lo que ésta es, y no por lo que ésta tiene. No nos dejemos engañar.

“Hemos aprendido con Cristo a abandonar el anterior modo de vivir, el hombre viejo corrompido por deseos seductores, a renovarnos en la mente y en el espíritu y a vestirnos de una nueva condición humana, creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdadera”. (Ef 4, 17).