Una idea central...

Somos La Iglesia católica


Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.

Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.

Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.

Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.

Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.

Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.

Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.

Somos… La Iglesia católica.

Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.

Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).

Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.

Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.

Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...

Contenido del Blog

El valor del silencio

Por S.S. Bernedicto XVI

(Tomado prestado de www.catholic.net)

Extracto del mensaje del Papa Benedicto XVI para la 46 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales a celebrar el 20 de mayo de 2012 bajo el lema “Silencio y Palabra: Camino de evangelización”

El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido.

En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos.

Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación.

Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena.

En el silencio, por ejemplo, se acogen los momentos más auténticos de la comunicación entre los que se aman: la gestualidad, la expresión del rostro, el cuerpo como signos que manifiestan la persona.

En el silencio hablan la alegría, las preocupaciones, el sufrimiento, que precisamente en él encuentran una forma de expresión particularmente intensa.

Del silencio, por tanto, brota una comunicación más exigente todavía, que evoca la sensibilidad y la capacidad de escucha que a menudo desvela la medida y la naturaleza de las relaciones.

Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial.

Una profunda reflexión nos ayuda a descubrir la relación existente entre situaciones que a primera vista parecen desconectadas entre sí, a valorar y analizar los mensajes; esto hace que se puedan compartir opiniones sopesadas y pertinentes, originando un auténtico conocimiento compartido.

El silencio es precioso para favorecer el necesario discernimiento entre los numerosos estímulos y respuestas que recibimos, para reconocer e identificar asimismo las preguntas verdaderamente importantes.

El silencio que, a veces, puede ser más elocuente que una respuesta apresurada y que permite a quien se interroga entrar en lo más recóndito de sí mismo y abrirse al camino de respuesta que Dios ha escrito en el corazón humano.

No sorprende que en las distintas tradiciones religiosas, la soledad y el silencio sean espacios privilegiados para ayudar a las personas a reencontrarse consigo mismas y con la Verdad que da sentido a todas las cosas.

El Dios de la revelación bíblica habla también sin palabras: "Como pone de manifiesto la cruz de Cristo, Dios habla por medio de su silencio. El silencio de Dios, la experiencia de la lejanía del Omnipotente y Padre, es una etapa decisiva en el camino terreno del Hijo de Dios, Palabra encarnada...

El silencio de Dios prolonga sus palabras precedentes. En esos momentos de oscuridad, habla en el misterio de su silencio" (Exhort. ap. Verbum Domini, 21). En el silencio de la cruz habla la elocuencia del amor de Dios vivido hasta el don supremo. Después de la muerte de Cristo, la tierra permanece en silencio y en el Sábado Santo, cuando "el Rey está durmiendo y el Dios hecho hombre despierta a los que dormían desde hace siglos" (cf. Oficio de Lecturas del Sábado Santo), resuena la voz de Dios colmada de amor por la humanidad.

Si Dios habla al hombre también en el silencio, el hombre igualmente descubre en el silencio la posibilidad de hablar con Dios y de Dios. "Necesitamos el silencio que se transforma en contemplación, que nos hace entrar en el silencio de Dios y así nos permite llegar al punto donde nace la Palabra, la Palabra redentora".

La contemplación silenciosa nos sumerge en la fuente del Amor, que nos conduce hacia nuestro prójimo, para sentir su dolor y ofrecer la luz de Cristo, su Mensaje de vida, su don de amor total que salva.

En la contemplación silenciosa emerge asimismo, todavía más fuerte, aquella Palabra eterna por medio de la cual se hizo el mundo, y se percibe aquel designio de salvación que Dios realiza a través de palabras y gestos en toda la historia de la humanidad.

La pregunta fundamental sobre el sentido del hombre encuentra en el Misterio de Cristo la respuesta capaz de dar paz a la inquietud del corazón humano. Es de este Misterio de donde nace la misión de la Iglesia, y es este Misterio el que impulsa a los cristianos a ser mensajeros de esperanza y de salvación, testigos de aquel amor que promueve la dignidad del hombre y que construye la justicia y la paz.

Palabra y silencio. Aprender a comunicar quiere decir aprender a escuchar, a contemplar, además de hablar, y esto es especialmente importante para los agentes de la evangelización.

Silencio y palabra son elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de la Iglesia, para un renovado anuncio de Cristo en el mundo contemporáneo.

Sobre la homosexualidad

Por Luis Fernández Cuervo (luchofcuervo@gmail.com)

LOS CASOS INDIVIDUALES

Toda persona humana tiene una dignidad esencial, muy por encima del resto de los seres vivos, por el hecho de tener una inteligencia racional, abstractiva, capaz de conocer verdades universales y así descubrir en su conciencia las leyes de la moral universal (las leyes que rigen la ecología humana). Pero como también tiene una voluntad libre, puede elegir rebelarse contra esas leyes y buscar, con error, la felicidad donde a él le parece que está.

Entender y respetar las decisiones libres que hacen las personas solo tiene el límite cuando algunas de esas decisiones son abiertamente perjudiciales para el propio individuo o para las demás personas. Por eso es lícito oponerse al suicidio y a los delitos sociales.

En el caso de la homosexualidad es de vital importancia distinguir lo individual de lo colectivo y dentro de esto último distinguir los grupos que se asocian libremente (sin otras pretensiones que las de vivir en su ambiente) del llamado homosexualismo político (mas bien imperialista) o lobby LGBT.

En los casos individuales hay que distinguir la tendencia homosexual de la distinta actitud ante esta tendencia: rechazarla, tratar de curarla o aceptarla. Ya dije que nadie es culpable por encontrar que tiene esa tendencia afectivo-sexual, porque su origen, según todos los estudios y experiencias científicas, los culpables son el padre, la madre o ambos, porque fallaron en su rol paternal y familiar. Dato que demuestra, junto con otros muchos, la importancia social de la buena salud mental y moral de los matrimonios estables, sus hogares y la educación de sus hijos.

Los homosexuales que aceptan su homosexualidad y la practican, diciendo estar contentos con ella, hay derecho a pensar que han elegido el camino equivocado para su felicidad, pero hay que respetar su libertad. No pueden ser objeto de desprecio o violencia. Mantener con ellos amistad requiere suma prudencia, personalidad firme, madura y alguna posibilidad de ayuda (por parentesco, amistad anterior, etc.). Si aceptan, hay que tratar, con afecto y paciencia, que acudan a un psiquiatra especializado. Si no aceptan, hay que valorarlos en la convivencia diaria, como a los heterosexuales, por sus valores intelectuales, profesionales, sociales, etc.. Hay derecho a no simpatizar con algunos como hay derecho a no simpatizar con tanto heterosexual.

Los que practican la homosexualidad, mejor si la mantienen donde debe tenerla todo el mundo: en la intimidad. Hoy día es una vergüenza, socialmente nociva, todo el alarde publicitario de los vaivenes de la vida heterosexual u homosexual de tantas figuras de la farándula del cine, la tele y la música popular. Y cae una seria responsabilidad sobre los Medios informativos, hablar de ello con tono de normalidad o incluso de admiración, desvalorizando las nobles palabras de “novio”, “novia” y “matrimonio” para lo que en realidad son solo concubinatos o enganches amatorios pasajeros.

Aquellas personas que no están contentas con su tendencia o su conducta homosexual, por las razones que sean (religiosas, morales, familiares, sociales, etc.), insisto en que con violencia o desprecio no se arregla nada sino que se agrava la angustia e infelicidad que padecen. Hay que decirles, contra los dogmas falsos de la propaganda del lobby LGBT, que la homosexualidad, en efecto es una anormalidad pero que tiene curación. No sirve de nada, casarse. Tampoco suele bastar acudir solamente a los medios espirituales, religiosos, aunque son una ayuda importante si el sacerdote o pastor son gente de genuina vida espiritual, pero su atención debe consensuarse con la que tiene que dar el psicólogo o psiquiatra experto en este tipo de pacientes.

La propaganda homosexual millonaria que hoy padece el país es solo el comienzo de una política imperial claramente anticristiana, destructiva de la familia y de la moral natural universal, porque destruye las leyes que rigen la naturaleza humana. Bien está luchar por conservar y mejorar la ecología de animales y plantas, pero mas importante es conservar y mejorar la ecología humana.

El arte de la simulación

Por Juan Francisco Puello Herrera

La simulación más que un arte es costumbre que incentiva las malas artes pues, son medios o intrigas reprobables de que se vale alguien para conseguir un propósito. El simulador es astuto, mezquino, perverso, calculador, parsimonioso, emprendedor, pasivo, inmutable, sensiblero, lastimero, pernicioso. Pero realmente, el hábito de simular es fundamentalmente una astucia poco política, de mal gusto. Es artificio, pero también estudio de calcular con aparente simplicidad e ingenuidad y con seductora vehemencia a otros. Es el arte de callar y mentir en partida doble.

La aparente discreción es otro de los atributos del simulador que maneja convenientemente a la perfección. En su interior anida la maldad, por esto guarda en su corazón una cosa y expresa otra. La apariencia lo ayuda a creerse indemne de asumir cualquier responsabilidad y de que otros adviertan su excesiva teatralidad.

Sin embargo, aún algunos reconociendo ese histrionismo dañino y su falsedad encubierta le celebran sus iniciativas preñadas de maldad. El simulador justifica su estado de vida diciendo que el que no sabe simular no sabe vivir, es la razón por la que tiene pocos amigos y aquellos que ha conseguido en obras buenas pronto se apartan de su lado, desdeñando su proceder. Simular es engañar. Es desdoblarse y convertirse en otro, apoyando iniciativas ajenas que no comparte, y a la vez preparando la daga de la traición que clavará en el momento preciso.

La mente perversa del simulador no descansa, encuentra caldo de cultivo en la falsedad que maneja selectivamente o indiscriminadamente dependiendo de la circunstancia que rodee el caso que le interese. Pero hay algo que olvida el simulador y es lo que Louis Josserand advierte sobre la apariencia: “Quien crea una apariencia se hace esclavo de ella”.

Considero al que engaña mediante la simulación -tomándole prestada una expresión a José Ingenieros- un tránsfuga de la honestidad, un inválido moral que medra en la mediocridad que lo ampara y que se refugia en la tiniebla de su infamia para esconder sus vicios.

El nombre de "Jehová"

Por Oscar Gerometta

Tomado del informe "sobre los Testigos de Jehová"

(http://es.catholic.net/sectasapologeticayconversos/243/1456/articulo.php?id=15254)

Este es según ellos el nombre que el mismo Dios les ha encomendado dar a conocer a los tiempos modernos.

Pero, ¿de dónde sale el término "Jehová"?

La lengua hebrea, es originalmente una lengua consonántica, es decir, que el significado de las palabras surgía a partir de las combinaciones de las consonantes. En correspondencia con esto, en su desarrollo escrito el hebreo es originariamente un lenguaje de consonante, es decir, se escribían solamente las consonantes, y la pronunciación de las palabras se transmitía por tradición. De este modo encontramos que en hebreo el Nombre de Dios se escribía: "YHWH" (lo que se ha denominado "tetragrama sagrado").

En la tradición judía más primitiva, llevando al extremo el precepto de no usar en vano el Nombre de Dios, cuando leían el texto bíblico evitaban pronunciarlo, y lo reemplazaban por el vocablo "Señor", que en hebreo se dice "Aedonai".

Cuando en el desarrollo del hebreo se comenzaron a escribir las vocales (que se representaban como puntos por debajo de las consonantes), y como un modo de evitar pronunciar el Nombre de Dios, cuando en los textos bíblicos aparecía el tetragrama, se le colocaban las vocales de Aedonai para que el lector recordara evitar pronunciar el Nombre sagrado.

Estos detalles del idioma hebreo, eran desconocidos en el Renacimiento cuando comenzaron a traducirse los textos sagrados a las distintas lenguas, por lo que los traductores de los siglos XV en adelante se encontraban con lo que parecía la palabra hebrea "Yaehowah", que tradujeron por "Jehová". Así aparece en muchas traducciones que optaron por utilizar el Nombre de Dios, en lugar de conservar el tradicional "Señor", hasta principios de este siglo.

Recién durante el siglo XX, con el desarrollo de la moderna lingüística y el estudio de las lenguas bíblicas, se pudo saber que la verdadera vocalización del tetragrama era "Yahvéh", como de hecho aparece hoy en la mayoría de las traducciones que utilizan el Nombre de Dios.

Cuando los Testigos de Jehová comenzaron su predicación, a fines del siglo pasado, ciertamente el vocablo "Jehová" aparecía en las traducciones al inglés de uso más frecuente. Y cuando el Juez Rutherford, "revela" que el nombre de los miembros de la Sociedad ha de ser "Testigos de Jehová", todavía no sabía que estaba proponiendo como revelado por Dios un error filológico. Pero hoy este ha podido ser claramente dilucidado.

Lo más llamativo, es que los testigos de Jehová hoy se confiesan conocedores del error filológico implícito detrás del vocablo, pero dedican largos y eruditos párrafos en los que mezclan la erudición con la polémica y el fundamentalismo para justificar su persistencia en el uso del mismo (Al respecto se puede revisar: Rutherford, Sea Dios Veraz, c. II; ¿Quién es Jehová? p. 20; La Verdad que lleva a Vida Eterna, c. 3; ¿Quién es Dios?, p. 17; Razonamiento a partir de las Escrituras art. Jehová, p.198; folleto El Nombre Divino que dura para siempre, New York, 1984; toda bibliografía propia de la Sociedad).

En este punto hay una pregunta que nunca encuentra respuesta. Si se admite que el término "Jehová" ha surgido como consecuencia de la ignorancia y el error de los primitivos traductores, ¿cómo podemos pretender que la Voluntad de Dios sea que se dé a conocer este nombre?, Y lo que es peor… que quien no acepte este nombre (este error podríamos decir) se condene.

Respeto debido a nuestro Cardenal y Obispo

06 de Enero #2012
Solemnidad de la Epifanía

Sra.
xxxx xxxx
Vía correo electrónico
Ciudad,

Ref.: "Las palabras del Cardenal hacen flaco servicio al matrimonio"

Distinguida Sra. xxxx, muy buenas noches.

“No se puede confundir la libertad de expresión con una falsaria expresión de la libertad; no se puede caer en una errada libertad de pensamiento donde el pensamiento piensa mal la libertad, la prostituye, la vacía de sentido y la desliga de la verdad que es su base.”

Luego de saludarle cordialmente, procedo a dar respuesta a su último correo y así concluir este conversatorio que hemos mantenido sobre un tema que siempre será de mi interés, la salvaguarda de nuestro Cardenal, Pastor y Obispo.

He revisado de nuevo los escritos aparecidos en los medios que usted ha utilizado como sustento para su artículo, y discernido muy bien su contenido en base a nuestro conocimiento, experiencia, el auxilio de algunos hermanos en la fe y la ayuda de Dios.

En estos se citan textualmente las siguientes palabras del Cardenal López Rodríguez:

Periódico Hoy, 01 de Enero -

"... Hemos tenido sobre todo en el campo de la mujer hechos inconcebibles, yo no acabo de entender cómo es posible que haya tantos crímenes, sobre todo pasionales, porque no se pueden definir de otra forma y, sobre todo, que cuando un hombre y una mujer no pueden convivir juntos, pues que se separen..."

En ningún momento habla nuestro Cardenal sobre el matrimonio, como tampoco de un Sacramento, que es su preocupación. Ni siquiera hace referencia al matrimonio civil.

Diario Libre, 02 de Enero -

"Cuando un hombre y una mujer no pueden estar juntos, por alguna razón u otra, lo mejor es que se separen, ya que de esta manera se evita la ocurrencia de una tragedia..."

La expresión "un hombre y una mujer" y "estar juntos" no pueden interpretarse como matrimonio, pues cuando se analiza en su contexto en ningún lugar se habla de ello. Si no existe la condición de Sacramento, y la relación va acabar en una tragedia, al final será mucho mejor si estas dos personas, que apenas se han juntado, se separen.

El periodista indica “que el Cardenal ha exhortado a las parejas a que, cuando ya no se quieran, se separen y así evitar desgracias muy lamentables”.

“Las palabras del Cardenal hacen flaco servicio al matrimonio”, no. Lo que hace verdaderamente un flaco servicio a La Iglesia y al Sacramento del Matrimonio es la falta de cuidado al hablar de tal forma de una persona como nuestro Cardenal que merece todo nuestro respeto. Debe pensarse muy bien antes de "sacudir la almohada llena de plumas", ya que después será imposible recogerlas todas.

Listin Diario, 02 de Enero -

"... pero cuando un hombre y una mujer no pueden convivir, que se separen, que dejen eso..."

La intención, en todo momento, no ha sido hablar de “divorcio” sino más bien de separación, de dos personas que viven o no bajo el mismo techo, nunca bajo el Sacramento de matrimonio, que es su preocupación.

En esencia, los diarios utilizados para este análisis apenas han citado textualmente unas pocas palabras pronunciadas por nuestro Cardenal, y de ninguna de estas hemos podido deducir ninguna de las teorías que se han querido enarbolar. Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice que han dicho de la máxima autoridad de La Iglesia católica en nuestra nación.

Insisto, y perdone usted si le ofendo de alguna forma, que no es ni ha sido mi intención, pero simplemente argumento con ideas y conceptos muy bien fundamentados el hecho de que usted se ha equivocado en sus planteamientos sobre el Pastor de nuestra Iglesia. Lo mismo que sus amigos que han comentado sus ideas favorablemente de forma muy complaciente.

La ventaja de poner nuestros pensamientos por escrito es precisamente esa, poder volver atrás y revisar cada línea y entre líneas los mensajes. En ningún momento he emitido yo ningún juicio desconsiderado o irrespetuoso sobre usted. Humildemente lo digo.

El hecho de que usted acepte comentarios en su blog, y que decidiese publicar el mió, es de su estricta responsabilidad. Si usted lo aceptó, creo que es porque le pareció bien desde el principio.

“El Diablo quiere acabar con La Iglesia, la única que se le opone, y para lograrlo hacen falta obreros para trabajar esa otra “mies” de la cual yo no quiero formar parte.”

Es por todos conocido la conjura que mantienen muchos medios comunicación y sus funcionarios contra La Iglesia católica, y por acción u omisión la bombardean en cuanto pueden. No sancionan a los periodistas esperando siempre que metan la pata. Es del todo normal sacar las cosas de contexto para tergiversarlas. Tengo toda la razón cuando afirmo que el Demonio se vale incluso de gente buena para cometer sus fechorías, para obrar mal.

Soy yo el que no desea formar parte de la “mies” del Diablo, que en modo alguno lo he referido a su persona, y por favor entiéndalo de una vez por todas.

El hecho de que el imperio de la muerte y el misterio de la iniquidad pretendan dar al traste con La Iglesia y todo lo que Ella representa es una realidad incontrovertible. A eso me he referido, únicamente.

Cualquier duda que pueda tener sobre su afecto y consideración hacia nuestro Cardenal la ha sembrado usted misma al escribir de tal forma sobre el, todo basado en las opiniones de unos cuantos “chupatintas” asalariados que, por lo general, están tan ocupados en producir “headlines” que olvidan escuchar atentamente a la persona que provee la información.

Jesús trabajo muy arduamente durante tres años en compañía de sus doce amigos. A la hora de la verdad, uno lo traiciono, otro lo negó, nueve salieron huyendo y apenas el mas jovencito de todos se quedo con el a los pies de La Cruz. Yo me parezco a aquel que lo traicionó, ¿a cual se parece usted?

Para concluir le anexo esta carta que escribí en el 2009, denunciando un ataque frontal a la persona de nuestro Obispo y Pastor, Su Eminencia Reverendísima Monseñor Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, para que no le queden dudas de nuestro ministerio, muy difícil y delicado por cierto. Como usted bien dijo en el primero de sus correos, en este pais se me conoce, saben de que vivo, saben donde estoy.

http://mrsavinon.blogspot.com/2009/09/con-su-perdon-cardenal.html

Para mi esto no es novedad, es algo que habrá de producirse frecuentemente en el futuro. Para ello estamos preparados.

Uno de los fracasos fundamentales en el protestantismo consiste precisamente en el irrespeto y la desobediencia por parte de sus fieles; es por tal razón que se encuentran divididos en mas de treinta mil organizaciones distintas, cada cual haciendo lo que quiere, lo que entienden correcto a su mejor parecer.

A imagen de Cristo, nosotros los católicos actuamos de forma distinta, astutos como la serpiente, mansos como una paloma.

Feliz Navidad y un prospero año nuevo para todos en casa, son mis sinceros deseos. Que Dios continúe bendiciendo abundantemente los ministerios en que trabaja, y que podamos orientar adecuadamente a más y más jóvenes en su formación para establecer y desarrollar matrimonios y familias verdaderamente cristianas.

Sin otro particular por el momento, aprovecho para suscribirme a sus órdenes siempre.

Atentamente,

Mario R. Saviñón

Prioridades de un cristiano

Por Miguel Rivilla San Martín

A continuación expongo esta lista de lo que es ser un buen cristiano.

El orden de los sumandos no afecta al resultado.

-Lo 1º Defender toda vida humana desde el inicio, después ser ecologista

-Lo 1º Tener ideas claras en religión cristiana, después hablar de religiones

-Lo 1º Llenarse del Amor de Dios, después ser apóstol valiente en la vida

-Lo 1º Ser un buen profesional, después tratar de ser un profesional comprometido

-Lo 1º Respetarse a sí mismo, después respetar a toda clase de personas

-Lo 1º Oír la Palabra de Dios, después las palabras humanas

-Lo 1º Cuidar el alma, después el cuerpo

-Lo 1º Ser buen cristiano, después ser buena persona

-Lo 1º Defender los Derechos de Dios, después los Derechos humanos

-Lo 1º Vivir él en paz con Dios, después trabajar por la paz global

-Lo 1º Ser coherente uno mismo, después tratar que los demás lo sean

-Lo 1º Cumplir los Mandamientos de Dios, después los de los hombres

-Lo 1º Ser honrado y sincero, después meterse en política

-Lo 1º Tener el corazón lleno de amor, después hablar de justicia y solidaridad

-Lo 1º Ser rico ante Dios, después mejorar su estado económico y el de los demás

-Lo 1º Practicar la justicia, después juzgar a los demás

-Lo 1º Admirar la obra de Dios en el mundo, luego viajar para conocer el mundo

-Lo 1º Tener el alma limpia de pecado mortal, después seguir las devociones

Los dos 'logros' del feminismo

Por Eulogio López (www.hispanidad.com)

Pasamos de la festividad de la Sagrada Familia a la de la Maternidad Divina de María. Es decir, de la familia a la maternidad, lo que un analista financiero calificaría como dos asuntos ‘indiciados’.

Y muy de actualidad, dado que el primer objetivo del feminismo imperante ha consistido en reducir la maternidad, es decir, la natalidad. Con bastante éxito, dado que la baja natalidad se ha convertido en el principal problema de Occidente.

Lo malo de las malas costumbres -como la de cegar las fuentes de la vida o simplemente no tener hijos- es que acaban convirtiéndose en leyes y lo malo de las leyes inicuas es que acaban por convertirse en sentimientos generales, en hábitos.

Por ejemplo, tras décadas de antinatalismo, resulta que ahora la mujer sufre de genofobia. Muchas mujeres, por aversión a la natalidad, han desarrollado aversión a aquello que produce la natalidad: al sexo.

Curioso, pero lógico, que la llamada liberación sexual -que tanto ha perjudicado a la mujer y tanto ha beneficiado a los varones crápulas- haya terminado en una sociedad tan pornográfica como asexuada. Muchas mujeres han desarrollado tanto miedo a quedarse embarazadas que, a pesar de la profusión de tanos anticonceptivos químicos -todos ellos abortivos- prefieren evitar los prolegómenos. Para el progresismo femenino, es decir, para el feminismo, el sexo no es ninguna entrega ni apertura a la vida: es algo repugnante, sobre todo, porque trae vida.

La genofobia corre pareja a la repugnancia por todo aquello que crece, es decir, por la vida, sea humana o cualquiera. La materia viva se desarrolla y muere, fenómeno que evoca decrepitud y mal olor. En otras palabras que muchos -sobre todo muchas confunden la vida con la podredumbre y la procreación con la animalidad y confunden lo orgánico como antihigiénico.

El otro espléndido logro del feminismo, que no es sino una lucha por el poder, ha consistido en enfrentar a media humanidad contra la otra media, batalla que ha perjudicado, principalmente, a la mujer. Dos seres tan distintos como complementarios, hombre y mujer, en lugar de colaborar nos dedicamos a lanzarnos los trastos a la cabeza. Brillante.

Ahora bien, una de las muchas grandezas de la feminidad consiste, precisamente, en un desprecio por el poder, al menos por el poder como capacidad para infligir daño, que suele ser la definición más rigurosa de poder.

En la familia, las feministas consideran que el asunto consiste en que la mujer manda menos y el hombre ha de ceder el poder. De entrada, una comunidad, la única, que se rige por el amor, no puede ser el escenario de una batalla por el poder, ciertamente.

Pero es que, además, es posible que la mujer no pretenda mandar, sino gobernar, que es cosa distinta. Ayer hablaba de la familia, de la mano de Clive Lewis. El mismo autor británico se refiere a este fenómeno con términos políticamente incorrectos: «Creo que incluso una mujer que pretende ser la cabeza de su propia familia no suele admirar el mismo estado de cosas si descubre que está sucediendo en la casa de al lado. Es más fácil que diga: “¡Pobre señor X! No puedo entender cómo puede permitir que esa espantosa mujer le domine de la manera en lo que hace”. Debe de haber algo antinatural acerca de la supremacía de las mujeres sobre los maridos porque las mujeres mismas se avergüenzan de ella y desprecian a los maridos a los que dominan».

Y, naturalmente, quien pretende gobernar y no mandar, acaba mandando y gobernando.

La piedra filosofal

Por José Luis Martín Descalzo

Cuando alguien preguntó a Kazantzaki por qué amaba tanto a San Francisco, respondió:

«Lo amo porque su alma, a fuerza de amor, ha vencido a la realidad -lo que los hombres privados de alas llaman "la realidad": el hambre, el frío, la enfermedad, el desprecio, la injusticia, la fealdad, y ha logrado transformarla en un sueño alborozado, tangible, más verdadero que la misma verdad. San Francisco había encontrado el secreto que los alquimistas de la Edad Media buscaron en vano: el secreto para transformar el metal más vil en oro puro.

Para San Francisco, la "piedra filosofal" no era algo inaccesible, fuera del alcance del hombre; para encontrarla no era necesario quebrantar las leyes naturales: la piedra filosofal era su propio corazón. Así, por este milagro de alquimia mística, es como él ha sometido la realidad, liberado al hombre de la fatalidad y transformado en él toda carne en espíritu. San Francisco es, a mi ver, el gran general que lleva las tropas humanas a la victoria más absoluta».

Hay, efectivamente, dos realidades: una efímera y otra eterna, superpuestas, yuxtapuestas. Y la mayor parte de los humanos sólo ven la más superficial.

Acercaos a un hospital. Entrad en una sala con cinco enfermos afectados de la misma dolencia. Seguramente encontraréis a tres de ellos acorralados por su propia enfermedad. A uno, resignado a ella. A otro, sereno y quizá radiante. ¿Cómo? A fuerza de alma.

O preguntaos por qué, con el mismo sueldo, dos oficinistas uno vive feliz y sin apuros y al otro no le llega la respiración al cuello. Y es que, efectivamente, la piedra filosofal existe. No es un sueño romántico. Y es de fabricación casera. ¿Que cómo se fabrica? Cada uno debe encontrar su propia receta. Pero podrían servir algunos de estos consejos:

- El primero y más importante es tener algún gran ideal para cuya consecución lleguen a importar bien poco los fracasos y las dificultades.

- Tener fe en el futuro y confianza en la vida. Asumir cada día los problemas de hoy en lugar de ponerse a sufrir anticipadamente por los que podrían tal vez llegarnos mañana.

- Tomar y vivir la decisión de pensar mucho más en lo positivo y bueno que tenemos que en las zonas negras que tendremos que cruzar. Hablar del bien; no revolver los residuos de los fracasos.

- Creer descaradamente en el prójimo y preferir ser engañado una vez por él a pasamos toda la vida desconfiando de todos (con lo que seremos perpetuamente engañados).

- Dedicarse más a los problemas del prójimo que a los propios. As! se curarán o mitigarán los dos.

- Amar sin preguntarse si nos lo agradecerán. Estar seguros de que, a la larga, incluso en este mundo, el amor acaba funcionando y también nos querrán más de lo que merezcamos.

- Despertarse cada mañana como recién nacidos. Colgar cada noche en el perchero las preocupaciones de ayer y dormir olvidándolas.

- Sonreír, aunque no se tengan ganas. Sonreír, sobre todo, si un día se debe decir algo amargo.

- Aprender de los niños, aprender de los santos.

- Dar tiempo al tiempo, sabiendo que las frutas maduran lentamente.

- No ser demasiado ambiciosos. Querer pocas cosas, pero quererlas apasionadamente.

- Recordar al menos cuatro o cinco veces al día que tenemos alma y alimentarla tanto como al cuerpo por lo menos.

- Hacer, si se puede, un trabajo que amemos. O si no, al menos, amar lo que tenemos que hacer.

- Descubrir que casi siempre los disgustos que nos llevamos son mayores que los motivos que los causaron.

- Creer en algo muy en serio. Luchar por ello. Seguir luchando cuando nos cansemos. Seguir de nuevo cuando nos cansemos de seguir.

- Recordar que, al fin de cuentas, todos los trucos son trucos y sólo sirven para ir descubriendo que será la gracia de Dios la que nos hará felices, porque ésa y no otra es la piedra filosofal.

Religiosidad alternativa para el año nuevo

Tomado de http://info-ries.blogspot.com/

El sacerdote español Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), continúa con su serie de artículos titulada “Fragmentos de apocalipsis”, y que publica la revista religiosa quincenal En Acción Digital. Reproducimos a continuación el último que ha escrito por el momento, titulado “Magia para el año nuevo”.

En mi búsqueda de referencias apocalípticas y milenaristas, sean mayas o no, sobre el año 2012 que hoy comenzamos, me he topado estos días con una serie de grupos y personas de la órbita de la nueva religiosidad y del esoterismo que hacen afirmaciones muy peculiares en torno al cambio anual de calendario, o al menos al que acaba de suceder. Y con unas consecuencias rituales de lo más extraño, a pesar de que a estas alturas, en medio de tanta liturgia popular, se complica cada vez más la celebración de la Nochevieja entre uvas, cava, prenda usada y nueva, ropa de tal color, algo de oro en la copa y la mezcla de cotillones y pirotecnia.

La agencia France Press proporcionaba la siguiente información en vísperas del cambio de año: “en Brasil se espera que dos millones de personas vestidas de blanco lleguen a la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, para recibir el 2012 con un gigantesco espectáculo de 24 toneladas de fuegos artificiales lanzados desde el mar, que este año buscan promover la preservación del medio ambiente”. Hasta aquí, parece que todo es normal: al tratarse de otra cultura, pensamos que ésas serán sus costumbres. Pero seguimos leyendo y encontramos la clave de esta celebración: “tradicionalmente, los cariocas vestidos de blanco hacen sus ofrendas a Yemanjá, diosa del mar del culto afro-brasileño candomblé, y lanzan al mar gladiolos blancos en pedido de paz, rojos para tener amor y pasión, o amarillos para atraer el dinero”.

Si la cifra aportada se aproxima a la realidad, estamos ante una práctica bastante difundida. Seguramente no todos los que han participado anoche en este rito sean practicantes asiduos del candomblé, pero esto nos da una idea de la popularización de una costumbre ligada a un culto sincretista afroamericano bien concreto. Muchos de los que han celebrado esta fiesta serán católicos, por ejemplo, y no verán problema ninguno en honrar a una diosa pagana con sus ofrendas. Triste espectáculo que contrasta con las impresionantes actas de mártires que conservamos en la Iglesia como testimonio de antepasados nuestros que se dejaron matar antes que quemar un puñado de incienso delante de un ídolo. En la Biblia, antes de Cristo, encontramos ya el testimonio dramático de los siete hermanos que, junto con su madre, afrontaron el martirio firmes en su fidelidad a Dios y sin abandonar las tradiciones de sus padres (2 Mac 7). Pero ésta es otra historia, y parece que poco tiene que ver con lo que vivimos hoy.

Siguiendo con los cultos afroamericanos, y sin salir del despacho publicado por France Press, “los habitantes de Cuba arrojan baldes de agua para purificar su hogar”. A primera vista, igual que antes, parece una simple costumbre supersticiosa, pero la misma agencia informativa nos aclara que se trata de “una costumbre inspirada en las religiones africanas”. Volvemos, pues, al sincretismo popularizado entre la gente. Leemos también que en Nicaragua se bañan al aire libre para recibir el nuevo año purificados mirando al sol, y en Colombia colocan espigas sobre la mesa donde cenan para invocar a la abundancia, además de poner “tres patatas bajo la cama: una pelada, una a medio pelar y otra sin pelar. A medianoche, se elige una sin mirar: la pelada representa un mal augurio, la medio pelada ni el bien ni el mal y la sin pelar depara gran bonanza”. Aunque desconozco el origen de estas prácticas, nos movemos en el mismo ámbito de ritualización más o menos esotérica de un momento que se vive especialmente como cambio de ciclo.

Según los expertos en sociología de la religión, después de sus investigaciones sobre el terreno, los adeptos de estos cultos afroamericanos –sobre todo umbanda y candomblé– crecen numéricamente en Brasil, y sólo en Río de Janeiro habría más de 250.000. Esto produce unos efectos sociales que van más allá del rito puntual de fin de año en las playas cariocas, pasando a otras esferas más institucionales. En estos días, por ejemplo, el alcalde de Río, Eduardo Paes, ha emitido un decreto que declara el culto a esa divinidad marina, Yemanjá, “patrimonio cultural carioca”. Como afirma acertadamente una noticia de la agencia Efe, esta ofrenda multitudinaria “es una tradición que ha trascendido a la propia religión y que ahora la practica gran parte de la población” de esta ciudad brasileña.

Viajamos hacia el norte y cambiamos de culto, aunque continuamos en el mismo continente y en los parámetros del sincretismo religioso contemporáneo. Algunos medios de comunicación han destacado estos días cómo viven el cambio de año los fieles de la Santa Muerte, algo que ha cobrado una creciente popularidad en México en estos últimos años. Como es natural, sus adeptos encomiendan el año 2012 a la protección de esa figura lúgubre personificada y divinizada. Un redactor de la revista mexicana Sexenio explica que “existen personas que le encargan su seguridad, porvenir económico y salud a la Santa Muerte”, y añade que a pesar del rechazo de la Iglesia católica a esta desviación espiritual, “cada vez más católicos creen en ella y en los milagros que concede, los cuales cobra a alto costo, si no se cumplen los acuerdos que le fueron ofrecidos”.

Podríamos seguir con muchos más ejemplos de todo esto. No pueden faltar los adivinos, cartomantes y magos que siempre aparecen con sus predicciones para el año nuevo. Uno muy popular en Iberoamérica, Walter Mercado (que dio un salto directamente del cine al ocultismo, y que ahora se hace llamar Shanti Ananda), nos puede servir como ejemplo. En su “Panorama astrológico” para 2012 habla de planetas y signos zodiacales, y desde ahí vaticina lo que va a ocurrir. Por un lado, todos los efectos interiores de las personas –cuyo cumplimiento será difícil de comprobar a final de año–, tales como “enfrentar nuestro lado oscuro del corazón y batallar contra nuestros demonios internos”, añadiendo que “sólo con honestidad y fe llegaremos a realizar el Reino de Dios en nuestro interior”.

Por otro lado, lo más interesante y mediático, que son las predicciones que afectan al mundo exterior. Así, leemos afirmaciones demasiado genéricas, como que “los sistemas legales alrededor del mundo tendrán que corregir errores que afectaban a ciertos grupos un tanto marginados y destruir los abusos de poder, tanto gubernamentales como corporativos”. O que “se cuestionarán la llamada sabiduría o los dogmas absolutos de algunas religiones organizadas”. Y están los típicos avances de la política mundial, como éste: “Plutón irá tumbando y destruyendo gobiernos dictatoriales donde no existen libertades”, en referencia a los países árabes que han vivido las recientes revoluciones. Y lo más curioso de todo es que en 2012 “se intensificará el descubrimiento de seres de otros planetas o de planetas paralelos”. Y, para dejar buen sabor de boca, una recomendación práctica: “la sanación global estará en la unión de todos con amor, fraternidad, compasión, comprensión y fe”.

Para terminar, recojo la referencia de algunos medios de comunicación que proponen a sus lectores algunas pistas de acción para el cambio de año. En un periódico ecuatoriano leo los consejos de un “terapeuta holístico” que también es maestro de reiki, y que llamaba a “armonizarse” con vistas al año nuevo. En un lenguaje espiritual típico de la Nueva Era, recomienda la oración –que es “muy poderosa”– con una vela encendida alrededor del aura propia de la persona. A esta oración, explica, “se le pone un propósito deseando que esa vela consuma todo lo negativo de la mente y del corazón. Ese es el fuego transmutador que todo lo quema y lo renueva y mientras más fe le pongas, mejor”. Junto a esto, la meditación: “enciérrate a solas en una habitación y visualiza que del cielo desciende una cascada de luz que viene desde la mano de Dios”. No sabemos de qué Dios habla, claro. Y a esto se une una serie de indicaciones prácticas sobre la limpieza energética con el baño en aguas amargas, la quema de monigotes o la purificación del hogar con incienso.

Ciertamente el cambio de año se vive como un momento especial por parte de las personas, un momento que va más allá del simple gesto de cambiar el calendario y de repartir buenos deseos entre los demás. Los momentos de paso en la vida sirven para mirar atrás y recapitular, y para plantear la vida con sentido hacia el futuro. Cuando no se encuentra este sentido, hay que buscarlo en algún lugar, y por las rendijas del puro positivismo vital se cuelan todas estas ofertas alternativas que habría que situar más en el espacio de la magia que en el de la religión. Se intentan disipar los miedos y asegurar las certezas, dejando muy poco espacio para la esperanza y para la fe, y poniendo todo en las manos de divinidades y fuerzas más o menos conocidas a las que habrá que tener contentas. Pura magia.