Una idea central...

Somos La Iglesia católica


Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.

Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.

Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.

Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.

Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.

Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.

Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.

Somos… La Iglesia católica.

Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.

Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).

Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.

Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.

Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...

Contenido del Blog

Anticonceptivos ¿qué?

METODOS NATURALES O ANTICONCEPTIVOS?

Al practicar la virtud del dominio propio los métodos naturales propician la fidelidad, son sencillos, altamente seguros y no cuestan nada (en su mayoría):

¿Qué te gustaría comprar con el dinero que cada mes gastas en anticonceptivos?

¿Sabías que los anticonceptivos tienen efectos colaterales que varían según el método y el tiempo de uso: esterilidad, cáncer, etc., algunos producen abortos silenciosos y pierdes la gracia de Dios, muchos de Sus regalos?

El hombre es fértil todos los días del mes, en cada relación sexual produce como 300 millones de espermatozoides que pueden sobrevivir 3 días y hasta 5 días con la ayuda del moco cervical, la mujer es fértil solo unos días de mes, tiene una ovulación aproximadamente cada 28 días, el óvulo vive un día; el embarazo puede producirse o no, dependiendo del día en que se tengan relaciones sexuales.

METODOS NATURALES

La pareja autodiagnostica si se encuentra en periodo fértil o no, para adecuar sus relaciones conyugales a uno u otro momento, según deseen conseguir, evitar o espaciar los hijos por razones justificadas.

Existen varios medios para determinar éste periodo:

1. Cálculo matemático: Ritmo.
2. Moco cervical: Billings
3. Autopalpación cervical: Palpando el útero.
4. Saliva: Minimicroscopio (Ovulator , PG-53).
5. Temperatura: Basal (Bioself).
6. Orina: Monoclonales (Elisa, Bluetest).
7. Temperatura y moco: Computadora (Sofía).
8. Sintotérmico: Combinación de varios. Beneficios

La mayoría no cuestan nada.

Son altamente seguros, están apoyados en bases científicas.

Son sencillos, fáciles de aprender.

Cualquier mujer puede llevarlos, inclusive si son ciegas o analfabetas, no importa su nivel sociocultural, ni que su ciclo sea irregular, o se encuentre amamantando o en periodo premenopáusico.

No causan irritación, depresión, aumento de peso o disminución del deseo sexual.

Se cuida el cuerpo, no hacen daño, no causan efectos colaterales, no alteran los procesos naturales del organismo.

Se utiliza el don de la fertilidad y la vida con respeto, no producen abortos.

Bienestar ginecológico, alertan sobre problemas o irregularidades

La mujer no es reducida a un objeto de placer sexual que siempre debe estar disponible.

Se asume conjuntamente la responsabilidad de la fertilidad, propician la comunicación, fortalecen la relación.

Propician la fidelidad, ya que se practica la virtud del dominio propio.

Los métodos de planificación natural requieren mucho amor, comunicación, atención y sobretodo respeto, lo que conduce a un matrimonio duradero, más feliz y exitoso.

Reducen la tasa de divorcios.

Mitos patentes

1. El ritmo falla:

El ritmo es uno de tantos métodos de planificación, el más eficaz es el Billings.

2. Si no estoy disponible me va a ser infiel:

El hombre a diferencia de los animales tiene inteligencia y voluntad, al practicar en casa la virtud del dominio propio adquirirán fortaleza para las tentaciones fuera de casa, la abstinencia en el periodo fértil es semejante a la que sucede en el periodo de la menstruación, podrías decirle estoy en mis días o periodo fértil.

3. Mi esposo no estará de acuerdo:

Pueden analizar juntos los beneficios de los métodos naturales y las consecuencias del uso de anticonceptivos, seguramente buscará lo mejor para ambos.

4. Suena difícil, no vamos a aguantar:

Mas no imposible, la ayuda de Dios hace todo más fácil, para adquirir la virtud del dominio propio hay que practicarla, el principio es cuando mas cuesta.

5. La Iglesia dice que debo tener un hijo tras otro:

Si fuera así Dios hubiera hecho fértil a la mujer todos los días, la Iglesia sabe que Nuestro Señor tiene un plan especial para cada pareja, respecto al número de hijos, a eso fué a lo que te comprometiste cuando prometiste traer al mundo los hijos que Dios te dé, a cumplir Su plan especial en tu Matrimonio.

MÉTODO BILLINGS

Tiene una tasa de error inferior al 1% en Calcuta, India.

La mujer debe anotar diariamente por la noche cómo observa su moco cervical al limpiarse. Durante la enseñanza deben evitarse las relaciones sexuales para aprender a diferenciar el moco del semen. Se debe evitar todo contacto genital durante los días de fuerte sangrado de la menstruación y observar la presencia del moco en los siguientes. Cualquier sangrado por leve que sea puede indicar el día cúspide o de ovulación.

Si por razones justificadas se desean evitar o espaciar los hijos, los días que siguen a la menstruación se puede tener relaciones un día si y un día no, por la noche.

Se debe evitar todo contacto genital durante los días de moco, hasta el día 4, después del día cúspide.

Si se encuentra bajo tensión debe prestar más atención, esperar que el moco aparezca y desaparezca, la ovulación puede retrasarse o suspenderse.

Si se encuentra insegura debe contar 3 días de abstinencia después de la duda.

Se debe observar el moco en el periodo de lactancia, ya que la el periodo fértil ocurre antes que la menstruación.

Tipos de moco

1. SECO Infértil: Papel seco, áspero, no se resbala, molesto.
2. MOCO SIN LUBRICACIÓN Infértil: Escaso, turbio, espeso, no se estira, rompe o resbala.
3. MOCO CON LUBRICACIÓN Fértil: Poco, blanco o amarillento, turbio o claro, resbaladizo.
4. MOCO CLARO TRANSPARENTE Fértil: claro, transparente, elástico, estirable, resbaladizo.
5. CÚSPIDE Fértil: Último día del moco anterior.
6. DÍA 1,2,3 Fértil: Los días que siguen la cúspide.
7. OTROS: El flujo de la excitación femenina es acuoso, tiende a evaporarse y desaparecer rápidamente.

La humedad que producen las infecciones vaginales se diferencian del moco en lo resbaladizo.

El semen tiene un olor y color característico, después de algunas horas se parece al moco cervical, pero si se toma entre los dedos hace espuma y se evapora.

ANTICONCEPTIVOS

No son medicinas porque no curan nada, por el contrario, destruyen una función natural del cuerpo: el hermoso don de la fertilidad.

Todos los anticonceptivos pueden fallar.

1. Esterilización

Vasectomía en el hombre y salpingectomía o ligadura en la mujer. Operación que liga, corta o quema los conductos que recorren los espermatozoides para evitar su encuentro con el óvulo.

2. Barrera, coito interrumpido, condón y diafragma.

Bloquean el encuentro del óvulo con el espermatozoide. El condón puede fallar en impedir el embarazo entre el 15% y el 36% de las veces. El virus del SIDA es 450 veces más pequeño que el espermatozoide y de 50 a 500 veces más pequeño que los microscópicos poros que pueden encontrarse en todos los condones, falla más en impedir el SIDA que los embarazos, utilizarlo para impedir las enfermedades de transmisión sexual es como jugar a la ruleta rusa.

3. Espermicidas

Jaleas, espumas y óvulos.

Son químicos que matan los espermatozoides para evitar su encuentro con el óvulo.

4. Hormonales

Impiden el embarazo a través de 2 efectos:

a. ANTIOVULATORIO:

Impide la ovulación, no hay menstruación, el sangrado es una hemorragia provocada.

b. ALTERACION DEL MOCO CERVICAL:

Impide la función del moco de alimentar y facilitar la llegada del espermatozoide al óvulo.

EFECTO ABORTIVO:

El espermatozoide fecunda al óvulo en la trompa de Falopio, 6 días después el pequeño se desplaza y se implanta en el útero.

a. Impide su implantación: Acelera o retarda su llegada al útero o produce una inflamación crónica en el útero o cambia el endometrio (revestimiento del útero).

b. Si logra implantarse: Produce contracciones uterinas que lo expulsan o lo desplaza mecánicamente o lo destruye, mediante anticuerpos y sustancias.

Es tan pequeño que cuando su madre lo expulsa no lo ve, puede ocurrir un aborto en cada periodo.

El dispositivo (DIU, T), la píldora, la minipíldora, la píldora de emergencia o del día después (su efecto equivale a tomar anticonceptivos durante 2 años), el implante y la inyección tienen cuando menos uno de los efectos abortivos mencionados.

CONSECUENCIAS

1. Esterilización

Pueden poner en peligro la vida de la mujer, debido a la posibilidad de un embarazo extrauterino, generalmente son irreversibles, pueden causar futuros desajustes emocionales en la pareja, si luego se cambia de opinión, tienen los riesgos de toda intervención quirúrgica, desde las reacciones anestésicas, hemorragias, infecciones y otras, hasta la muerte.

2. Barrera

Afecta la sensibilidad, produce incomodidad, alteraciones síquicas al dejar la relación incompleta, infecciones y alergias al látex o lesiones locales.

3. Espermicidas

Molestias, inflamaciones, infecciones y malformación en los hijos cuando daña los espermatozoide sin destruirlos.

4. Hormonales

El dispositivo: Al ser introducidos crisis vagales (desmayos de causa orgánica); sangrados intermenstruales y menstruaciones muy abundantes que pueden causar anemia y déficit de hierro; heridas e infecciones que pueden llevar al flujo infeccioso, a la obstrucción tubaria, a la esterilidad, al shock séptico y a la muerte; incrustaciones y perforaciones que pueden llevan a una operación con todos sus riesgos y a la esterilidad; embarazos ectópicos, que al romperse llevan a la hemorragia interna y si no se interviene quirúgicamente a tiempo a la muerte.

Las píldoras y los demás anticonceptivos orales pueden causar aumento de peso, manchas oscuras en la piel (cloasma), dolores de cabeza, trastornos menstruales y trastornos en el sistema inmunológico (lo que propensa a adquirir varicela y enfermedades de transmisión sexual), agravamiento de la hipertensión arterial, aumento de los lípidos en la sangre, (especialmente de los triglicéridos), enfermedades del hígado (hepatopatías), nódulos y cáncer de mama, ectopias de cuello uterino que predisponen a la inflamación del cuello del uterino (cervicitis), envejecimiento del cuello uterino que lleva a la infertilidad, embarazos ectópicos, esterilidad por atrofia ovárica, trastornos psíquicos, circulatorios y de la coagulación de la sangre que causan accidentes trombóticos cerebrovasculares, coronarios, de extremidades, oculares, embolias e infartos en diferentes órganos y que pueden llevar a la muerte.

Además de los efectos anteriores:

El implante (Norplant) tiene los riesgos de una cirugía menor en su implantación, complicaciones cuando se retira y un largo periodo de manipulación en el cuerpo.

La inyección (Depo-Provera) acelera el desarrollo de cánceres.

Los homosexuales y "el gaymonio"

Secular, Natural and Sacramental Marriage

www.envoymagazine.com/planetenvoy/072604-TheKnotThatCantBeTied-Full.htm

Man's sexual energies are of extraordinary power and complexity. Is this energy something we can use however we wish, or is there some objective standard to which this energy should be conformed?

The Western tradition, like many other traditions, has consistently held that there is such an objective standard, and it is the reality called "marriage." Today, however, many think that marriage can be whatever they want it to be. Instead of seeing marriage as an objective reality to which we align ourselves, it is seen as something that must conform to our notions and desires. Let's call this perspective on marriage "secular marriage."

Here's an example of the "secular marriage" mindset. Jessie Bernard, in The Future of Marriage, describes marriage as follows:

"Both of us commit ourselves to: 1) continue to grow, each in his or her unique way; 2) retain future choices about our relationship, recognizing that the risks of growth include the risks of growing apart; 3) give room for the process of growing; 4) provide a climate that stimulates and invites growing; 5) take risks; 6) respect differences of belief or viewpoint . . ."1 According to this scheme, marriage is what one wishes it to be. All the criteria Bernard lists are subjective, and there is no hint that, by marrying, the spouses are entering into a permanent reality. It's exactly this type of subjective misunderstanding of marriage that sets the stage for recent political and legislative efforts to legitimize homosexual relationships under the guise of marriage.

How can we effectively respond to those who promote the notion of "secular marriage," and how can we demonstrate that marriage is an objective reality? One method is to rely on the evidence we see in God's divine revelation. As important as such a method is, however, because of the separation of church and state we cannot base civil laws on any particular religion's understanding of God's revelation.

There are many people these days who deny that there are any objective truths at all, whether knowable by reason or revelation, so using religious explanations alone isn't always sufficient to make your case.

The purpose of this article is to lay out a five-step argument about the nature of marriage, with the specific aim of showing why homosexuality (and homosexual "marriage") is incompatible with that objective reality...

Step 1: The Dignity of the Human Person

The first step is a preliminary one, not dealing with the characteristics of marriage per se. It is the starting point of any kind of moral discourse, be it in the realm of social ethics, bioethics, or sexual ethics. Pope John Paul II has drawn attention to this starting point by virtue of his own philosophical/theological method that focuses on "personalism."

This first step can be called the "personalist principle" and can be stated simply: Each individual human person is a person of inviolable dignity. Put in more technical and philosophical terminology: A person should always be treated as an end, rather than a means. In other words, no one should be "used" or turned into a mere object for someone else's utilitarian purposes.

The typical way to establish this principle is by appealing to divine revelation, three truths in particular: a) The Bible says each of us is made in God's image and likeness; b) The Judeo-Christian tradition teaches that we are each individually called to participate in the divine life and we are each called by God to an eternal home and reward; and c) According to Christianity, Christ's salvific work is for each one of us individually, allowing us to participate in the divine life and be safe and happy for eternity in heaven.

Imagine the response you'd get, however, if you used such an argument to defend, for example, the dignity of the unborn child about to be aborted or the handicapped or elderly about to be euthanized. A typical response from an opponent would be that your arguments are "based on your religion." Your position would be dismissed as being incompatible with our political order, and you'd be branded as someone trying to "force your religion on others." The defender of abortion will retort bluntly, "If you don't believe abortion is right, don't have one."

In the same vein, those who agitate in favor of legalizing homosexual "marriages" often dismiss their critics by saying, "If you don't believe in homosexual marriage, don't marry a homosexual."
As you can see, these are lame arguments - they don't prove a thing - but they do often buffalo Catholics. That's why, in conversations with those who favor or promote homosexual marriages, it's very important to establish the truth about human dignity on the basis of reason alone, rather than by appealing to divine revelation. You can do this by appealing to the "natural moral law," a law that's inscribed in our very being, and one people can easily recognize as true, regardless of their religious views.
So, how do we build a "natural law" argument for the dignity of the human person, upon which we'll build an argument for the objective nature of marriage?

Imagine someone arguing that human dignity is not absolute, but merely relative. There are two replies to such relativism, one theoretical and the other practical. First, a relativist actually makes an absolute claim in stating that "everything is relative." The next time someone tells you that everything is relative, just ask, "Do you insist on that absolutely?"

Second, not only do relativists theoretically contradict themselves with their own first premise, they contradict themselves in practice. As Peter Kreeft notes, "The relativist lets the cat out of the bag when you practice what he preaches, when you act toward him as if his own philosophy of relativism were true. He may preach relativism, but he expects you to practice absolutism."2 Kreeft gives the example of telling his relativist students that all women in the class will flunk. Given their relativist premises, the students have no argument to make against so blatantly unfair a practice. Who are they, after all, to impose their beliefs on him?

Now apply this reasoning to the dignity of all human life. Many today wish to apply relativism to the value of human life, arguing that personhood is not absolutely, but only relatively, applicable to all human beings. But the lines drawn in such application, based on convenience, are completely arbitrary. If someone tells you that life is complex and demands such arbitrariness, you could ask him, "So does that mean that you wouldn't mind if a thief, faced with the 'complexity' of his own existence, decides to draw some arbitrary lines and steal your wallet?"

No one in his right mind stands for the relativistic view of human dignity when it comes to his or her own human dignity. Each of us - even the hardened secularist who preaches relativism - instinctively recognizes that our dignity as persons implies certain moral absolutes of behavior.

Now that you have established the fundamental principle of the objective dignity of each human person, you can build additional arguments about the nature of marriage. We have done this with simple rational argumentation that cuts across divergent religious beliefs.

Step 2: The Nature of the Conjugal Act

If it is true that each individual person has inviolable dignity, then it only stands to reason that the act through which such human beings are brought about ought to be treated in a particular way, in a way commensurate with that dignity. Simply put, if a couple wishes to engage in the conjugal act, they must be aware of the enormous potential of such an act. It will affect them in a particular way, and one of the central reasons why it will affect them so powerfully is that it has procreative possibilities, it is the kind of act that brings about new life. Given this, the couple ought to treat the conjugal act in a way that measures up to this awesome potentiality.

What specifically does this entail? First and foremost, a willingness to treat the potential new life as a welcome guest. It may well be that this new guest will not arrive at all, but he might arrive. The couple ought not bet that he will not arrive and treat the conjugal act frivolously. Such would be an irrational bet, like investing one's entire monthly salary in the lottery: One should only gamble if that which he might lose is of contingent, rather than absolute, value.

As an aside, it is noteworthy that this irrational gamble "drives" legalized abortion. According to the Supreme Court, abortion must be made available to a generation that has grown up with the assumption that it is perfectly moral to separate sex from babies. Hence, to be pro-life is to simultaneously make a particular claim about the nature of the conjugal act, and hence to be against contraception.3

It is clear that the use of artificial contraception makes it impossible to treat the potential child as a welcome guest. True enough, a contracepting couple may well claim that they are open to new life should it "sneak in." But note that, first, the vast majority are not open in this way - legal abortion lurks right around the corner. And second, even if they say that they are still open to the new life, they are engaging in an act that is incompatible with that supposed openness. The conjugal act has been turned into a different kind of act, an act that is rendered incapable of new life, and even an act incapable of fully uniting the two people involved because they are now withholding a substantial part of who they are.

It is at this point that the homosexual act can be assessed. Based on the personalist principle, we have said that the generative faculties carry an enormous potentiality. As with contraception, a homosexual act renders the potentiality null and void. Hence, the full meaning of the generative faculties - or in more technical language, the proper "ends" or the telos of those faculties - is severely diluted. An act is being performed which is "against nature" in the sense that the generative faculties naturally have such potentiality that is depleted by homosexual and contraceptive acts.

The result is that the couple give but a portion of themselves to each other - they are incapable of giving that fullness of the self that includes the capacity to procreate. The generative faculties must be used in such a way that the unitive and procreative dimensions are inextricably united, yielding a truly conjugal act. As Humanae Vitae teaches:

"There is an unbreakable connection between the unitive meaning and the procreative meaning, and both are inherent in the conjugal act. And if both essential meanings are preserved, that of union and procreation, the conjugal act fully maintains its capacity for true mutual love and its ordination to the highest mission of parenthood, to which man is called" (art. 12).

The text then notes that this teaching "is in accord with human reason." In other words, apart from the truth revealed to us in the Catholic Faith, such truths of the natural law are capable of being grasped by anyone willing to make careful use of reason.

Read Patrick Madrid's Recent Apologetics Column on Homosexuality Here!

Step 3: Permanence

So far, we have shown the inviolable dignity of the person, and the way in which that dignity informs the meaning of the conjugal act. Now we can take an additional step: It only stands to reason that those engaging in the conjugal act must provide a context within which the potential child can be nurtured, and this context above all else entails a permanent commitment between those using their generative faculties in the conjugal act. Without this permanence, the dignity of the child is violated.

The child, first of all, is given a tremendous security by the permanent commitment of his parents. He knows that they will always be there, giving unconditional love, unless death causes the absence of one or both parents. Second, he learns a great deal from seeing this permanent commitment at work day in and day out. He learns the value of commitment.

One of the reasons so very many homosexual relationships do not have the character of permanence is because this particular reason or end for permanence is missing. True enough, permanence is a value in and of itself, irrespective of whether a child is present or not. But such inherent value of permanence is infused with deeper meaning when the child is present or potentially present: "Part of why we as a couple have a permanent commitment is precisely so that we can provide the best context for the nurturing of a new life."

Couples who struggle with infertility are poignantly aware of how intrinsic this procreative dimension is for their own commitment. And couples whose marriages tragically have failed often remain together precisely because of this dimension.

Step 4: Nonsubstitutability of the Spouse

In the previous step, we noted that because the child has inherent dignity, only a permanent union of father and mother is commensurate with that dignity. The dignity of every person simultaneously indicates that, distinct from the interest of the child, only a permanent as well as exclusive union befits or is commensurate with the dignity of each spouse. A permanent and exclusive union states boldly that the other is not an object that can be replaced or substituted, but a person of inviolable worth. When a couple makes the commitment of marriage, they say to one another, "You are irreplaceable to me" and "Only to you will I give my whole self."

Divorce or adultery or serial polygamy then stand as statements that the partner isn't irreplaceable after all. And in so saying, the inviolable dignity of the other is violated.
Now it seems entirely true that this particular step of the argument can be accomplished by two committed homosexuals. Their arguments in favor of homosexual marriage are often based precisely on such points. But we must ask ourselves an important question. Why is it that in heterosexual marriage, violations of this fourth point are the exception rather than the rule, while in homosexual partnerships, violations of this fourth point are the rule rather than the exception?

The answer is that this fourth step is intricately bound up with the preceding three steps. True enough, some homosexual couples partake in a portion of the whole picture, but it is only a portion. And that is precisely why relatively few indeed so partake. The vast majority of homosexual liaisons are not marked by permanence.

This is not to say that heterosexual relationships are immune from such fragmentation. Indeed, in our day, numerous heterosexuals lead lives just as promiscuous as do many homosexuals. But a central reason for this is the severing of the procreative dimension from the conjugal act (step 2), allowing contraception and leading to abortion. The Natural Law argument presented here is just as critical of contraception as it is of homosexuality. In both cases, the conjugal act is turned into a different kind of act; the generative faculties are used in a way contrary to their natural inextricably connected ends of unity/procreativity.

Step 5: Heterosexuality

In going through the previous four steps, we have commented on why homosexual activity is inimical to each point. The Natural Law argument for the objective nature of marriage concludes by looking at homosexuality directly, and drawing earlier comments together with the firm conclusion that marriage must be heterosexual in order for the dignity of the human person to remain fully in place.

A) Why not use the generative faculties in a different way that admittedly cannot bring forth a child? On a purely biological level, the human generative faculties are not built to handle homosexual types of acts, acts which cause serious disease, physical damage, or both.4 It is against the purely physical nature of the human person to engage in homosexual activities.

B) On the purely physical level, we find that the generative faculties are made to unite male and female, and that this union naturally carries with it a procreative capacity. This procreative capacity - given the inviolable dignity of the person as developed in step 1 - is not just an extrinsic "add-on" to human sexuality, but is integral to it. It is a potentiality that cannot be treated capriciously, precisely because it is a potentiality for a person, not a dispensable object. Hence, we showed in step 2 that the use of the generative faculties must be truly conjugal - unitive and procreative - and hence heterosexual.

C) Moving from the biological dimension, on an ontological level we find that in homosexual acts (as well as contraceptive acts), the generative faculties are being used in a way that denies their unitive power precisely because the procreative power is denied. You cannot give the whole self to the other - a prerequisite for human dignity as show in steps 3 and 4 - if you intentionally withhold your fertility.

This presupposes what we can term an integralist view of the person as opposed to a separatist view. The integralist view sees the person as a unity of body and spirit, whereas the separatist view sees the person as standing over and against the body, the body representing raw material that can be manipulated according to the dictates of merely individual decision. According to the separatist view, I can treat the body just as I see fit - in accord with homosexual desire, in accord with adulterous or fornicative desires, and the list goes on.

But such a view, separating body and person, is taking nature herself and manipulating her. Nature dictates a harmony between body and person, and the natural law written on our hearts and accessible to reason depicts this harmony for us and shows us how to act accordingly.

Conclusion

The above five steps represent one way in which a natural law argument, using reason rather than revelation, can be made in regard to homosexuality. The argument is an example of a Natural Law argument; it is not the only way such an argument could be constructed. The reader may well see places in the argument that could be assisted by one or another addition or deletion. Of most importance is that all the points be made in a logically discursive way.

One hallmark of the Catholic tradition is that it prizes such arguments that take place on the level of reason alone. The reason the Church can hold such methodology in high esteem lies in her famous principle, enunciated best by St. Thomas Aquinas, that grace does not cancel out nature, but presupposes and perfects it. Applied here, this means that the argument based in human nature as derived by reason alone is fully affirmed by the Church.

She then perfects the argument by adding the data of revelation, which both reaffirms the natural argument and adds additional data to the argument. That additional data, derived from the twin sources of revelation (Tradition and Scripture), is impressive and enriching and fills in for Christians the full rationale for the teaching against homosexual acts. But even without that data, a good argument can be made based on the Natural Law. It is that law to which we must turn in our efforts to bring the truth about man to the critical ethical questions of our day.

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— Mark Lowery, Ph.D., is a professor of moral theology at the University of Dallas, the author of The Good Life, and a long-time contributor of articles on moral theology to Envoy Magazine. His e-mail address is lowery@acad.udallas.edu.

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1 As quoted in William E. May, Sex, Marriage and Chastity (Chicago: Franciscan Herald Press, 1991), 34-35.
2 Making Choices (Ann Arbor: Servant Press, 1990), 37.
3 See William E. May, Marriage: the Rock on Which the Family is Built (San Francisco: Ignatius Press, 1995) p.7
4 See "Medical Consequences of What Homosexuals Do," Family Research Institute, Inc., P.O. Box 2091, Washington, D.C. 20013

El aborto: obra maestra del Demonio

El aborto: obra maestra del demonio
Publicado por moral y luces on Enero 16, 2008

Padre Thomas J. EuteneuerPresidente de HLIwww.vidahumana.org

Hace un tiempo visité el centro de abortos de Leroy Cahart en Omaha, Nebraska, EEUU, donde se practican abortos “por nacimiento parcial”. Pude ver, incómodamente, un lugar totalmente repulsivo y lleno de maldad humana. Solamente con mirar el dilapidado centro para reparación de vehículos convertido en una fábrica para matar bebés, y la suciedad en toda el área, no pude menos que pensar que el mal del aborto degrada todo lo que toca. El aborto no es solamente una plaga social; es también una negación espiritual del plan de Dios para la felicidad y el bienestar del ser humano. Cuando Dios dice “¡sí!” a la vida y la fertilidad, el demonio grita un rotundo “¡no!”

El poder espiritual del aborto consiste en su perfecta violación de todos los mandamientos de Dios. En primer lugar, la mayoría de los abortos son pecados contra el sexto y el noveno mandamientos (adulterio, fornicación y lujuria).

Ciertamente, el aborto es un pecado contra el quinto mandamiento, que prohíbe el homicidio directo.

De la misma manera, viola también el tercer mandamiento, porque la inmensa mayoría de los bebés mueren por aborto los sábados, que son días de mayor actividad comercial de los centros de abortos. (El sábado es, tradicionalmente, el día de observancia judía, que fue trasladado al domingo por la Iglesia Católica luego de la resurrección de Cristo.)

Hispanos por abortos

El aborto constituye también un revés del cuarto mandamiento, pues el padre y la madre “deshonran” al niño de la manera más espantosa, maldicen la santidad de Dios en su segundo mandamiento, que se manifiesta en Su única criatura hecha “a Su imagen y semejanza” (Génesis 1:27).

Por ser una falsa religión, el aborto constituye una violación del primer mandamiento que prohíbe la veneración de deidad alguna fuera de Dios. No cabe duda de que esta “religión” se sostiene a base de un sistema altamente sofisticado de falsedades y engaños, que llevan a la mujer a acudir al centro de abortos, todo lo cual viola también el octavo mandamiento: “No levantarás falso testimonio”.

Más aún, el aborto nos roba, a nivel personal y nacional, de nuestras esperanzas para el futuro, cimentado en nuestros bebés, rechazando así el séptimo mandamiento: “No robarás”. Todos aquellos que estudian el asunto de la inmigración, deben recordar que la presencia de más de 40 millones de inmigrantes hispanos en EEUU, ha llenado el vacío dejado por la destrucción de 47 millones de nuestros propios niños por medio del aborto. Esa destrucción ha ocurrido a partir de la decisión judicial a favor del aborto, llamada “Roe v Wade”, que el Tribunal Supremo de EEUU emitió el 22 de enero de 1973. Aquel dicho “la naturaleza aborrece un vacío” tiene tanta verdad en los asuntos de la demografía, como en los de la física.

Una verdadera fuerza espiritual

Finalmente, el décimo mandamiento, que prohíbe codiciar los bienes del prójimo, trata sobre el pecado capital de la avaricia, que es precisamente lo que motiva a los aborteros. En ocasiones se oye a los aborteros decir que odian el aborto, pero ellos aman el dinero que hay detrás de ello.
El aborto es como una gran vorágine espiritual que hala a las personas hacia el interior de sí misma, y hasta la Iglesia también podría verse comprometida por este mal. La mayoría de los pecados enumerados son pecados de comisión. Pero los pecados de la Iglesia son pecados de omisión inspirados por el aborto - lo cual se ve en el terrible silencio de los sacerdotes sobre este tema, los líderes políticos ‘católicos’ herejes que apoyan el aborto, la fácil justificación del aborto por educadores católicos, la falta de verticalidad moral del personal médico católico en cuanto a los anticoncepticos abortifacientes y la esterilización, y la lista continúa.

Todo lo que he señalado tiene el propósito de informarles de que el aborto es una fuerza espiritual que rechaza el plan de Dios para el amor, la vida y la familia. El aborto no solamente destruye los cuerpos, pues también destruye las almas; y esto, tomando en cuenta la eternidad, es la gran obra maestra del demonio.

Agradecemos a la Lic. Marlene Gillette, abogada y gran colaboradora de VHI, la traducción de este artículo, cuyo título original es “Abortion: The Devil’s Masterpiece, que fue publicado en el boletín electrónico semanal Spirit and Life, Vol. 1, No. 78, 3 de agosto del 2007, y disponible en el portal de HLI: http://www.hli.org .

La nueva era sin máscaras

La «Nueva Era» sin máscaras

(cortesía de www.fatima-apologetica.org)

El que esto escribe ha tenido la oportunidad, no sé yo si decir la suerte, de ver un anuncio que no por ser curioso deja de preocupar. En el mismo se anunciaba una colección de libros de la denominada Nueva Era. Nada más y nada menos.

Sabemos (al menos algunas personas avisadas de la situación) que la denominada Nueva Era es, en primer lugar, un movimiento presuntamente espiritual y, en segundo lugar, un intento de sustituir, bajo la denominada Era de Acuario, al cristianismo.

Y eso es así, por muy increíble que pueda parecer.

Mucho se ha escrito sobre esa especie de masa invisible pero tangible (por los ámbitos sociales a los que afecta), y también la Iglesia Católica ha dicho lo que le correspondía sobre tal preocupante situación.

Así, el documento «Jesucristo. Portador del agua de la vida», subtitulado «Una reflexión cristiana sobre la 'Nueva Era'», refiere abundantemente a lo que, en realidad «representa una especie de compendio de posturas que la Iglesia ha identificado como heterodoxas» [1]. Esta situación es, muy propiamente, la que abunda hoy día, donde el principio moral por excelencia es el «todo vale» y donde lo que podría parecer aceptación de cualquier postura religiosa no es, sino, un grave empobrecimiento de la Verdad.

Pero, en realidad, ¿Qué es la Nueva Era?

Hay, seguramente, mucha confusión con lo que, en realidad, es esto. «No es un movimiento en el sentido en que normalmente se emplea el término 'Nuevo Movimiento Religioso', ni es lo que normalmente se da a entender con los términos 'culto' o 'secta'» [2]. Y todo esto lleva, seguramente, a una confusión notable a cualquier persona que quiera, siquiera, conocer a lo que se enfrenta su fe.

Sobre la persona humana, la Nueva Era niega la existencia de un Dios trascendente y establece, por así decirlo, que aquella tiene una especie de «yo auto-creador» [3] que le permite, independientemente del Creador, llegar a ser todo lo que su potencia como persona, pueda porque, en realidad, «somos co-creadores y creamos nuestra propia realidad» [4]. ¿No es esto, precisamente, lo que el Maligno propuso al hombre cuando, aún, habitaba el Paraíso?

Ya hemos dicho, arriba, que la Nueva Era no cree en un Dios trascendente. Se apoya, sobre todo, en las religiones procedentes de oriente y, claro, en todas las que sean anteriores al nacimiento de Cristo pues, por decirlo así, establece una especie de puente que uniría dos orillas de un gran mar de supuesta espiritualidad: la época anterior al cristianismo y el ahora mismo, una vez superada la llamada «edad cristiana».

Y es que, como, en su día, dijo el ahora Pontífice, «Dios no es una persona que está frente al mundo, sino la energía espiritual que invade el Todo» [5] y, por eso, «si no existe la verdad común, vigente precisamente porque es verdadera, el cristianismo es sólo algo importado de fuera, un imperialismo espiritual que se debe sacudir con no menos fuerza que el político» [6].

Una vez fijado el espacio básico de actuación de la Nueva Era, es conveniente, casi como si se tratara de un verdadero servicio público, traer, aquí, un ejemplo bien definido sobre lo que ese movimiento entiende sobre Dios.

El padre Jordi Rivero [7], facilita esta necesidad con algo que es, en sí mismo, símbolo y paradigma de la Nueva Era. Es un, a modo, de expresión de fe.

«Esta es mi idea de Dios:

Dios hombre y mujer.
Dios con la capacidad de entender y perdonar toda desviación humana.
Dios es animal, vegetal y mineral.
Dios interconectado con toda la vida que palpita en el planeta.
Dios juego, Dios canto y alabanza.
Dios festivo y risueño.
Dios con tendencia a ver la vida con la tranquilidad e inocencia de los niños.
Dios presente y ausente en las acciones humanas.
Dios equilibrio, estrella y universo.
Creo en un Dios sin sexo, ni edad, ni condición social o raza.
Creo en un Dios más allá de toda iglesia porque su amor es poco abarcable por los hombres actuales.
Creo en el Dios pintor, escultor, poeta, capaz de crear todas las maravillas del entorno.
Creo en un Dios comprensivo, que ama hasta el punto de dejarnos errar a lo largo de la vida.
Creo en un Dios que sonríe ante conceptos como cielo, infierno y purgatorio.
No creo en un Dios limitado a un solo espacio-tiempo.
Creo en un Dios sol, dios luna, Dios pacha mama, demeter, gea...etc.
Creo en un Dios sentimental, sensible y sabio como lo fue Jesús... uno de sus tantos enviados.
Creo que cada ser vivo en el planeta tiene en su alma una chispa divina, trocitos del gran padre-madre... dados por amor».

Y esto, confrontado con nuestro Credo, como eje principal de la fe cristiana, y con el resto de creencias propias del que confía en el Dios verdadero y único, Padre de Jesucristo, debería dejar las cosas bastante clarificadas para cualquiera que no sepa, exactamente, de qué tratamos aquí.

Pero, por si no fuera, eso, ya, suficiente, hemos de recurrir, porque es conveniente siempre, a las fuentes de nuestra fe que, como suele suceder, son fuentes de agua viva a donde podemos acudir cuando se nos haya quedado un poco seca el alma.

Así, Juan Pablo II entendió, perfectamente, la necesidad de reacción. En el Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante, en 1990, dijo lo siguiente:

«La misma vigilancia que ponéis cuando están en juego vuestros asuntos materiales, con el fin de no ser víctimas de los engaños de quienes quieren aprovecharse de vosotros, debe guiaros para no caer en la red de las asechanzas de quien atenta contra vuestra fe.

Y, para decir esto no se apoya en un pensamiento que hubiera discurrido por él mismo sino que, lógicamente, tenía, y tiene, su origen evangélico tal decir. Es el evangelista Marcos [8] el que recoge el siguiente aviso de Jesús: "Mirad que no os engañe nadie -nos advierte el Señor-. Vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo ‘yo soy’, y engañarán a muchos... Si alguno os dice: ‘Mirad, el Cristo aquí’. ‘Miradlo allí’, no le creáis. Pues surgirán falsos profetas", porque, al fin y al cabo, hemos de guardarnos de los "Que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis" [9].

Por eso ahora, en España, la Nueva Era ha quedado desenmascarada por voluntad propia. La labor de cada uno de los que nos consideramos cristianos y católicos es ahondar en su conocimiento para revelar su verdadero sentido, maligno, y hacer ver a aquellas personas que no son capaces de apreciar la importancia negativa que tiene tal movimiento dogmático para sus vidas.

En realidad, nos va la vida en ello. Aunque, por ahora, sólo sea la espiritual.

Eleuterio Fernández Guzmán - 2008

Notas

[1] "Jesucristo. Portador del agua de la vida", 1.4.
[2] Ídem nota anterior, introducción apartado 2 "La espiritualidad de la Nueva Era. Visión general".
[3] Ídem nota anterior, 2.3.4.1.
[4] Ídem nota anterior.
[5] Josep Ratzinger, "Situación actual de la Fe y la Teología", en www.mercaba.org/TEOLOGIA/Articulos/teo-003.htm.
[6] Ídem documento anterior.
[7] En http://www.corazones.org/apologetica/grupos/nueva_era.htm puede leerse el resto de la información.
[8] Mc 13, 6. 21-22.
[9] Mt 7, 15-16.

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Declaración de Anthony Flew, considerado por muchos como el más conocido filósofo ateo del mundo. Flew ha cambiado su modo de pensar y ahora publica un libro con este contundente título: Dios existe. Según este destacado pensador contemporáneo, Dios ha creado el mundo y la complejidad de los seres vivos, en particular, no podría explicarse sin la acción de un Espíritu que está en el origen de la inteligibilidad de la naturaleza. Y nosotros sin enterarnos. 2008.

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La libertad de pensamiento y de expresión constituye la gran conquista occidental, que hoy día es patrimonio del mundo entero. Todo intento de constreñir ese pensamiento que se atiene exclusivamente a la evidencia supone un atentado contra la dignidad de la persona humana. Confundir la enseñanza con el adoctrinamiento y la información con la propaganda implica un retroceso en lo que constituye la base de nuestra civilización. Donde está el espíritu, allí se encuentra la libertad.

La religión verdadera ¿qué?

La religión verdadera, por P. William Arias

(Publicado en fecha 13 de Enero del 2008 en el Semanario Católico Camino)

En estos días hay mucha gente asombrada y otras preocupadas, ya que en nuestra sociedad dominicana se está dando el fenómeno de una serie de conversiones a grupos sectarios por parte de algunos artistas dominicanos, algunos incluso de fama internacional.

El asombro radica en que muchas de estas estrellas eran personas ajenas a todo elemento religioso y otras estaban metidas de cabeza en el vicio del alcohol y el de la drogadicción.

La preocupación está en que algunos de ellos se declaraban católicos o vienen de una ascendencia católica muy notable en nuestra sociedad y ahora pasan a las sectas, creando la sensación en algunos sectores de la Iglesia (eclesiales y laicales) de una especie de incapacidad pastoral para retenerles o ayudarles a una conversión de verdad, pero también porque el arrastre y el impacto que estas figuras tienen, podrían llevar hacia allá también a sus seguidores.

Estos tienen su impacto en nuestras comunidades y hacen que mucha gente se dirija a nosotros y nos pregunte: entonces, ¿cuál es la religión verdadera?

Primero, la religión de esos artistas es la misma que la nuestra, somos cristianos, unos de denominación católica y otros de denominación sectaria, ya que los grupos a los que pertenecen vienen de un desprendimiento de la Iglesia católica o de otro grupo protestante, de ahí lo de secta.

Lo segundo se deriva del efecto de cambio que la actitud religiosa provoca en el artista, esto es lo que cuestiona su cambio moral, sus actitudes y su devoción.

Le preguntaba a alguien por qué el cambio religioso hacia esos grupos y no hacia la Iglesia católica, y me decía que en ello hay mucho de sentimentalismo, de espontaneidad en los cultos, donde el artista acostumbrado a ser figura principal ahí lo es, no así en nuestras Misas, donde es un fiel pasivo, y también el efecto de moda, si el uno se convirtió y está en los periódicos, eso da vigencia, pues el otro también, pero también se da un verdadero cambio moral en algunos, debido a la vida estresante que suelen llevar.

Pero nuestro tema es que lo sucedido a estos lleva a muchos a preguntarse: ¿cuál es la religión verdadera?

En la Biblia, los que más hablan sobre este tema son los libros proféticos y la carta a Santiago.

De los libros proféticos tomemos como ejemplo lo expresado por Isaías (I, 10-17)

[Oíd una palabra de Yahveh, regidores de Sodoma. Escuchad una instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. «¿A mí qué, tanto sacrificio vuestro? - dice Yahveh -. Harto estoy de holocaustos de carneros y de sebo de cebones; y sangre de novillos y machos cabríos no me agrada, cuando venís a presentaros ante mí. ¿Quién ha solicitado de vosotros esa pateadura de mis atrios? No sigáis trayendo oblación vana: el humo del incienso me resulta detestable. Novilunio, sábado, convocatoria: no tolero falsedad y solemnidad. Vuestros novilunios y solemnidades aborrece mi alma: me han resultado un gravamen que me cuesta llevar. Y al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros. Aunque menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están de sangre llenas: lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda.],

y Amos (V, 14-15.21-24)

[Buscad el bien, no el mal, para que viváis, y que así sea con vosotros Yahveh Sebaot, tal como decís. Aborreced el mal, amad el bien, implantad el juicio en la Puerta; quizá Yahveh Sebaot tenga piedad del Resto de José. Buscad el bien, no el mal, para que viváis, y que así sea con vosotros Yahveh Sebaot, tal como decís. Aborreced el mal, amad el bien, implantad el juicio en la Puerta; quizá Yahveh Sebaot tenga piedad del Resto de José.],

donde ambos profetas critican el culto hipócrita del pueblo de Israel, sus actividades religiosas vacías de sentimiento interior, en lo que solamente cuenta la apariencia, el momento de realización y no todo lo que lleva al culto, que es una vida en la justicia, llena de bien y de bondad, de respeto y ayuda sobre todo a los hijos más necesitados de nuestro Dios: los pobres.

En la carta a Santiago (I, 27)

[La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo.],

el escritor sagrado habla de que la religión pura, en verdad, es aquella que tiene como destinatarios finales al necesitado y sobre todo el vivir sin mancharse de las cosas malsanas de este mundo.

Entonces, fuera de los elementos dogmáticos o contenidos de fe de cada religión o grupo religioso, la verdad religiosa descansaría en el elemento vivencial, en como se vive y qué se hace a la hora de hacer una opción religiosa de la índole que sea.

No es asunto de sentimentalismos o de moda, sino una opción radical de vida por Dios, con una realización en un compromiso moral, no sólo de cambio personal, sino también de relación con el hermano necesitado y bajo un compromiso con la justicia y el bien que debemos construir y hacer viable en este mundo.

El aborto terapéutico

14 de Enero #2008
En honor a San Felix de Nola (+ 260)

Dra.
Lilliam V. Fondeur Q.
Columnista de El Nacional
Vía e-mail: lfondeur@gmail.com
Ciudad,

Ref.: “el aborto

“Debatir ciertos temas es saludable cuando las partes están dispuestas y adecuadamente informadas; de lo contrario se generará siempre mucho más calor que luz.”

Distinguida Dra. Fondeur:

“En Europa se ejecuta un aborto cada minuto; en España cada cinco y en Dominicana cada siete. Hay un escándalo, debido a que el Ministerio de Salud ocultaba las cifras.”

Al saludarle cordialmente, he querido escribirle a propósito de su más reciente entrega, “la locura de no consentir el aborto terapéutico”, un tema que me interesa tanto, teniendo en cuenta lo ocurrido en España recientemente en torno a ciertas clínicas abortistas y las prácticas de algunos “profesionales de la salud” involucrados en tan terrible oficio.

En España, su Código Penal despenaliza el aborto en casos de malformación del feto (hasta las 22 semanas), en casos de violación (hasta las 12 semanas) y en casos de riesgo físico o psíquico para la madre sin límite de tiempo.

Pues resulta, sucede, acontece y pasa que el “riesgo físico y psíquico” comprende el 97% de todos los abortos realizados, y dentro de este 97% --según las estimaciones- poco más del 90% se acoge al aspecto psíquico para poder llevarlo a cabo.

Justo lo que hacía falta, como dicen los americanos, un “loop hole” en la ley para poder burlarla, un gran coladero se ha formado, ya que el riesgo psíquico no contempla límites de tiempo y la mujer puede entonces abortar en cualquier momento de la gestación. Con razón se afirma entonces que aunque no es “de derecho”, se produce “de hecho” que el aborto esté totalmente legalizado en España, lo que han logrado en Dominicana con la píldora abortiva del día después. El aborto con píldora, un fármaco abortivo, tan inmoral como el recurso al aborto por medios quirúrgicos.

Es espantoso el aumento en el número de abortos registrados durante el año pasado, como fracaso evidente de todas las políticas del Estado Español para el bienestar del hombre y de la familia, revela este artículo publicado en Aciprensa.

El problema no se resuelve con legalizar o despenalizar el aborto; su solución está anclada a una reeducación de la sociedad en la castidad, para los más jóvenes; y en la fidelidad, para los más entrados en edad como nosotros.

Voy a permitirme tomar este primer párrafo de su escrito para explicar mejor mis ideas.

Veamos:

1. “Es necesario que el tema del aborto sea discutido en un ambiente de racionalidad, pero partiendo del principio del derecho a la vida humana”.

¿Qué significa racionalidad para usted? ¿Cómo define usted el derecho a la vida? ¿Cuál es ese escenario más adecuado, si ya hemos asistido al Senado de la República y a los medios de comunicación social?

Pues sucede –aquí- exactamente igual que con los socialistas en España, al momento en que los católicos salen a la plaza a exhibir su fuerza (dos millones y medio de personas), por decirlo de alguna manera, el texto de las cinco exposiciones presentadas a toda la nación es tergiversado por estos y por la prensa para debilitar el impacto de tal manifestación pública. A lo lejos hemos visto la mano de Dios actuando en medio de su pueblo. Tal parece que los liberales españoles definen la condición de “racionalidad” con “estar todos puestos de acuerdo”, y, al no estar La Iglesia de acuerdo con ellos, se quejan, y de qué forma.

Le incluyo los vínculos de cada documento para que los revise cuando pueda.

Mons. Blázquez, Obispo de Bilbao
Mons. Amigo, Arzobispo de Sevilla
Mons. Rouco, Arzobispo de Madrid
Mons. García, Arzobispo de Valencia
Mons. Cañizares, Arzobispo de Toledo

“Matar a una gallina o a tu propio hijo depende de quién obstaculice el camino primero.”

2. “Las políticas del Estado no pueden estar sujetas a creencias religiosas”.

Una expresión como la anterior sería cierta siempre y cuando las mayorías fuesen no-creyentes, contrario a nuestro caso que somos un pueblo eminentemente cristiano. En otras palabras, se pretende que una minoría no-creyente decida y legisle en contra de una mayoría que sí cree. Entonces el asunto no es creer, sino conseguir lo que se persigue.

Lo hemos demostrado antes, somos un pueblo cristiano en Navidad y durante el resto del año. Estamos dispuestos a defender nuestras creencias y nuestros derechos de la mejor manera posible, para el bien de todos.

“Atrapados en un momento de pasión, intento pararme y decir: ¿quiero realmente hacer esto y esto? Sí, quiero, pero no lo haré. Con esta lucidez la conciencia consigue quedarse tranquila y dominar la excitación.”

3. “La atención médica a la mujer, en este caso a la mujer embarazada, está basada en normas internacionales sustentadas en estudios científicos de larga data”.

Anexo le incluyo este archivo que me ha parecido bien (el timo – muertes por abortos ilegales); lo que dicen algunos “profesionales de la salud” en Argentina y lo que ha podido investigar otro que no ha creído en ellos; hallazgos disponibles a todos muy fácilmente. Lo mismo que sucede con este servidor suyo, que no puede quedar quieto ante tanta injusticia y se propone averiguar lo que sea sobre cualquier tema obteniendo información valiosa y veraz.

Recuerde que hemos informado antes el hecho de que algunos de estos “organismos transnacionales” que financian tales “estudios científicos de larga data”, cuando no mienten esconden la verdad, o la revelan a medias. Forman parte del malévolo plan de control demográfico mundial.

“El hombre no es lo que apetece, sino lo que libremente quiere y decide.”

4. “No depende de religiones o ideologías particulares”.

Eso pensaba yo hasta que comencé a investigar a ciertos actores en esta película; darme cuenta de las creencias e ideologías muy particulares que tiene cada cual. Todos, por decirlo así, tenemos un marco de referencia bastante preciso sobre el cual basamos todas nuestras ideas y creencias, y lo más curioso de todo, en la mayoría de los casos tiene que ver con religión o seudo religión. En nuestro tiempo, religión ya no es solamente judaísmo, cristianismo e islamismo. Religión es no creer en nada como creer en cualquier cosa, como de hecho en la mayoría de los casos está sucediendo.

Pudiera perfectamente afirmar que todos creemos en algo, sea lo que sea.

“Todo hombre, por naturaleza, desea ser erudito. Pero, ¿qué importa la ciencia sin el temor de Dios?”

Sin otro particular por el momento, aprovecho la oportunidad para suscribirme a sus órdenes siempre.

Atentamente,

Mario R. Saviñón
mrsavinon@yahoo.com

Pd. Este texto lo tome prestado de un poster en la sala de emergencia del Centro Abel González. “The progress of pregnancy (ATL, Ultrasound) By the end of the first month after conception, a simple functioning circulatory system has developed, the spinal cord is closed and the embryo is 1/6 inch long (4mm). At the end of the second month the cardiac valves and four chambers of the heart are established and functioning, the nervous system development has begun and so has motor activity. In month three, the fetus jerks its body and flexes its tiny legs and arms and weight is ¾ ounce (21 grams), about the same as a letter.”

Educar sobriamente a nuestros hijos

Educar en la sobriedad en nuestra sociedad consumista

Cuando una persona ha adquirido autoestima, puede independizarse poco a poco de lo que dicen los demás. Adquiere el valor de ir contra corriente, sin endurecerse o despreciar a los demás.

Por Jutta Burggraf
Profesora de Teología Dogmática. Facultad de Teología. Universidad de Navarra

Sumario

1. El background cultural: 1.1. El antiguo movimiento "hippy"; 1.2. La "espiritualidad secularizada".- 2. Campos de influencia: 2.1. La televisión; 2.2. La propaganda; 2.3.El grupo de los compañeros.- 3. Tareas del educador: 3.1. Empezar por el propio educador; 3.2. Robustecer la autoestima; 3.3. Orientar hacia grandes ideales; 3.4. Fomentar la solidaridad; 3.5. Educar testigos del amor de Dios.

Hace poco, un niño –llamado Björn– celebró su decimosegundo cumpleaños. Para esta ocasión, los padres habían organizado una fiesta: habían invitado a los abuelos, a varios tíos y muchos amigos. Después de las felicitaciones, Björn se encontró rodeado de un montón de paquetes, de todos los tamaños y colores. Sin decir ni una palabra, empezó a deshacer el primero, miró el regalo y lo puso a un lado. Después deshizo el segundo, miró el regalo y lo puso al lado del primero. Así seguía deshaciendo los paquetes en silencio, mientras que los visitantes, cada vez más tensos, formaron un círculo alrededor de él. Björn miró los regalos y los puso a su lado. Por fin le preguntó uno de sus tíos: "¿No te gusta ninguno de nuestros regalos?" Y la respuesta tajante fue: "Si no digo nada, todo está bien."

Así es la sociedad de consumo. Estamos acostumbrados a tener muchas cosas, y a recibir cada vez más. Esto trae consigo algunos peligros y retos. Pero antes de hablar de ellos, quiero subrayar una cosa. Nuestra sociedad no es "mala". Tiene aspectos positivos y negativos como todas las demás. Es la sociedad que nos ha tocado vivir, y podemos sentirnos muy felices de vivir en ella. Disfrutamos del internet, y tenemos contacto con personas estupendas en todo el mundo. Algunos pretenden distanciarse de la técnica y de los demás logros tan apasionantes de nuestro tiempo. Otros rechazan abiertamente nuestra civilización; desarrollan un cierto cinismo y difunden un pesimismo cultural. Estas actitudes son preocupantes: engendran, con frecuencia, un clima asfixiante que apaga cualquier iniciativa y apenas deja respirar y pensar por libre. Bloquean las aspiraciones nobles de los que se sienten pioneros de un nuevo milenio. Y lo que es más importante: no parece que se inspiren en la Buena Nueva de Jesucristo. No dan lugar a un amor auténtico hacia todo lo humano, ni a la alegría profunda de quien se sabe hijo de un Padre omnipotente y misericordioso. No se trata de despreciar los bienes de esta tierra. Se trata más bien de utilizarlos rectamente, con verdadero señorío y libertad, y de ponerlos al servicio de la persona humana, y de Dios. Se trata, en definitiva, de vivir según la dignidad de nuestra naturaleza en la sociedad que nos rodea.

Pero, ¿cómo es esa sociedad? ¿Se comprenden los planteamientos cristianos hoy en día? Los educadores, ¿pueden percibir alguna inquietud religiosa en los jóvenes? ¿Pueden, al menos, contar con una cierta sensibilidad para las cuestiones que atañen a la trascendencia?

1. El background cultural

En nuestra cultura actual, muchos viven un cierto ateísmo práctico, pero pocos hablan de la "muerte de Dios". Los grandes teóricos de la secularización (y de la construcción de un mundo sin Dios) abandonaron ya en los años setenta sus antiguas posiciones, en nombre de las cuales tantos cristianos sintieron el deber de cambiar su vida notablemente. Uno de esos antiguos maestros llegó incluso a afirmar que "el cambio de estructuras, sin que el hombre se cambie a sí mismo, es una gran ilusión."

1.1. El antiguo movimiento "hippy".- Parece que hay una relación entre el abandono del movimiento de la "muerte de Dios" y la aparición del fenómeno "hippy", típico de aquellos años. Algunos calificaban a los "hippies" como neomísticos. Su mensaje a la gente de Occidente no era cristiano. Pero, ¿se puede negar que se inspiraba en algunos valores del Evangelio? Rezaba más o menos así: "¡No os dejéis engañar! Las nuevas sociedades consumistas no os traen la libertad tan deseada. Engendran más bien un nuevo tipo de esclavitud, porque os seducen a ataros a un sinfín de cosas superficiales y superfluas..." Los mismos "hippies" cargaron con las consecuencias. Se negaban a acumular riquezas; estaban despreocupados de la construcción de este mundo, deseosos de no insertarse en el sistema, temerosos de que un cambio de estructuras sólo sirviera para llegar a un bienestar material aún mayor. Optaron por una vida alternativa, marcada por el "desprendimiento" optimista, la fiesta y la contemplación. El fenómeno en su traducción religiosa e incluso cristiana, como puede ser el movimiento "Jesus-People", no se interesó por Jesús porque él fuera a resolver los problemas socio-políticos (de los que el "hippy" se marginó voluntariamente), sino porque trae la paz al corazón. Es decir, consciente o inconscientemente se buscaba algo que pertenece a la experiencia religiosa.

Los movimientos "hippy" y "Jesus People" han reintroducido en nuestras sociedades algo muy interesante, que representa además un elemento antisecularizante: es, por un lado, el rechazo de una vida consumista, cómoda y aburguesada y, por el otro, la celebración de las fiestas, la importancia de los ritos. Son estas, sin duda, prácticas importantes que rompen la monotonía de lo profano. Pero ni los "hippies" ni los "Jesus People" se esforzaron por fundamentar sus prácticas en una teoría. No consiguieron unir sus experiencias religiosas con una doctrina clara. De este modo, no lograron transmitir sus valores a una nueva generación.

Los hijos de los "hippies" ya no rechazan la sociedad consumista, sino que están completamente inmersos en ella. En general no son revoltosos como sus padres. Son "buenos chicos", les gusta el dinero, y muchos de ellos "no se sienten capaces de forjar un futuro", según los resultados de un estudio italiano. Cada vez más jóvenes se sienten incluso tan a gusto en la casa de sus padres que, a diferencia de las generaciones anteriores, no tienen ganas de salir de ella, independizarse y crear una familia propia. ¿Por qué terminar pronto los estudios y emprender un trabajo remunerado, si se tiene una vida tan fácil y cómoda en la familia de origen? Parece, a veces, que apenas tienen proyectos y metas personales, apenas aspiran a algo que no tenga que ver con el bienestar material, apenas expresan preguntas, inquietudes y preocupaciones…

1.2. La "espiritualidad secularizada".- Mirando la cultura que nos rodea, se suele hablar de los "nuevos dioses" que aparecen en las revistas y películas y, por supuesto, en los medios electrónicos. Son actores y actrices, deportistas, cantantes y otras personalidades de la vida pública, de los que se ha hecho un ídolo y, después de la muerte, un mito. Se suele hablar, a la vez, de una "nueva espiritualidad secularizada". Es la espiritualidad del esoterismo, de la New Age y de las visiones orientales del mundo, el fruto de una religiosidad sincretista y pluralista, en la que se adora la naturaleza y las estrellas, y también la salud, la juventud y la belleza. Algunos la ven en la raíz de cualquier fenómeno de moda. Así se oye, por ejemplo, que hasta en el ejercicio físico y en el afán ecológico se manifiesta la "espiritualidad". El correr es interpretado como un viaje místico, como un ir "más allá" de sí mismo para poner a prueba las capacidades del cuerpo y sacar experiencias espirituales…

Ciertamente, cada vez más personas están dispuestas a realizar auténticos sacrificios para cuidar las plantas o el propio cuerpo. Se dedican diariamente al footing, comen poco más que yoghurt y manzanas, hacen su propio pan, participan con entusiasmo en manifestaciones contra la energía atómica y gastan generosamente su tiempo en observar el medio ambiente. Las preocupaciones por la salud y el aire puro dan lugar, además, a varias formas de ascesis y unos rituales estrictos: hay que hacer quince flexiones por la mañana, levantar el tronco treinta veces a mediodía, saltar cincuenta veces sobre el propio terreno por la noche... Todo ello es bueno y a veces necesario, por un lado, un poco exagerado, por el otro. Se puede descubrir en ello un cierto (y flojo) despertar del viejo espíritu "hippy", con sus ansias hacia una vida sencilla y con el rechazo de tantas cosas superfluas. Sin embargo, resulta sumamente confuso hablar en esos casos de "religión" y de "espiritualidad". ¿Es posible que el "mantenerse en forma" o la conservación del agua limpia se conviertan en el último sentido de la vida? ¿Es aconsejable ver los acontecimientos del mundo sólo bajo las exigencias de la ecología o de la salud? Ese modo de vivir puede disminuir la libertad y llevar a la manía. Y las teorías que fundamentan tales comportamientos, en vez de tener rasgos de religión se parecen más bien a rasgos ideológicos. Son ciertos signos de desesperación, y muestran lo que pasa cuando Dios está ausente. Tenemos que tener en cuenta que, quien hoy en día adora al Sol o dirige sus rezos hacia la "Madre Tierra", no es ya el ingenuo creyente de hace más de veinte o treinta siglos, sino el desencantado intelectual y científico. Chesterton dijo una vez con mucho acierto: "Cuando se deja de creer en Dios, ya no se puede creer en nada, y el problema más grave es que entonces se puede creer en cualquier cosa."

Por otro lado, mirando la cultura contemporánea queda patente que los hombres están ansiosos de religión. Tienen verdadera hambre de creer, aunque esa necesidad sea muchas veces inconsciente. Si no encuentran al Dios trascendente, se crean los dioses de la inmanencia. Pero, junto a ese fenómeno, se puede encontrar también una manifiesta nostalgia hacia el cristianismo, al menos en algunos ambientes, y a veces en los sitios más inesperados. Baste pensar en la música rock y en el éxito espectacular de las canciones de Bob Dylan, que hablan del Dios de los cristianos y de un mañana mejor, de paz y comprensión. El hombre, hoy como antes, se deja fascinar por el mensaje cristiano. No puede quedar satisfecho con una "espiritualidad secularizada" y una "religión pluralista". Puede, en cambio, llegar a ser feliz siendo un cristiano auténtico en una sociedad secularizada y pluralista.

2. Campos de influencia

Si queremos educar a los jóvenes, es necesario cumplir con una primera condición que consiste en tener en cuenta esos cambios sociales que se han efectuado en las últimas generaciones. El mundo, evidentemente, no es el mismo que era hace veinte, treinta o cincuenta años; las condiciones en las que vivimos han cambiado notablemente, incluso en los ambientes más "burgueses". No se trata sólo de una mejoría de lo que suele llamarse "nivel de vida", sino de algo más profundo; se ha efectuado un verdadero cambio en el modo de vida: televisión, avión, móvil, ordenador, internet han cambiado nuestra vida. Tampoco los hombres somos los mismos. Percibimos el mundo, sentimos, pensamos y reaccionamos de otra manera que nuestros abuelos. Así las exigencias para una buena formación son distintas que antes. Sin embargo, algunos educadores parecen pensar que los niños serían como la hierba, siempre iguales. Esto es un error, y puede ser, a veces, la causa de la ineficacia.

Hoy en día, en las sociedades de consumo, los niños no son educables como antes. Desde hace mucho tiempo, ya no están sólo bajo la influencia de la familia y de la escuela. Hay muchos co-educadores que atraen a los jóvenes a los valores más contradictorios. Estos son, por ejemplo, la televisión, la propaganda y el grupo de los compañeros de la misma edad. Ejercen una gran influencia sobre los jóvenes y, por supuesto, también sobre los adultos. Vamos a considerar brevemente estos tres co-educadores, que determinan considerablemente el comportamiento consumista.

2.1. La televisión.- En nuestra sociedad, la televisión es, sin duda, la fuente principal de información y de deformación. Consumimos noticias de todo el mundo, talkshows y películas sin parar. No son pocas las casas en las que la televisión está encendida todo el día, incluso durante las comidas. Esto dificulta el diálogo, favorece la comodidad. Hay estudios que dicen, en sus conclusiones, que los niños europeos ven una media de cuatro horas diarias de televisión. En Estados Unidos, parece que ven todavía más, hasta seis horas al día, según las investigaciones del especialista Miltón Chen, de San Francisco. Así cuando un chico empieza la enseñanza media, ha visto 18.000 horas de televisión y ha pasado 13.000 horas en la escuela. Su cabeza está llena de imágenes.

Pero incluso el más ávido telespectador se ve, de vez en cuando, apartado de su pantalla, y tiene que enfrentarse con la realidad de la vida cotidiana. Entonces se encuentra inmerso en un mundo inevitablemente menos emocionante que aquel de las imágenes. La vida diaria puede resultar lenta y aburrida; normalmente no es tan dinámica como una película. Es comprensible que se pueda tener ganas de huir, volver cuanto antes al mundo fantástico de la televisión, y no se quiera salir de él. Así, la televisión puede llegar a ser una droga. Se le ha llamado, no sin razón, una "droga electrónica". Hace pensar que exista también la televisión tamaño-casete que se puede llevar en un transporte público, para no estar solo consigo mismo, ni quince minutos.

¿Qué hacer en esta situación? Es comprensible que algunas personas adopten una postura defensiva: prohíben a sus hijos ver la televisión, o ni siquiera quieren tener un aparato en su propia casa. Este planteamiento radical puede ser enriquecedor para la vida de familia y la propia cultura. Sin embargo, no parece que sea el más apropiado para los retos de nuestro tiempo. Con controles y censuras, hoy en día, prácticamente no se consigue nada. Un alumno puede acceder por cable o satélite a todas las informaciones que quiera; puede ver los programas más nocivos en los bares, autobuses o tiendas, en las casas de los amigos o en la propia casa, cuando los padres están fuera. Recuerdo que una buena señora me contó una vez, que había discutido mucho con sus hijos adolescentes acerca de una determinada película, llena de escenas de brutalidad y erotismo: los hijos querían verla, los padres lo prohibieron. El día en que salió esta película en la televisión, la señora tenía que acompañar a su marido a una cita importante. Como no estaba segura de si los hijos iban a obedecer o no, llevó la televisión consigo en el coche. Y los hijos vieron la película en casa de los vecinos.

No se consigue nada con prohibiciones. La meta no puede ser una simple renuncia. Esto es utópico y poco atractivo. Hace falta un esfuerzo más grande. Es importante ayudar a los hijos, con argumentos sólidos, a utilizar bien la televisión: a tomar una actitud crítica positiva ante ella y descubrir sus ventajas y desventajas.

La televisión no es un enemigo; no es necesariamente una "caja tonta". Puede ser un buen amigo, un instrumento eficaz al servicio de la cultura y de la educación. Uno de los directores de la televisión alemana suele decir: "La televisión hace a los listos más listos y a los tontos más tontos." Conviene aprovecharla bien. Para lograrlo, es aconsejable ver en familia la televisión, y conversar después sobre lo que se ha visto. Así el aparato tan temido puede convertirse realmente en un "co-educador", en el sentido más pleno de la palabra. Puede abrir nuevos horizontes y transmitir auténticos valores. Se puede descubrir también la propia responsabilidad por los programas, escribiendo cartas al director, haciendo sesiones de trabajo. De este modo cada uno puede salir del anonimato y de la pasividad, tan propios a la sociedad de consumo. Cada uno puede contribuir a buscar "una televisión con rostro humano": es decir, una televisión a la medida del hombre, y no un hombre a la medida de la televisión.

2.2. La propaganda.- Otra gran fuente de influencia es la propaganda. Mientras que, mirando la televisión, se está ya consumiendo, la propaganda nos ofrece los productos más variados para consumir: viajes, coches, ropa, comidas exóticas, videos, discos... Si nos paseamos por una ciudad y miramos a nuestro alrededor, puede pasar que hasta las cosas más excéntricas nos parecen necesarias y urgentes. Queremos todo para nosotros; queremos todo en seguida. No consumimos sólo objetos; consumimos también hombres y paisajes… (Los ecologistas tenían que recordárnoslo en los últimos años.) La propaganda actúa a través de todos los medios de comunicación social, hasta los anuncios en las paradas de autobús, los eslogans que salen de la radio, incluso a las seis de la mañana y a las doce de la noche - o los carteles pequeños y grandes que decoran los supermercados. El hombre de hoy, muchas veces, ve reducido su horizonte vital al mero consumo de productos. Este superdesarrollo le hace fácilmente esclavo de la posesión y el gozo inmediato, advierte el Papa Juan Pablo II, "sin otro horizonte que la multiplicación o la continua sustitución de los objetos que se poseen por otros todavía más perfectos." Esta actitud se refleja ya en los niños: tienen muchos más juguetes y dulces que en las generaciones anteriores, y desean todavía mucho más. Cualquier capricho puede desencadenar reacciones insospechadas, casi frenéticas. Y la propaganda las estimula continuamente.

¿Qué hacer en esta situación? Es obvio que la propaganda se asemeja a la televisión. Hay que adoptar la misma actitud ante ella. No hace falta rechazar todas las ofertas, pero sí es preciso aprender a utilizarlas bien. No se puede esperar del mercado libre que actúe según principios pedagógicos o formativos. Al mercado no le interesa si una cosa es buena para un niño o no. Sólo le interesa lo que se puede vender a un niño o para un niño. Está claro que las ofertas superan siempre las posibilidades económicas y temporales de cualquier persona normal. No se puede ni se debe adquirirlo todo. Hay que hacer elecciones. Y hay que ayudar a los jóvenes a hacer elecciones prudentes. Cada persona tiene que tener su propio criterio, según su situación personal. Es preciso aprender a decidir, a aceptar y a renunciar. Es preciso también desarrollar un escepticismo sano ante la propaganda. Si los padres dialogan con sus hijos sobre los anuncios, pueden orientarles. A veces conviene también explicarles abiertamente la situación financiera de la familia. Entonces pueden alcanzar un criterio sólido para su comportamiento personal. Esto, por supuesto, es menos cómodo que darles dinero para que compren lo que quieran; y es más exigente que prohibirles todas las compras, o reñirles permanentemente.

2.3. El grupo de los compañeros.- Todos los padres lo saben muy bien: a la hora de orientar el comportamiento de consumo de los hijos, hay que contar con un factor determinante, que es el influjo de los compañeros. Los sociólogos ya no hablan del grupo, sino de la escena de los jóvenes. Quieren decir con este término que los jóvenes forman una especie de subcultura. En sus ramas extremas, es la escena de las drogas, de las sectas, de los neonazis y los hooligans. Considerando sus expresiones más moderadas, se puede decir de todos modos que es una clase de consumidores aparte. Tienen su ropa determinada, su música, sus ídolos, su lenguaje, su coca cola… Las estrellas de cine, los futbolistas o los tenistas, los cantantes, ésos son los héroes admirados. El último premio Nobel de la literatura apenas nadie lo conoce ni lo ha leído. Pero el gol de la jornada, los actores y modelos los conoce todo el mundo. Y se gasta dinero para verlos de cerca, o para tener una camisa con su nombre o un compact con su voz. Esto, por supuesto, es un fruto de nuestras sociedades de consumo; no existe en los pueblos de África ni en las islas del pacífico. En Alemania, la música rock de los años 50 fue la primera música específica para la juventud. A partir de entonces, los jóvenes disponían de suficiente dinero propio para crear y mantener una cultura propia. En otras palabras, la escena juvenil es un fenómeno de lujo.

Los padres que quieren educar a sus hijos, tienen que tomar en serio este fenómeno. Tienen que contar con la influencia de los compañeros y saber que la renuncia a una cosa determinada puede llegar a ser un "problema existencial" para un adolescente. Puede ser un problema grave, no sólo porque al chico le gusta tanto ese objeto, sino porque la presión de su grupo puede ser muy fuerte. En algunos ambientes –incluso en los mejores colegios– existe un verdadero terror de consumo: una persona que no tiene ropa de una determinada marca, o que no ha visto una determinada página web, no cuenta nada. ¡Es duro quedarse al margen!

Los valores que se transmiten en esta subcultura, directa o indirectamente, se oponen a la tradición y, a veces, significan un cambio radical de la actitud cristiana. Fijémonos en el fútbol que, en algunos ambientes, ha adquirido rasgos de una nueva religión moderna: así, por ejemplo, el Club de Hamburgo canta con entusiasmo: "You never walk alone" ("Tú nunca andas solo"). Pero en esta nueva religión, Goliat suele vencer a David. El más grande es el triunfador ("We are the champions"), y no el que sabe perder con dignidad. Un entrenador alemán dijo en una entrevista: "Estamos condenados al éxito." Es una religión de miedo, incluso de violencia, y no de serenidad y paz.

¿Qué pueden hacer los padres? Sería absurdo prohibir a los hijos ver el fútbol. Esto, además, apasiona también a los adultos y tiene realmente sus aspectos fascinantes. De igual manera sería poco realista intentar apartar a los hijos de todas las escenas o prohibirles todos los artículos de consumo propios a su edad. Podría llevar a tensiones muy grandes, a conflictos insoportables. Conozco a unos padres muy buenos de una familia numerosa que actuaban de esta manera. Sus tres hijos mayores tienen graves trastornos psíquicos, porque no aguantaban ser "diferentes" a sus compañeros. Después de esta experiencia, los padres cambiaron su estilo de educación.

Vivimos en una civilización pluralista. Lo que ven y escuchan los adolescentes en su casa muchas veces no coincide con lo que escuchan en el colegio, en las calles y en otras casas. Todos los esfuerzos que van encaminados hacia una unidad de formación, son muy importantes y dignos de elogio. Los colegios que actúan conforme a un buen proyecto educativo, por ejemplo, son una gran ayuda para la formación. Pero hay que tener en cuenta que los desafíos con los que tienen que enfrentarse hoy en día son mayores que antes. No sólo han de dar una buena formación, sino que han de dar una formación tan buena y profunda que los alumnos puedan orientarse luego en una sociedad pluralista y vivir en paz con otras personas que tienen planteamientos completamente distintos, sin escandalizarse ni hundirse. En definitiva, han de darles una buena formación y mucha fortaleza. Los jóvenes salen de sus casas (y, según el caso, de los colegios privados), se encuentran en la calle, van a los supermercados y discotecas, y encuentran otro ambiente completamente distinto. No es posible crear un micro-clima en el que todos vivan tranquilos. No es posible refugiarse en una torre de marfil. Los cristianos auténticos nunca lo han hecho; pero aunque alguien quisiera hacerlo, hoy en día no es posible. En los tiempos anteriores, los padres podían controlar las cartas de sus hijos, si les parecía oportuno. Hoy en día, esto sería una falta de realismo, ya que existen el móvil, el mail, el fax. Más que apartarse de la sociedad pluralista conviene ayudar a los hijos a vivir en ella, a orientarse en ella y a ser felices en ella. ¡Sólo el que quiere este mundo puede cambiarlo! Por esto, es preciso buscar un nuevo encuentro entre el Evangelio y la cultura.

3. Tareas del educador

Entonces, ¿cómo se puede vivir cristianamente, con sobriedad y buen humor, en una sociedad consumista? Se trata, realmente, de una cuestión muy difícil. Necesitamos mucha comprensión y paciencia. "Educar tres hijos hoy en día es como haber educado quince en las generaciones anteriores", suele decir una maestra experimentada que no sufre nada de resignación. No hay recetas. Cada uno tiene que encontrar su modo individual de actuar, de acuerdo con las circunstancias variables de cada caso. A continuación, me gustaría proponer algunas ideas para la reflexión personal de cada uno.

3.1. Empezar por el propio educador.- Un antiguo dicho popular reza: "Búscate un maestro al que puedas apreciar más por lo que ves de él que por lo que oyes de él." De mayor importancia que este o aquel esfuerzo concreto es la persona del educador. Un buen maestro influye más por su vida, por su mera existencia, que por las lecciones que da. El Papa Juan Pablo II confesó en varias ocasiones: "Mi padre se exigía tanto a sí mismo que no tenía que exigir nada de mí." Una vieja historia cuenta que, un día, una madre desesperada buscó a un rabino famoso y le preguntó: "¿Qué puedo hacer? Mi hijo tiene una toxicomanía hacia los bienes materiales. ¿Cómo puedo cambiarle?" El rabino respondió: "No tienes que cambiar a tu hijo, sino a ti misma. Los problemas de tu hijo reflejan tus propios problemas. ¡Cámbiate a ti!" Este juicio, por supuesto, no se puede ni se debe aplicar a cualquier familia que tiene dificultades en la educación de los hijos. Sería una grave injusticia. Pero sí se puede aplicar al conjunto de una generación. Es decir, los jóvenes expresan muchas veces con claridad las actitudes profundas de los mayores.

¿Qué podemos hacer? En primer lugar, crecer en la conciencia de la propia responsabilidad. Todo lo que hacemos influye en el ambiente que nos rodea. No podemos quejarnos del anonimato y de la comodidad propios de las sociedades de consumo, porque nosotros mismos los creamos, o al menos contribuimos a que se mantengan. Hace algunas décadas, cuando un chico fuerte pegaba a otro más pequeño en la calle, cualquier persona que se paseaba ayudaba al niño más débil, y amonestaba al niño fuerte. Los mayores reconocían su responsabilidad; todos ellos se sentían educadores de la juventud. Actuaban, a veces, con severidad, pero tenían un rostro humano. Hoy, en cambio, los padres buscan un abogado para esos casos. Y todos los demás no hacen nada; se limitan a lamentar las desviaciones de los jóvenes. Una persona que quiere vivir con soltura en la sociedad pluralista –y ayudar a los demás a hacer lo mismo–, tiene que salir del anonimato y de la masificación. Tiene que actuar según sus propios juicios y adquirir un estilo propio de vida.

Los adolescentes observan mucho. Se dan cuenta de los motivos que mueven a sus maestros. Notan si los padres pueden poner límites a sus deseos de posesión o no. A veces pasan cosas verdaderamente ridículas: se compran furgonetas familiares, cuando se tiene un sólo hijo; se identifica el éxito con un perfume…Unos chicos que vivían en un asilo, me decían una vez: "No es verdad que nuestros padres no tengan tiempo para nosotros. La verdad es que hay muchas cosas más importantes para ellos: los negocios, el deporte, los compañeros y los viajes."

Los educadores también son "hijos de su tiempo". Tienen que tener una actitud generosa, si quieren orientar a los demás. No tienen que ser perfectos, pero sí auténticos. No importa que tengan defectos y debilidades; éstos, incluso, pueden hacerlos más amables. Pero deberían luchar sinceramente, y con sentido positivo, por vencer sus caprichos poco a poco.

3.2. Robustecer la autoestima.- Los psicólogos subrayan: "Detrás de cada toxicomanía hay una nostalgia". Una persona, cuyo bienestar depende de la televisión, del alcohol, de la droga, de viajes o vestidos, busca en realidad otra cosa, que no encuentra ni en la televisión, ni en el alcohol, ni en el nuevo abrigo de pieles. Le falta seguridad, protección y cariño; y sobre todo le falta el aprecio de los demás. Muchas veces no tiene autoestima. No podía desarrollar una sana conciencia de la propia dignidad. Por eso no es capaz de abrirse a los demás. Tiene un egoísmo escandaloso, pero ese egoísmo es enfermizo. Quiere tener más para ser más.

La falta de autoestima es notoria en nuestros días. Las librerías dedican toda una estantería a libros como "Diez consejos para elevar su autoestima", "Cómo recuperar tu autoestima", "Los adolescentes y la autoestima". Hasta en el metro se pueden encontrar carteles que invitan a participar en un "Taller de autoestima". La crisis de autoestima es un fenómeno preocupante; es un índice de falta de salud mental. Por esto, a veces tiene poco sentido amonestar a una persona para que no gaste tanto dinero en cosas nocivas o superfluas. Es preciso robustecer su autoestima.

En sus primeros años de vida, todo niño realiza un descubrimiento básico que será de vital importancia en su posterior carácter: o "soy importante, me entienden y me quieren" o "estoy por medio, estorbo". Bajo los cuidados de personas solícitas, se forman jóvenes espiritualmente estables, cariñosos y responsables. Pero si faltan esos cuidados, puede pasar que los jóvenes luego no sean capaces de establecer relaciones, ni de trabajar con seriedad. Y tampoco pueden utilizar los bienes materiales rectamente.

Sin embargo, tenemos que creer en las capacidades de estos jóvenes y dárselo a entender. A veces, impresiona ver cómo puede transformarse una persona, si se le da confianza; cómo cambia, si se le trata según la idea perfeccionada que se tiene de ella. Hay muchos educadores buenos que saben animar a los jóvenes a ser mejores, a través de una admiración discreta y silenciosa. Les comunican la seguridad de que hay mucho bueno y bello dentro de ellos, que, con paciencia y constancia, animan y ayudan a desarrollar.

Cuando una persona ha adquirido autoestima, puede independizarse poco a poco de lo que dicen los demás. Adquiere el valor de ir contra corriente, sin endurecerse o despreciar a los demás.

3.3. Orientar hacia grandes ideales.- No hace falta criticar continuamente la situación de nuestras sociedades. Una persona que amonesta y da lecciones, es poco atractiva. Es mejor enseñar a los jóvenes a abrir y ensanchar el alma, a orientar las ansias hacia grandes ideales. En el ambiente actual, se nota a veces una cierta resignación y poco ánimo para educar. Pero también hoy en día hay muchos jóvenes inquietos; hay una rebeldía sana contra la tendencia al mínimo esfuerzo de seguir la moda. Hace algún tiempo dijo un chico de 17 años en la televisión alemana: "En esta sociedad sólo cuentan el dinero y los coches grandes. Este no puede ser el sentido de la vida. Para nosotros valen más la amistad y el compañerismo." Es una tragedia que ese chico era un neonazi, a quien había cogido la policía.

A muchas personas, en el fondo, les aburre la televisión y la vida aburguesada con zapatillas y cerveza. Cuanto más se entretienen, más se aburren. Por eso buscan cosas cada vez más absurdas para satisfacerse, como Nerón, que hizo quemar media Roma para divertirse. Han de aprender, en cambio, a observar, a sentir y a vibrar con la naturaleza, con la música, con la lectura, con la conversación, con el contraste de ideas. Hay un inmenso panorama para abrir inquietudes, para despertar intereses, para sembrar curiosidades.

La causa última de la patología del consumo no es el desarrollo material, sino un sistema de ideas que ha quitado al hombre sus verdaderos fines, que siempre están más allá de la posesión de objetos. La persona no es un animal. En todo caso, "es el único animal con manos," como dice Santo Tomás. No tiene pezuñas o garras para acaparar cada vez más cosas, sino manos para arreglar y cuidar, y para orientar todo hacia un bien mayor.

Hay que ayudar a los jóvenes a descubrir la dignidad humana y el auténtico sentido de la vida. Si una persona tiene un proyecto vital muy alto, lucha con ilusión por conseguirlo y está dispuesta a renunciar a cosas secundarias y triviales. Entonces se da cuenta, por sí misma, de la necesidad de decir que no. Puede hacer la experiencia de que el trabajo, el servicio a los demás, la amistad y la generosidad contribuyen más a la felicidad que el vestirse según el último grito. Así, el consumismo egoísta deja de ser un problema, sin que se hable mucho de ello. Es importante apuntar muy alto para engrandecer el corazón y movilizar las energías. "Cuando quieres construir una nave y buscas personas para realizar esta tarea," subraya un dicho popular alemán, "no les digas que busquen el material y hagan cálculos complicados: sino despierta en ellas las ansias hacia el océano grande y amplio."

Cuando una persona tiene metas altas y la ilusión por conseguirlas, entonces ha llegado la hora de educar también en el arte de renunciar. Todos los grandes sabios de la humanidad conocían este arte, y lo recomendaron vivamente a los demás, desde Diógenes, el "filósofo del desprendimiento" que estaba feliz en su barril, hasta Wittgenstein, filósofo de nuestros días, que regaló los millones que había heredado a sus hermanos, para poder trabajar con tranquilidad. Si se tiene una actitud positiva frente a la realidad, entonces es posible aprender a decir que no.

3.4.Fomentar la solidaridad.- El desarrollo de la personalidad, por supuesto, es sólo un efecto de la renuncia. No puede ser, ni mucho menos, su motivo. Se trataría, entonces, de una especie de egoísmo y soberbia, que sería tanto más enfermiza cuanto más se escondiera detrás de actitudes laudables... El estoicismo nunca ha sido un ideal cristiano.

Un cristiano renuncia por amor. Como cualquier otra persona que vive medianamente bien en una sociedad consumista, no puede quedarse tranquilo ante el hambre, la miseria, la marginación de tantas personas en todo el mundo. Si es capaz de un mínimo de compasión, querrá compartir su suerte con los demás. Buscará formas de solidarizarse con sus hermanos de los otros continentes, y estará no menos dispuesto a aliviar las necesidades, pequeñas o grandes, que detecta a su alrededor. En una palabra, se empeña en ofrecer lo que es suyo y le falta al otro. Y no hace esto para alcanzar la propia perfección, sino por la convicción profunda de que él mismo, como todas y cada una de las personas humanas, debe prestar ayuda a quienes la necesitan, en la medida de sus posibilidades.

Esto lo comprenden incluso los niños. Conozco una madre que se preocupa mucho por inculcar en sus tres hijos la generosidad y la solidaridad con los demás. Por esto tiene la costumbre de visitar con ellos un orfanato, cada año en las vacaciones de verano. Antes de irse, los hijos eligen algunos de sus juguetes más queridos, y luego los regalan a los niños necesitados. Hace poco pasó una cosa que dio una gran alegría a la madre. La hija mayor de la familia, de nueve años, había recibido una bicicleta el día de su cumpleaños. ¡Su deseo más grande se había cumplido! Después del primer entusiasmo, la niña se fue sola al orfanato, y entregó la bicicleta.

La generosidad engendra alegría, ya que responde a una íntima exigencia de nuestra naturaleza. El hombre no sólo tiene manos para poseer, sino también para dar. Es "simplemente el ser con capacidad de dar." Se realiza justamente en la donación.

Somos libres de renunciar a las cosas más lícitas y bellas, por los motivos más variados. A un cristiano no le mueve sólo el amor a los hombres; le mueve también el amor a Dios. Se deja fascinar por el desprendimiento y la libertad de Jesucristo, y quiere vivir tan sobrio como su Señor. Pero, ¿esto es posible también hoy en día? ¿Se puede vivir la fe cristiana en nuestra sociedad consumista? Y también los hijos y nietos de la generación "hippy", ¿están en condiciones de comprender el mensaje cristiano? Nos referimos al cristianismo en toda su dimensión, no sólo a unos eslogans religiosos que excitan a las masas durante los festivales de rock.

3.5. Educar testigos del amor de Dios.- Sí, los jóvenes son capaces de abrazar la fe, hoy como antes. Para seguir a Jesucristo, una persona necesita la fuerza de la gracia divina, y no unas circunstancias socio-culturales óptimas. Lo sabemos desde los primeros siglos de la era cristiana. Por eso resulta más urgente reforzar la identidad cristiana que cambiar algunos rasgos superficiales de la sociedad. La tarea educativa consiste, principalmente, en ayudar a los jóvenes a encontrar al Dios verdadero para que, llevados por la gracia, se enamoren de él.

Luego harán el mundo más humano.- Lo que la gente de nuestro tiempo ansía es una espiritualidad anclada en una teología sólida y abierta. Esta necesidad tendría que mover a los cristianos a transmitir la fe con claridad, sin rebajar sus exigencias al nivel que marca la New Age. Es ese el servicio más grande y bello que una persona puede prestar a la sociedad en los momentos actuales, en los que muchos contemporáneos están sufriendo un vértigo de existencia superficial: ayudarles a salir de la desesperación y a renunciar a una vida aburguesada, consumista y egocéntrica.

En este nuevo comienzo –que es urgente y apasionante a la vez– se sitúa la soberanía con respecto a las cosas que nos rodean. Un cristiano tiene más razones que nadie para vivir el desprendimiento y la sobriedad, y para enseñar a vivirlos a los demás. Quiere seguir a Cristo, participar en el misterio de la redención y llevar la cruz con él. Si sólo disfrutamos de las comodidades de nuestra sociedad, tal vez seguimos a Cristo muy de lejos; de tan lejos, que no experimentamos ni rastro de su cruz. Si, por otro lado, nos quejamos de las exigencias de la vida cristiana, puede ser ésa también una señal de que no estamos aún lo suficientemente cerca del Señor. Un cierto tono de queja se encuentra en contradicción con la esencia del amor.

Quien ama, acepta esfuerzos y trabajos.- Ciertamente, la cruz es una locura. Pero se trata de una locura de amor y de entrega que puede atraer también hoy en día a una persona que busca el sentido de la vida. Los jóvenes quieren que se les exija, en un clima de confianza y de comprensión. Si no se les exige nada, se desprecia su personalidad. Aunque el desprendimiento cristiano cueste, tiene un sentido positivo, liberador y enaltecedor de la capacidad del hombre, porque permite llenarse de Dios y darse a los demás.

EN SUMA PODRÍAMOS DECIR: El cristiano acepta y quiere el mundo que le rodea. A la vez tratará de ser sobrio. Esta actitud no se basa en un rechazo del progreso o de la técnica, ni en prohibiciones o controles. Se basa simplemente en una opción clara por Cristo. No vive las virtudes por falta de ocasiones, sino por el deseo libérrimo de seguir los caminos del amor, en plena sociedad consumista.

Fuente http://www.almudi.org/

Te perdono, mamá; duerme tranquila

Te perdono, mamá; duerme tranquila...

http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=9858&id_seccion=11

Nos gustaría convencerles de la heroicidad que supone deshacerse de un niño.

¡Señoras y señores, sean bienvenidos, una vez más, al Gran Circo Esperpéntico de la Vida! Como muy bien sabrán, este espectáculo se basa, principalmente, en arrebatarles su libertad, en el dominio incondicionado sobre ustedes y que salgan del mismo con ese orgullo falso de creer saber la verdad.

Queremos penetrar en sus mentes, confundirles, manipularles para que afirmen rotundamente aquello que nos interesa que afirmen. De este modo, colaborarán con “La Organización de Interesados y Egoístas”, para que consigan sus propios fines, teniendo en cuenta que lo que se maneja detrás de ellos es el poder, el dinero y un deseo desmesurado de controlar sus vidas.

El tema de hoy es el aborto. Ese acto tan noble y generoso del que ya hemos conseguido que participen innumerables mujeres de todas las edades. Nos gustaría convencerles de la heroicidad que supone deshacerse de un niño que nunca contemplará los ojos de su madre y de la felicidad que eso conlleva. Tengan en cuenta que esos niños nunca tendrán la oportunidad de expresarles la desbordante alegría de haber sido asesinados.

Tampoco les agradecerán el haberlos librado de ver el cielo azul, las estrellas, de escuchar música, de sentir el amor, de prendarse de los campos verdes del verano… Una vez acaben con ellos sentirán en su interior el vacío característico de un abismo, y pasarán su vida recordando el día de su cumpleaños; pero no sufran, será mucho más gratificante saber que podrán hacer tantos viajes como deseen, o que podrán seguir viviendo sin esos “problemas” que les impedirían hacer aquello que les apeteciera en cada momento.

Hoy en día, además, disponen de maravillosas opciones para llevar a cabo un aborto. Una de ellas es eliminar la primera y humilde célula de su hijo con una simple pastilla. ¿Saben de lo que les hablo, verdad? Esa célula que se crea después de una noche de alcohol o irresponsabilidad que todo el mundo, como les hemos hecho creer, niega que sea una persona.

Eso sí, por favor, no dejen que otros decidan por ustedes el momento a partir del cual “esa célula” empieza a ser persona. Doy por descontado que saben que empezará a ser humano cuando lo decidan sus padres y que sólo ellos tienen esa capacidad.

La siguiente opción, pensada para las valientes, es regalarle al bebé la agradable sensación del desgarro despiadado y lento de una trituradora hasta que su cuerpecito se rinda y sus llantos enmudezcan; eso sí, para mayor satisfacción personal, elijan esta opción cuando su cuerpo esté ya formado del todo. De este modo, quien sabe, quizá hasta sientan que su bebé se aferra con fuerza con sus bracitos al vientre para pedir inútilmente una oportunidad.

Para las que crean que estos métodos no son lo bastante buenos, pueden optar por extraerlos del vientre y dejarlos al amparo de un contenedor, entre la basura y la tristeza. Pero no abusen demasiado de esta opción ya que supondría un esfuerzo económico para los ayuntamientos sumar otro contenedor, encima no-reciclable, con el rótulo “Para bebés”.

En resumen, elijan la opción que elijan, el propósito del número de hoy es que se convenzan de que no es bueno tener valores y que pensar en la comodidad de uno mismo es esencial para llegar a la felicidad fugaz terrenal. Además, todos los niños que consigan matar piensen que van al cielo, como dicen los llamados católicos, y que según su religión, sus bebés las mirarán con cariño y dulzura desde arriba, rezarán por ustedes, llorarán al verlas tristes, las amarán con todas sus fuerzas, incluso pedirán a Dios que las lleve junto ellos y no dejarán de hacerles favores durante sus vidas, ¿no?

No me gustaría despedirme sin antes darles el secreto para la completa felicidad: por las noches, cuando su habitación se sume en la más profunda oscuridad y amargura escuchen atentamente, y ya verán como consiguen sentir en su cara el beso tierno y caliente de su bebé y que bajito le susurra al oído: “Te perdono mamá, duerme tranquila”.

Elvira Oliva López tiene 16 años y estudia en el Colegio Aura, en Tarragona