Una idea central...

Somos La Iglesia católica


Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.

Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.

Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.

Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.

Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.

Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.

Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.

Somos… La Iglesia católica.

Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.

Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).

Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.

Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.

Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...

Contenido del Blog

Ideología de género... falaz e idiotizante


Por Eulogio López
www.hispanidad.com

Faltaba la certificación papal. Sí, la Iglesia ya ha condenado a la Ideología de género pero, como todo lo que surge del Nuevo Orden Mundial (NOM), del universo progre actual, es sinuoso y viscoso. Es difícil combatirlo porque toca demasiados palos en demasiados eslóganes y dice demasiadas cosas; es difícil rebatirlo porque no dice nada. Por ejemplo, la ideología de género se presenta como una defensa de los derechos de la mujer: ¿qué cristiano deja de prestar atención a la defensa de la mujer, aunque sólo sea por caballerosidad (si es sólo por eso, mal cristiano será)? Luego, cuando rascas, caes en la cuenta de las tontunas que oculta.

Pues bien, Benedicto XVI ha aprovechado las vísperas de Navidad para dejar las cosas claras. Insisto: yo a ese Papa le contrataría en Hispanidad por sus cualidades como titulador, que están fuera de toda duda. Ha enmarcado su discurso en esta frase: La falacia profunda de la ideología de género. Y el ‘lead’ de la noticia de Benedicto XVI nos explica la almendra de la IdG de forma tan clara como el titular:

Se llega necesariamente a negar al Creador mismo y, con ello, también el hombre, como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser. En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende al hombre”.

Y es que la cosa es muy sencilla: la ideología de género lanzada por el Nuevo Orden Mundial (NOM) ha inoculado en muchísimas mujeres actuales, el virus feminista, que es como el machista pero mucho peor, por su condición homicida, especialmente en el aborto. Pero Juan Carlos Sanahuja, desde Noticias Globales, explica las implicaciones de esta peligrosa estupidez contemporánea, explica su significado real.

A quienes predicen la III Guerra Mundial hay que recordarles que ya estamos en una, la más estúpida conflagración de todas: la que enfrenta a hombres y mujeres, al cincuenta por ciento de la humanidad con la otra media. Es decir, al hombre y a la mujer, dos seres tan distintos como complementarios. El Creador sabía lo que hacía: lo que le falta a un sexo lo tiene el otro y viceversa, y une las diferencias en ese compromiso común que llamamos amor, entrega o donación mutua. Pero las feministas se emplean en que uno domine al otro, con el apoyo del Estado, ‘of course’. Lo cual plantea fenómenos, muy, muy desagradables... y muy poco navideños.

Y no sólo eso. La ideología de género, además de barbaridades, genera idioteces. Decir que idiotiza a las feministas resultaría una reiteración pero lo malo es que también idiotiza a las no feministas y al paradigma de la tontuna contemporánea: el hombre feminista. Si no lo creen, contemplen a toda una ministra de Ángela Merkel pidiendo que se utilice el género neutro para hablar de Dios: O sea, que, para ser políticamente correctos, ya podemos hablar de “Lo Dios”.

¿No está mal, eh?

Porqué llamarlos protestantes?

Por Luis Antequera

Para comprender la aparición del término “protestante” como aquél por el que se conoce a las iglesias surgidas del movimiento de contestación iniciado por Lutero, quizás sea lo mejor poner las circunstancias de su irrupción en su adecuado contexto.

En el año crucial de 1522, Lutero retorna a Wittenberg para organizar su nueva iglesia reformada. Abandona sus votos monásticos, se casa con la monja Catalina Von Bora que le dará seis hijos, rompe con Erasmo de Rotterdam por la cuestión del libre albedrío que éste opone a la predestinación luterana, y escribe su Catecismo. Son los tiempos en los que determinadas interpretaciones de los principios de su reforma, notablemente la de Münzer, conducen ésta a una notoria radicalización, cuya peor manifestación es la violentísima revuelta de campesinos sofocada con el escalofriante balance de mil castillos y conventos quemados, y más de cien mil muertos. Lutero entonces escribe su “Tratado sobre la autoridad temporal”, en el que defiende el poder constituido, así como la desamortización de la Iglesia y su sumisión al poder temporal. Todo ello le gana el apoyo de muchos príncipes alemanes que, como ya antes hiciera Federico de Sajonia, se relamen con la tajada que esperan sacar de las teorías luteranas, tanto por el apoyo que ésta les brinda en su lucha por liberarse del vasallaje al Emperador, que entonces no es otro que Carlos V, nuestro Carlos I de España, como a través de los beneficios que esperan obtener de la rentable expropiación de bienes eclesiásticos que apunta en lontananza.

 
En estas circunstancia tiene lugar pocos años después la Dieta de Spira (1529) en la que presentes el Emperador y los príncipes alemanes, intenta aquél evitar que se constituyan nuevas iglesias reformadas allí donde todavía no se han constituído, lo que le vale la severa protesta de los príncipes alemanes, que proclaman ante él:
 
Protestamos ante Dios, nuestro único creador, conservador, redentor y salvador, quien un día será nuestro juez, así como ante todos los hombres y todas las criaturas, y no aceptamos ni suscribimos de ninguna manera, por nosotros y por los nuestros, el decreto propuesto”.
 
Protesta que leída por el Elector de Sajonia, Juan el Constante, tendrá una repercusión que los que la realizaron no pudieron ni llegar a sospechar, pues será la que finalmente termine dando el nombre por el que serán más conocidos en adelante los reformistas luteranos, a saber, protestantes.
 
Podría pensarse que la denominación “protestante” es una denominación de tipo peyorativo, creada desde los círculos ajenos al protestantismo y no excesivamente apreciada, o incluso detestada, entre los receptores de la misma. Evidentemente tanto su creación como su expansión se produce más desde fuera que desde dentro de las nuevas iglesias reformadas, pero como quiera que sea, la denominación será interiorizada por los “protestantes” con la mayor naturalidad, dando nombre a muchas de sus realizaciones en el pasado y en el presente.
 
Todo lo cual no obsta para que junto a ella se haya ido abriendo camino una segunda denominación para lo que constituyen los movimientos surgidos al hilo de la reforma luterana y fuera del ámbito de la iglesia católica: “evangélico”, usada mayoritariamente, por ejemplo, en lenguas como el alemán. Pretenden los partidarios del término que ya lo utilizaba para referirse a sus realizaciones y a sus seguidores el propio Lutero.
 
El nuevo término cada vez más difundido, tiene un inconveniente fundamental, cual es el del equívoco al que induce con muchos movimientos surgidos dentro del seno del propio protestantismo, los cuales adoptan todos ellos con mayor o menor énfasis el término “evangélico” como identificativo de sí mismos. Algunos de ellos con un afán “englobador”, entre los cuales quizás sea el más importante el que se da en llamar Alianza Evangélica Mundial que congrega a 128 iglesias del mundo no católicas y que vendría a representar a unos 600 millones de fieles. Pero otros con un afán disgregador o segregador, entre los cuales quizás sea el más importante el que se da en llamar Evangelicalismo, movimiento protestante que comenzó en el s. XVII con un doble origen emplazado entre los metodistas británicos y los pietistas luteranos alemanes y escandinavos, el cual se va a desarrollar con especial énfasis en Estados Unidos durante los años del Gran Despertar de los siglos XVIII y XIX, y hoy día en muchos países en desarrollo.

Despedida a Hugo Chávez...

Por Nancy Iriarte, ex esposa

Impresionante, profunda despedida de Nancy Iriarte Díaz a su ex esposo Hugo Chávez, publicada en uno de los periódicos venezolanos de mayor circulación, "El Universal".

"Pasarás a la historia como un traidor y un cobarde"

No quiero que te marches de esta vida sin antes despedirnos, porque has hecho un mal inmenso a mucha gente, has arruinado a familias enteras, has obligado a legiones de compatriotas a emigrar a otras tierras, has vestido de luto a incontables hogares, a los que creías tus enemigos los perseguiste sin cuartel, los encerraste en ergástulas que no lo merece ni un animal, los insultaste, los humillaste, te burlaste de ellos, no solo porque te creías poderoso, sino inmortal… porque el fin de los tiempos no era contigo.
Pero llegó tu turno, los plazos se acaban, el término de tu contrato llega a su fin, tu "ciclo vital" se apaga poco a poco y no de la mejor manera; probablemente morirás en una cama, rodeado de tu familia, asustada, porque va a tener que rendir cuentas una vez que des tu último aliento, te vas de esta vida lleno de angustia y de miedo, allí van a estar los curas a quienes perseguiste e insultaste, los representantes de esa Iglesia que ultrajaste a placer, claro que te van a dar la extremaunción y los santos óleos, no una, sino muchas veces, pero tú y ellos saben que no servirá de nada, es solo para calmar el pánico que hace presa a tu alma ante el momento que todo lo define.
Mueres enfermo, padeciendo el desahucio, las complicaciones inmunológicas, los terribles efectos secundarios de las curas que prometieron alargar tu vida, tus órganos se van apagando uno a uno, tus facultades van perdiendo el brillo que las caracterizaba, tus líquidos y efluvios son colectados en bolsas plásticas con ese hedor a muerte que tanto te repugna.
Dime si en este momento, antes de que te apliquen una nueva inyección para calmar los dolores insoportables que padeces, vale la pena que me digas que no te pueden quitar lo bailado, ¡ah! los viajes por el mundo, los maravillosos palacios que te recibieron, las paradas militares en tu honor, las limousines, los títulos honorarios, los pisos de los hoteles cinco estrellas, las fastuosas cenas de Estado… dime ahora que vomitas la papilla de auyama que te tratan de dar las enfermeras, si era de eso de lo que se trataba la vida, pues ese brillo y el oropel ya no están entre los monitores y máquinas de resucitamiento que te rodean, esas marchas y aplausos ahora son tonos y alarmas de sensores que regulan tus signos vitales que se hacen más débiles.
¿Puedes escuchar al pueblo de tu país afuera de tu cuarto?… debe ser tu imaginación o los efectos de la morfina, no estás en tu patria, estas en otro lado, muy lejos, entre gente que no conoces… sí, estás muriendo en tu propio exilio, entre una banda de pilluelos a quienes les has tratado de entregar tu propio país, tus últimos momentos los pasarás entre chulos y estafadores, entre tu corte de aduladores que solo te muestran afecto porque les dabas dinero y poder, todos te miran preocupados y con rabia, nunca dejaste que ninguno de ellos pudiera tener la oportunidad de sucederte, ahora los dejas al descampado y tu país al borde de una guerra, ¿Era eso lo que querías? ¿Fue esa tu misión en esta vida? Olvídate del cuento de los pobres, ahora hay más pobres que cuando llegaste al poder, olvídate de justicia e igualdad cuando prácticamente le entregaste el país a una fuerza extranjera que ahora tendremos de desalojar a la fuerza y a costas de más vidas.
Tengo la leve impresión que ahora sabes que te equivocaste, creíste en un cuento de camino y te creíste revolucionario, y por ser revolucionario… inmortal, convocaste a tu lado a los muertos, a tus héroes, a esos fantasmas que también creíste con vida, a Bolívar, al Che, a Fidel, al Marx que nunca conociste y que recomendabas su lectura… el andar con muertos te llevó a la magia y a los babalaos, te metiste a jurungar tumbas, y a ofrendarle a una corte de demonios y malos espíritus que ahora te acompañan… ¿Sientes su presencia en el cuarto? Vienen a cobrar, a recoger lo único que tenía valor en tu vida y que tan malamente apostaste por la oscuridad y el mal, tu alma.
Bueno, me despido, solo quería que supieras que pasarás a la historia como un traidor y un cobarde, que no rectificaste cuando pudiste, te dejaste llevar por tu soberbia, por tus ideales, por tu ideología renunciando a los más preciado, a tu libertad y a la libertad de los otros, y la libertad nos hace humanos.
El Socialismo solo funciona en dos lugares: "en el Cielo, donde no lo necesitan, y en el Infierno, donde ya lo tienen".

¿Qué es la conversión?

Por Juan del Carmelo

Se suele decir y se está en lo cierto, que en la vida espiritual todo es gracia…, todo es don, es regalo de Dios, pero no solamente en la vida espiritual, sino toda nuestra vida material, es un puro regalo divino, todo ella es también un don de Dios. Nacemos, vivimos porque Dios así lo desea y nos vamos de este mundo, cuando Él estima que ha llegado el momento, sin que ningún afamado médico, ni toda la ciencia del mundo nos pueda donar ni un solo minuto más de vida, abandonamos este mundo cuando Él lo decide. Y ese momento, aunque nosotros no lo veamos ni lo comprendamos, es el momento que más nos conviene, no solo al que fallece sino también a todos sus deudos, porque el amor de Dios a nosotros es tal, que siempre aunque no lo comprendamos, nos sucede lo que más nos conviene. En las Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre, hay una estrofa, que siempre ha llamado mi atención y que dice: Es locura en el hombre querer vivir, cuando Dios quiere que muera.

Nosotros hemos sido puestos por Dios en este mundo, cada uno en un lugar diferente y con una misión única y exclusiva que cumplir. Para el desarrollo de esta misión a cada uno nos ha dotado de un conjunto de posibilidades que hemos de utilizar y aprovechar para cumplir y alcanzar ese objetivo que  Dios tiene dispuesto desde siempre para nosotros. Todos estamos dotados de cuerpo y alma, pero generalmente son muchos más, los que se ocupan de su cuerpo marginando las necesidades de su alma. Más se busca la satisfacción de los deseos y apetencias de nuestro cuerpo y por ende la obtención de bienes materiales, que la de bienes espirituales, que demanda nuestra alma. Pero se dan muchos casos en los que el Señor, por razón de las misteriosas razones que le mueven, dona la gracia de un bien espiritual llamado conversión, a determinadas personas, que muchas veces ha llevado una conducta totalmente antitética de la que tiene la persona que ama al Señor. Y es que, como decía un viejo fraile: Al Señor le gusta trabajar con materiales de derribo y de ello nos dejó plena constancia cuando dijo: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos: ni he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. (Mc 2,17).

Y sin apartarnos del título de esta glosa, también son palabras del Señor a Nicodemo: “En verdad, en verdad te digo que quien no naciere del agua y del Espíritu no podrá entrar en el reino de los cielos” (Jn 3,5). De acuerdo con que los exégetas, estas palabras del Señor las refieren al bautismo, pero. ¿Qué es el bautismo?, sino una primera conversión y tal como nos dice Jean Lafrance: “El hombre no acaba nunca de convertirse y por eso cada día tiene que renacer de agua y del Espíritu”. La actuación del Señor en la donación del bien espiritual que es la conversión, no es nunca igual ni semejante. Cuando el Espíritu Santo encuentra un alma bien dispuesta, se va adueñando de ella y la lleva por caminos de oración cada vez más profunda, hasta que las palabras resultan pobres, y estas dejan paso a la intimidad divina, en un mirar a Dios sin descanso y sin cansancio, tal como escribe Fdz. Carvajal. La conversión no tiene épocas, fechas ni límites y puede darse a unas distintas personas y en distintas  épocas de su vida.

La actuación divina, no se produce en los hombres en unas edades determinadas, los trabajadores llamados a trabajar en la viña, fueron convocados a distintas horas del día. Tampoco se da, y siempre  responden los convocados, que reciben el bien de una conversión, no existe un comportamiento homogéneo en sus conductas Tampoco existen dos conversiones iguales. La conversión es muy dispar en su nacimiento en su desarrollo y lo que es más importante, en la posterior perseverancia que debe de tener el que ha recibido este bien espiritual, porque fervorines que se agotan a los dos días los hay a cientos.

En términos generales se define la conversión como una Metanoia, que es un término griego, que expresa un cambio de opinión y más concretamente un cambio de mente. Se podría también estimar que la conversión produce un cambio en la escala de valores, por la que se rige la persona humana. Tradicionalmente a la conversión se la ha definido como un cambio de mente del converso, sin que sea necesario haber sido previamente un empedernido pecador, para que el Señor se fije en él y le done una conversión. La conversión no solo es posible, en la persona que lleva una vida depravada y que de pronto por un incidente o circunstancias que le afecta, se origina en esta persona una conversión. Generalmente es esta la idea que se tiene de lo que es una conversión. Una conocida artista, celebre por sus pervertidas actuaciones, de la noche a la mañana, entra en un convento de carmelitas descalzas o el caso de un conocido político por sus diatribas contra la religión, pro abortista, pro homosexual y varias lindezas más, un día aparece la noticia de que ha entrado de novicio en un cartuja. Casos como estos y similares a estos, está llegando un momento que van a dejar de ser noticia. La conversión puede ser de una persona, que vivía apartada del Señor y también de una persona que habitualmente toda su vida ha estado en gracia y amistad de Dios. Aunque estas últimas clases de conversiones, son menos ruidosas y no llaman tanto la atención, pero no por ello dejan de ser una conversión. Porque como decían los Padres del desierto, solo se avanza en el desarrollo de la vida espiritual de uno, cuando continuamente se está inmerso, en una inacabada conversión. Hasta el más perfecto de los seres humanos, nunca alcanza ni alcanzará la perfección divina, y siempre estará necesitado de convertirse.   

Y esto es así, porque la conversión en sí, es una invasión del Espíritu Santo en el alma humana y por ello, el alma de la persona que vive su desarrollo espiritual, está siempre viviendo una continua conversión, es como subir una escalera y en cada escalón que se sube, el alma se siente más invadida por el Espíritu Santo y está cada vez más convertida, porque siente la necesidad de subir más y más deprisa. Los Padres del Desierto, cada mañana cuando se levantaban decían: “Yo no he comenzado todavía a convertirme”, y como escribe Jean Lafrance: Solo este reconocimiento del corazón nos puede disponer a ser invadidos por el Espíritu Santo. Por ello, es necesario, si es que queremos avanzar en el desarrollo de nuestra vida espiritual, para alcanzar la vía unitiva, que diariamente pensemos en la necesidad que tenemos de convertirnos, para desterrar de una vez por todas esas faltas e imperfecciones, que aunque no nos matan  el alma y expulsan de ella nuestra inhabitación Trinitaria, si le hace la vida muy incomoda al Señor que tanto nos ama, e impiden que cumplamos sus deseos de:  “Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial”. (Mt 5,48).

Para el oblato Francis Nemeck, la conversión personal viene a ser una emergencia, lo que la Confirmación es al Bautismo. Es como un segundo peldaño o como el otro lado de la moneda. La llegada de la etapa de emergencia, con frecuencia se prolonga durante muchos años, o incluso décadas, en la vida de una persona. Y cuando llega, la conversión personal, se da generalmente en un abrir y cerrar de ojos. En un instante se asumen y compendian todos los factores que han ido concluyendo y convergiendo desde la creación individual. La opción fundamental, la decisión radical y la entrega incondicional, que lleva consigo esta experiencia de conversión constituye nuestra respuesta personal a la iniciativa divina. Nos convertimos porque Él nos ha convertido. Nos volvemos hacia el Señor, porque Él nos torna irrevocablemente hacia Él. Cambiamos porque Él nos cambia. Si: es “mi” conversión, pero en el sentido de: “Vivo yo, más no soy yo, sino que es Cristo quien vive en mi”. (Gal 2,20).

La conversión no es, como algunos piensan, algo que dure un instante y al momento ya todo es distinto, porque Dios, le da la vuelta a uno como un calcetín. Si es verdad que el converso sufre un cambio total, pero este no es fruto de un instante, sino de un largo proceso, porque la fe tampoco le llueve a nadie en un instante desde el cielo, ella es también el fruto de un largo proceso de maduración y ambos procesos son siempre convergentes. El proceso de conversión es siempre un largo camino. “Su duración tal como escribe Slawomir Biela, ocupa el resto de la vida del converso y su velocidad de transformación, depende de la dureza, la oposición y lo áspero y duro que sea ese campo pedregoso, que para Dios es el corazón del hombre”. Y ocupa el resto de la vida del converso, porque este nunca alcanzará plenamente un perfecto sometimiento a la gracia divina, porque esa misma gracia descubre en nosotros, nuevas zonas en las que está presente el mal. Frente a este mal, la gracia nos llama cada vez a una contrición más profunda, y por tanto a una apertura cada vez más profunda a la actuación de Dios y a la actuación de su gracia purificadora en nuestra vida

Concluyo con una acertada recomendación de Rainiero Cantalamessa, predicador oficial de la Casa pontificia que nos dice: “Pero, no esperemos a nuestro funeral. La conversión  puede cambiar a los vivos, pero no a los muertos”.

Causa de demasiadas muertes...

Por Clemente Ferrer

El alcohol y el tabaco provocan 36 millones de muertes en el mundo

“Las enfermedades no transmisibles son la principal causa de muerte en el mundo”, declaró Douglas Bettcher, uno de los responsables de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la presentación del último informe sobre la mortandad en el mundo.
Según el documento, estas enfermedades causan 36 millones de muertes al año, o sea el 63% del total de muertes en todo el mundo. De estos 36 millones de personas, nueve millones no llegan a los 60 años.

Los principales factores que favorecen estas defunciones son el alcohol, la falta de ejercicio, la mala alimentación y el tabaco, dijo Bettcher. Las muertes están vinculadas, en principio, a los países desarrollados, sin embargo están aumentando en los países indigentes.

Las enfermedades no transmisibles causaron el 91% de las muertes, según refleja el citado informe.  

De estas muertes, el 33% se deben a enfermedades cardiovasculares, el 27% al cáncer, el 9% a patologías respiratorias, el 5% a condiciones perinatales, el 3% a la diabetes, el 4% a accidentes y el 19% restante a otras enfermedades no contagiosas, según los datos de este informe, que abarca a los 193 países miembros de la OMS.

La responsable del departamento de Enfermedades Crónicas y Promoción de la Salud de la OMS, Leanne Riley, señaló que el dominio de estas enfermedades, que son la principal causa de mortandad en el mundo, se debe a cambios en el estilo de vida.

Respecto a la actividad física, el informe señala que el 52,1% de la población no realiza ninguna actividad física, porcentaje más elevado en esta ocasión entre las mujeres, del 56,3%, frente al 47,7% de los hombres.

Más alarmantes son las cifras relativas al sobrepeso ya que el 62%, presentaban sobrepeso, porcentaje que alcanzó el 67% entre los hombres y el 56% entre las mujeres.

Por otra parte, el 69% de las muertes en Hispanoamérica se deben a enfermedades no contagiosas, como las cardiovasculares o respiratorias, aunque el porcentaje presenta sensibles variaciones en función del desarrollo económico y sanitario del país.

En el caso de Hispanoamérica, el porcentaje de muertes depende del desarrollo de un país por lo que el ranking quedaría de la forma siguiente: Uruguay (87%), Cuba (84%), Chile (83%), Costa Rica (81%), Argentina (80%), México (78%), Brasil (74%), Honduras, Nicaragua, Panamá y Paraguay (69%), República Dominicana (68%), El Salvador (67%), Colombia y Venezuela (66%), Ecuador (65%), Perú (60%), Bolivia (57%) y Guatemala.

Por todo lo expuesto se deduce que una vida sana es el remedio para este tipo de enfermedades: ejercicio físico, alimentación equilibrada y la tertulia familiar, que debe sustituir a la televisión.

Una dolorosa purificación

«Satanás ofuscará la mente de jueces, políticos y gobernantes para que dicten leyes injustas. Después tendrá lugar la Parusía», afirma el escritor.

Tomado de www.religionenlibertad.com

En octubre pasado vio la luz un libro que se ha convertido en su poco tiempo de andadura en el mercado en todo en éxito editorial: Apostasía. ¿Estamos viviendo los Últimos Tiempos anunciados en el Apocalipsis? (Ediciones De Buena Tinta). Su autor, Thomas S. Crown, ha concedido una entrevista en exclusiva a Religión en Libertad.

En Apostasía Ud. advierte sobre los graves peligros que se ciernen sobre la Humanidad. ¿A cuáles se refiere?

En la obra no hay nada inventado, fuera del relato vivido por sus protagonistas. Todo lo demás está basado en la Biblia, el Catecismo de la Iglesia Católica y los mensajes marianos transmitidos a lo largo de los últimos siglos. Los peligros a los que el hombre se enfrenta son los propios de quienes han abandonado a Dios, aferrándose a ídolos mundanos. Dichos acontecimientos ya fueron anunciados en el pasado por los profetas, así como recogidos en el último libro de la Biblia, el Apocalipsis de san Juan.

Lo que estamos viviendo es sólo la consecuencia de un mundo que vive de espaldas a Dios. Estaríamos hablando, por ejemplo, de un nuevo orden mundial con una religión universal, la cual prometería alcanzar la felicidad aquí en la Tierra; así como la llegada de un falso mesías. No es difícil admitir que tales acontecimientos encontrarían un terreno abonado para su implantación.

Algunos advierten que estos acontecimientos apocalípticos son inminentes...

Los acontecimientos anunciados como inminentes no significa, necesariamente, que tengan que suceder la semana que viene, dentro de un mes o el año próximo, pues el tiempo del Cielo no es el de la Tierra. Más aún, si yo, o cualquier otro, señalara fechas, estaría faltando a la verdad, pues “el día y la hora nadie la sabe, sólo el Padre...”.

En las apariciones marianas hay amenazas de castigos...

Hay que aclarar que una madre no amenaza con castigos a sus hijos sin más, sino que lo hace por amor hacia ellos, advirtiéndoles de los peligros a los que están expuestos para que rectifiquen y se salven. Ella, la Virgen, además, no se contenta sólo con advertir, sino que ofrece los medios para superar y vencer la apostasía, el rechazo de Dios que estamos viviendo. Dichos medios no son otros que la oración, especialmente el Santo Rosario, su oración favorita; así como sacrificarnos por los demás y frecuentar los sacramentos. Ella pide por todos: por el Papa, que está siendo acosado por los partidarios del Mal; también por los sacerdotes; pide también que oremos por los pecadores y los alejados de la Iglesia, para que todos se conviertan y se salven.

Sin embargo, muchos viven atemorizados...

No es miedo lo que debe infundirnos todo esto, sino un cambio profundo en nuestras vidas, volviendo la mirada a Dios y poniendo en práctica sus consejos. No resultará fácil, pues la Iglesia pasará por una dolorosa purificación como la descrita en el libro Apostasía. La crisis por la que estamos atravesando no es tanto una crisis económica, que sin duda lo es, como de valores y de fe, causa y origen de la primera. No hay más que echar un vistazo a nuestro alrededor para constatarlo.

¿La presencia y gravedad de estos peligros en la sociedad actual es un signo de que estamos viviendo los Últimos Tiempos anunciados en el Apocalipsis? ¿Cuáles son según las Sagradas Escrituras esos signos anunciadores del fin del mundo?

Los acontecimientos que estamos viviendo parecen confirmarlo. Debo, sin embargo, hacer una aclaración que considero de importancia capital: no debemos confundir “Últimos tiempos” con el “Fin del mundo”, cosa que muchos hacen.

En cuanto a la segunda pregunta, ¿quién mejor que el propio Cristo para responderla?: “De la higuera aprended la parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas” (Mt. 24, 32-33). La Virgen en sus apariciones ofrece respuestas. Yo me quedo con una conclusión llena de esperanza, los castigos anunciados están condicionados: “Pero si el hombre cambia...”. Por tanto, si permanecemos fieles y unidos a la Iglesia de Cristo en el amor, nada debemos temer pues “quien a Dios tiene, nada le falta”. “Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?”

Hace algún tiempo Juan Manuel de Prada dedicó uno de sus programas de Lágrimas en la lluvia a un tema poco tratado: el milenarismo. ¿Qué opina Ud. de esto?

Sin hacer mención expresa, el milenarismo aparece reflejado en Apostasía. El milenarismo cristiano habla de mil años de reinado de Cristo, durante los cuales Satanás permanecerá encadenado en el Abismo. Después será soltado por un tiempo para atormentar al mundo, a fin de que éste perezca con él. Al final de dicho milenio vendría una época turbulenta, en la que parecerá que la Iglesia fundada por Cristo está a punto de desaparecer (tiempos que podríamos estar ya viviendo y que coincidiría con el dado a Satanás para reinar en el mundo). Él ofuscará la mente de jueces, políticos y gobernantes para que dicten leyes injustas. Después tendrá lugar la Parusía, la Segunda Venida de Cristo a la Tierra, pero esta vez con todo su esplendor.

En los primeros siglos del cristianismo se esperaba esta Segunda Venida Gloriosa como algo inminente, de tal forma que muchos cristianos eludían sus compromisos temporales, adoptando una postura pasiva. Los padres de la Iglesia se vieron obligados a alertar sobre este error. Por eso la Iglesia enseña que lo importante no es conocer cuándo llegarán los Últimos tiempos o la Parusía, sino permanecer en la virtud y alejarnos del pecado, mientras se trabaja dando a conocer el mensaje de Cristo, no solo de palabra sino, sobre todo, viviéndolo intensamente en primera persona.

El propio Cristo hace alusión a estos tiempos: “Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”.

¿En qué consiste propiamente la apostasía? ¿Es un fenómeno presente sólo en la sociedad o es también algo presente en la Iglesia?

Apostasía es el rechazo consciente e intencionado a Dios. Dice el apóstol san Pablo en la segunda carta a los tesalonicenses: “No os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”.

En cuanto a la segunda parte: si respondo que la sociedad forma parte de la Iglesia, y ésta, a su vez, de la sociedad, quedaría respondida la pregunta. Si quienes forman la Iglesia: papa, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosas, laicos... se apartan del Evangelio, entonces podríamos decir como recogen los textos sagrados: “Si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?” Para abundar en la respuesta decir que en diversas apariciones marianas aprobadas por la Iglesia Católica, bien de forma explícita, bien tácitamente, la Virgen pide por todos sus hijos, pero muy especialmente por los sacerdotes cuya vida dicta mucho del mensaje de su Hijo, arrastrando a muchas almas al pecado. El escándalo es muy grave, tal y como lo advirtió el propio Cristo. Ejemplos los hay; véase, si no, el órdago lanzado por los sacerdotes austriacos al Vaticano con su famoso manifiesto.
Más de uno podría pensar que Apostasía es una novela del género apocalíptico… Sin embargo la editorial advierte que no lo es, que se trata más bien de una especie de “catecismo práctico”…

Ciertamente que la obra aborda temas que bien pueden ser calificados de apocalípticos; pero no es ese el mensaje principal que el autor quiere transmitir. Su intención es poner al descubierto la maldad que inunda al mundo, así como sus consecuencias. Intenta recordar al hombre que su existencia en esta vida es temporal, y que fue creado para la vida eterna, la que verdaderamente merece la pena. “No amontonéis tesoros aquí en la tierra, donde la polilla y el orín los corroe...” Pero si una cosa debe quedar clara es que el autor está muy lejos de querer transmitir miedo al lector, más bien al contrario. De hecho, la mayoría de los capítulos abordan temas como la doctrina y las enseñanzas de la fe católica, así como los dogmas aprobados por la Iglesia. Ésta es la transmisora de la gracia necesaria para la salvación del alma.

El temor que suscita quizá sea debido a que muchos confunden la palabra “apocalipsis”, que aparece en el subtítulo, con “caos y destrucción”. El Apocalipsis, libro atrayente y desconcertante como pocos, lejos de lo que algunos creen, no significa “destrucción total”. El nombre procede del griego apokalyptein, que significa “quitar el velo”, desvelar, descubrir el misterio que se esconde tras una persona o acontecimiento. Literalmente puede traducirse por “Revelación”. De ahí que, a veces, resulte tan difícil de establecer la frontera entre apocalipsis, desvelar, y profecía. El Apocalipsis es el único libro profético del Nuevo Testamento.

Está muy reciente el paso del huracán Sandy por la costa Este de los Estados Unidos y Canadá. Tildar a los meteorólogos y a las autoridades de provocar el miedo o el pánico entre la población por las advertencias y los consejos difundidos a fin de estar preparados ante su inminente llegada resultaría, cuando menos, de necios; más bien al contrario, dichas advertencias permitieron que los daños que provocó, enormes sin duda, fueran mucho menores, al estar preparada la población para hacerle frente. De no haber sido anunciado, los daños ocasionados, tanto materiales como en vidas humanas, hubieran sido muy superiores.

Por tanto, Apostasía podría describirse como un “catecismo práctico”, sin olvidar que el mejor “Catecismo” que existe es, sin duda, la Biblia; no en vano es palabra de Dios.

Quiero terminar diciendo, a modo de resumen, que por muchos y graves que sean las maldades y los pecados que un hombre haya cometido, debe albergar la agradable certidumbre de que la misericordia de Dios es mayor aún, por ser infinita; y que “un corazón contrito y humillado Dios no lo desprecia”. ¿Alguien necesita una prueba? Lea la parábola del “hijo pródigo”.

El Da Vinci dominicano

27 de Julio #2006
En honor a Josémaría Escrivá de Balaguer (+ 1975)

Sr.
Güido Riggio Pou
Columnista de Clave
Vía correo electrónico
Ciudad,

Ref.: “El código Da Vinci”

“Oirás con los oídos sin poder entender; mirarás con los ojos sin poder ver; porque tienes embotado el corazón, eres duro de oído, has cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirte para que no te cure.” [Mt. XIII, 10-17]

Distinguido Sr. Riggio Pou:

“La aplicación del reflejo de Ivan Pavlov –a la conciencia humana- da como resultado una terrible condición, algo parecido a un perro al que se le pone un trozo de filete cada vez que oye el sonido de la campana. Posteriormente, aún y no reciba la carnita jugosa (en gratificación), segregará los jugos gástricos siempre que oiga la campanilla.”

Al saludarle cordialmente, he querido escribirle la presente para compartir con usted la honda inquietud que ha generado el contenido de su entrega. No es extraño en estos días escuchar a cualquiera figurar cambios en la historia, hablar con gran desfachatez sobre La Palabra de Dios como de la Doctrina de La Iglesia.

La idea de la manipulación de los Evangelios no es novedosa, ya que se ha venido postulando la tesis desde los primeros siglos del cristianismo, como una forma mezquina de vencer la fuerza del Espíritu Santo en promover ÉL mismo su Iglesia. Creo usted sabrá que todos llevamos gravada en el corazón La Palabra de Dios, hasta los más incrédulos, de forma que cada vez que infringimos La Ley de Dios de alguna forma, sentimos una especie de ‘pinchazo’ en el pecho, esa experiencia tan fuerte de la que habla San Pablo en una de sus cartas (Cf. 2 Cor. XII, 7-10).

De todas formas, es comprensible que una persona que no haya tenido un encuentro personal con Jesucristo, se exprese de tal forma, porque es Jesús quien nos revela La Verdad de todas las cosas, pues ÉL es La Verdad. Aquí no hay espacio para relatividades ni inventos.

Elegir los Textos y armar el Nuevo Testamento tomó algo más de trescientos (300) años, requiriendo del escrutinio de un millar de hombres, Obispos de toda La Iglesia, nada de modificaciones. El consenso de La Iglesia de Jesucristo –por varios siglos- es lo que ha producido tan fenomenal documento, único e irrepetible. Le ruego lea de nuevo el Evangelio, pida a Dios le ayude a comprenderlo, y luego nos cuenta.

Dijo tantas veces el Padre Emiliano Tardif, MSC (qepd), que en este tiempo de oscuridad no habrá nada mejor que el testimonio de un hombre para dar razón a todos de su fe cristiana. Si a algunos parece interesante la ficción, le cuento que a mí también me entusiasmó por un tiempo, vivía de ficción en ficción, hasta una noche oscura en la que estuve a punto de morir, cuando pretendí lanzarme al mar desde un barco en marcha por las aguas del Atlántico. Esta partecita de la historia de mi vida nadie tendrá que contármela y, a la vez que revivo la experiencia, aprecio aún más la realidad de que Jesús está vivo y resucitado en medio de nosotros para restaurarnos del pecado que parece no tener fin.

Sobre Dan Brown y su código Da Vinci, ejes centrales de una trama “ficticiosa” que ha llegado más lejos de lo que cantidad de mentes lúcidas imaginan, es mucho lo que se ha hablado. Le cuento que tuve la experiencia de escuchar hace poco a una experta en ocultismo y Nueva Era hablar sobre el tema, y no quedé a gusto con cuanto escuché, pues pensaba por un momento que haberlo oído todo, y no fue así. Hay mucho más que contar. Brown –sus secuaces- y el código son apenas una partecilla de un inmenso entramado de maldad montado desde hace poco más de dos siglos, cuyos objetivos básicos son:

- oponerse frontalmente a La Iglesia católica como a los fieles creyentes; y
- promover un estilo novedoso de rebeldía al extremo, que no solo permite la difuminación del ocultismo en todas sus vertientes sin inconveniente alguno, pero que además gana adeptos a la velocidad de la luz, en la medida en que muchos cristianos se alejan de La Iglesia, y los medios de comunicación ayudan en promover toda clase de cosas.

En República Dominicana, durante los últimos treinta años, la experiencia ha sido devastadora. Mire que llevo diez años estudiando el asunto, y hay veces que me espanto, al percatarme las formas tan sutiles que utiliza el Diablo, el imperio de la muerte y el misterio de la iniquidad, para llevar a cabo toda una serie de despropósitos, comenzando por fomentar la apostasía, la cantidad enorme de sectas y nuevos movimientos en el abanico religioso local, terminando con la hechicería, la brujería y otras clases de ocultismo, como jamás hubiéramos pensado posible. Hasta los masones se han expuesto a través de los medios en un afán proselitista.

En muy poco tiempo, relativamente hablando, nuestro pueblo ha pasado de ser eminentemente católico ha convertirse en un pueblo cuasi pagano. Yo soy de los que cree que una gran parte del protestantismo que vemos por doquier obedece mayormente a intereses imperialistas de desestabilización religiosa y anarquía.

El hecho de que los judíos no hayan entendido bien sus lecturas bíblicas, las enseñanzas de los padres de la fe, es realmente lamentable, imagínese como habrá de sentirse Cristo, pero esto no los excusa de haber actuado como unos tontos, guiando a otros tontos hacia el abismo, creyendo todavía que el Señor ha de venir, esperando a un mesías que, en cualquier caso, será el Maitreya de La Nueva Era. El tema de los musulmanes también ha sido ampliamente debatido. Al estudiar a fondo la historia de los Mormones, la famosa iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días, como occidentales nosotros, se puede comprender mejor el disparate de Mahoma, y la tragedia que ha causado desde entonces a una mayoría de la humanidad con sus inventos. Esto que menciona del orientalismo no es otra cosa que el invento de algunos norteamericanos, “made in California, USA”, en su despropósito de colonizarnos nuevamente, mostrarnos una vez más que la rueda sigue siendo redonda.

Le confieso que no deja de sorprenderme que todavía se hable de la inquisición como una especie de cuco, en esencia, dándole una que otra vuelta a lo que realmente sucediera, con un matiz “criminaloide” que nunca ha tenido. Detrás del disfraz inquisitorio se anidaron una cantidad de sabandijas al servicio de la colonia española y portuguesa que, en su afán de lucro incesante, hicieron cuantas cosas terribles podamos imaginar. Habían entremezclados algunos Sacerdotes y religiosos, pero no todos eran Sacerdotes y Religiosos. De referirnos a la época del renacimiento, tendríamos que consultar algunos textos protestantes para averiguar quiénes fueron los que mataron a quien, ya que el asunto no está del todo muy claro. Cuando pueda, le ruego visitar www.conocereisdeverdad.org, sección ‘leyendas negras’, con abundante información sobre estos temas.

Referente a “la guerra”, le urjo a revisar dos textos bíblicos, si es que confía en ellos. Primeramente, en Efesios (VI, 12), donde Pablo lo pone todo en evidencia: “nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas (El Diablo y sus huestes), contra los espíritus del mal que habitan en el espacio”. Y luego en el Libro de Apocalipsis (XII, 17-18), donde se narran los detalles de una batalla: “El Dragón (EL Demonio), enfurecido contra la Mujer (La Virgen María y La Iglesia), se fue a luchar contra el resto de su descendencia (los verdaderos cristianos), contra los que obedecen los mandamientos de Dios y siguen las enseñanzas de Jesús”.

A buen entendedor, pocas palabras bastan.

Una mirada suspicaz al panorama actual, tanto local como internacional, nos provoca la sensación de que estamos experimentando justo lo que se advierte, visiones del fin de los tiempos. La historia no nos deja mentir: cuando el hombre deja de creer en Dios es capaz de creer en cualquier cosa. Ojalá y este no sea el caso. Leyendo un informe anticuado sobre salud pública, me he enterado de que los abortos se estiman en unos 100’000 diarios alrededor del mundo. Actualmente se pelea a capa y espada en unos 40 frentes alrededor del globo terráqueo, produciendo una cantidad enorme de bajas diariamente. Los que mueren de cáncer, del corazón, de SIDA, a causa de la violencia, accidentes de tránsito, etc., etc., etc.

¡Ay no! Pensemos que esto es cuestión del “karma”, y olvidémonos del resto.

Agradecido como estoy de Jesús y María de Nazaret por haberme salvado la vida, no he podido menos que dedicar este tiempo precioso para expresarle cuanto piensa este humilde ciudadano dominicano en este sentido, con todo el respeto que me merece.

Sin otro particular por el momento, aprovecho para suscribirme a sus órdenes siempre.

Atentamente,

Mario R. Saviñón

Pd. Indagando rápidamente sobre la vida de Will Durant, la enciclopedia electrónica http://en.wikipedia.org/wiki/Will_Durant, establece una vinculación directa con la Sra. Anne Wood Bessant, http://en.wikipedia.org/wiki/Annie_Besant, una de las mujeres más terribles que haya existido en la tierra después de Eva. Junto con Helena P. Balvatsky y Alice A. Bailey han configurado lo que muchos definen como la trinidad satánica. Recordemos siempre que por el pecado de una mujer sufrimos todos, y que la mujer es el instrumento favorito de Satanás para la perdición del hombre.

El era pentecostal y ella ferozmente anticatólica

Tomado de www.religionenlibertad.com

Problemas de salud y los escritos de Newman les cambiaron

En la conversión de Ken y Alliston no hay más elementos extraordinarios que su amor a la verdad y su conformidad a la voluntad de Dios.

"Mi marido creció muy a gusto como protestante, asistiendo a iglesias baptistas o congregacionalistas, y yo crecí ferozmente anticatólica, asistiendo a iglesias baptistas independientes o no denominacionales. Ambos estábamos convencidos de que todos los demás no eran realmente cristianos, en particular los católicos, a quienes considerábamos los más peligrosos porque creían que lo eran", recuerda Alliston en el testimonio recogido el 24 de noviembre en Catholic Sistas, que titula expresivamente como De la confusión cristiana a la claridad católica.

A gusto en el pentecostalismo
Tras su matrimonio, ella y Ken, marine, se trasladaron a Carolina del Norte, donde la iglesia que más les gustaba era de las Asambleas de Dios, una de las mayores organizaciones pentescostales: "La predicación era exaltada, los servicios largos y emotivos, y la música te llevaba desde las profundidades del llanto a las alturas de la danza. Era agotador y vigorizante".

Ken se fue involucrando más, se formó teológicamente y se convirtió en ministro de las Asambleas de Dios, pastor a tiempo parcial y predicador sustituto en sus dos últimos años en el Cuerpo. Tuvieron un niño, se trasladaron a Arkansas, y allí Ken empezó a trabajar en proyectos de rehabilitación de alcohólicos y drogadictos.

La enfermedad del pequeño que selló una etapa
Fue entonces cuando le diagnosticaron al pequeño fibrosis quística: "Comenzaron meses, incluso años, de infierno", sintentiza Allison. Y, sin embargo, fue el principio de su conversión.

¿Por qué? Las Asambleas de Dios se basan en las 16 Verdades Fundamentales, la duodécima de las cuales es: "La sanación divina es una parte integral del Evangelio. La liberación de la enfermedad fue provista en la expiación y es un privilegio de todos los creyentes“.

"Suena genial, ¿verdad?", dice Alliston: "Pero ¿cómo sonaba esta ´verdad´ en nuestra vida real. He aquí algunas de las cosas que nos decían, que incluso nos gritaban". Y recuerda: "No lo aceptes. La enfermedad viene de Satanás. Quédate ante el altar hablando en lenguas hasta que obtengas la sanación. Basta con que creas que está curado. Si tienes fe, sucederá. Así está prometido".

"La otra cara de la moneda de esta espiritualidad marchita", continúa, "es que, cuando una sanación no ocurre, es que algo funciona mal en quienes rezan... en nosotros. Nuestra fe. Nuestra vida de oración. Nuestra confianza en Dios. Nuestro culto a Dios. Teníamos un pecado oculto. No amábamos a Dios lo suficiente. No amábamos a los demás lo suficiente. No cantábamos o no hablábamos en lenguas lo suficiente. Si la sanación es ´un privilegio de los creyentes´... entonces es que no éramos verdaderos creyentes".

Apacible vida protestante... si no hubiesen buscado la Verdad
Regresaron a Carolina del Norte a una pequeña comunidad rural donde Ken hacía de pastor, pero fue "aún peor", pues "si obviamente Ken no tenía la fe y el amor a su hijo suficientes para que el niño sanase, entonces no le querían dirigiéndoles y rezando por ellos". Tuvieron un segundo hijo, volvieron a Arkansas, pero aunque Ken ya había cumplido los cinco años de ministerio que permitían su ordenación, prefirió dimitir.

Se alejaron de las Asambleas de Dios, volvieron a la primitiva denominación evangélica en la que habían contraído matrimonio, Ken empezó a trabajar en el ámbito de la salud mental y la educación de adultos, tuvieron un tercer hijo -una niña- y empezaron "una apacible vida de respetables protestantes".

Él empezó a profundizar en el estudio de la autoridad en la Iglesia, y ella en el de las posturas ante el aborto de las distintas denominaciones: "De alguna forma -fue, por supuesto, el Espíritu Santo-", recuerda Alliston, "ambos acabamos estudiando las posiciones de la Iglesia católica sobre nuestros respectivos ámbitos de estudio".

Irritación
Decidieron investigar la pretensión de la Iglesia católica de haber sido fundada por Jesucristo mismo. Compraron "montones de libros": "Nos levantábamos temprano para leer y nos pasábamos las noches leyendo. Nos interrumpíamos uno al otro, excitados e irritados, porque yo sólo tenía un año de estudio de la Biblia, pero Ken tenía dos licenciaturas en seminarios fundamentalistas y estaba furioso al ver que los primeros cuatrocientos años de historia de la Iglesia habían sido ampliamente ignorados, y que de San Agustín y Santo Tomás de Aquino apenas le habían enseñado más que un par de breves citas. Alguien mentía".

Se compraron el Catecismo de la Iglesia Católica, así como libros de George Weigel y otros de apologética: "Estabamos sorprendidos, incluso chocados".

"María como Nueva Arca de la Alianza, la comunión de los santos, la totalidad de las Escrituras, la Iglesia como fundamento de la verdad, y especialmente la Presencia Real... ¡mi brillante marido historiador y teólogo se enamoró!", exclama Alliston. Estudiaron las obras del Beato John Henry Newman, "que siguió la pista, siglo a siglo, de las verdades que los anticatólicos desdeñaban como creencias paganas procedentes de la corruptora influencia de Roma", comprobando que "se habían creído y practicado mucho antes de que el emperador Constantino legalizase el cristianismo, antes incluso de que se codificase el Nuevo Testamento".

"Ya somos católicos"
"Nos pusimos muy nerviosos", continúa la mujer de Ken: "Comprendimos que esto ya no era sólo un estudio interesante, sino una búsqueda de la Verdad. Empezamos a leer literatura anticatólica y manuales académicos para compensar, pero encontramos que cuando no confirmaban la historia de la Iglesia, la exponían descuidadamente o falsificaban sus enseñanzas".

"Una noche", concluye Alliston, "resoplé, eché la silla hacia atrás separándome del ordenador y le miré con ojos interrogantes: ´¡Dios mío, vamos a tener que hacernos católicos!´, le dije. ´Ya lo somos en nuestro corazón y en nuestra mente´, me contestó. Yo ya no estaba inquieta. Sólo pensaba en lo que íbamos a afrontar. Ken nunca volvería a predicar. Perderíamos la cómoda compañía de nuestra amable y pequeña iglesia. Tendríamos que explicar a los niños mayores, de 7 y 9 años, lo que habíamos aprendido y lo que teníamos que hacer. Nos trasladaríamos a un terreno eclesiástico con el que no estábamos familiarizados".

Y así lo hicieron: "Puesto que estábamos convencidos de que la Iglesia era el mecanismo de transmisión de la Verdad establecido por Nuestro Señor Jesucristo mismo, escribimos una carta a nuestro pastor y al consejo de la comunidad, dimitimos de nuestros cargos, informamos de nuestros planes y les agradecimos su amistad y compañerismo".

"Luego llamamos a la unica iglesia católica del pueblo y concertamos una cita": así, sin alharacas ni grandilocuencia, con el sello de la autenticidad, concluye el testimonio de Allison.