Una idea central...
Somos La Iglesia católica
Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.
Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.
Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.
Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.
Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.
Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.
Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.
Somos… La Iglesia católica.
Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.
Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).
Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.
Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.
Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...
Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.
Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.
Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.
Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.
Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.
Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.
Somos… La Iglesia católica.
Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.
Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).
Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.
Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.
Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...
Contenido del Blog
-
►
2013
(62)
- ► septiembre (6)
-
►
2011
(122)
- ► septiembre (11)
-
►
2010
(143)
- ► septiembre (16)
-
►
2009
(145)
- ► septiembre (12)
-
►
2007
(93)
- ► septiembre (9)
Riggio y Ratzinger
18 de Diciembre #2006
En honor a San Modesto (+ 634)
Sr.
Güido Riggio Pou
Columnista de Areito, Periódico Hoy
Vía correo electrónico
Ciudad,
Ref.: “Ratzinger y el ecumenismo bicornuto”
“La humanidad atraviesa por una dramática situación a causa del pecado. El hombre, creado bueno por Dios, al pecar ha quedado enemistado con ÉL, y dividido en sí mismo ha roto la solidaridad con el prójimo, destruido la armonía de la naturaleza. Ahí reconocemos nosotros el origen de los males individuales y colectivos que nos afligen: el alcohol y las drogas, la corrupción generalizada, la prostitución, la violencia, la miseria, las opresiones, las injusticias, la mentira institucionalizada, el abandono de los niños y ancianos, las campañas contra la vida, el aborto, la promiscuidad sexual, la instrumentalización de la mujer, la depredación del medio ambiente, en fin, todo cuanto caracteriza la cultura de la muerte.”
Distinguido Sr. Riggio Pou:
“Ecumenismo es un movimiento católico que convoca a la unidad del cristianismo alrededor de La Iglesia fundada por Cristo. Apologética es esa parte de la Teología católica que nos enseña a defender la fe del ataque de nuestros adversarios.”
Al saludarle cordialmente, he querido escribirle nueva vez en relación a su entrega dedicada al Santo Padre, Benedicto XVI, a criticar su deseo –como Vicario de Cristo- de que todos seamos uno a ejemplo de la Santísima Trinidad y la Sagrada Familia, nosotros que celebramos La Navidad.
“La incredulidad es el menosprecio de la verdad revelada, el rechazo voluntario de prestarle asentimiento. Se conoce como herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica; la duda pertinaz sobre la misma. Apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; y Cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice, de la comunión con los miembros de La Iglesia sometidos a él.”
Al principio se era judío o pagano. Luego del nacimiento de Jesús, en el portal de Belén, hubo un cambio significativo en todas las cosas: el Hijo de Dios se hizo hombre para habitar con nosotros. Y es a partir de este trascendental fenómeno que nosotros hemos de calcularlo todo, es decir, Cristo Jesús ha venido para poner de un lado a las ovejas y del otro a los lobos; los tercos, testarudos y obstinados, los hombres y mujeres de dura cerviz.
“Donde hay amor, ahí está Dios; y donde está Dios, hay unidad. La división no viene de Dios, sino del Diablo.”
Durante mil años, fueron poco notorios los problemas que confrontó La Iglesia para desarrollarse muy ampliamente en lo que era el mundo conocido hasta entonces. No es, sino en el año 1054 d.C., a mediados del siglo XI, cuando se produce el primer conflicto y sobreviene la penosa división, el Cisma: Iglesia de Cristo, SÍ; Papa, NO. Por mil años, La Iglesia reconoce al Santo Padre como su cabeza visible, sucesor de Simón-Pedro, el Obispo de Roma. Ahora ya no. Una Iglesia con Obispos, Sacerdotes, Diáconos, religiosos, Sacramentos, Concilios ecuménicos, devoción a la Virgen María y a los santos, SÍ; Papa, NO.
En 1517 d.C., a principios del siglo XVI, quinientos años después, tuvimos un problema con Martín Lutero, la reforma protestante: Cristo, SÍ; Iglesia de Cristo, NO. La división más increíble confrontada por el cristianismo en su historia, en perjuicio de toda la humanidad, dada la magnitud del escándalo. Iglesia visible de Cristo, la que hemos tenido desde el principio, Papa, Obispos, Sacerdotes, Diáconos, religiosos, Sacramentos, Concilios ecuménicos y devoción a la Virgen María y a los santos, NO (Luteranos, 1521; Calvinistas, 1532; Menonitas, 1536; Anglicanos, 1538; Presbiterianos, 1560; Bautistas, 1611; y Metodistas, 1784).
“Una cosa es respeto y tolerancia a una opinión, y otra muy distinta es llegarse a pensar que todo se resume a lo mismo. El respeto, la tolerancia y el amor no tienen límites en nuestro corazón, abarcando desde el no creyente hasta el peor asesino. Y aún así, esto no quiere decir que todo es lo mismo. Amor hacia todos, pero al mismo tiempo plena fidelidad a Cristo y al Evangelio, hasta la muerte.”
Los peregrinos llegaron procedentes de Europa a tierra firma (Norteamérica) a mediados del siglo XVII, estableciéndose principalmente en la costa norte, desde donde se esparcen por todo el continente. A partir del 1800 d.C., los protestantes como nosotros los conocemos hoy, “made in USA”, evolucionaron hasta disgregarse en muchísimos grupos seudo-religiosos cuyo propósito consistió en propagarse por el mundo con un afán proselitista incontenible, bien financiados por el imperio, vía ONG’s y algunas fundaciones filantrópicas –en su mayoría judías-. Estos son: Mormones (1830); Adventistas (1863); Testigos de Jehová (1874); y la línea pentecostal, a partir de 1906, en California.
Cada iglesia rechaza de plano a la anterior (de la cual han surgido), los acusan de apostasía, considerándose cada cual como la única y verdadera iglesia, debidamente restaurada, en franca oposición a las demás, mostrando una actitud abiertamente sectaria. La invasión experimentada en Ibero América durante los últimos cien años, como forma de irrumpir y fracturar la hegemonía de La Iglesia católica en la región, está a la vista de todos. En apenas diez kilómetros a la redonda, en el polígono central de esta ciudad de Santo Domingo, podemos contar sin temor a equivocarnos unas doscientas iglesias distintas. No tengo palabras para expresar lo que siento.
Dios, SÍ; Cristo y su Iglesia, NO. Jesús de Nazaret, conocido como el Cristo, dicen ellos es un hombre, no Dios; lo ven como un sabio, un profeta, incluso hasta como un “médium” entre Dios (“energía”) y los hombres.
La Nueva Era y el Nuevo Orden Mundial [ver Dominus Iesus y La Nueva Era]: religiosidad, SÍ; Dios, NO. Actualmente se difunde por doquier un neo-paganismo sincrético muy bien articulado, nunca antes visto en toda la historia de la humanidad. Un “mix” de cristianismo adulterado, antiguas religiones paganas, religiones orientales, gnosis, astrología, hechicería, psicología, esoterismo, brujería, ocultismo, satanismo, ecologismo, indigenismo y medicina alternativa. Una especie de supermercado religioso en el que cada cual prepara su brebaje como mejor le parezca, desechando lo que no gusta. No existe un solo Dios, Creador y Salvador. Todo el universo es un organismo viviente, una energía, y todo lo que forma parte de este universo es Dios, Panteísmo.
Satanismo – Dios, NO; el enemigo de Dios, SÍ. A lo largo de la historia siempre ha habido grupos selectos de personas e individuos que han rendido culto a Lucifer. La novedad actual consiste en que ahora el fenómeno se está volviendo muy popular, se le ha perdido el miedo.
Hoy día da lo mismo ser que sentirse bien, y desgraciadamente la moda es sentirse bien, punto. Se ha perdido el sentido de la fidelidad , y por eso se cambia de parecer tan fácilmente, de un credo a otro como si nada, en un afán de buscar nuevas maneras de sentirse bien, pues eso es lo que cuenta, prestamos atención a lo que dice cualquier charlatán, los “vicentes” de nuestro tiempo.
Nosotros estamos planeando un viaje al Pico Duarte para Navidad. ¿Qué sería más conveniente: prepararnos adecuadamente para la escalada, o intentar reducir el tamaño de la montaña? Pues de eso se trata, definir correctamente un plan de acción para nosotros poder algún día alcanzar la vida eterna.
No es La Iglesia católica, heredera de una tradición bi-milenaria, la que ha tenido –con sus dogmas y doctrinas- que resaltar ninguna diferencia con las demás religiones, incluso cristianas, sino que más bien han sido nuestros hermanos separados todos quienes, con una cantidad de ideas y doctrinas adulteradas y edulcoradas, han querido confundir a los católicos para atraerlos hacia sí, para distanciarlos de La Iglesia.
Los problemas que confronta el ecumenismo, yo que soy apologeta, es que los demás credos pretenden que los católicos cambien primero de parecer, para entonces sentarse a la mesa a discutir las diferencias, eso que sabemos es correcto desde hace siglos.
Jesús de Nazaret no pudo equivocarse, y nosotros tampoco, al confiar en las manos de Simón-Pedro La Barca de La Iglesia. Lo que sucede es que, dentro de esta confusión tan grande en que se debate la humanidad hoy, lo último que se han planteado los genios del falso ecumenismo es querer presentarnos a un Cristo confuso, dando paso al relativismo, al neopaganismo, al Nuevo Orden Mundial y la Nueva Era.
Es mucho lo que se ha escrito sobre el verdadero y el falso ecumenismo [ver Unitatis Redintegratio] que ciertos elementos pretenden instaurar. Observe que desde los primeros días de este nuevo tiempo Episcopal que vivimos, bajo la guía y tutela de S.S. Benedicto XVI, han pronosticado tal o cual cambio, meras especulaciones que “los soberanos invisibles” han querido promover como buenas y válidas, como si algún extraño poder ejercieran sobre La Iglesia de Cristo. ¡Bah! Todo seguirá igual hasta el final, tal como ha sido por los últimos doscientos, quinientos, mil años, desde el principio; columna y fundamento de La Verdad. Por más que lo han intentado, no han podido doblegar la voluntad de este santo varón, de por sí debilitado por los años y la fatiga, poniendo en entredicho la fuerza que solo le viene de lo Alto, ungido como un búfalo para soportarlo todo en el nombre de Jesús.
No existe oposición alguna entre ecumenismo y apologética, más bien se complementan. Con los que se encuentran dispuestos a dialogar, dialogamos; y con los que están dispuestos a discutir, defendemos nuestra postura con sólidos argumentos históricos y bíblicos, con nuestro propio testimonio de vida. Estamos siempre preparados para dar razón de nuestra fe.
Jesús de Nazaret es completamente distinto de los demás fundadores de iglesias y religiones, ÉL es el Hijo de Dios, y no podrá nunca ser reducido al nivel de Buda, Sócrates o Confucio. Jesús de Nazaret es el puente entre el Cielo y la tierra, la luz de la verdad que se nos ha aparecido. Es una realidad del todo distinta.
“¡No tengáis miedo de Cristo! ÉL no quita nada y lo da todo. Quién se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida.”
Quiero recomendarle un librillo que por alguna razón ha caído en mis manos: “las siete cabezas del terrorismo”, del Dr. Tirso Mejía Ricart. Digo yo que el hombre sabe lo que dice, pues ha descrito muy bien cómo se manejan estas cosas, del terrorismo, eso es. Pues haciendo eso también ha desvelado algunos misterios de la fe, de la iniquidad, del imperio de la muerte. Del 2002, por lo que presumo lo redactara en ocasión de las torres gemelas de Nueva York. No se lo pierda.
Deseándoles a todos en casa una feliz Navidad y un venturoso año nuevo, aprovecho para suscribirme a sus órdenes siempre.
Atentamente,
Mario R. Saviñón
Pd. “El cristianismo no es una filosofía complicada y envejecida con el pasar del tiempo; no es un amasijo inmenso de dogmas y preceptos. La fe cristiana consiste en ser tocados por Dios y ser sus testigos.”
En honor a San Modesto (+ 634)
Sr.
Güido Riggio Pou
Columnista de Areito, Periódico Hoy
Vía correo electrónico
Ciudad,
Ref.: “Ratzinger y el ecumenismo bicornuto”
“La humanidad atraviesa por una dramática situación a causa del pecado. El hombre, creado bueno por Dios, al pecar ha quedado enemistado con ÉL, y dividido en sí mismo ha roto la solidaridad con el prójimo, destruido la armonía de la naturaleza. Ahí reconocemos nosotros el origen de los males individuales y colectivos que nos afligen: el alcohol y las drogas, la corrupción generalizada, la prostitución, la violencia, la miseria, las opresiones, las injusticias, la mentira institucionalizada, el abandono de los niños y ancianos, las campañas contra la vida, el aborto, la promiscuidad sexual, la instrumentalización de la mujer, la depredación del medio ambiente, en fin, todo cuanto caracteriza la cultura de la muerte.”
Distinguido Sr. Riggio Pou:
“Ecumenismo es un movimiento católico que convoca a la unidad del cristianismo alrededor de La Iglesia fundada por Cristo. Apologética es esa parte de la Teología católica que nos enseña a defender la fe del ataque de nuestros adversarios.”
Al saludarle cordialmente, he querido escribirle nueva vez en relación a su entrega dedicada al Santo Padre, Benedicto XVI, a criticar su deseo –como Vicario de Cristo- de que todos seamos uno a ejemplo de la Santísima Trinidad y la Sagrada Familia, nosotros que celebramos La Navidad.
“La incredulidad es el menosprecio de la verdad revelada, el rechazo voluntario de prestarle asentimiento. Se conoce como herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica; la duda pertinaz sobre la misma. Apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; y Cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice, de la comunión con los miembros de La Iglesia sometidos a él.”
Al principio se era judío o pagano. Luego del nacimiento de Jesús, en el portal de Belén, hubo un cambio significativo en todas las cosas: el Hijo de Dios se hizo hombre para habitar con nosotros. Y es a partir de este trascendental fenómeno que nosotros hemos de calcularlo todo, es decir, Cristo Jesús ha venido para poner de un lado a las ovejas y del otro a los lobos; los tercos, testarudos y obstinados, los hombres y mujeres de dura cerviz.
“Donde hay amor, ahí está Dios; y donde está Dios, hay unidad. La división no viene de Dios, sino del Diablo.”
Durante mil años, fueron poco notorios los problemas que confrontó La Iglesia para desarrollarse muy ampliamente en lo que era el mundo conocido hasta entonces. No es, sino en el año 1054 d.C., a mediados del siglo XI, cuando se produce el primer conflicto y sobreviene la penosa división, el Cisma: Iglesia de Cristo, SÍ; Papa, NO. Por mil años, La Iglesia reconoce al Santo Padre como su cabeza visible, sucesor de Simón-Pedro, el Obispo de Roma. Ahora ya no. Una Iglesia con Obispos, Sacerdotes, Diáconos, religiosos, Sacramentos, Concilios ecuménicos, devoción a la Virgen María y a los santos, SÍ; Papa, NO.
En 1517 d.C., a principios del siglo XVI, quinientos años después, tuvimos un problema con Martín Lutero, la reforma protestante: Cristo, SÍ; Iglesia de Cristo, NO. La división más increíble confrontada por el cristianismo en su historia, en perjuicio de toda la humanidad, dada la magnitud del escándalo. Iglesia visible de Cristo, la que hemos tenido desde el principio, Papa, Obispos, Sacerdotes, Diáconos, religiosos, Sacramentos, Concilios ecuménicos y devoción a la Virgen María y a los santos, NO (Luteranos, 1521; Calvinistas, 1532; Menonitas, 1536; Anglicanos, 1538; Presbiterianos, 1560; Bautistas, 1611; y Metodistas, 1784).
“Una cosa es respeto y tolerancia a una opinión, y otra muy distinta es llegarse a pensar que todo se resume a lo mismo. El respeto, la tolerancia y el amor no tienen límites en nuestro corazón, abarcando desde el no creyente hasta el peor asesino. Y aún así, esto no quiere decir que todo es lo mismo. Amor hacia todos, pero al mismo tiempo plena fidelidad a Cristo y al Evangelio, hasta la muerte.”
Los peregrinos llegaron procedentes de Europa a tierra firma (Norteamérica) a mediados del siglo XVII, estableciéndose principalmente en la costa norte, desde donde se esparcen por todo el continente. A partir del 1800 d.C., los protestantes como nosotros los conocemos hoy, “made in USA”, evolucionaron hasta disgregarse en muchísimos grupos seudo-religiosos cuyo propósito consistió en propagarse por el mundo con un afán proselitista incontenible, bien financiados por el imperio, vía ONG’s y algunas fundaciones filantrópicas –en su mayoría judías-. Estos son: Mormones (1830); Adventistas (1863); Testigos de Jehová (1874); y la línea pentecostal, a partir de 1906, en California.
Cada iglesia rechaza de plano a la anterior (de la cual han surgido), los acusan de apostasía, considerándose cada cual como la única y verdadera iglesia, debidamente restaurada, en franca oposición a las demás, mostrando una actitud abiertamente sectaria. La invasión experimentada en Ibero América durante los últimos cien años, como forma de irrumpir y fracturar la hegemonía de La Iglesia católica en la región, está a la vista de todos. En apenas diez kilómetros a la redonda, en el polígono central de esta ciudad de Santo Domingo, podemos contar sin temor a equivocarnos unas doscientas iglesias distintas. No tengo palabras para expresar lo que siento.
Dios, SÍ; Cristo y su Iglesia, NO. Jesús de Nazaret, conocido como el Cristo, dicen ellos es un hombre, no Dios; lo ven como un sabio, un profeta, incluso hasta como un “médium” entre Dios (“energía”) y los hombres.
La Nueva Era y el Nuevo Orden Mundial [ver Dominus Iesus y La Nueva Era]: religiosidad, SÍ; Dios, NO. Actualmente se difunde por doquier un neo-paganismo sincrético muy bien articulado, nunca antes visto en toda la historia de la humanidad. Un “mix” de cristianismo adulterado, antiguas religiones paganas, religiones orientales, gnosis, astrología, hechicería, psicología, esoterismo, brujería, ocultismo, satanismo, ecologismo, indigenismo y medicina alternativa. Una especie de supermercado religioso en el que cada cual prepara su brebaje como mejor le parezca, desechando lo que no gusta. No existe un solo Dios, Creador y Salvador. Todo el universo es un organismo viviente, una energía, y todo lo que forma parte de este universo es Dios, Panteísmo.
Satanismo – Dios, NO; el enemigo de Dios, SÍ. A lo largo de la historia siempre ha habido grupos selectos de personas e individuos que han rendido culto a Lucifer. La novedad actual consiste en que ahora el fenómeno se está volviendo muy popular, se le ha perdido el miedo.
Hoy día da lo mismo ser que sentirse bien, y desgraciadamente la moda es sentirse bien, punto. Se ha perdido el sentido de la fidelidad , y por eso se cambia de parecer tan fácilmente, de un credo a otro como si nada, en un afán de buscar nuevas maneras de sentirse bien, pues eso es lo que cuenta, prestamos atención a lo que dice cualquier charlatán, los “vicentes” de nuestro tiempo.
Nosotros estamos planeando un viaje al Pico Duarte para Navidad. ¿Qué sería más conveniente: prepararnos adecuadamente para la escalada, o intentar reducir el tamaño de la montaña? Pues de eso se trata, definir correctamente un plan de acción para nosotros poder algún día alcanzar la vida eterna.
No es La Iglesia católica, heredera de una tradición bi-milenaria, la que ha tenido –con sus dogmas y doctrinas- que resaltar ninguna diferencia con las demás religiones, incluso cristianas, sino que más bien han sido nuestros hermanos separados todos quienes, con una cantidad de ideas y doctrinas adulteradas y edulcoradas, han querido confundir a los católicos para atraerlos hacia sí, para distanciarlos de La Iglesia.
Los problemas que confronta el ecumenismo, yo que soy apologeta, es que los demás credos pretenden que los católicos cambien primero de parecer, para entonces sentarse a la mesa a discutir las diferencias, eso que sabemos es correcto desde hace siglos.
Jesús de Nazaret no pudo equivocarse, y nosotros tampoco, al confiar en las manos de Simón-Pedro La Barca de La Iglesia. Lo que sucede es que, dentro de esta confusión tan grande en que se debate la humanidad hoy, lo último que se han planteado los genios del falso ecumenismo es querer presentarnos a un Cristo confuso, dando paso al relativismo, al neopaganismo, al Nuevo Orden Mundial y la Nueva Era.
Es mucho lo que se ha escrito sobre el verdadero y el falso ecumenismo [ver Unitatis Redintegratio] que ciertos elementos pretenden instaurar. Observe que desde los primeros días de este nuevo tiempo Episcopal que vivimos, bajo la guía y tutela de S.S. Benedicto XVI, han pronosticado tal o cual cambio, meras especulaciones que “los soberanos invisibles” han querido promover como buenas y válidas, como si algún extraño poder ejercieran sobre La Iglesia de Cristo. ¡Bah! Todo seguirá igual hasta el final, tal como ha sido por los últimos doscientos, quinientos, mil años, desde el principio; columna y fundamento de La Verdad. Por más que lo han intentado, no han podido doblegar la voluntad de este santo varón, de por sí debilitado por los años y la fatiga, poniendo en entredicho la fuerza que solo le viene de lo Alto, ungido como un búfalo para soportarlo todo en el nombre de Jesús.
No existe oposición alguna entre ecumenismo y apologética, más bien se complementan. Con los que se encuentran dispuestos a dialogar, dialogamos; y con los que están dispuestos a discutir, defendemos nuestra postura con sólidos argumentos históricos y bíblicos, con nuestro propio testimonio de vida. Estamos siempre preparados para dar razón de nuestra fe.
Jesús de Nazaret es completamente distinto de los demás fundadores de iglesias y religiones, ÉL es el Hijo de Dios, y no podrá nunca ser reducido al nivel de Buda, Sócrates o Confucio. Jesús de Nazaret es el puente entre el Cielo y la tierra, la luz de la verdad que se nos ha aparecido. Es una realidad del todo distinta.
“¡No tengáis miedo de Cristo! ÉL no quita nada y lo da todo. Quién se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida.”
Quiero recomendarle un librillo que por alguna razón ha caído en mis manos: “las siete cabezas del terrorismo”, del Dr. Tirso Mejía Ricart. Digo yo que el hombre sabe lo que dice, pues ha descrito muy bien cómo se manejan estas cosas, del terrorismo, eso es. Pues haciendo eso también ha desvelado algunos misterios de la fe, de la iniquidad, del imperio de la muerte. Del 2002, por lo que presumo lo redactara en ocasión de las torres gemelas de Nueva York. No se lo pierda.
Deseándoles a todos en casa una feliz Navidad y un venturoso año nuevo, aprovecho para suscribirme a sus órdenes siempre.
Atentamente,
Mario R. Saviñón
Pd. “El cristianismo no es una filosofía complicada y envejecida con el pasar del tiempo; no es un amasijo inmenso de dogmas y preceptos. La fe cristiana consiste en ser tocados por Dios y ser sus testigos.”