31 de Agosto #2013
En honor a San Ramón Nonato, Cardenal (+ 1240)
Sr.
Adriano Miguel Tejada
Director Diario Libre
Via correo electrónico
Ciudad
Ref.: Necesitamos santos
“La guerra del cristiano es incesante, porque en la vida interior se da un perpetuo comenzar y recomenzar, que impide que, con soberbia, nos imaginemos ya perfectos. Es inevitable que haya muchas dificultades en nuestro camino; si no encontrásemos obstáculos, no seríamos criaturas de carne y hueso.”
Distinguido Sr. Tejada, buenas tardes.
“No nos extrañe que seamos derrotados con relativa frecuencia, de ordinario y aun siempre en materias de poca importancia, que nos punzan como si tuvieran mucha. Si hay amor a Dios, si hay humildad, si hay perseverancia y tenacidad en nuestra milicia, esas derrotas no adquirirán demasiada importancia.”
Al saludarle cordialmente, le escribo en razón de su editorial de hoy, el cual me ha parecido muy interesante.
Precisamente estamos nosotros, nueve varones y un Sacerdote, de retiro en Jarabacoa este fin de semana, orando y meditando sobre estos temas que tanto nos interesan: la santidad en la vida ordinaria del común de los mortales.
Como si fuese una casualidad, que no lo es, el Santo Padre ha venido hablando sobre esto desde hace ya un tiempo, mucho antes incluso de ser Papa. Sus escritos, que hay que revisarlos todos, insisten machaconamente en la necesidad que tenemos los hombres de cambiar respecto a muchas cosas, radicalmente, porque sino pronto acabarán con si mismos, ni hablar de su vecino.
Observe, con mis respuestas, que esto no es asunto de marcianos, lunáticos o seres extraterrestres algunos. El Santo Padre ha hablado de la necesidad de santidad en nosotros mismos, usted, yo y los demás.
Necesitamos santos sin velo, sin sotana: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos de jeans y zapatillas: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos que vayan al cine, escuchen música y paseen con sus amigos: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos que coloquen a Dios en primer lugar, y que sobresalgan en la Universidad: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos que busquen tiempo cada día para rezar, y que sepan enamorar en la pureza y castidad, o que consagren su castidad: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos modernos, santos del siglo XXI, con una espiritualidad insertada en nuestro tiempo: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos comprometidos con los pobres y los necesarios cambios sociales: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos que vivan en el mundo, se santifiquen en el mundo y que no tengan miedo de vivir en el mundo: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos que tomen Coca Cola y coman hot-dogs, que sean internautas, que escuchen iPod: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos que amen la Eucaristía, y no tengan vergüenza de tomar una cerveza o comer pizza el fin de semana con los amigos: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos a los que les guste el cine, el teatro, la música, la danza, el deporte: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos sociables, abiertos, normales, amigos, alegres, compañeros: usted y yo los primeros.
Necesitamos santos que estén en el mundo, y que sepan saborear las cosas puras y buenas del mundo, pero sin ser mundanos: usted y yo los primeros.
Así será si nos lo proponemos, hoy, mañana y todos los días mientras vida tengamos.
Usted ve, la santidad es algo sencillo y al mismo tiempo complicado, dada la naturaleza humana herida por el pecado. Una vez nos apartamos del pecado mas cerca estaremos de Dios, y estando mas cerca de Dios nos asemejamos a EL y somos santos.
El mejor ejemplo de todos es Jesús de Nazaret, nuestro Señor. Seamos como él y seremos santos.
Eso aprendimos nosotros este fin de semana: nada que hagamos será suficiente para agradecer el sacrificio de Cristo Jesús por nosotros en La Cruz, para hacer posible nuestra entrada al Cielo y la vida eterna.
Nada que usted y yo hagamos podrá compensar ese gesto de amigo que tuvo Jesús de Nazaret al ofrendar su vida por nosotros; Dios Padre de entregar a su único hijo por nuestra salvación.
Yo, que tengo un hijo, le puedo decir que lo he pensado, y no me atrevería jamás a entregarlo por nadie. Imagine usted tremendo sacrificio.
El Papa Francisco nos esta llamando la atención, a usted, a mi y a todo hombre de buena voluntad, para que cambiemos de forma de pensar y de sentir; eso que se conoce como conversión, y en la medida en que cambiemos mas y mas en torno a la imagen de Jesús de Nazaret, en esa misma medida seremos santos, y nuestro mundo cambiara.
Eso es lo que quiere el Santo Padre.
“La conversión es cosa de un instante; la santificación es tarea para toda la vida.”
“La santidad de Dios identifica su separación de todo lo malo. Los seres humanos somos santos cuando nos apartamos del pecado y vivimos según la voluntad de Dios.”
Tenga usted un feliz fin de semana.
Con atentos saludos,
Mario R. Saviñón