Por Luis García Dubus
En el evangelio de hoy aparece esta frase: “Afánense, no por el alimento que se acaba, sino por otro alimento que dura, y con el cual uno tiene una vida sin término” (Juan 6, 27)
Me llama la atención la palabra “afánense”, porque en realidad vivimos afanados, pero ¿afanados por conseguir qué...? ¿Dinero? ¿Prestigio? ¿Honores? ¿Posiciones de mando…? Pero… ¿eso es todo…? Dígame sinceramente: ¿Hay algo de eso que uno se lleve…?
El dinero que usted necesite para vivir decentemente y educar a sus hijos está muy bien, naturalmente. Pero afanarse por ganar dinero en exceso y hacerse dependiente de lujos y gastos superfluos es algo que no da sentido a ninguna vida humana.
LAS COSAS MATERIALES LLENAN LOS SENTIDOS,
PERO NO DAN SENTIDO A LA VIDA.
Tiene que haber algo que dirija nuestra vida y dé sentido a todos nuestros afanes. Tiene que haber algo de más valor, algo que perdure, ¿no le parece?
Cuando el Señor dijo a la gente que se afanaran por conseguir una vida sin término, ellos dedujeron que algo tendrían que hacer para eso, y le preguntaron:
“¿Qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?”.
Y la respuesta del Señor les sorprendió:
“La obra que Dios quiere es ésta: que tengan fe en su enviado”. ¡Eso es todo! ¡Creerle a El…!
Esta misma idea aparece, todavía con más claridad, en Juan 11, 25-26:
“El que tiene fe en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que está vivo y tiene fe en mí, no morirá nunca”.
Así es que por eso es que le digo, que estoy trabajando para no morir nunca: estoy trabajando en aumentar mi fe en el Señor. Ya El venció la muerte. Si yo me adhiero a El, no moriré nunca.
LA PREGUNTA DE HOY
¿QUÉ SIGNIFICA TENER FE EN JESUCRISTO?
Significa tener la misma disposición de El en su obediencia radical y sin límites al Padre.
Cuando uno es un niño, su salud mental está apoyada en que lo quiera, lo celebren y lo complazcan.
Al igual que su salud mental también su fe está basada, principalmente en lo que SIENTE en su corazón cuando va a la iglesia, cuando ve lindas imágenes de santos, y cuando Dios oye sus cándidas peticiones.
Es decir que su fe esta íntimamente ligada a lo que SIENTE.
A un adulto no le corresponderá ni le servirá este tipo de fe infantil.
Tanto Santa Teresita de Lisieux como la Beata Teresa de Calcuta vivieron los últimos años de su vida sin sentir a Dios en absoluto. Pero su fe era ya adulta, y no dependía de sensaciones, sino de una “determinada determinación” - como expresó Sta. Teresa de Avila - de entregar su voluntad a Dios como Jesús, en una actitud de silencio y de obediencia, dejando que su vida la conduzca el Espíritu Santo desde su interior.
Fe es decir “hágase tu voluntad”, aunque uno “sienta” deseos de hacer quizás, todo lo contrario.
Esta fe si que es, verdaderamente, un exquisito DON DE DIOS que produce VIDA SIN TÉRMINO.