Mentalidad farisaica

Por Mons. Ramón Benito De La Rosa Y Carpio

Llamamos mentalidad farisaica a aquella en la que un ser humano cualquiera, hombre o mujer, se siente decir una cosa y practica otra. El fariseo, tal como es definido en el evangelio y pasa así como un modelo a lo largo de los siglos, es el hipócrita. El hipócrita es la persona más difícil que se puede encontrar en la vida porque nunca se puede esperar un cambio en él.

Cuando nosotros repasamos el evangelio, el grupo humano con el que Jesús fue muy duro fue únicamente con los fariseos, con los hipócritas. Aquellos que se reconocían pecadores, que aceptaban sus faltas, como las prostitutas o los cobradores de impuestos injustos o cualquier otro grupo humano, Jesús los comprendía; esperaba el cambio, sabía que no podía aceptar esa conducta ni esa práctica, pero eran hombres y mujeres que aceptaban sus fallos.

El fariseo, en cambio, quería ser tildado de bueno, igual que el corrupto, que no quiere que se le llame corrupto, sino que se le llame honrado. Es un hipócrita, difícilmente cambia. Mentalidad farisaica es aquella que quiere que se le aplauda lo que hace pero piensa, dice y siente lo contrario.