Por Maruchi de Elmúdesi
“La adolescencia es uno de los momentos más importantes de la existencia, porque es de los más decisivos, en los que cada uno se ubica ante la existencia, en la encrucijada de los caminos que conducen a dos posibles salidas: la felicidad o la desdicha.
En el futuro, los adolescentes recogerán lo que siembran actualmente, porque ni la felicidad ni la desgracia son simples accidentes de camino. Surgen al final de un viaje, que se realiza por las rutas elegidas dirigiendo la libertad en uno u otro sentido. La adolescencia es el momento del nacimiento y desarrollo de la libertad.
Durante la vida aprendemos rápidamente que hay elecciones que son irrevocables, caminos que no permiten el regreso, opciones a las que no podemos resistirnos.
En estas decisiones ponemos en juego toda nuestra existencia. Y sucede que cada persona solamente dispone de una UNICA EXISTENCIA. Perder esta vida es perderlo todo. De ahí que sea necesario ESCOGER con el mayor cuidado LA ORIENTACION a seguir cuando se comienza a salir de la fácil infancia para ingresar por los caminos de la difícil madurez. El adulto de mañana será aquel que preparó el adolescente de hoy. De tal manera que de la UTILIZACION DE LA LIBERTAD PRESENTE nacerá un proyecto de vida que los conducirá a la felicidad o a la desdicha.
El adolescente que no comprenda esto, no comprende nada de sí. Nunca jamás se RECOMIENZA una adolescencia. Cuando se trata de sexualidad y adolescencia es importante ubicarse en este contexto. Porque la existencia alcanza la felicidad cuando se desarrolla en el AMOR. Hablar de amor es hablar de vida. Pero hablar de amor no es darle al hombre configuración angelical. Forma parte de la esencia del hombre el ser cuerpo y alma, ser cuerpo al mismo tiempo que alma y alma al mismo tiempo que cuerpo. De allí que la sexualidad sea tan importante. Es el punto de encuentro del cuerpo y del alma, del instinto y la libertad, del amor por el otro y del amor por sí mismo. Es lo que constituye la CLAVE DEL EQUILIBRIO.
Conforme a la manera como viva su dinámica sexual, el adolescente caminará hacía el equilibrio, sobre el cual se construirá su espléndido edificio, o hacía el comportamiento que, por ser incontrolable, demolerá todos los cimientos del amor, el cual no puede vivirse sino en la más profunda libertad interior.
¡Ojalá que en Uds. adolescentes, el amor sea más fuerte que el placer!
Si es así, descubrirá que cuando el placer está dominado por el amor, se transforma en una gran alegría. Y a esa alegría la llamarán FELICIDAD. En estos años de vida es cuando se preparan la alegría y la felicidad haciendo de su sexualidad una fuerza que estará al servicio del amor y la alegría y no simplemente del placer”. (Tomado de Charbonneau)
Es por eso, que no se puede tomar la educación de la sexualidad tan a la ligera. Y estamos viendo que se está aprovechando de nuevo el tema del aumento del embarazo en la adolescente, para insistir en la repartición de preservativos en las escuelas, porque esa es la única “educación sexual” que se considera positiva. Se sigue criticando a la Iglesia Católica de tener el freno puesto y eso es una falacia. Pues fue esa misma Iglesia, la que en el año 1962 dio inicio al Instituto de Educación Sexual (INES) en APEC, con la colaboración de Obispos, médicos, psicólogos, psiquiatras católicos, que veían la necesidad de que nuestro pueblo recibiera una correcta educación sexual, que considerara a la persona humana en su dignidad de Hijos de Dios y Semejantes a El.
La educación de un pueblo debe de ser una prioridad no solamente del gobierno de turno, sino de toda persona de buena voluntad y con deseos de ayudar a su país a mejorar su calidad de vida. Pero la educación cuesta. Educar no es fácil y más difícil cuando se educa con el ejemplo, que es el que arrastra. Pero no todo el mundo sabe educar ni enseñar. Y para nadie es un secreto que nuestro sistema educativo no es de los mejores del planeta. El Beato Juan Pablo II decía a los jóvenes: “No basta simplemente ser informado en conocimientos, lo que falta es aprender a ser persona.”
No es repartiendo preservativos en las escuelas que vamos a educar la sexualidad de nuestros jóvenes. El que facilita un material es para que se use. Y los jóvenes no están en posición de ejercer el papel de padres cuando aún no han dejado de ser niños. Con eso no se juega. Cuando somos permisivos con nuestra juventud, incitándoles a través de la T.V., revistas, películas, a fornicar (unión carnal fuera del matrimonio), porque la sociedad ha podido más que nosotros, (parece que hemos construido nuestra casa con arena) les estamos sugiriendo que vivan de espalda al sexto mandamiento. Y la educación que les estamos ofreciendo a los jóvenes de hoy está muy lejos de ser una verdadera educación cristiana. Y una sociedad viciada y corrompida no tiene base moral para enseñarnos nada. ¡Que el Buen Pastor del Salmo de hoy, nos proteja y nos guíe en estos tiempos de debilidad hacia el falso concepto de lo que llaman educación sexual! Amén.