Una idea central...
Somos La Iglesia católica
Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.
Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.
Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.
Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.
Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.
Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.
Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.
Somos… La Iglesia católica.
Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.
Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).
Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.
Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.
Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...
Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.
Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.
Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.
Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.
Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.
Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.
Somos… La Iglesia católica.
Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.
Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).
Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.
Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.
Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...
Contenido del Blog
-
►
2013
(62)
- ► septiembre (6)
-
►
2012
(80)
- ► septiembre (7)
-
▼
2011
(122)
- ► septiembre (11)
-
▼
junio
(12)
- Discapacidad moral
- Treinta años de SIDA
- New Age... a no confundir
- Pretexto de lucha contra el SIDA
- El poder creciente de las redes sociales
- Unity en Dominicana
- Amar al mundo actual para mejorarlo
- Mahoma y el Islam
- Los jóvenes responden
- Las sectas y las pseudociencias
- Escuchar a Dios
- El desafío de las sectas
-
►
2010
(143)
- ► septiembre (16)
-
►
2009
(145)
- ► septiembre (12)
-
►
2007
(93)
- ► septiembre (9)
El desafío de las sectas
22 de Mayo #2007
En honor a Antonio de Montesino (+ 1540)
Sr.
Álvaro Vargas Llosa
Columnista de Protestante Digital
Vía correo electrónico
Ref.: “El desafío de las sectas”
“Es inminente que hagamos un contacto directo con la raíz más profunda de nuestra vida cristiana, es algo de suma importancia. Somos cristianos del siglo XXI, pero la raíz de nuestro cristianismo se hunde en la historia de La Iglesia hasta llegar a Cristo, hace dos mil años.”
Distinguido Sr. Vargas Llosa:
“Si tu hermano peca contra ti, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo. Si peca siete veces al día, y otras siete veces viene a decirte: ‘me arrepiento’, perdónalo.” [Instrucciones de Jesús de Nazaret contenidas en el Evangelio según San Lucas (XVII, 3-4), fundador del Cristianismo]
Al saludarle cordialmente, he querido escribirle a fin de comentar algunas cosas –desde una perspectiva católica- sobre el artículo de referencia, el cual me fuera enviado ayer tarde por un hermano bautista internacional residente en Santo Domingo. He visto en la Web este escrito publicado por todos lados, como por arte de magia. ¡Qué dicha la suya poder difundir la noticia!
Inicio esta misiva con una sencilla pregunta: ¿Martín Lutero y compartes, los reformadores, asumieron una actitud piadosa frente al pecado de sus hermanos cristianos católicos del siglo XVI, tal como indica Jesús más arriba, o bien adoptaron una postura soberbia, un tanto agresiva de abandonar La Barca de Pedro (cf. 1 Jn. II, 19), luego de mil quinientos (1’500) años de navegación?
Bastante claro lo esbozarían –algún tiempo después- “los soberanos invisibles” en diversos documentos de dominio público: La Iglesia católica se opone a los planes del imperio de la muerte y el misterio de la iniquidad, y hemos de debilitarla por todos los medios a nuestro alcance. Como no podemos contra ELLA, pues Cristo mismo ha prometido defenderla hasta el final, vamos a manipular a los fieles utilizando maestros especializados en falsa doctrina, los medios de comunicación; lograr confundirlos hasta más no poder.
Lo que sucede en Brasil –como en el resto del continente- representa un escándalo de magnitudes inconfesables, lo he dicho tantas veces antes. La gran pena que siento es que apenas unos cuantos aceptan tan grávida realidad respecto a la única fe que ha de salvarnos.
Cuando esté de paseo por Santo Domingo, no deje de visitar la sucursal que han montado los brasileños en un viejo cine de la Av. Duarte, la transnacional del ocultismo “Pare de sufrir”, de corte protestante pentecostal sectaria.
Con el dinero que han invertido distintas fundaciones filantrópicas norteamericanas (ONG’s), miles de millones de US$, las estrategias proselitistas de punta puestas en marcha para promover el asunto, poco han logrado durante este tiempo, es decir, los últimos cincuenta años.
Para darle una sola pista de un caso que domino bastante bien, el dominicano, a finales de la dictadura de Trujillo (1955) el noventa y nueve por ciento (99%) de los dominicanos éramos todos bautizados y fieles católicos. Uno que otro protestante deambulaba por ahí, siendo perseguidos por el SIM (servicio de inteligencia militar), por considerarlos como infiltrados del imperio en momentos muy turbulentos para nuestra nación.
Del “protestantismo histórico” hemos pasado al sectarismo, no hay duda alguna. Es decir, de tres o cuatro organizaciones protestantes primarias a una miríada de grupúsculos seudo-religiosos, actuando cada cual de forma independiente, interpretando La Palabra de Dios a su antojo, divididos unos de otros, unidos con la única finalidad que captar adeptos de entre las filas de los católicos “light”, que se dejan engatusar con un par de versículos mal traducidos y entresacados a conveniencia, con el propósito de disgustar, ofender, irritar, mentir al fiel para indisponerlo contra su Iglesia.
Anexo le incluyo un artículo de lo más interesante, “150 razones para ser católico”, suficiente para contestar cualquier duda e inquietud que exista sobre tan importante materia. Hay un libro de Greg Oatis, "catholic doctrine in the scriptures", que todo protestante honesto debería leer. Es injusto que por ignorantes se tornen en peligrosos detractores de una Iglesia que no conocen.
Del “protestantismo histórico europeo”, es decir, luteranos, calvinistas, anglicanos y anabaptistas, queda apenas un resto en occidente. Y en oriente, donde han quedado rezagados a causa del secularismo y el relativismo imperante, han llegado a acuerdos con La Iglesia católica respecto a aspectos fundamentales de la fe, y de eso nadie habla, no este desorden que se desea promover, que a nadie da ningún resultado más que la enorme confusión que se vive pasando de secta en secta.
Usted no imagina el daño espiritual y psicológico que significa todo ello para el adepto, yo que he tenido alguna experiencia con los más fundamentalistas de todos.
Sobre Guatemala, mejor dicho, Guatepeor, este fin de semana hemos estado escuchando a Salvador Gómez Yánez hablarnos sobre el milagro que significa conservar intacta nuestra fe católica y apostólica. Dos gobierno protestantes ha tenido Guatemala, los más corruptos en toda su historia, que sirvieron mayormente para dar paso a una cantidad enorme de sectas y nuevos movimientos religiosos en el país, causando el desastre que se vive allí en términos religiosos, ciertamente increíble. Y desde Guatemala salen estos a establecer sucursales en toda la región, países como el nuestro, despistando al desvalido con el hecho de que ya no vienen desde los Estados Unidos sino de Centroamérica.
Una vez más denuncio responsablemente que este término “evangélico” sea utilizado como “genérico” para disfrazar las distintas denominaciones protestantes que lo utilizan, llegando hoy al extremo de que ya no se hace necesario denominar las nuevas iglesias protestantes de ninguna forma, sino más bien utilizar un bonito y atrayente nombre comercial para la organización, espiritual no religiosa, que sirva para atraer las personas hacia ella. En nuestro Escudo Nacional, el único del mundo, se haya colocada una Biblia, que dicen los que saben que se encuentra abierta en el Evangelio según San Juan (VIII, 31-32), donde dice lo siguiente: «Si os mantenéis fieles a mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Eso es ser evangélico.
El neo-protestantismo lo han convertido en un sabroso caldo de cultivo para la Nueva Era y el ocultismo pagano, milagreros oportunistas y vendedores de ilusión que pululan por doquier engañando al incauto, a los pequeños en la fe.
No se si conoce del fenómeno predicador norteamericano Benny Hinn, de T. D. Jakes o de José Luis de Jesús Miranda, un puertorriqueño que se ha autodenominado el anti-cristo, feliz propietario de la secta “creciendo en gracia”, con sede en Miami, Florida.
Fíjese, Don Álvaro, Dios le libre de caer en manos de uno de estos tíos. Yo que conozco algo se lo difícil que es salir del embrollo luego de haber estado metido por algún tiempo. El daño es tal que solo un milagro los arregla. Ni con las mismas verdades reveladas en el Evangelio se logra hacer a esta gente entender lo que Cristo ha querido decirnos. Son expertos en la sugestión y el convencimiento de los más débiles, los pensadores “únicos”.
En el Evangelio no hay espacio para maniobras o la especulación.
¿Quién ha financiado la instalación de todas estas sectas en la región? Esta es una magnífica pregunta que los periodistas honestos no se hacen o hacen a nadie; como sucede con otras cosas que inexplicablemente acontecen y pocos las notan.
Sobre la teología de la liberación, le cuento que como en muchas otras cosas, La Iglesia demora cierto tiempo en tomar las acciones de lugar y corregir el entuerto. Hay un pasaje en Libro de los Hechos (Hc. 5, 34-42), la historia de los amigos de Teudas, que explica perfectamente la paciente actitud de La Iglesia.
Sobre “la satanización del Vaticano”, recuerde que Italia es hoy neo-pagana, antigua sede del imperio, razón por la cual el Espíritu Santo dispuso que estuviese allí la Sede de La Iglesia, la Cátedra de Simón-Pedro, primer pontífice de la Iglesia de Cristo. En este sentido le transcribo una síntesis de un texto del libro de consulta que utilizo, del Padre Tomás Spidlik:
“La misión que hemos recibido nosotros de Cristo consiste en llevar a cabo obras todavía mayores que las que ÉL hizo (cf. Jn. XIV, 12). Esto significa que confrontaremos violenta oposición… La edificación del Reino de Dios no ha sido cosa fácil, porque el Demonio y sus secuaces aborrecen por completo la obra de Dios. El Diablo y sus agentes luchan contra todo lo que dé gloria al Señor. Todo aquel que alguna vez ha tratado de proclamar las verdades de Dios ha experimentado esta terrible oposición en carne propia. Las tinieblas detestan la luz (cf. Jn. III, 19-21), y por eso generalmente encontramos serias dificultades para hablar del Evangelio con familiares y amigos, incluso con miembros de la propia Iglesia. Pero es en medio de las dificultades que se demuestra el poder del nombre de Jesús… Debemos encontrar a Jesús en este mundo en que vivimos, con sus tentaciones y seducciones, un relativismo de toda índole, desde la negación total de Dios hasta el ocultamiento de la fe por temor al que dirán… Debemos orar constantemente por nuestra Iglesia y sus pastores, para que nos guarden en la doctrina verdadera; debemos estar consagrados en la verdad para ser realmente de Jesús, y no del mundo, pues le fuimos dados a ÉL por el Padre, y ÉL nos adquirió con su preciosa sangre.”
Debido a la espiral de desorden generalizado imperante, por intuición providencial, hemos de desarrollar una especie de anticuerpo que nos proteja en esta lucha contra enfermedades epidémicas de todo género que corroen la humanidad en casi su totalidad. El anticuerpo es precisamente La Iglesia católica, herencia de Cristo y de los Apóstoles; su programa radical de santidad evangélica, plantando valientemente la semilla de la sensatez y la cordura en medio de un mundo que vive contiuamente de un caos al otro.
Un editorial reciente, publicado en un matutino local, hemos palpado la preocupación de su Director en el sentido de las ingerencias transnacionales sobre la soberanía nacional, específicamente afectando a quiénes nos gobiernan. Y no es para menos, pues nos hemos endeudado hasta la tambora con todos los bancos del mundo; los fondos tomados a préstamo se han despilfarrado, y tenemos hoy que el agente de esos mismos bancos nos somete a planes rigurosos de recuperación que abruman a los empobrecidos de nuestro pueblo, la mayoría.
Dijo una vez –hace un tiempo- el Barón de Rothschild, refiriéndose a este tema en particular: “dame el control de su moneda, no importa quiénes sean sus gobernantes”.
Hagamos un “stop” en este día, para revisar quién está dirigiendo nuestros pasos: Dios o el Diablo.
Sobre el tema de los pastores asalariados y los falsos maestros que abundan por doquier, favor revisar los siguientes textos:
Dt. XIII, 1-3 (visionarios y augures); Mt. VII, 15-16 (lobos disfrazados); Mt. XV, 9 (preceptos de hombres); Rom. XVI, 17 (disensiones y conflictos); Ga. I, 6-8 (otro evangelio); 1 Tim. IV, 1 (renegados de la fe); Tit. I, 16 (su forma de actuar); 2 Pe. II, 1 (novedades perniciosas); 1 Jn. IV, 1-2 (cualquier inspiración); y Jds. 3-4 (ciertos hombres).
Para concluir este pasaje de la segunda carta de San Pablo a Timoteo (IV, 1-5) que lo dice todo bien resumido:
“Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús que ha de venir a juzgar a vivos y muertos, por su Manifestación y por su Reino: proclama La Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio”.
Todas las religiones del mundo ofrecen al hombre algún tipo de conocimiento de Dios, incluso los protestantes y sectarios. Celso, un filósofo pagano del siglo III contra quién escribía Orígenes, decía que el cristianismo era ridículo. Se preguntaba cómo era posible venerar como Dios a un humilde Carpintero de Nazaret, ajusticiado por judíos y romanos: es una fe primitiva, indigna de hombres inteligentes.
Los protestantes y sectarios afirman machaconamente que este Carpintero de Nazaret, Hijo de la Santísima Virgen María, tuviera cuatro hermanos más de madre: Santiago, José, Judas y Simón.
El verdadero Dios en que nosotros creemos no puede ser sino lo más grandioso, un ser espiritual puro, infinito, eternamente santo. Ninguno niega que Dios sea así, responde Orígenes: también nosotros creemos eso, la belleza y perfección que describían los griegos y los romanos. Pero hay una cosa que estos señores ignoraban: el amor, “Dios es amor” (cf. 1 Jn. IV, 8). Por amor bajó Dios desde el cielo para encontrarse con nosotros, desde su inalcanzable altura hasta el nivel más bajo del hombre.
Conocer a Jesucristo es conocer a Dios Padre todopoderoso. No sólo una idea, sino una realidad viva y presente entre nosotros hasta la eternidad. La vida de los santos son el fruto visible de La Iglesia, el mejor testimonio de la obra de Dios entre nosotros.
Sin otro particular por el momento, aprovecho para suscribirme a sus órdenes siempre.
Atentamente,
Mario R. Saviñón
mrsavinon@yahoo.com
Pd. “Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” [Lc. XVIII, 8] La Virgen María nos da la respuesta en su ‘Magnificat’: “Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones” [Lc. I, 48]. Lo mismo que decir que mientras hayan católicos marianos rezando el Santo Rosario habrá fe cuando para Cristo vuelva.
En honor a Antonio de Montesino (+ 1540)
Sr.
Álvaro Vargas Llosa
Columnista de Protestante Digital
Vía correo electrónico
Ref.: “El desafío de las sectas”
“Es inminente que hagamos un contacto directo con la raíz más profunda de nuestra vida cristiana, es algo de suma importancia. Somos cristianos del siglo XXI, pero la raíz de nuestro cristianismo se hunde en la historia de La Iglesia hasta llegar a Cristo, hace dos mil años.”
Distinguido Sr. Vargas Llosa:
“Si tu hermano peca contra ti, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo. Si peca siete veces al día, y otras siete veces viene a decirte: ‘me arrepiento’, perdónalo.” [Instrucciones de Jesús de Nazaret contenidas en el Evangelio según San Lucas (XVII, 3-4), fundador del Cristianismo]
Al saludarle cordialmente, he querido escribirle a fin de comentar algunas cosas –desde una perspectiva católica- sobre el artículo de referencia, el cual me fuera enviado ayer tarde por un hermano bautista internacional residente en Santo Domingo. He visto en la Web este escrito publicado por todos lados, como por arte de magia. ¡Qué dicha la suya poder difundir la noticia!
Inicio esta misiva con una sencilla pregunta: ¿Martín Lutero y compartes, los reformadores, asumieron una actitud piadosa frente al pecado de sus hermanos cristianos católicos del siglo XVI, tal como indica Jesús más arriba, o bien adoptaron una postura soberbia, un tanto agresiva de abandonar La Barca de Pedro (cf. 1 Jn. II, 19), luego de mil quinientos (1’500) años de navegación?
Bastante claro lo esbozarían –algún tiempo después- “los soberanos invisibles” en diversos documentos de dominio público: La Iglesia católica se opone a los planes del imperio de la muerte y el misterio de la iniquidad, y hemos de debilitarla por todos los medios a nuestro alcance. Como no podemos contra ELLA, pues Cristo mismo ha prometido defenderla hasta el final, vamos a manipular a los fieles utilizando maestros especializados en falsa doctrina, los medios de comunicación; lograr confundirlos hasta más no poder.
Lo que sucede en Brasil –como en el resto del continente- representa un escándalo de magnitudes inconfesables, lo he dicho tantas veces antes. La gran pena que siento es que apenas unos cuantos aceptan tan grávida realidad respecto a la única fe que ha de salvarnos.
Cuando esté de paseo por Santo Domingo, no deje de visitar la sucursal que han montado los brasileños en un viejo cine de la Av. Duarte, la transnacional del ocultismo “Pare de sufrir”, de corte protestante pentecostal sectaria.
Con el dinero que han invertido distintas fundaciones filantrópicas norteamericanas (ONG’s), miles de millones de US$, las estrategias proselitistas de punta puestas en marcha para promover el asunto, poco han logrado durante este tiempo, es decir, los últimos cincuenta años.
Para darle una sola pista de un caso que domino bastante bien, el dominicano, a finales de la dictadura de Trujillo (1955) el noventa y nueve por ciento (99%) de los dominicanos éramos todos bautizados y fieles católicos. Uno que otro protestante deambulaba por ahí, siendo perseguidos por el SIM (servicio de inteligencia militar), por considerarlos como infiltrados del imperio en momentos muy turbulentos para nuestra nación.
Del “protestantismo histórico” hemos pasado al sectarismo, no hay duda alguna. Es decir, de tres o cuatro organizaciones protestantes primarias a una miríada de grupúsculos seudo-religiosos, actuando cada cual de forma independiente, interpretando La Palabra de Dios a su antojo, divididos unos de otros, unidos con la única finalidad que captar adeptos de entre las filas de los católicos “light”, que se dejan engatusar con un par de versículos mal traducidos y entresacados a conveniencia, con el propósito de disgustar, ofender, irritar, mentir al fiel para indisponerlo contra su Iglesia.
Anexo le incluyo un artículo de lo más interesante, “150 razones para ser católico”, suficiente para contestar cualquier duda e inquietud que exista sobre tan importante materia. Hay un libro de Greg Oatis, "catholic doctrine in the scriptures", que todo protestante honesto debería leer. Es injusto que por ignorantes se tornen en peligrosos detractores de una Iglesia que no conocen.
Del “protestantismo histórico europeo”, es decir, luteranos, calvinistas, anglicanos y anabaptistas, queda apenas un resto en occidente. Y en oriente, donde han quedado rezagados a causa del secularismo y el relativismo imperante, han llegado a acuerdos con La Iglesia católica respecto a aspectos fundamentales de la fe, y de eso nadie habla, no este desorden que se desea promover, que a nadie da ningún resultado más que la enorme confusión que se vive pasando de secta en secta.
Usted no imagina el daño espiritual y psicológico que significa todo ello para el adepto, yo que he tenido alguna experiencia con los más fundamentalistas de todos.
Sobre Guatemala, mejor dicho, Guatepeor, este fin de semana hemos estado escuchando a Salvador Gómez Yánez hablarnos sobre el milagro que significa conservar intacta nuestra fe católica y apostólica. Dos gobierno protestantes ha tenido Guatemala, los más corruptos en toda su historia, que sirvieron mayormente para dar paso a una cantidad enorme de sectas y nuevos movimientos religiosos en el país, causando el desastre que se vive allí en términos religiosos, ciertamente increíble. Y desde Guatemala salen estos a establecer sucursales en toda la región, países como el nuestro, despistando al desvalido con el hecho de que ya no vienen desde los Estados Unidos sino de Centroamérica.
Una vez más denuncio responsablemente que este término “evangélico” sea utilizado como “genérico” para disfrazar las distintas denominaciones protestantes que lo utilizan, llegando hoy al extremo de que ya no se hace necesario denominar las nuevas iglesias protestantes de ninguna forma, sino más bien utilizar un bonito y atrayente nombre comercial para la organización, espiritual no religiosa, que sirva para atraer las personas hacia ella. En nuestro Escudo Nacional, el único del mundo, se haya colocada una Biblia, que dicen los que saben que se encuentra abierta en el Evangelio según San Juan (VIII, 31-32), donde dice lo siguiente: «Si os mantenéis fieles a mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Eso es ser evangélico.
El neo-protestantismo lo han convertido en un sabroso caldo de cultivo para la Nueva Era y el ocultismo pagano, milagreros oportunistas y vendedores de ilusión que pululan por doquier engañando al incauto, a los pequeños en la fe.
No se si conoce del fenómeno predicador norteamericano Benny Hinn, de T. D. Jakes o de José Luis de Jesús Miranda, un puertorriqueño que se ha autodenominado el anti-cristo, feliz propietario de la secta “creciendo en gracia”, con sede en Miami, Florida.
Fíjese, Don Álvaro, Dios le libre de caer en manos de uno de estos tíos. Yo que conozco algo se lo difícil que es salir del embrollo luego de haber estado metido por algún tiempo. El daño es tal que solo un milagro los arregla. Ni con las mismas verdades reveladas en el Evangelio se logra hacer a esta gente entender lo que Cristo ha querido decirnos. Son expertos en la sugestión y el convencimiento de los más débiles, los pensadores “únicos”.
En el Evangelio no hay espacio para maniobras o la especulación.
¿Quién ha financiado la instalación de todas estas sectas en la región? Esta es una magnífica pregunta que los periodistas honestos no se hacen o hacen a nadie; como sucede con otras cosas que inexplicablemente acontecen y pocos las notan.
Sobre la teología de la liberación, le cuento que como en muchas otras cosas, La Iglesia demora cierto tiempo en tomar las acciones de lugar y corregir el entuerto. Hay un pasaje en Libro de los Hechos (Hc. 5, 34-42), la historia de los amigos de Teudas, que explica perfectamente la paciente actitud de La Iglesia.
Sobre “la satanización del Vaticano”, recuerde que Italia es hoy neo-pagana, antigua sede del imperio, razón por la cual el Espíritu Santo dispuso que estuviese allí la Sede de La Iglesia, la Cátedra de Simón-Pedro, primer pontífice de la Iglesia de Cristo. En este sentido le transcribo una síntesis de un texto del libro de consulta que utilizo, del Padre Tomás Spidlik:
“La misión que hemos recibido nosotros de Cristo consiste en llevar a cabo obras todavía mayores que las que ÉL hizo (cf. Jn. XIV, 12). Esto significa que confrontaremos violenta oposición… La edificación del Reino de Dios no ha sido cosa fácil, porque el Demonio y sus secuaces aborrecen por completo la obra de Dios. El Diablo y sus agentes luchan contra todo lo que dé gloria al Señor. Todo aquel que alguna vez ha tratado de proclamar las verdades de Dios ha experimentado esta terrible oposición en carne propia. Las tinieblas detestan la luz (cf. Jn. III, 19-21), y por eso generalmente encontramos serias dificultades para hablar del Evangelio con familiares y amigos, incluso con miembros de la propia Iglesia. Pero es en medio de las dificultades que se demuestra el poder del nombre de Jesús… Debemos encontrar a Jesús en este mundo en que vivimos, con sus tentaciones y seducciones, un relativismo de toda índole, desde la negación total de Dios hasta el ocultamiento de la fe por temor al que dirán… Debemos orar constantemente por nuestra Iglesia y sus pastores, para que nos guarden en la doctrina verdadera; debemos estar consagrados en la verdad para ser realmente de Jesús, y no del mundo, pues le fuimos dados a ÉL por el Padre, y ÉL nos adquirió con su preciosa sangre.”
Debido a la espiral de desorden generalizado imperante, por intuición providencial, hemos de desarrollar una especie de anticuerpo que nos proteja en esta lucha contra enfermedades epidémicas de todo género que corroen la humanidad en casi su totalidad. El anticuerpo es precisamente La Iglesia católica, herencia de Cristo y de los Apóstoles; su programa radical de santidad evangélica, plantando valientemente la semilla de la sensatez y la cordura en medio de un mundo que vive contiuamente de un caos al otro.
Un editorial reciente, publicado en un matutino local, hemos palpado la preocupación de su Director en el sentido de las ingerencias transnacionales sobre la soberanía nacional, específicamente afectando a quiénes nos gobiernan. Y no es para menos, pues nos hemos endeudado hasta la tambora con todos los bancos del mundo; los fondos tomados a préstamo se han despilfarrado, y tenemos hoy que el agente de esos mismos bancos nos somete a planes rigurosos de recuperación que abruman a los empobrecidos de nuestro pueblo, la mayoría.
Dijo una vez –hace un tiempo- el Barón de Rothschild, refiriéndose a este tema en particular: “dame el control de su moneda, no importa quiénes sean sus gobernantes”.
Hagamos un “stop” en este día, para revisar quién está dirigiendo nuestros pasos: Dios o el Diablo.
Sobre el tema de los pastores asalariados y los falsos maestros que abundan por doquier, favor revisar los siguientes textos:
Dt. XIII, 1-3 (visionarios y augures); Mt. VII, 15-16 (lobos disfrazados); Mt. XV, 9 (preceptos de hombres); Rom. XVI, 17 (disensiones y conflictos); Ga. I, 6-8 (otro evangelio); 1 Tim. IV, 1 (renegados de la fe); Tit. I, 16 (su forma de actuar); 2 Pe. II, 1 (novedades perniciosas); 1 Jn. IV, 1-2 (cualquier inspiración); y Jds. 3-4 (ciertos hombres).
Para concluir este pasaje de la segunda carta de San Pablo a Timoteo (IV, 1-5) que lo dice todo bien resumido:
“Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús que ha de venir a juzgar a vivos y muertos, por su Manifestación y por su Reino: proclama La Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio”.
Todas las religiones del mundo ofrecen al hombre algún tipo de conocimiento de Dios, incluso los protestantes y sectarios. Celso, un filósofo pagano del siglo III contra quién escribía Orígenes, decía que el cristianismo era ridículo. Se preguntaba cómo era posible venerar como Dios a un humilde Carpintero de Nazaret, ajusticiado por judíos y romanos: es una fe primitiva, indigna de hombres inteligentes.
Los protestantes y sectarios afirman machaconamente que este Carpintero de Nazaret, Hijo de la Santísima Virgen María, tuviera cuatro hermanos más de madre: Santiago, José, Judas y Simón.
El verdadero Dios en que nosotros creemos no puede ser sino lo más grandioso, un ser espiritual puro, infinito, eternamente santo. Ninguno niega que Dios sea así, responde Orígenes: también nosotros creemos eso, la belleza y perfección que describían los griegos y los romanos. Pero hay una cosa que estos señores ignoraban: el amor, “Dios es amor” (cf. 1 Jn. IV, 8). Por amor bajó Dios desde el cielo para encontrarse con nosotros, desde su inalcanzable altura hasta el nivel más bajo del hombre.
Conocer a Jesucristo es conocer a Dios Padre todopoderoso. No sólo una idea, sino una realidad viva y presente entre nosotros hasta la eternidad. La vida de los santos son el fruto visible de La Iglesia, el mejor testimonio de la obra de Dios entre nosotros.
Sin otro particular por el momento, aprovecho para suscribirme a sus órdenes siempre.
Atentamente,
Mario R. Saviñón
mrsavinon@yahoo.com
Pd. “Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” [Lc. XVIII, 8] La Virgen María nos da la respuesta en su ‘Magnificat’: “Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones” [Lc. I, 48]. Lo mismo que decir que mientras hayan católicos marianos rezando el Santo Rosario habrá fe cuando para Cristo vuelva.