El sexo, un icono de persuasión

Por Donald Rowland

En los años finales del siglo pasado y en los albores de este nuevo siglo se ha notado una proliferación de institutos, escuelas, centros y agencias de modelos en nuestro país, en los cuales se preparan a jóvenes de todos los estratos sociales en el campo del modelaje, las cuales llenan primordialmente las necesidades de casting en los comerciales y anuncios que promocionan los productos y las marcas de las empresas nacionales.

Una buena parte de este recurso humano se utiliza en lograr una asociación sana y provechosa a favor del posicionamiento de esos productos en la mente del consumidor o usuario convertido en target publicitario. Otro grupo sin embargo es objeto de un uso manipulado y orientado a la venta del erotismo y la sexualidad de la figura femenina envuelta en esa gestión.

Por ello, en la medida en que las manifestaciones contrarias al uso del sexo y la figura de la mujer como icono publicitario se hacen cada vez mas evidentes, en esa misma medida se afecta la sensible epidermis de los sectores religiosos, feministas y defensores de la moral publica que condenan esta práctica.

La utilización de la imagen femenina como icono sexual de poder y persuasión, es un tema latente cuyos picos de recurrencia exacerban la eterna polémica entre los que favorecen el uso de este recurso y aquellos que lo consideran inapropiado y denigrante a la condición humana de la mujer.

La percepción generalizada en nuestro país es que el recurso del erotismo y su figura central, la mujer, han venido siendo explotados en forma creciente, no solo en el campo de la comunicación publicitaria per-se, sino también en los planes de programación de los medios de comunicación, cuyos niveles de competencia obligan al uso del principio del menor esfuerzo.

En el caso presente el abuso del erotismo, el sexo y su elemento simbólico por excelencia.

El sexo o las imágenes sensuales y a veces eróticas son una especie de herramienta que utilizan marcas y productos para posicionarse ante un mercado determinado; es una singular carnada que ofende a unos y atrapa a otros.

Las fuerzas contrarias al uso de este mecanismo de atracción y de persuasión elevan continuamente sus voces de protesta siendo una de las más autorizadas la de la Iglesia Católica que reiteradamente expone su posición contraria a esta práctica.

A pesar de ello mientras la hipocresía social colectiva se siga manifestando a través de los resultados tangibles que se desprenden de la utilización de este recurso, los anunciantes, los productores de programas para los medios y la industria de la comunicación comercial en sentido general continuaran haciendo uso del mismo en su calidad de herramienta efectiva para atraer la atención, persuadir al publico, asegurar sus ventas y elevar de ese modo los puntos de rating de sus programaciones.

El uso del sexo se hace cada vez mas popular en todo el mundo, acercando a distintos segmentos de consumo hacia el producto que utiliza el mencionado recurso en su campaña y separando a otros por los excesos que muchas veces se comenten cuando del uso de lo sexual y erótico en la comunicación se trata.