El artículo 30 en Clave

14 de Mayo #2009
En memoria de San Matías Apóstol

Sr.
Gustavo Olivo Peña
Columnista de Clave
Vía correo electrónico
Ciudad,

Ref.: El aborto "terapéutico" en Chile

“Luego asistimos al espectáculo de la pobreza de los debates en la Asamblea Revisora; al envalentonamiento de los ultraconservadores, que impusieron el artículo 30 y su definición filosófico-religiosa del principio de la vida humana...”

Distinguido Sr. Olivo Peña.

Luego de saludarle cordialmente, he querido compartir con usted unas ideas en torno a estas opiniones vertidas hoy en la columna “en algún lugar”, dedicadas al tema de la despenalización del aborto.

“Espectáculo” lo ha constituido tener que escuchar a tantas mujeres, en su mayoría, y a algunos hombres, defender de forma irracional lo indefendible, utilizando una cantidad enorme de sofismas, argumentos inválidos rebatibles razonablemente.

La “pobreza de los debates”, yo que estuve presente en varias ocasiones y he leído textos presentados por ambas partes, ha sido patente –precisamente- en aquellos planteamientos presentados por quienes propugnan por la despenalización del crimen del aborto.

El “envalentonamiento” se ha producido en aquellos que –precisamente desde ese litoral- no han podido sostener sus argumentos en buena lid y, trastocando la naturaleza del mismo evento, han recurrido a la denostación, al insulto y la desconsideración de nosotros como sus adversarios en estas discusiones, sencillamente hablando.

El artículo 30, propuesto y aprobado, no ha sido “impuesto” a nuestros legisladores por nadie, si es que somos mayoría en este país los que nos oponemos a la despenalización del aborto.

Los senadores y diputados han votado responsablemente según sus convicciones individuales, como es debido.

Si bien es cierto que en ocasiones hemos optado por enarbolar valores morales y religiosos para defender la vida del no nacido desde la concepción, según usted un punto de vista “filosófico-religioso”, no es menos cierto que hemos utilizado muchísimos argumentos eminentemente científicos para defender nuestra postura. Documentos poseemos de sobra, con gusto se los envío.

Este lunes hemos celebrado un conversatorio en la Universidad Católica, desde el punto de vista legal, muy interesante e ilustrativo por cierto; y esta noche desarrollaremos otro en la Academia de Ciencias, desde el punto de vista médico-científico.

Esta usted cordialmente invitado.

En la referencia le he colocado el vínculo a un estudio tan interesante como exhaustivo sobre el aborto terapéutico, realizado por prominentes profesionales chilenos, entre ellos el Dr. Mauricio Besio, el Dr. Jorge Neira y la Prof. Ángela Vivanco, bajo el auspicio de la Facultad de Medicina, el Centro de Bioética, el Departamento de Obstetricia y Ginecología, y el Centro de Estudios Jurídicos Avanzados de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que sería bueno revisara usted cuanto antes.

Un tema tan discutido públicamente tiene que ser conocido por aquellos que intentan hacer opinión pública, especialmente en un país de desinformados como el nuestro.

Que no se quiera dar crédito a lo dicho, es otra cosa, las investigaciones existen, están documentadas, basta revisarlas.

La vida comienza con la concepción, y estamos dispuestos a defenderla razonablemente en cualquier escenario.

Sin otro particular por el momento, aprovecho la ocasión para suscribirme a sus órdenes siempre.

Atentamente,

Mario R. Saviñón

Pd. “El Diccionario de la Real Academia define el término “terapéutico” como “aquella parte de la medicina que enseña los preceptos y los remedios para el tratamiento de las enfermedades”, y el aborto provocado, aunque su intención sea la vida o la salud de la madre, es justamente lo opuesto: privar de vida a un inocente. No existe en este caso una terapia, ya que, de existir, implicaría que la intervención médico-quirúrgica buscara directamente curar o eliminar la parte enferma del cuerpo, y en este caso, por el contrario, se busca la supresión del feto para evitar que se agrave la salud de la madre o corra peligro su vida”.