16 de Febrero #2003
En honor a San Macario el viejo (+ 390) monje
Don
Bienvenido Alvarez-Vega
Dirección, Periódico Hoy
Vía e-mail: periodico.hoy@codetel.net.do
Ciudad,
Ref.: ‘Reflexiones sobre una tendencia religiosa.’
Estimado Don Bienvenido:
Al saludarle cordialmente, en esta bella tarde de domingo, he querido remitirle anexo la carta que le enviara a Samuel con relación al artículo de referencia, el cual ha salido publicado en la edición de hoy. También le incluyo la carta que le dirigiera a la RNN-TV, con relación al documental que presentaran sobre ‘La Masonería’, el viernes pasado. Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.
Algo más quería comentarle respecto de las lecturas que nos ha propuesto la Iglesia católica para la Liturgia de hoy. Del capítulo 13 del libro del Levítico (La lepra, v. 1-2.44-46); y del primer capítulo del Evangelio según San Marcos (Sanación de un leproso, v. 40-45).
Finalmente, he comprendido la diferencia fundamental entre el Viejo y el Nuevo Testamento en las Sagradas Escrituras. El autor del libro del Levítico, un Sacerdote Levita, interpreta la ‘Inspiración Divina’ de manera incompleta, mediatizada, cuando dispone repudiar al leproso, declarándolo impuro, disponiendo que ande harapiento y despeinado, con la barba tapada, gritando al que se le acercara, viviendo solo, y fuera del campamento.
Por el contrario, Jesús de Nazaret, Dios y Hombre verdadero, el Mesías, el Salvador, actuó de manera muy diferente respecto al leproso, y a todos los enfermos que venían a ÉL para que los sanara. El leproso se le acerca, suplicándole de rodillas: ‘Si quieres, puedes limpiarme’. Jesús, sintiendo compasión, extendió la mano y le tocó, diciendo: ‘Quiero, queda limpio’. La lepra se le quitó inmediatamente, y quedo limpio. ‘Viva la diferencia’.
En el Antiguo Testamento, Dios disponía y el hombre interpretaba según su propia condición. En el Nuevo Testamento, es el mismo Dios hecho hombre, que dispone como habrán de ser las cosas a partir de ese momento. Distintas, muy distintas. El cambio fue tan brusco que le costó la vida. Estaban muy acomodados para criticar, repudiar, sancionar y echar fuera a todo el que no cumpliera con La Ley, redactada por ‘Inspiración Divina’, pero por ellos mismos, cuyos corazones contenían odio, envidia, avaricia, etc. Que diferente es Jesús, enfermos, prostitutas, banqueros corruptos, pecadores, harapientos: vengan todos a mi que Yo los aliviaré.
Me pregunto ahora, que entiendo un poco mejor estas cosas: ¿Cuántas otras leyes y disposiciones habrá en el Viejo Testamento que Jesús, simple y llanamente, modificó con su amor y su misericordia, para el bien del nuevo pueblo de Dios, de todos nosotros? Buena reflexión esta para comenzar la semana, que viene cargada de tantas y tantas situaciones, locales e internacionales.
Tenga usted un buen resto del día y que Dios le bendiga.
Sinceramente,
Mario R. Saviñón
mrsavinon@yahoo.com