14 de Febrero #2005
En memoria de Cirilo y Metodio (+ 869)
Señores
‘Flow’ Magazine
Vía correo electrónico
Ciudad,
Ref.: ‘El Carnaval y la violencia’
Muy distinguidos señores:
“Nosotros los dominicanos no utilizamos el cerebro ni el sentido común, nos falta madurez todavía.”
Al saludarles cordialmente en este hermoso día que el Señor nos ha regalado, he querido escribirles estas líneas en relación a su edición del 03 de Febrero.
He leído recientemente a un super-autor español criticar constructivamente la obra de Dan Brown, “el código Da Vinci”. Sus alusiones han estado centradas en la capacidad que tenemos nosotros los lectores en tolerar la mentira, el engaño, los cuentos y las fábulas. Ha sido sensacional la forma en que este ciudadano ha llamado la atención a todos sus “lectores” a ponderar, especialmente a la hora de reflexionar sobre asuntos trascendentales para nuestras vidas y el futuro de nuestras sociedades.
En la página 5 de su revista ha salido publicada una imagen alegórica; una promoción de la empresa de embutidos Induveca, donde dicen ellos “ser Dominicanos, el corazón de nuestro carnaval”. En medio del anuncio han colocado varias caretas de carnaval con aspecto ciertamente “endemoniado”.
Unas páginas más adelante (8 y 9), para mi sorpresa, presentan el texto y las imágenes de la campaña “paremos la violencia”, de la empresa antes mencionada que promueve el carnaval de “máscaras endemoniadas”, de gente “enloquecida”, “ebrios”, violentos, bullosos, desordenados, etc. La conveniencia del “carnaval”, desde el punto de vista económico y “cultural”, para la ciudad de La Vega es una consideración aparte, que ahora mismo no voy a resaltar.
Los anuncios de cerveza Presidente sobre el mismo asunto también llaman poderosamente la atención por donde quiera. Gente de todo el país se movilizará hacia el Cibao para atender a la invitación que han hecho las principales casas licoreras a celebrar la fiesta, el carnaval vegano. Miles de personas se desplazarán por las auto-vías, sabe Dios en qué condiciones, de ida y de regreso. Desde temprano en la mañana hasta tarde en la noche, la misma cosa, carnaval.
“In vera fide et recta confessione concordem” [En la fidelidad, la recta confesión concuerda]. Hay algo en todo esto que no cuadra, como tantas otras cosas que nos están queriendo pasar aquí y allí por todos los medios de comunicación, locales y extranjeros. A veces pienso que esto podría deberse a nuestro más arraigado egoismo, es decir, al hecho de que nosotros y los nuestros estemos a salvo de tanta maldad: el resto que se defienda como pueda.
“El propósito de los justos, más que de la propia prudencia, depende de la gracia de Dios, en la cual colocan toda su confianza y en quien cofían todos sus proyectos.”
Estamos apenas empezando el tiempo de Cuaresma, y vemos pasmados como un pueblo que se auto-define católico se torna inmediatamente pagano, promoviendo una religiosidad “popular” sincrética ocultista, rindiendo culto a figuras e imágenes que solamente embriagados algunos podrían tolerar, ojalá y nunca les acompañen en sus sueños. Nadie llevará estadísticas de cuanto suceda, pero la violencia obtendrá sus exitos aquí y allí, a causa de todo esto.
“No morirán. Bien sabe Dios que cuando coman de él se les abrirán los ojos y serán como Dios en el conocimiento del bien y el mal. La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable, porque daba inteligencia; tomó el fruto, comió y ofreció a su marido, el cual también comió” [Gn. 3, 1-7]
Parecería como que andamos en las mismas de hace treinta siglos, miles de años repitiendo los mismos errores y sufriendo las consecuencias por ello. Sólo el sabio aprende de los errores de los demás sin tener que sufrir por sí mismo.
“Clama a vos en grito, no te moderes; levanta tu voz como cuerno y denuncia a este pueblo su rebeldía, y a la casa de Jacob sus pecados.” [Isaías 58, 1]
Agradezco de corazón la paciencia de dar de su valioso tiempo a mis inquietudes, pero es que veo a los muchachos trillando un mal camino, especialmente mezclando bebidas alcohólicas, cigarrillos, drogas, música y sexo, a tiempo y a destiempo. La verdadera cultura que estamos enseñando a estos es la del desenfreno y el libertinaje de todo tipo. Y luego tendremos que recoger cuanto hemos sembrado.
Señor Jesús, regálanos el deseo de conocerte, de conocer tu ley y tus mandamientos, tu doctrina, para poder algún día estar junto a ti en el cielo y disfrutar de la vida eterna. Amén.
Sin otro particular por el momento, les saluda.
Atentamente,
Mario R. Saviñón