Una idea central...

Somos La Iglesia católica


Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.

Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.

Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.

Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.

Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.

Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.

Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.

Somos… La Iglesia católica.

Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.

Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).

Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.

Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.

Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...

Contenido del Blog

Halloween

La Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) continúa con sus colaboraciones en el portal católico Aleteia, aportando asesoramiento en torno al fenómeno de la nueva religiosidad y sus diversas expresiones culturales. En esta ocasión el que contesta a la pregunta “¿Es malo celebrar Halloween?” es Vicente Jara, miembro de la RIES.

Respuesta global

La celebración cristiana de Todos los Santos, de donde deriva “All-Hallows-Evening”, o “All-Hallows”, el actual “Halloween”, es una fiesta cristiana que se celebra desde el siglo octavo. No obstante, hoy en día, la fiesta de Halloween es una fiesta con elementos que en nada remiten ya a la fiesta cristiana de Todos los Santos, sino que toma elementos paganos y ligados a los muertos y lo monstruoso. Por esta razón no es adecuado celebrar este tipo de fiestas, participar en ellas, o alentarlas, al ser un culto contrario al verdadero y único Dios, Señor de vivos y muertos, verdadero Señor de la naturaleza y de toda la creación.

1. ¿Tiene la fiesta de Halloween un origen pagano que fue posteriormente borrado por el cristianismo para introducir sus fiestas de todos los santos y de los fieles difuntos?

La verdad es que no, todo lo contrario. La fiesta fue cristiana en su origen. Halloween es una palabra que aparece por vez primera en el siglo XVI, en concreto en el año 1556, y es una variante escocesa de “All-Hallows-Evening”, o sea, la noche anterior al día “All Hallows”, que significa “Todos los Santos”.

Los movimientos neopaganos quieren derivan Halloween de la fiesta pagana de Samhain, una fiesta gaélico-celta, -cuya mención primera es del siglo X d. C- que se celebraba siguiendo los movimientos lunares. Nuestras fiestas cristianas siguen los calendarios provenientes del imperio romano, que son los que usamos, así el calendario juliano, o el actual, el gregoriano, que usamos en España y en muchos países de Europa desde el año 1582 (el resto de países se fueron adecuando a él en fecha posterior).

La fecha de esta fiesta celta, Samhaim, que las corrientes neopaganas pretenden rescatar y decir que existía antes, y estaba en la base de las fiestas cristianas, es la fiesta del 1 de noviembre (Todos los Santos) y colateralmente, la del 2 de noviembre (Todos los Fieles Difuntos).

Sin embargo la verdad es que los celtas lo celebraban sus festividades en fechas lunares. Así, para este año 2012 tendrían que buscar la siguiente luna llena al día que media entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Es decir: la fecha entre el equinoccio de otoño, que cae el 22 de septiembre para el 2012, y el solsticio de invierno, que es el 21 de diciembre para el año 2012; siendo el día mitad el día 6 de noviembre. La lunación (luna llena) siguiente a esta fecha no ocurre hasta el 28 de noviembre. Esta deberá ser, 28 de noviembre, el día que los celtas o neopaganos deberían tener en cuenta para su fiesta.

Así, los seguidores del neopaganismo no deberían usar la fecha solar del 1 de noviembre o de la noche del 31 de octubre anterior para celebrar sus fiestas, pues niegan sus propios calendarios usando fiestas que no les corresponden y son de origen cristiano.

2. ¿Tiene así la fiesta de Halloween un origen cristiano?

La fiesta de “All-Hallows-Evening”, o de “All Hallows”, que podemos traducir por “Todos los Santos” es una fiesta cristiana. Si bien no hay un origen celta ni pagano como acabamos de ver, tampoco lo hay romano, como a veces se dice, queriendo ligar esta fecha a la fiesta de la diosa romana Pomona, o del dios etrusco Vertumnus.

Será en torno al año 609 d.C., cuando la fiesta surgió, debido a la dedicación del antiguo Panteón romano, como iglesia cristiana, por parte del papa Bonifacio IV, dedicada al a Virgen María y a todos los Mártires. No obstante, la fecha inicial de la fiesta fue en el siglo VII el día 13 de mayo. Al parecer, la fiesta del 13 de mayo vendría a cristianizar la fiesta de Lemuria, festividad de los romanos.

S. Efrén el Sirio en el siglo IV atestigua que la Iglesia de Oriente celebraba en el día 13 de mayo la fiesta de Todos los Mártires, si bien también en aquellas regiones a veces se tomaba para ello el domingo tras Pentecostés o el Viernes Santo.

Será el papa Gregorio III en el siglo VIII quien movió la fiesta desde el día 13 de mayo al día 1 de noviembre, ligada ahora a todos los Apóstoles, todos los Mártires y Confesores, y todos los Santos o Justos de la Iglesia, al dedicarles un oratorio en el actual emplazamiento de la Basílica de San Pedro, según algunos autores el día 1 de noviembre. Sea o no sea esa la fecha en la que ocurrió dicha dedicación, sabemos que el Pseudo-Beda afirmaba que ya a principios del año 700 en algunas zonas de las islas Británicas se celebraba la fiesta el día 1 de noviembre. Así, en Irlanda se celebraba el día 20 de abril.

El reconocimiento final y completo en su extensión, no sólo ya de la diócesis de Roma, llegaría con el papa Gregorio IV en el año 835 cuando pidió al rey-emperador Luis el Piadoso, hijo de Carlomagno, que marcara la fiesta en el día 1 de noviembre para todo el Imperio Sacro, posiblemente por influjo de las zonas británicas que ya lo celebraban ese día.

3. Entonces, y tras ver el modo paganizado como se vive hoy la fiesta de Halloween, ¿es malo celebrarla?

Halloween es una fiesta del paganismo, celebra cambios de estaciones, entrada en la oscuridad tras el paso por la mitad luminosa del año, también pretende protegerse ante los muertos, que pudieran cometer contra los vivos algunos actos malvados. Es fiesta así que une aspectos de magia, fertilidad, cambio de ciclo, agradecimiento por los meses luminosos del año, y petición de protección ante los meses de oscuridad.

Los practicantes en el neopaganismo han vuelto a una fiesta y a una religiosidad que de nuevo coloca al hombre dependiente de la naturaleza creada. Alejándose de la religión cristiana que muestra a Dios como Señor de la Creación y a su Hijo Jesucristo, Dios y hombre verdaderos, como ante quien todo se somete, no hacen sino volverse a la oscuridad y a los miedos de las antiguas religiones. Los cristianos debemos de llevarles con nuestras palabras y actos la Buena Noticia de que Cristo, la Luz verdadera, ilumina todo lo existente, incluido el sentido del hombre, y Dios es Providencia y Padre nuestro.

No obstante, la mayoría de quienes viven esta fiesta lo hacen por influjo grupal, social, por el peso de los medios televisivos…, en definitiva, por la cultura del momento, alentada por el consumismo y sus métodos de marketing. Pero hemos de ser consciente de qué celebramos y en qué participamos, pues todo acto en el ser humano es importante, también nuestro ocio y nuestros momentos celebrativos. Somos para la gloria de Dios.

Cuando se trata de niños, muchos se visten porque todos lo hacen en colegios, en el barrio, o en la fiesta infantil. Para un niño pequeño que se deja llevar por lo que ve y le dicen en el colegio o en el ambiente, culpa no hay. Sí en los adultos, principalmente de sus padres, que debieran vigilar en qué celebraciones participan sus hijos, las cuales inciden en aspectos de horror, miedos, sangre, monstruos y elementos del imaginario gore y satánico. Todo ello modelará la personalidad del niño.

Como decía en el año 1985 el entonces cardenal J. Ratzinger, “la cultura atea del Occidente moderno vive todavía gracias a la liberación del miedo a los demonios que ha traído el cristianismo. Pero si esta luz redentora de Cristo llegara a extinguirse, el mundo recaería en el terror y la desesperación con toda su tecnología, no obstante su gran saber. Existen ya signos de este regreso de fuerzas oscuras, mientras en el mundo secularizado aumentan los cultos satánicos”.

La "iglesia" de Dios

01 de Noviembre #2004
Fiesta de todos los Santos

Sres.
Myrna Pichardo y César Medina
“La vida misma” y “Fuera de cámara”
Vía correo electrónico
Ciudad,

Ref.: “La Iglesia de Dios”

Estimados Sres. Pichardo y Medina:

“Hasta en el campo del pensamiento y de la vida eclesial, algunas tendencias favorecen inevitablemente el deterioro del sentido del pecado. Algunas, por ejemplo, tienden a sustituir posturas exageradas del pasado con otras exageraciones; así, de la actitud de ver el pecado en todas partes se pasa a no advertirlo en forma alguna; de la demasiada insistencia en el temor de las penas eternas, a la predicación de un amor de Dios que excluiría toda y cualquier pena merecida por el pecado; de la severidad en el esfuerzo para corregir conciencias erróneas, a un pretendido respeto por la conciencia, hasta suprimir el deber de decir la verdad... Frente al problema del embate de una voluntad rebelde con un Dios infinitamente justo, no podemos dejar de cultivar sentimientos de saludable temor y temblor, como sugiere San Pablo.” [S.S. Juan Pablo II]

Al saludarles cordialmente en esta hermosa mañana que Dios nos ha regalado hoy, he querido dirigirles la presente para felicitarlos por el exhaustivo trabajo que han realizado, al exponer públicamente el escándalo en un hogar de niños abandonados en San Rafael del Yuma, bajo la supervisión de la Iglesia católica.

Desearía yo tener hoy la capacidad que tienen ustedes para realizar el duro oficio del periodismo, para poder denunciar todas y cada una de las situaciones que acontecen a diario en nuestra nación, de igual o parecida aberración y maldad.

Anoche, por ejemplo, se celebraron, en ocasión de la fiesta pagana de “halloween”, sendos rituales satánicos en los que de seguro se sacrificaron algunos niños y adultos por igual, al estilo del joven Llenas Aybar. De igual manera ocurre con el cine, cuando vemos anunciada una película exhibida en las principales salas, cuya introducción en los diarios dice lo siguiente: “Hellboy- nacido de las llamas del infierno durante la II guerra mundial, enviado a la tierra por el loco diabólico, Grigori Rasputín, para hacer el mal, destinado a ser presagio del Apocalipsis”.

Las cosas que vemos hoy en nuestra sociedad, la falta e irrespeto, el destape de las mujeres, incluidas las más “serias”; la pornografía rampante en todos los medios de comunicación; el rápido crecimiento de la prostitución como medio de satisfacción física; el problema del alcohol y las drogas, la infidelidad, la desinformación, la ignorancia, unidas a un adoctrinamiento permanente hacia el libertinaje y el desenfreno, Doña Myrna y Don César, llevan a nuestra sociedad de camino al mismo infierno, de nosotros no hacer algo rápido y consistente, eficaz y seguro.

Dice San Pablo en su segunda carta a los Tesalonicenses, capítulo II, que la maldad en el mundo con el tiempo se incrementará a niveles insospechables, al punto de someternos a todos a pruebas terribles, ahí tenemos el caso de los amigos Tejera- Messina. Afirma el Santo que hasta la fe de los mismos elegidos será puesta a prueba con esto de “la gran tribulación”. Pero hay algo que detiene el mal, una fuerza más poderosa, que no le permite actuar con toda su maldad y poder.

¿Qué es esto? ¿A qué se refiere San Pablo?

Hay que observar hoy con cuidado, por todos lados, a ver si podemos discernir con certeza quien y quienes están realmente haciendo “algo” consistentemente para evitar y frenar que la maldad, la corrupción y el crimen se propaguen con toda su fuerza y su poder, cuando menos denunciándola a viva voz y a todo pulmón.

Concluyo con esta idea de un Sacerdote católico, la cual me ha parecido oportuna y luminosa:

“La más fatal preparación del demonio para la venida del anticristo es el debilitamiento de la creencia de los hombres en el castigo eterno. Si fueran éstas las últimas palabras que pudiera dirigirles, recuerden que nada querría imprimir yo tan hondamente en sus corazones, ningún pensamiento de fe -luego de la preciosísima Sangre de Cristo- les sería más útil y provechoso que sobre el castigo eterno y el lago del azufre ardiente.” [F. W. Faber]

Yo, que paso a diario un montón de pruebas en mi lucha por ser un mejor cristiano, un mejor hombre y un mejor dominicano, les digo que no es nada fácil el asunto. Ruego a Dios les conceda a ustedes, y a mi primero, la perseverancia necesaria para luchar hasta el final contra tanta maldad que acampa entre nosotros hoy. Nosotros que tenemos hijos que cuidar, que sea la Virgen de las Mercedes la que nos consiga de Jesús las gracias y los dones que necesitamos para educarlos correcta y rectamente por el camino de Dios.

Tengan ustedes muy buenas tardes y será hasta la próxima. Sin otro particular por el momento, les saluda.

Atentamente,

Mario R. Saviñón

Enrique VIII y sus seis mujeres

Por María Antonietta Ronzino

El escritor de este libro (Francis Hackett) dice que no ha inventado nada de lo que contiene esta obra. Lo recogió todo en correspondencia diplomática, con informes oficiales. Habla de Enrique Vlll porque de “Defensor de la Fe”, según título pontificio de 1516, pasó a ser jefe de una iglesia disidente y protagonista de uno de los periódos más turbulentos de la historia inglesa.

La lectura de este texto nos señala que el hombre, en su afán de conquista, con apetitos vigorosos y sentidos vibrantes, busca el éxtasis arrollador en la lujuria, con su fuego devastador, capaz de deshacer a los hombres hasta los tuétanos.

Suelen estas personas considerar como grotesca y ridícula la impotencia en todo género. La pobreza para ellos, más que falta de dinero, es una lepra económica que incapacita al hombre para adquirir riqueza. La clase media no puede lograr su objetivo teniendo enfrente a unos superiores que se niegan a ceder sus prerrogrativas, cubriéndolas con una capa de pundonor. La mezquindad humana arrolla todo a su alcance. El hombre muestra calidad espiritual, pero la desesperación lo consume poco a poco.

El crédito equivale a la mitad del triunfo, una apariencia de prosperidad casi asegura la obtención de esta, y tiene que demostrar que está satisfecho de sí mismo para convencer a los demás, para que también lo esté de él. Lleva mucho ganado para hacer creer que es la bondad misma y que posee un corazón muy grande.

Enrique era un monarca al modo de aquel viejo, “rey Cole” de las canciones populares, que, llevado de su buen humor, decapitaba a sus mujeres, gritando: “¡Fuera cabeza!, ¡ahora, a la otra!...”. Así exclamaba. La realidad de Enrique y de los otros es bien distinta. El rey grande y bonachón que había de hacer con dos esposas lo que otros hombres no hacen con una sola es una de las ficciones más vulgares y horribles, casi imposible de imaginar. El rey era de un gusto estético de su época, pero había conducido al país a una situación muy difícil de resolver.

El "ignóstico"

Tomado de www.religionenlibertad.com

Por Los Tres Mosqueteros

Alguno pensará quizá que sólo trato de descalificar, pero ya aviso que en absoluto es eso lo que pretendo; sólo quiero constatar una situación frecuente que suele presentarse y sugerir cómo abordarla.

Empezaré con una anécdota que le ocurrió al santo Cura de Ars. En cierta ocasión se le acercó un  incrédulo y, encarándose con él, le dijo: “Señor cura, me gustaría discutir con usted de religión”. El santo (conocido por lo afable que era con la gente) se le quedó mirando, calibrando la clase de individuo que tenía delante, y le respondió: “¿Discutir de religión? ¡Pero si usted es sólo un pobre ignorante!”.

Y es que el mismo individuo al que no se le ocurre discutir con el médico sobre su enfermedad, o con el abogado sobre su pleito, alegando con toda lógica que no conoce la materia y que por ello acude a un entendido, a renglón seguido se pone a discutir con increíble desparpajo de religión (de la que nada sabe) con un católico instruido.

Pues bien, de eso trata este artículo, de calibrar bien la clase de individuos que solemos encontrarnos y darnos cuenta que en el 99% de los casos (sí el 99 %)  no estamos ante una postura razonada, sino simplemente ante “ignósticos”.

Si se encuentran (y no sería raro, pues abundan) con alguno de estos que declara “Yo soy ateo, agnóstico…” les recomiendo, rectificarle enseguida con amabilidad y decirle: “Querrás decir “ignóstico” ¿no?”.

Les aseguro que la palabrita produce su efecto. Se sorprenderán de cómo entienden a la primera lo que significa sin necesidad de dar explicaciones.

Si lo admite, ya ha dado el primer paso para salir de su “ignosticismo”. No pocos lo dan. Si no lo admite, les recomiendo que le hagan preguntas sobre ese supuesto agnosticismo que profesa. No hay cosa peor para un ignóstico que hacerle preguntas para que se explique, y el colmo ya si se le pide que lo pruebe. Les incomoda de tal forma que enseguida que se vea interpelado, soltará el “… Contigo no se puede hablar…, te crees en posesión de la verdad”.

Y cuando sueltan esta consabida sentencia, no hay que dudar en confirmar ¡Pues claro que estoy en posesión de la verdad, no ves que soy católico!

El Camino

Una breve guía para el peregrino

Tomada de www.materunitatis.org

Lo conforma, en primer, lugar las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, el Magisterio y la Tradición de nuestra Iglesia. El Cardenal Van Thuan acoge, sintetiza, plasma y contemporiza con iluminada sencillez, el bagaje espiritual de una herencia de dos mil años.

De ahí que sus textos constituyen un sólido fundamento del carisma que nos ha sido confiado. Este camino de esperanza sólo es posible transitarlo con la gracia del Espíritu Santo.
  1. ¿Quiere realizar una revolución, renovar el mundo? Prepara diariamente, en torno a ti, un nuevo Pentecostés.
  2. Comprométete con una sola campaña: hacer feliz a todos los hombres. Sacrifícate a cada segundo con Jesús, para dar paz a las almas, desarrollo a los pueblos. Esta es tu ascesis.
  3. Una línea de conducta, la del apóstol: dar la vida por el hermano. Da una parte de ti cada minuto y esta listo para dar todo por la conversión de tus hermanos.
  4. Esta será tu divisa: Todos unidos como el padre y el Hijo son uno.
  5. Cree en una sola fuerza: La Eucaristía, el cuerpo y la sangre se Cristo que te darán la vida y alimentará en el Camino de la Esperanza.
  6. Viste un solo uniforme, habla una sola lengua: la caridad. Testimonio de ser discípulo de Cristo. Es la insignia menos cara, pero la más difícil de obtener.
  7. La oración. Nadie tiene mas poder que el hombre que ora.
  8. Una sola regla: El Evangelio. Es una constitución a observar por encima de todas.
  9. Fieles a un único líder: Cristo.
  10. Un solo amor: el de María tu madre. Si la escuchas, no te desviaras.
  11. La única sabiduría: La Cruz. Que ésta sea tu criterio de elección, y tendrás paz en el alma.
  12. Un solo ideal: estar vueltos hacia Dios Padre. Lo que agrada al Padre, hazlo siempre.
  13. Temer una sola cosa: el pecado.
  14. Manteen una aspiración, “Hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Que en la tierra como en el cielo las naciones conozcan a Dios. Que en la tierra los hombres comiencen a amarse, como en el cielo. Que sobre la tierra venga la felicidad, como en el cielo .
  15. Sólo te falta una cosa. “vende todo lo que tengas, distribúyelo a los pobres y sígueme”. Esto significa que debes realizar un acto decisivo. El Señor necesita voluntarios, liberados de todo apego.
  16. Para tu apostolado utiliza el único medio eficaz, el contacto humano, para fundirte en medio de los hombres, encarnarte en ellos, comprenderlos y amarlos. Esto vale más que toda predicación y que todo libro. Es el secreto de la duración de tu obra, el éxito.
  17. Una sola cosa es importante: María eligió la mejor parte, sentarse junto al Señor. Si no tienes vida interior, y si Jesús no es la inspiración profunda… eso ya lo sabes.
  18. Un solo alimento: “la voluntad del Padre”. Por él actúas. Es un alimento que da fuerza y gozo a tu existencia. Sin él, sólo puedes morir.
  19. Un solo instante es bueno: el momento presente; en él vives el amor de Dios totalmente.
  20. Un solo manifiesto: las bienaventuranzas de Cristo.
  21. Una sola tarea es importante: el cumplimiento de tu deber. Poco importa que sea eminente o modesto, es la obra de tu Padre la que realizas, es la tarea que, en el cielo, Él ha determinado para ti.
  22. Una sola manera de hacerse santo. Lo serás por la gracia de Dios y por tu voluntad.
  23. Una sola recompensa: el Señor.

Ética periodística

Por Luis Fernández Cuervo

Decir la verdad, sólo la verdad y toda la verdad

Ustedes lo habrán visto más de una vez, en el cine o en la televisión, como el testigo en un juicio, con una mano sobre la biblia, pronuncia bajo juramento esas solemnes palabras antes de declarar.

Todos los periodistas en uso de su libertad de expresión, si entienden bien no sólo los derechos sino también los deberes que exige esa libertad tenemos la obligación de cumplir, al escribir, por ética profesional, con  la misma regla de aquel testigo: decir la verdad, sólo la verdad y toda la verdad.

En lo que yo he podido observar, donde muchos fallan a ese deber ético es en no averiguar, o en no decir, toda la verdad. ¿Pereza? ¿Agobio de tiempo? ¿Prohibiciones del jefe de redacción?... No lo sé, pero el caso es que sobre asuntos de importancia social, tales como la salud, se repiten noticias graves sin llegar al fondo de los hechos.

Hace poco ha vuelto a publicarse  que aumentan en el país los casos de cáncer de cérvix uterino (cuello del útero) y  de mama (glándula mamaria). La noticia no es nueva, está publicada repetidamente desde  hace tiempo en varios periódicos del país. Pero ninguna vez contestan a la pregunta radical: ¿por qué aumentan?

Por mi parte ésta no es la primera vez que contesto a esa pregunta, refiriéndome sobre todo al aumento mundial de ambos cánceres  y dije que la causa ya estaba comprobada desde hace tiempo con estudios estadísticos y publicaciones científicas, pero que eran muchos los poderosos intereses comerciales y los de la política de la muerte los que han logrado silenciar casi del todo cual era la causa.

Sin embargo no es muy difícil averiguar que la causa está en la mala conducta sexual de ellas… y de ellos. Algunos informadores son negligentes y hablan con imprecisión de cáncer de útero. El cáncer de endometrio uterino tiene otra causa y el de miometrio uterino otra. Algunos añaden como causa del cáncer de cérvix el que la mujer haya tenido muchos hijos, lo cual es una media verdad que puede mal entenderse como el peligro en la generosidad en la procreación.

Cuando una mujer y un hombre sanos llegan vírgenes al matrimonio, si se han sido fieles, aunque tengan 10 o 20 hijos, nunca ella tendrá cáncer de cuello uterino. En cambio, en  el cérvix alterado por sucesivos partos, si sería mas fácil en una mujer sexualmente liberada (?) que arraigara el virus del papiloma, transmitido por alguno de sus compañeros sexuales portador de ese virus.

El aumento del cáncer de mama corre parejo con el aumento de los anticonceptivos y de los abortos. Ambos producen una alteración grave en la fisiología general y hormonal de la mujer y especialmente en los ciclos de glándula mamaria: en reposo, en embarazo y en la lactancia.

Lo expliqué más detenidamente en anteriores artículos. Algunos de ellos son (“la ciencia y las madres”, junio de 1998; “No quieren ver, no quieren oír”; “¡Anticonceptivos o abortivos?” 2003, “La salud de la mujer… y del hombre, 2011) que puedo enviar a las lectoras o lectores que me lo soliciten.

Cada  vez es más evidente, y no faltan las referencias bibliográficas al respecto, de que los mal llamados anticonceptivos hormonales se comportan la mayoría de las veces como verdaderos abortivos de los primeros días del embrión humano. Eso se incluye para La PDD (píldora del día después). El uso creciente de la PDD va dejando, además, un rastro de alteraciones de salud grave e incluso de muertes.

Mi obligación, como periodista y como médico, es decir “la verdad, solo la verdad y toda la verdad”, aunque esas verdades planteen serios problemas de conciencia de otros periodistas y médicos, difíciles decisiones de conducta en muchas personas y aunque aumenten contra mí el odio y los ataques de los que se benefician con la enfermedad y la muerte de tantos seres humanos.

Lo contrario del infierno

Por Luis García Dubus

“¿Quién es la muchacha que canta?”, preguntó uno de los asistentes a la persona que estaba a su lado en una boda.

“La novia”, respondió este.

“¡Cómo va a ser! ¿No ves a la novia desfilando...?”.

“Pues ella misma es la que tú oyes cantando”, insistió el otro sonriendo.

Y era cierto. Es la única boda que he visto en la que se oye la voz de la novia cantando el “Ave María” al momento de la ceremonia.

Aquella bellísima muchacha tenía una voz preciosa, por lo que, previo a su matrimonio, grabó el “Ave María” de Gounod, y al momento del acto pusieron la grabación, mientras el organista de la iglesia tocaba el acompañamiento.

Todo esto sucedió hace exactamente 62 años, el 7 de octubre de 1950, pero lo recuerdo muy bien. También yo estaba allí. Yo era el novio.

¿Fueron aquellos jóvenes “felices para siempre” después de casarse sin problemas de ningún tipo? No sé si existirá un caso tan ideal, pero ese no fue, ciertamente, el de nuestro matrimonio. Llegaron períodos difíciles, igual que a casi todos.

Pero una frase siempre nos guió.

Está precisamente en el evangelio de hoy. Es la que dice:
“Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” (Mc. X, 2-16)
Esto es lo que ha declarado clara y tajantemente el Señor. Pero, ¿es posible cumplirlo?
NUESTRA HUMILDE EXPERIENCIA DICE QUE SÍ, QUE ES POSIBLE. QUE SI LE DAMOS ENTRADA A LA AYUDA DE DIOS, TODO CAMBIA PARA BIEN.

Hoy podemos decir que gracias a ÉL pudimos salvar nuestro proyecto de vida, que ÉL estuvo allí muy, muy presente cuando lo necesitamos, y que hemos descubierto y comprobado que todo lo que ÉL nos dijo que hiciéramos era para nuestro bien.

¿Sabe usted la definición de “infierno”? Recientemente leí una muy buena. Dice así: “Una situación de soledad, real, total y espantosa es lo que la teología llama infierno”. Benedicto XVI

ES POR ESO QUE UN MATRIMONIO DONDE AMBOS CÓNYUGES SE HAN HECHO AMIGOS ES lO CONTRARIO DEL INFIERNO.

Además, Dios ha derramado en nuestros corazones el Espíritu Santo, haciéndonos capaces de amarnos incondicionalmente ¡mejor aún! Conozco otras muchas parejas que viven lo mismo. Todas tienen a Dios en el centro de su matrimonio.

Y puedo asegurar que todos son matrimonios bien avenidos.

Frente a esa realidad sobrenatural, que sigue actualizándose en muchas parejas, existe otra innegable y triste posibilidad, por lo cual terminamos con:
La pregunta de hoy ¿puede la Iglesia anular un matrimonio?
El matrimonio ante Dios es indisoluble y, por lo tanto, la Iglesia no puede anularlo, pero puede declarar que allí nunca hubo unión verdadera y, por tanto, se justifica su disolución.

Cuando dos personas realmente se casan, sellan ante Dios su consentimiento de ofrendar su propia vida. Este consentimiento es “un elemento indispensable que hace al matrimonio” (Catecismo Católico, No. 1626).

Si este acto consciente, libre y maduro, nunca se realizó, tampoco ha habido matrimonio, y puede entonces declararse inexistente.
En cambio si acuden a Dios, Él con toda la fuerza de su Amor, posibilita que el matrimonio sea una maravillosa experiencia en la cual se vive una realidad de compañía y de paz totalmente contraria al infierno.

Internet...

Reino de la cobardía, la calumnia y el anonimato

LA RAZÓN. España. 31. III. MMXI - Alfonso USSÍA

Tomado de www.conocereisdeverdad.org

El estiercol

No vivo en mis tiempos y huyo de Internet. Si algo tengo que consultar, me cobijo en mi biblioteca, que me ha costado más de cincuenta años de dedicación, esfuerzo y trabajo.

Me preguntan si leo los comentarios que generan mis artículos, y los de otros foros, que creo los llaman así. Mi respuesta es contundente. No. No los leo porque, según me dicen, Internet es el reino de la cobardía, la calumnia y el anonimato.

Puedo mantener una correspondencia –lo he hecho en centenares de ocasiones– con mis críticos más feroces, siempre que sepa quiénes son. Las opiniones se firman, que ya somos mayores para insultar o elogiar desde los escondites miserables de lo incógnito. De ahí que me haya interesado el inteligente artículo, publicado en LA RAZÓN de Pedro A. Cruz Sánchez titulado «Las cloacas de Internet».

En «las cartas al Director» que se publican en los periódicos, se exige la identificación del comunicante. Pero en Internet, de acuerdo con lo que me cuentan, el insulto, la calumnia e incluso la amenaza, salen gratis. Ignoro si técnicamente es posible establecer un control de acuerdo con las leyes vigentes. Ignoro si en otros países sucede lo mismo. Ignoro si los parlamentos tienen mimbres y músculos parta legislar al respecto. Claro, que el origen de ese campo abierto al anonimato, no es otro que los «Confidenciales», donde todo puede decirse, e incluso inventarse, desde el amparo de las nubes. No quiero decir con esto que todos los confidenciales sean iguales. Los hay serios, y los hay chungos. Pero en un periódico, en una radio o en una televisión, las opiniones que se vierten tienen firma, voz o imagen.

El anónimo más tonto que he recibido en mi ya larga vida de opiniones firmadas, y que guardo como un tesoro de la cobardía, lo recibí cuando escribía en ABC. Se trata de la carta de un batasuno indignado. Me adelantaba su intención de hacerme picadillo cuando me viera, amenazaba a mi familia, y me dedicaba una interminable cadena de insultos barriobajeros. Como buen cobarde, no firmaba. Y como buen cretino, no fue cuidadoso con su secreta y abominable identidad. Metió el escrito en un sobre timbrado, con su nombre, apellidos y dirección impresos. Con ayuda de la Telefónica di con su número de teléfono y llamé al cobarde. Se estercoló. –¿Cómo ha dado con mi teléfono?–; –porque usted es tan imbécil que envía un escrito sin firmar en un sobre timbrado–. Colgó como una nena asustada. Un valiente «gudari» de la «Lucha Armada».

La libertad, como todo bien democrático, se ejerce con nombre y apellidos, como bien resalta Cruz Sánchez. «Si no es así –prosigue–, se transforma en vandalismo, una variante del fascismo más virulento, que evita la posibilidad de la disensión en convivencia, para optar por la agresión o por la calumnia diseñada en laboratorio para favorecer el linchamiento moral y físico. ¿Quién está dispuesto a amparar por más tiempo toda esa red de cloacas, encargada de canalizar el detritus más hediondo de nuestra sociedad?». Así finaliza Cruz Sánchez su inteligente y valiente comentario.

Los legisladores tienen que actuar, entre otras razones para que este humilde servidor se divierta con los comentarios acerca de sus artículos. Mientras se oculten en el podrido anonimato, no merecen la pena. Y me dicen que también los hay inteligentes, educados y discrepantes desde la medida y la sabiduría. También me informan que resultan desconsoladoras las faltas de ortografía. Legislen, por favor, que estoy deseando conocerlos. Siempre que firmen, claro.