La píldora del día después

Tomado prestado de www.forumlibertas.com

El pasado 10 de septiembre, el semanario de referencia para los farmacéuticos españoles, Correo Farmacéutico, publicaba una entrevista a Emilio Jesús Alegre del Rey, farmacéutico especialista en Farmacia Hospitalaria en el Centro de Información de Medicamentos del Hospital Universitario de Puerto Real (Cádiz), en la que este experto venía a concluir “con seguridad” que la llamada píldora del día siguiente (PDS) “tiene efecto abortivo”.

“Sí, entendiendo por abortivo lo que comúnmente se entiende: que causa la eliminación de un ser humano antes de nacer. En este caso, se puede causar la eliminación de un embrión aún no implantado”, advertía.

En el ‘Informe sobre la píldora del día siguiente’, publicado en julio de 2012, Alegre del Rey muestra diez puntos a modo de conclusiones en los que advierte sobre los efectos del uso de la PDS: “es abortiva, no disminuye la tasa de embarazo imprevisto ni la de aborto provocado, y supone riesgos para las usuarias”, sobre todo “en adolescentes”.

“La novedad de este informe es que incorpora los resultados de las últimas revisiones sistemáticas" que “permiten conocer por fin, con mayor precisión, la magnitud del efecto total del levonorgestrel postcoital” (PDS), subraya el especialista farmacéutico en la entrevista. “Y lo mismo puede decirse, por cierto, del acetato de ulipristal (EllaOne (R))”, agrega.

“Desinformaciones que crean falsa seguridad”.

El experto destaca en la entrevista que lo primero que hay que hacer es “dejar de dar mensajes basados en estudios en ratas o sin análisis estadístico, para asegurar que la píldora del día siguiente no es abortiva”.

“Por el contrario, todo parece indicar que al menos un 30%, y probablemente un 50% de los embarazos que evita, son atribuibles a un mecanismo posterior a la concepción”, indica.

“Además, circulan otras desinformaciones que crean una falsa seguridad y pueden potenciar su uso. Por ejemplo, el programa ‘Sexo con seso’ de Cruz Roja asegura que esta píldora evita el 95% de los embarazos si se toma el primer día tras la relación. Ese dato sabemos que está muy sesgado. Hay que tener cuidado para que los programas formativos sean, al menos, independientes de la industria que comercializa los productos”, advierte.

En cuanto a la eficacia del producto, Alegre del Rey considera que “la reducción de la probabilidad de embarazo tras la toma de este producto parece situarse entre el 65% y el 80%. Pero se produce una paradoja, y es que, en las mujeres a las que se facilita el acceso a la píldora del día siguiente, no disminuye nada la probabilidad de tener un embarazo imprevisto”.

“Pienso que disponer de lo que algunos llaman un ‘plan B’ no ayuda a las jóvenes a decir ‘no’ ante relaciones sexuales de riesgo”, alerta.

Aunque la desinformación ante la opinión pública lleva a asegurar que facilitar la PDS reduciría los embarazos imprevistos y hasta los abortos en la población, “la evidencia científica de más de veinte estudios coincidentes demuestra desde hace años que no es así”.

“El experto concluye su entrevista con otra advertencia sobre la PDS: “como todo producto hormonal a dosis altas, sabemos que tiene sus riesgos, siendo los más frecuentes y conocidos las alteraciones del ciclo menstrual, dolor mamario y abdominal, fatiga, dolor de cabeza, etc. […] Los riesgos aumentarán […] con su uso en adolescentes, o en administraciones repetidas. Y se teme que puede causar trombosis o embarazo ectópico”.

Breve resumen sobre las conclusiones del informe acerca de la píldora del día siguiente.

Motivo del informe.

Desde hace siete años, venimos respondiendo a consultas sobre este producto que se centran en dos aspectos: por un lado, sobre el mecanismo de acción y la seguridad para el embrión, posible efecto post-fecundación y su información a las usuarias; por otro lado, sobre su seguridad para la mujer que lo toma. Estas consultas nos han llegado desde diversos ámbitos: ginecólogos, farmacéuticos comunitarios, abogados, periodistas y asociaciones profesionales.

Recientemente, con la discusión pública sobre la procedencia o no de mantener su uso facilitado sin receta, y con la proliferación de informaciones al respecto, nos han llegado nuevas demandas de información desde diversos ámbitos, privados y públicos. En la imposibilidad de contestar a todas ellas, realizadas cada una desde su óptica, hemos querido elaborar el presente informe para intentar dar satisfacción, en la medida de nuestras posibilidades, a las cuestiones planteadas.

Cuestiones planteadas.

En este informe trataremos de dar respuesta a tres cuestiones sobre levonorgestrel postcoital que nos han sido planteadas desde diversos ámbitos:

1. ¿Tiene efecto post-fecundación? Caso de que existiera, ¿sería una buena praxis omitir este dato a las usuarias por considerarlo irrelevante?

2. Su disponibilidad, bien bajo control médico con receta, o bien “expandida” (sin receta), ¿disminuye la incidencia de embarazo imprevisto y aborto?

3. Las características adicionales para que un producto se dispense sin receta, como son un bajo potencial de uso inadecuado y escaso riesgo para la salud, ¿son suficientemente satisfactorias en este producto?

CONCLUSIONES

Efectos anticonceptivos y abortivos de la PDS

1. La toma de la PDS, según la mejor evidencia disponible, reduce un 81% (IC95% 65-89%) la probabilidad de embarazo.

2. Dicho efecto no puede explicarse solamente por un mecanismo anovulatorio. La contribución del efecto anovulatorio al afecto total de la PDS es aproximadamente del 50% (podría ser del 65% si el efecto total de la PDS estuviese en el extremo inferior del intervalo de confianza antes mencionado).

3. La evidencia disponible muestra que la PDS no afecta a la capacidad de los espermatozoides para alcanzar útero y activarse para la fecundación. No disponemos de estudios que exploren su influencia en el transporte de los mismos a través de la trompa de Falopio.

4. La evidencia directa sobre efectos endometriales de la PDS es inconcluyente. Se han detectado algunas alteraciones, pero sus implicaciones sobre la implantación del embrión son dudosas. Otros efectos, como la alteración del transporte tubárico o de la comunicación hormonal materno-embrionaria, no han sido investigados.

5. Teniendo en cuenta los puntos anteriores, parece muy probable que la PDS actúe parcialmente mediante mecanismos post-fecundación que darían cuenta, al menos, de un 30% -y posiblemente, de un 50%- de su efecto en la disminución de embarazos confirmados. La negación del efecto post-fecundación (abortivo) carece actualmente de base científica relevante y no es consistente con la mejor evidencia clínica disponible sobre magnitud del efecto interceptivo de la PDS; lo mismo, por razones análogas, es aplicable al acetato de ulipristal.

6. El hecho de que la PDS pueda actuar parcialmente mediante mecanismos que causan la eliminación del embrión, supone un dato de partida para la discusión ética y para las cláusulas de conciencia, y debe ser comunicado a los profesionales. La eliminación del embrión aún no implantado tiene relevancia ética y psicológica para las potenciales usuarias, muchas de las cuales manifiestan que no tomarían un producto de ese tipo. Por tanto, resulta imprescindible que sean informadas, sin ambigüedades ni omisiones, de que la PDS puede tener un efecto abortivo antes de la implantación.

Efecto nulo en la disminución de la tasa de embarazo imprevisto y la incidencia de aborto provocado

7. Existe evidencia experimental de máximo nivel que muestra que facilitar la disponibilidad de la PDS no disminuye la tasa de embarazo imprevisto ni la de aborto provocado a nivel poblacional. Las afirmaciones según las cuales la disponibilidad de la PDS -con o sin control médico- contribuiría a disminuir los embarazos imprevistos o los abortos provocados, son contrarias a la mejor evidencia científica disponible y suponen una grave desinformación en materia sanitaria.

8. No son bien conocidas las causas de la ausencia de efecto sobre dicha tasa de embarazo imprevisto o incidencia de aborto provocado. Varios ensayos clínicos no encuentran cambios en el comportamiento sexual o uso de anticonceptivos, frente a uno que sí encuentra una sustitución parcial del empleo de métodos anticonceptivos habituales -incluido el preservativo-, por la PDS. La fiabilidad de todos estos estudios, que evalúan el comportamiento sexual autodeclarado, es reducida.

Balance beneficio/riesgo negativo para la salud pública

9. Como cualquier otro producto hormonal, o incluso farmacológico, la PDS supone riesgos para la salud, y aún más cuando se usa en poblaciones escasamente representadas en los ensayos clínicos (p. ej., en adolescentes, mujeres con ciclos irregulares), en condiciones no probadas en los mismos (administraciones repetidas, más o menos frecuentes), y/o en personas con riesgos específicos (alteraciones de coagulación, historial de embarazo ectópico, salpingitis, interacciones, etc.).

10. En consecuencia, la disponibilidad de la PDS atenta contra la vida de los embriones aún no implantados, supone riesgos para las usuarias, carece de beneficios en términos de reducción de la tasa de embarazo imprevisto y aborto provocado, y ocasiona un gasto superfluo. La expansión actual de la disponibilidad de este producto hormonal, sabiendo que ésta aumenta su utilización pero no aporta beneficios y sí riesgos, parece una decisión contradictoria desde el punto de vista de la salud pública, además de las consideraciones éticas.