Una idea central...

Somos La Iglesia católica


Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.

Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.

Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.

Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.

Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.

Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.

Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.

Somos… La Iglesia católica.

Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.

Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).

Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.

Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.

Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...

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San Ignacio y el mundo de los valores

Por Mons. Francisco José Arnaiz, S. J.

En el tiempo de San Ignacio no se hablaba de valores. Sin embargo, por intuición y por introspección, dijo cosas muy substanciales sobre el mundo de los valores, sin nombrarlos, en lo que él llamó Principio y Fundamento. Hoy se enfatiza que un individuo o un pueblo o una generación es lo que sean sus valores.

En el valor hay que distinguir su dimensión objetiva y su dimensión subjetiva.

Ante todo su dimensión objetiva.

El valor no es meramente el resultado de nuestra capacidad valorativa o estimativa. Independientemente de la valoración que haga de él el ser humano, el valor tiene realidad propia.

Lúcidamente escribió Ortega y Gasset: “No son los valores un don que nuestra subjetividad hace a las cosas, sino una extraña y sutil casta de objetividad que nuestra conciencia encuentra fuera de sí como encuentra los árboles y los hombres”.

Es interesante resaltar que la objetividad del valor no determina el comportamiento humano. La determina la apreciación subjetiva. Si la honestidad la valoro negativamente y en cambio valoro positivamente la apropiación de lo que no es mío, o el dejar de cumplir con una obligación ética o funcional mía el comportamiento será necesariamente corrupto.

Esto supuesto la pregunta ahora es en qué consiste verdaderamente el mundo de los valores. Una cosa es ser y otra valer. Cuando de algo se dice que “vale”, que tiene un determinado valor, nada decimos de su ser, pero sí decimos que esa realidad no nos es indiferente, que nos afecta positiva o negativamente y que consecuentemente nos atrae o nos repele.

Con esto estamos expresando que el valor es una cualidad de una realidad.

Y “es también, como decía Husserl, algo que no tiene por sí misma substantividad sino que se adhiere a otra cosa. Como el color que no puede darse sin espacio”.

La “no indiferencia” del valor para el ser humano, la relación ineludible que tiene respecto al ser humano, que suena a algo negativo, es, sin embargo, algo positivo, la capacidad que tiene la realidad, de que se trata, para satisfacer necesidades o conveniencias humanas, es decir para proporcionar al ser humano perfección, bienestar o deleite.

Cuatro son las características de todo valor: dependencia de la materia de que se trata, rango, bipolaridad y jerarquización.

Dependencia de la materia de que se trata. Una cosa es la justicia, la honestidad, la integridad, la responsabilidad, la eficacia, la constancia etc. y otra la belleza, la necesidad, la conveniencia, la utilidad, el bienestar, etc.

Rango. Es esencial a todo valor el ser inferior, superior o equivalente respecto a otro valor. Su no indiferencia constitutiva comparada con otra puede ser mayor, menor o equivalente.

Bipolaridad. Todo valor está sometido irremisiblemente a la ley de contrarios.

Esto quiere decir que todo valor tiene un contrario. A bueno se contrapone malo; a bello, feo. A justo, injusto; a heroico, mediocre; a honesto, corrupto; a sano, enfermo; a vida, muerte… Muy acertadamente escribió García Morente: “Si al punto de indiferencia llamamos simbólicamente cero, la no indiferencia tendrá que consistir necesariamente, por ley de su estructura esencial, en alejamiento positivo o negativo del cero”.

Jerarquización. Los valores son muchos y diversos, y de acuerdo a lo que hemos dicho los hay inferiores, superiores y equivalentes. Evidentemente que en un incendio de una casa entre salvar la vida de un niño, que es una persona y salvar un cuadro de incalculable mérito y precio, toda persona cuerda no dudará salvar la vida de ese niño aunque el cuadro sea consecuentemente pasto de las llamas.

La jerarquización, según esto, o subordinación de unos valores respecto a otros no alude para nada a la valoración subjetiva que alguien pueda hacer personalmente, sino a una jerarquización objetiva, fundamentada en la no indiferencia de esos valores reales. Esto significa claramente que existe una escala objetiva de valores, natural y previa a cualquier valoración subjetiva.

Entre todas las escalas objetivas propuestas, la de Max Scheler (uno de los grandes teóricos de los valores) es con mucho la más aceptada.

Clasifica todos los valores posibles en seis grupos en orden de inferioridad a superioridad: valores útiles, valores vitales, valores lógicos, valores estéticos, valores éticos y valores espirituales.

Se produce inversión de valores siempre que un valor inferior subordina un valor superior. El dinero, la riqueza, es un valor como lo es también la honradez. La honradez sin embargo es un valor superior al de la riqueza y, consecuentemente cuantas veces se anteponga la riqueza a la honradez, estaremos ante un pérfido caso de inversión de valores.

Para San Ignacio Dios y su voluntad son valores supremos, absolutos y subordinantes. Y todos los otros valores, por muy excelsos que nos parezcan, son respecto a ese valor supremo y absoluto que es Dios y su voluntad, valores relativos y subordinados a Él.

Gran conocedor de los dinamismos humanos, San Ignacio propone como ejemplo de valores relativos y subordinados la salud, la riqueza, el honor y la vida larga. Tales realidades son genuinos valores porque perfeccionan, satisfacen y deleitan al ser humano y por eso no lo dejan indiferente sino que lo atraen y reclaman. Los cuatro responden a cuatro fuertes instintos: la salud al instinto de conservación, la riqueza al instinto de posesión, el honor al instinto de superación, y la vida larga al instinto de supervivencia.

El valor, por la relación ineludible que tiene con la perfección, bienestar o satisfacción del ser humano, hace que este no sea indiferente al valor.

Serlo es imposible humanamente. Si lo fuese en alguno argu¨ir.a en él “anormalidad” de conducta o de personalidad.

Sabe, sin embargo, San Ignacio, que el ser humano no es un ser automatizado sino autodeterminado. Los estímulos internos y externos no determinan necesariamente su respuesta.

La reclaman y exigen pero no la obligan.

La libertad psicológica en el ser humano es la capacidad de actuar o inhibirse, de escoger entre dos o varias posibilidades. Dios en sus relaciones con el ser humano, jamás le anula esta capacidad que implica su responsabilidad. Se la respeta siempre, pues en ella radica su dignidad y grandeza, su mérito y deméritos.

En virtud de esta dinámica, el ser humano, que no puede ser indiferente a los valores que lo reclaman, sí, puede hacerse indiferente a ellos y esta es la fórmula que emplea San Ignacio para lograr de acuerdo a la jerarquización de valores que todo lo que hagamos esté subordinado a Dios y a su santísima voluntad, valor supremo, absoluto y universal.

Este valor supremo, sin llamarlo así, lo enuncia y desarrolla con estas palabras: El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir (hacer su voluntad en todo) a Dios Nuestro Señor y mediante esto salvar su alma (lograr la vida eterna y gloriosa, la plenitud de la participación en la vida de Dios para siempre) y las otras cosas sobre la haz de la tierra son creadas para el hombre y para que le ayuden en la prosecución del fin que es creado (es decir que son valores subordinados al valor supremo y absoluto). De donde sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas (en virtud de subordinación) cuanto le ayuden para su fin y tanto debe quitarse de ellas cuanto para ello le impidan. Por lo cual es menester (en virtud de la jerarquización de valores) hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro albedrío (a nuestra autodeterminación) y no le esté prohibido, en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta , y por consiguiente en todo lo demás, solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados (en razón de que eso es un valor supremo y subordinante)” (EE n.23). Todos los paréntesis son nuestros.

Ley es lo que está establecido que debemos hacer. Norma, es lo que casi todos hacen y nos estimula a hacerlo aunque no esté estipulado por ley. Actitud es una tendencia a reaccionar de la misma manera ante situaciones iguales o parecidas fruto de serias convicciones, experiencias positivas y repetición de actos. En virtud de la realidad objetiva y de la escala (jerarquización) de los valores, la famosa “indiferencia ignaciana” debe ser, en nuestra relación con Dios, norma y actitud, principio regulador y comportamiento fundamental. Este es el sagaz planteamiento de San Ignacio de Loyola respecto al mundo importasnte de los valores.

El lado oscuro de los adultos emergentes

Por Juan Meseguer

Debido a una serie de transformaciones socioculturales, el paso de la juventud a la madurez se ha vuelto más complejo que antes. Procurar hacerse cargo de la amalgama de conflictos que viven los jóvenes es ya un primer paso para ayudarles a buscar un sentido vital.

Cuando se habla de los “jóvenes de hoy”, algunos adultos tienden a quejarse de un retroceso respecto a los de la generación anterior (bien en lo académico o bien en terrenos más amplios como la cultura, el civismo o la moral). Los más optimistas suelen salvarles con el argumento “nada nuevo bajo el sol”.

Pero para Christian Smith, profesor de Sociología y director del departamento de investigación social de la Universidad de Notre Dame, este último argumento a veces esconde comodidad antes que optimismo.

Sería como decir: ya se sabe que, a su edad, todos hemos tenido dificultades. Pero cuando se incorporen al mundo laboral, formen una familia y afronten una hipoteca, entonces maduraran. En cualquier caso, no podemos hacer nada por ellos.

A juicio de Smith, el argumento “nada nuevo bajo el sol” olvida un dato básico: que los jóvenes de ahora son distintos a los de antes, pues las condiciones sociales, culturales, demográficas y económicas en que han crecido son diferentes.

Los jóvenes se han acostumbrado a pensar la ética en función de sus sentimientos, en lugar de elaborar sus posiciones a partir de principios objetivos

Seis tendencias que los hacen distintos

Smith es el investigador principal de Lost in Transition (1), un estudio recién publicado que combina técnicas cuantitativas y cualitativas para analizar cómo se comportan y cómo argumentan en el terreno moral los llamados “adultos emergentes”: o sea, jóvenes de 18 a 23 años. Una fuente de información muy valiosa en este estudio son las entrevistas en profundidad que hicieron Smith y su equipo en 2008 a una muestra de estos jóvenes, procedentes de distintos lugares de Estados Unidos.

Para comprender las dificultades que afrontan los jóvenes del siglo XXI, Smith y su equipo identifican seis cambios socioculturales que –junto a otros que no pueden abarcar– han dejado huella en esta generación.

El primero de ellos es la democratización de la universidad, un proceso que comenzó en la segunda mitad del siglo XX. Pero lo novedoso es que ahora un elevado número de alumnos –los que quieren estar mejor preparados y, por tanto, los que probablemente terminarán influyendo más en la cultura del país– tienden a alargar su formación académica hasta los 30 años mediante posgrados o masters.

Un segundo cambio, unido al anterior, es que se casan a edad más avanzada. Si bien es cierto que en esta decisión han influido factores económicos, también ha tenido mucho peso el miedo al compromiso.

Un tercer cambio podría formularse en forma de paradoja: nunca antes los jóvenes de EE.UU. (y, en general, de Occidente) habían gozado de tanta libertad y bienestar material, pero curiosamente nunca antes habían experimentado tanta “desorientación” y “ansiedad”; dos palabras que aparecen con frecuencia en el estudio.

El cuarto cambio es el hiperproteccionismo económico con que los padres envuelven a sus hijos universitarios. Aunque actúen con buena intención –que a sus hijos no les falte de nada para que aprovechen bien la carrera–, lo cierto es que esos recursos no siempre van destinados a comprar los últimos manuales.

Según las estimaciones de los autores, aparte del coste de la universidad, los padres norteamericanos gastan de media en sus hijos unos 38.340 dólares (28.560 euros) en el período que va de los 18 a los 34 años; dinero que éstos “destinan preferentemente a financiar su libertad durante el largo tiempo que transcurre hasta la madurez”.

El quinto cambio no aporta nada esencialmente novedoso al movimiento de la revolución sexual de los años sesenta y setenta. Fue entonces cuando la píldora facilitó separar sexualidad y procreación. Lo significativo de estas últimas décadas es que el permisivismo va en aumento.

Finalmente, en los años ochenta y noventa, las teorías postestructuralistas y postmodernistas tuvieron un gran impacto en la cultura norteamericana. Aunque muchos jóvenes quizá no conocen sus postulados, lo cierto es que algunas de estas ideas han calado en su manera de pensar. Por ejemplo: la pérdida de confianza en la razón; el auge del emotivismo; la idea de que cada cual puede construirse a sí mismo al margen de los lazos familiares y sociales e incluso de la biología; el relativismo moral, etc.

El subjetivismo sentimental confunde

De las conclusiones del estudio que más han llamado la atención a algunos comentaristas norteamericanos se encuentra la incapacidad –conceptual y lingüística– que tienen muchos jóvenes de 18 a 23 años para manejarse con soltura en las conversaciones sobre temas morales.

En general, ante los dilemas éticos planteados por los investigadores, abundan las respuestas basadas en un subjetivismo sentimental que evita chocar con las opiniones –más que convicciones– de los demás. Algunos ejemplos:

— “Eso es algo personal. Depende de cada uno. ¿Quién soy yo para juzgar?”

— “[En tal situación] haría lo que creo que me haría feliz o lo que me haría sentirme bien. No tengo otra forma de saber cómo actuar más que atender a cómo me siento”.

— “Supongo que lo que hace bueno a algo es cómo me siento yo respecto a eso. Pero entiendo que hay personas que pueden sentirse de forma diferente respecto a lo mismo; por tanto, no puedo decidir qué es bueno y qué es malo por los demás”.

Es significativo que, cuando los investigadores pidieron a los jóvenes que describieran un dilema moral al que se habían enfrentado, dos tercios no supieron responder o bien explicaron un dilema que no tenía nada que ver con la moral. Uno, por ejemplo, respondió que no tenía suficiente dinero para alquilar un apartamento.

Para Smith, la confusión de estos jóvenes se explica principalmente por dos motivos. Primero: porque se han acostumbrado a pensar la ética en función de sus sentimientos, en lugar de elaborar sus posiciones a partir de principios objetivos. Y segundo: porque, al no estar acostumbrados a leer ni a razonar sobre cuestiones éticas, les falta el vocabulario básico sobre estas materias.

El progresismo de unos lo pagan otros

Smith tiene clara una cosa: estos jóvenes no son unos inmorales. Pero necesitan más formación cultural y ética; algo que requiere dedicación por parte de los adultos. Más que nada porque estos problemas no afectan sólo a los jóvenes, sino que hunden sus raíces en la moderna cultura americana que éstos han heredado.

Esa dedicación –Smith la llama realistic care– exige, en primer lugar, abandonar el cómodo argumento “nada nuevo bajo el sol”. No es realista confiar en que los problemas de los jóvenes (su forma de pensar, los hábitos que han desarrollado durante años...) se arreglarán –así, de golpe y porrazo– sólo porque les caiga encima una hipoteca.

Además, una atención realista requiere abandonar el eje progresista-conservador para empezar a abordar la desorientación de los jóvenes. Se trata de afrontar sufrimientos concretos, no batallas ideológicas.

En este sentido, resulta elocuente un artículo de David Brooks en The New York Times a propósito de Lost in Transition. Después de comentar el estudio, se queja del poco caso que se ha hecho a pensadores rigurosos que llevan décadas advirtiendo sobre el deterioro de los valores compartidos y el auge del individualismo moral.

Autores como Allan Bloom, Gertrude Himmelfarb, Alasdair MacIntyre, Charles Taylor o James Davison Hunter han insistido –cada uno a su modo– en la insuficiencia de la experiencia subjetiva como fuente de sentido; son necesarios, además, los vínculos sociales que proporcionan la familia, la religión, la moral y la cultura.

El artículo de Brooks da pie para preguntarse si los experimentos sociales llevados a cabo a partir de los años sesenta en ámbitos como la protección de la vida, la familia, la educación o la sexualidad no se lo han puesto un poco más difícil a las generaciones siguientes.

A la vuelta de los años, parece que lo que las élites acomodadas del siglo XX consideraban signos preclaros de trasgresión y progresismo no eran más que fuentes de desorientación y ansiedad para unos jóvenes que, además, han de afrontar ahora una situación de inestabilidad económica y precariedad laboral.

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(1) Lost in Transition. The Dark Side of Emerging Adulthood. Christian Smith, Kari Christoffersen, Hilary Davidson y Patricia Snell Herzog. Oxford University Press. Nueva York. 2011.

Sobre los indignados

ALGO MUY GRAVE VIENE GESTÁNDOSE

Por Luis Fernández Cuervo (luchofcuervo@gmail.com)

Algunos lectores míos no entienden cuando escribo en estilo hipotético-humorístico. Y mucha más gente no se da cuenta de dos males crecientes que padece nuestra cultura actual, tanto en América como en Europa. ¿Es algo que puede evolucionar o reventar en algo peor?

Uno de esos males estaba señalado en mi artículo anterior: la rebeldía contra la ecología humana, contra las leyes naturales que deben regir a los seres humanos. Que en mi apólogo coincida un agnóstico inteligente y honesto con lo que el Papa les recordó a los políticos alemanes en el Bundestag, no es de extrañar, ya que para verlo no es necesaria la fe cristiana, aunque la fe le da un diagnóstico de mayor severidad y profundidad a esa rebeldía destructiva contra la naturaleza.

Recordemos lo que dice un agnóstico real, no imaginario, el escritor Mario Vargas Llosa, en su artículo sobre la pasada Jornada Mundial de la Juventud: “una sociedad democrática no puede combatir eficazmente a sus enemigos -empezando por la corrupción- si sus instituciones no están firmemente respaldadas por valores éticos, si una rica vida espiritual no florece en su seno como un antídoto permanente a las fuerzas destructivas, disociadoras y anárquicas que suelen guiar la conducta individual cuando el ser humano se siente libre de toda responsabilidad”.

Pero esas fuerzas destructivas son lo que se predica desde el siglo pasado, lo que se vive y se extiende por nuestra cultura: una libertad irresponsable, cerrada a lo moral y espiritual, anclada en el placer, la holganza y la exigencia de derechos sin cumplir los correspondientes deberes. “Estamos criando vagos” han dicho varios psiquiatras.

El otro mal son los indignados que protestan aparentemente sólo contra las injusticias económicas. Cuando la indignación fue española o griega, pudo superficialmente verse solo como un problema económico. En España la crítica se centra contra la “aristocracia” de diputados y senadores que no sufren las consecuencias de la recesión económica; pero también tiene vertientes anarquistas y antirreligiosas. En Chile dos comunistas se han apropiado de la dirección y exigencias de una minoría ruidosa y muy violenta de estudiantes que no estudian pero exigen –no piden- educación gratuita. Esos jóvenes son el fruto del tipo de educación permisiva que instauró la Concertación, especialmente durante el gobierno de la Bachelet.

En Inglaterra se vieron estratos más profundos de estos estallidos de “indignación” violenta. Un informe del Instituto de Investigación de Políticas Públicas señaló la proporción mayoritaria de hijos de familias monoparentales y hogares desestructurados como autores de los actos criminales. Factor mucho más relevante entre los delincuentes que su origen social, porque incluso algunos culpables de robos y asaltos a tiendas y supermercados eran de familias acomodadas o millonarias.

Ahora también en Estados Unidos, a partir de la primera protesta neoyorquina en Wall Street, se propagan los grupos de indignados a varias otras ciudades. El problema económico es el detonante, pero ¿es eso todo?

La Revolución Francesa comenzó en una crisis económica en la que la aristocracia se negó a pagar impuestos y donde en una Asamblea de los tres Estados se fueron aireando las injusticias habientes. Después terminó con la Monarquía y con la cabeza guillotinada de los aristócratas. En USA, indigna que la “aristocracia” de los millonarios pague menos impuestos que sus empleados, como el mismo millonario Warren Buffet señaló. Y los altos dirigentes de empresas echan gente a la calle pero ellos no sufren desempleo.

Internet y las redes sociales van aireando estos males muy poco democráticos que en muchos países evolucionaron a “partidocracias” injustas y corruptas. A ello se unen esas nuevas generaciones creciendo en hogares rotos o inexistentes, empapados en distracciones ociosas, en fobia al estudio y a la disciplina, en permisivismo sexual y ausencia de valores morales…

Es muy malo empapar la paja en gasolina. Cualquier fósforo puede producir un incendio de extensión y consecuencias imprevisibles.

Sobre la misión de la Virgen del Rosario del Pozo

Tomado de http://info-ries.blogspot.com/

El arzobispo de León (Estado de Guanajuato, México) acaba de hacer pública una carta circular alertando a sus fieles sobre la devoción a la Virgen del Rosario del Pozo, procedente de Puerto Rico.

Mons. José Guadalupe Martín Rábago recuerda que, según la Congregación para la Doctrina de la Fe y los obispos puertorriqueños, la asociación que promueve este culto está fuera de la Iglesia católica, y que “se ha desaprobado la conducta de sus dirigentes”.

Ya en el año 2007 la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) dedicó gran parte del número 32 del boletín Info-RIES a la documentación sobre este grupo, la Misión de la Virgen del Pozo. Dirigida por Juan Ángel Collado Pinto, este movimiento de origen católico se formó en torno a unas supuestas apariciones marianas, y tras una investigación de la Iglesia católica, se la declaró fuera de la misma. Los ex-adeptos, además, refieren abusos.

Por su interés, reproducimos debajo, por orden, la circular de la semana pasada del arzobispo de León, monseñor Martín Rábago, y los anexos documentales a su carta, que son los documentos eclesiales anteriores sobre este tema.

Circular 34/2011 - Devoción De La Virgen Del Rosario Del Pozo

A los señores sacerdotes, a los miembros de las comunidades de vida consagrada y a todos los laicos de la diócesis.

Los saludo con gozo en el afecto de Cristo Señor nuestro y les deseo de la paz.

Está promoviéndose, nuevamente, en el ámbito de la Arquidiócesis la devoción a la Virgen del Rosario del Pozo de Sabana Grande de Puerto Rico. He querido constatar la información ya tenida sobre esta asociación y, por documentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de la Conferencia Episcopal de Puerto Rico, puedo afirmar con absoluta certeza que se trata de una organización que no ha sido reconocida por la Iglesia, y que también se ha desaprobado la conducta de sus dirigentes.

Conviene recordar que debemos estar muy prevenidos con respecto a devociones que se alimentan de pretendidas revelaciones que no han sido reconocidas por la Iglesia; éstas llevan un riesgo grande en las prácticas religiosas pues carecen de sentido de Iglesia. Al llevarse a cabo sin la aprobación del magisterio eclesiástico, y sólo con fidelidad a los pretendidos videntes o a centros de organización en rebeldía contra la autoridad responsable de garantizar su autenticidad, se convierten en inadecuadas e inaceptables.

Los señores sacerdotes tengan en cuenta lo anterior para enseñar a los fieles de su comunidad y disuadirlos de pertenecer a esta asociación. Recordar, lo estipulado en la Circular 04/96, particularmente en los apartados 2º y 3º: “Para visitar comunidades en el ámbito de una parroquia, debe darse el consentimiento del Párroco respectivo. Es muy importante que cualquier visita de alguna imagen se haga dentro del plan de trabajo pastoral de la Parroquia”.

Esto debe animarnos a ayudar a las personas que comprender que «ante todo, la Virgen María ha sido propuesta siempre por la Iglesia a la imitación de los fieles… porque en sus condiciones concretas de vida se adhirió total y responsablemente a la voluntad de Dios» (Marialis Cultus, 35), con el fin de que llevemos una auténtica vida cristiana.

En todo caso, particularmente para devociones que no son comunes entre nosotros, les pido que consulten con el Arzobispo o con su Obispo Auxiliar; también con el Vicario General para estar más ciertos y poder orientar adecuadamente a los fieles y proceder debidamente; así se evitarán prácticas inadecuadas en cualquier sentido, y preservaremos la sana práctica de la vida cristiana y las devociones auténticas.

Les anexo la documentación fidedigna respecto de esta inadecuada e inaceptable devoción: son el Decreto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y la Carta Pastoral emitida por la Conferencia Episcopal de Puerto Rico.

Ruego a la Virgen que permaneció firme al pie de la cruz, nuestra Madre Santísima de la Luz, alcance del Salvador, el gozo de perseverar como Discípulos misioneros, como nos convoca nuestro Plan Diocesano de Pastoral.

Con afecto los bendigo.
León, Gto., 15 de Septiembre del 2011

† José G. Martín Rábago, Arzobispo de León.
Pbro. Pascual López Márquez, Secretario Canciller.

ANEXOS

Carta del Vaticano a la Conferencia Episcopal de Puerto Rico

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

Decreto del 19 de enero de 2007

Prot. N. 73/89-23237

Respecto a la devoción que indebidamente se ha extendido entre numerosos fieles en torno a las supuestas apariciones de la «Misión de la Virgen del Rosario del Pozo», se envió una carta y Decreto con indicaciones acerca de la conducta a seguir por los Obispos de cada lugar hacia las personas que se adhieran a dicha devoción.

En el enunciado de Prensa del 14 de noviembre del 2006, la Conferencia Episcopal de Puerto Rico señaló la responsabilidad que los pastores de la Iglesia tienen ante un fenómeno devocional que en algunos aspectos es perjudicial y que por tal razón es responsabilidad de la Iglesia intervenir especialmente en circunstancias graves para corregir y prevenir los abusos en la práctica del culto.

Ante la gravedad del caso y preocupación que la Congregación de la Doctrina de la Fe (presidida hasta abril del 2005 por nuestro Papa Benedicto XVI) siente hacia el asunto de la «Misión de la Virgen del Rosario del Pozo», la congregación del Vaticano levantó el siguiente Decreto:

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
Vaticano, 19 de enero de 2007

Excelencia:

La Congregación para la Doctrina de la Fe emitió, el 19 de septiembre de 2002, un decreto disciplinar en relación al asunto de las supuestas apariciones de la Sma. Virgen María en el Pozo de Sabana Grande (Puerto Rico) y pidió a los promotores de esos grupos que firmaran una declaración de fe. Últimamente, los obispos de Puerto Rico publicaron una Carta Pastoral acerca del mismo tema para evitar que los fieles se adhieran a tales grupos.

Me permito enviarle los mencionados documentos y solicitarle que, en su calidad de Presidente de la Conferencia del Episcopado, comunique las siguientes orientaciones a los obispos que lo necesiten, para que cada Ordinario del lugar pueda proceder en relación a las personas físicas que actúen contra lo establecido por el Decreto de la Congregación de la Doctrina de la Fe del 19 de septiembre de 2002:

1) Les sea dado a conocer el Decreto mencionado.

2) Si no lo obedecen, sean bien determinados la persona, los actos contrarios a lo establecido por el mencionado decreto y las circunstancias de tiempo y lugar.

3) La persona responsable de dichos actos sea formalmente amonestada (cfr. can. 1347).

4) Si la persona permanece contumaz, se proceda a imponer la pena de entredicho por medio de un decreto extra-judicial (cfr. c. 1332, 1729).

5) Contra un decreto del Ordinario emitido en este sentido, será posible presentar recurso a la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Aprovecho la circunstancia para manifestarle mis mejores sentimientos y confirmarme suyo devotísimo en Cristo:

+Angelo Amato, SDB, Arzobispo Titular de Sila, Secretario

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
Prot. N. 73/89

DECRETO

La Congregación para la Doctrina de la Fe, después de haber sometido a un atento examen la documentación relativa al caso del grupo de devotos de la llamada «Virgen del Rosario del Pozo», atendiendo el bien espiritual de los fieles y con el propósito de evitar prácticas que puedan desorientar la conciencia de los mismos DISPONE que los promotores de los mencionados grupos se abstengan:

1) de inducir a los fieles a llevar a cabo prácticas ascéticas particulares o a emitir promesas que comporten compromisos notables en el ámbito espiritual o moral sin la expresa autorización de la autoridad eclesiástica,

2) de proponer doctrinas que puedan ser consideradas ocultas, reservadas o confidenciales; y

DECLARA que todas las personas que han emitido promesas en estos grupos pueden considerarse libres de las mismas.

Vaticano, a 19 de septiembre de 2002

† Joseph Card. Ratzinger, Prefecto
† Tarcisio Bertone, SDB, Secretario

CARTA PASTORAL SOBRE LA LLAMADA “MISIÓN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DEL POZO” - OBISPOS DE PUERTO RICO

(Esta Carta deberá ser leída en todas las misas dominicales)

A todos los Sacerdotes, Diáconos, Religiosos, Religiosas y fieles católicos en Puerto Rico:

Después de varios estudios amplios y profundos de toda la problemática en torno a la llamada devoción de la Virgen del Rosario del Pozo, la cual se ha extendido por los últimos veinticinco años; y habiendo el Arzobispo de San Juan de Puerto Rico entablado un diálogo con el Cuerpo Rector de la llamada “Misión de la Virgen del Rosario del Pozo” por los últimos cuatro años, y movidos por el deseo de que las indicaciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe fueran acogidas en su letra y su espíritu por este grupo que ha operado sin reconocimiento eclesial local, y habiendo sido interpelados por nuestros sacerdotes y otros fieles sobre el estatuto eclesial actual de dicho movimiento y devoción, hemos llegado a las siguientes aclaraciones y determinaciones:

1. Reiteramos la decisión dada por decreto de 1989 por el Obispo de Mayagüez, en el cual afirmó que sobre los hechos ocurridos en 1953 “no consta su carácter sobrenatural”, y por lo tanto tales hechos no han recibido la aprobación eclesiástica del Ordinario del lugar exigida para este tipo de caso.

2. Que para efectos eclesiales la llamada «Misión de la Virgen del Rosario del Pozo» dejó de existir como asociación privada sin personalidad jurídica canónica en el año 1987.

3. Por lo tanto se pide a los fieles cristianos no acercarse o buscar en la llamada «Misión de la Virgen del Rosario del Pozo» el cultivo de su relación espiritual con la Santísima Virgen María, ya que como afirmamos en la carta colectiva de 1996: “Que teniendo en cuenta el bien espiritual de los fieles de la Iglesia, declaramos como inconvenientes y dañinos, a la larga, para la piedad de los católicos las consignas y planteamientos doctrinales de la así llamada «Misión de la Virgen del Pozo» y no aconsejables, para una buena moral de relaciones, las vinculaciones y dependencias creadas entre «padre-madres» e «hijos/hijas espirituales» en las esferas organizativas de los «grupos»”.

4. Recordamos a los fieles devotos de la llamada «Misión de la Virgen del Rosario del Pozo» que por decreto de la Congregación de la Doctrina de la Fe de 2002 se determinó: “Que todas las personas que han emitido promesas (y juramentos religiosos) en estos grupos pueden considerarse libres de las mismas”.

5. Recordamos que los sacerdotes llamados “Misioneros de Cristo Sacerdote”, fruto de dicho movimiento, no están autorizados a ejercer el ministerio en Puerto Rico. Igualmente las religiosas llamadas “Hermanas Misioneras de la Restitución”, fruto de dicho movimiento, no han sido aceptadas oficialmente en ninguna diócesis puertorriqueña para ejercer el apostolado.

6. Reiteramos la prohibición a los llamados líderes de la “Misión de la Virgen del Rosario del Pozo” de continuar difundiendo y cultivando una devoción sin reconocimiento eclesial como fue afirmado por decreto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, donde se había reclamado a los líderes de este movimiento de abstenerse de prácticas ascéticas particulares “sin la autorización de la autoridad eclesial”, además que se les urgía igualmente de no difundir doctrinas “ocultas, reservadas o confidenciales” que no tienen el carácter público propio de la fe católica.

7. Para mantener y acrecentar la comunión eclesial en Puerto Rico el Sr. Arzobispo, presidente de la CEP, a nombre de los demás obispos que componen la CEP, le ha requerido en conversación privada y personal al Sr. Juan Collado como a las llamadas “Columnas” de la “Misión” de cesar y desistir de continuar promoviendo esta devoción.

8. Pedimos a los sacerdotes pastores en Puerto Rico que acojan con profundo sentido de caridad pastoral a todos los llamados devotos a la Virgen del Rosario del Pozo, ayudándoles a cultivar una sana espiritualidad mariana, tan fundamental para nuestra identidad en Cristo. A propósito de lo anterior les recordamos a los sacerdotes el principio canónico “que la ley suprema de la Iglesia es la salvación de las almas”.

Esta intervención nuestra procede de la responsabilidad que como pastores tenemos ante un fenómeno devocional que en algunos aspectos hemos percibido perjudicial, y como recuerdan las normas de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre las apariciones:

“Por razón del deber doctrinal y pastoral, la Autoridad competente, por su cuenta, puede intervenir, más aún, debe hacerlo en circunstancias graves, por ejemplo, para corregir y prevenir los abusos en la práctica del culto y la devoción, en la desaprobación de doctrinas erróneas y para evitar los peligros de un falso e inconveniente misticismo, etc.”.

En vista de lo presentado en este documento, exhortamos a todos los fieles devotos de la Virgen del Rosario del Pozo a que acudan a sus propios párrocos en las diversas parroquias para recibir el apoyo y dirección espiritual que necesiten.

Confiamos que el deseo expresado por parte del liderato de la “Misión” de ser guiados por la autoridad de los Obispos en Puerto Rico se manifieste en la acogida fiel de estas aclaraciones y determinaciones nuestras.

Dado en la sede de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (CEP) en San Juan de Puerto Rico, a 14 de noviembre de 2006.

+Luis Cardenal Aponte Martínez, Arzobispo Emérito de San Juan
+Monseñor Roberto O. González Nieves, O.F.M., Arzobispo de San Juan, Presidente de la CEP
+Monseñor Félix Lázaro, Sh.P., Obispo de Ponce, Vicepresidente de la CEP
+Monseñor Iñaki Mallona, C.P., Obispo de Arecibo
+Monseñor Rubén González, CMF, Obispo de Caguas
+Monseñor Ulises Casiano Vargas, Obispo de Mayagüez
+Monseñor Héctor Rivera Pérez, Obispo Auxiliar de San Juan
+Monseñor Hermín Negrón Santana, Obispo Auxiliar de San Juan, Secretario de la CEP.

El suicidio en el siglo XXI

Por Javier Arias Artacho (www.religionenlibertad.com)

Es curioso observar la sorpresa con la que la gente se enfrenta al suicidio. En las últimas semanas he percibido el desconcierto por la muerte de dos jóvenes que sin conocerse, compartieron un mismo final y, quizás, también un mismo perfil. Son hombres anónimos, desconocidos, hasta que su vida entra en una terrible crisis y sus pasmosas muertes inundan su desgraciada leyenda entre miles y miles que nunca sabrán quiénes fueron realmente. En este caso, se sabe que eran jóvenes – alrededor de los treinta años -, buen trabajo, buen expediente académico, deportistas… Para quienes los conocían, eran gente normal de la cual jamás sospecharon un desenlace semejante. Y esto sorprende, claro está, porque apunta a dos conclusiones fundamentales: la primera es que, como si fuese una película de zombis contagiosos, todos estamos acechados por la misma amenaza, porque todos somos tan aparentemente normales como los fallecidos. La segunda, y la más increíble, es que la gente que los conocía, no los conocía para nada.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2010, en España nueve personas se quitan la vida cada día. También revela que lo hace el triple de varones (78,31 por ciento) que de mujeres (22,56 por ciento) y que, sorprendentemente, el número total de suicidios en España ya supera al de los accidentes de tráfico. Y no es este un mal achacable solamente a nuestro país porque la Organización Mundial de la Salud (OMS) constata que se suicida una persona cada 40 segundos y asegura que es la primera causa de muerte violenta en el mundo, dado que se producen un millón de suicidios al año (y 20 millones de intentos), lo que supera a las muertes por guerras y homicidios juntos.

Esta realidad, los suicidios son especialmente acuciantes en Europa y en el mundo occidental. En esta Europa desarrollada, opulenta, que ahora se duele de una crisis financiera empujada por la ausencia de principios, donde la espiritualidad se ha diluido tanto que los hombres y mujeres religiosos son observados como seres irracionales y supersticiosos - y hasta arrinconados por su forma de pensar -; en esta Europa, digo, quizás no sea tan sorprendente entonces que un vecino tuyo se tire a las vías del tren. Más bien no es nada asombroso, sino algo probable, si atendemos a las estadísticas.

Como siempre comento a mis alumnos, evidentemente algo no funciona bien en nuestra sociedad, y esto es algo obvio, avalado por estos espantosos indicadores. ¿Qué está sucediendo? ¿Qué sociedad es esta que, con la esperanza de vida más alta de la historia, nos empuja a la muerte?

Quizás, desde mi punto de vista, deberíamos empezar a plantearnos que algo falla en nuestras relaciones personales, algo que facilita el suicidio, que evidentemente se produce por la ausencia total del sentido de la vida. En general, sin personalizar en nadie, creo que las relaciones entre los hombres se establecen superficiales, cada vez más distantes y engañosamente egoístas. ¿Cómo explicar pues que te sorprenda que un amigo tuyo se quite la vida? ¿Cómo no percibir nada hasta que ya todo sea inevitable? ¿Y esos cientos y cientos de amigos que creemos que tenemos en twitter o en facebook? ¿Acaso eso es amistad? ¿Acaso nuestras relaciones digitales nos permite, en la mayoría de los casos, conocernos? ¿Acaso entablamos relaciones por amor al prójimo o simplemente porque me convienen?

La realidad es que, en una sociedad tan suya, tan narcisa y mezquina, no siempre acabamos de encontrar a quien necesitamos, a aquel que nos mira con cariño para escucharnos, acompañarnos y, a veces, orientarnos en lo que es mejor para nosotros. Nos relacionamos como islas, entre redes sociales vertiginosas que nos acercan y nos alejan a la vez, como boyas en alta mar. Vivimos mirándonos el ombligo y, cuando miramos el de quien nos acompaña, muchas veces es porque nos interesa y porque nos conviene. Hasta que me deje de convenir, claro. Y así, poco a poco, nuestros lazos, nuestras redes, dejan de tener el acero de las de araña – un acero que nunca tuvieron-, sino más bien son resbaladizas y endebles, como si fueran de confeti.

Entonces nos quedamos solos, frente a nosotros mismos, en silencio – eso que no solemos hacer -, y nos vemos nada. Solos. Completamente. La nada.

En ese momento, toda esa costra de superficialidad cimentada en nuestra mirada se ha solidificado tanto, tanto, que como un Edipo ciego y errante ya apenas nos importa vivir o morir. En realidad, muy pocas veces hemos pensado en la muerte, muy pocas veces nos hemos dado un buen chapuzón en nuestro interior. Durante nuestra vida, ¿cuántas veces nos hemos esforzado por buscar nuestro verdadero sentido? ¿Cuántas veces hemos llenado de ruidos nuestros sinsentidos? ¿Cuántas veces hemos salido en la oscuridad de la noche en busca de ese Dios al que hemos desdeñado desde nuestra indiferencia?

Es difícil esa búsqueda. No por inalcanzable y oculta, sino porque debe ser constante y humilde. Es como aquel hombre que construyó sobre la arena, y aquel otro necio que perseveró en su tiempo, y acabó cimentando sobre la roca.

Pensemos qué es lo más prioritario para nuestras vidas. Pensemos dónde arraiga realmente el amor. Vivir desde la indiferencia queda comprobado que no nos conduce a la felicidad. No se puede vivir sin preguntas; mucho menos sin respuestas. No se puede vivir de espaldas a Dios, porque quizás acabemos por darle la espalda al mundo.

Adolescencia y sexualidad

Por Maruchi de Elmúdesi

“La adolescencia es uno de los momentos más importantes de la existencia, porque es de los más decisivos, en los que cada uno se ubica ante la existencia, en la encrucijada de los caminos que conducen a dos posibles salidas: la felicidad o la desdicha.

En el futuro, los adolescentes recogerán lo que siembran actualmente, porque ni la felicidad ni la desgracia son simples accidentes de camino. Surgen al final de un viaje, que se realiza por las rutas elegidas dirigiendo la libertad en uno u otro sentido. La adolescencia es el momento del nacimiento y desarrollo de la libertad.

Durante la vida aprendemos rápidamente que hay elecciones que son irrevocables, caminos que no permiten el regreso, opciones a las que no podemos resistirnos.

En estas decisiones ponemos en juego toda nuestra existencia. Y sucede que cada persona solamente dispone de una UNICA EXISTENCIA. Perder esta vida es perderlo todo. De ahí que sea necesario ESCOGER con el mayor cuidado LA ORIENTACION a seguir cuando se comienza a salir de la fácil infancia para ingresar por los caminos de la difícil madurez. El adulto de mañana será aquel que preparó el adolescente de hoy. De tal manera que de la UTILIZACION DE LA LIBERTAD PRESENTE nacerá un proyecto de vida que los conducirá a la felicidad o a la desdicha.

El adolescente que no comprenda esto, no comprende nada de sí. Nunca jamás se RECOMIENZA una adolescencia. Cuando se trata de sexualidad y adolescencia es importante ubicarse en este contexto. Porque la existencia alcanza la felicidad cuando se desarrolla en el AMOR. Hablar de amor es hablar de vida. Pero hablar de amor no es darle al hombre configuración angelical. Forma parte de la esencia del hombre el ser cuerpo y alma, ser cuerpo al mismo tiempo que alma y alma al mismo tiempo que cuerpo. De allí que la sexualidad sea tan importante. Es el punto de encuentro del cuerpo y del alma, del instinto y la libertad, del amor por el otro y del amor por sí mismo. Es lo que constituye la CLAVE DEL EQUILIBRIO.

Conforme a la manera como viva su dinámica sexual, el adolescente caminará hacía el equilibrio, sobre el cual se construirá su espléndido edificio, o hacía el comportamiento que, por ser incontrolable, demolerá todos los cimientos del amor, el cual no puede vivirse sino en la más profunda libertad interior.

¡Ojalá que en Uds. adolescentes, el amor sea más fuerte que el placer!

Si es así, descubrirá que cuando el placer está dominado por el amor, se transforma en una gran alegría. Y a esa alegría la llamarán FELICIDAD. En estos años de vida es cuando se preparan la alegría y la felicidad haciendo de su sexualidad una fuerza que estará al servicio del amor y la alegría y no simplemente del placer”. (Tomado de Charbonneau)

Es por eso, que no se puede tomar la educación de la sexualidad tan a la ligera. Y estamos viendo que se está aprovechando de nuevo el tema del aumento del embarazo en la adolescente, para insistir en la repartición de preservativos en las escuelas, porque esa es la única “educación sexual” que se considera positiva. Se sigue criticando a la Iglesia Católica de tener el freno puesto y eso es una falacia. Pues fue esa misma Iglesia, la que en el año 1962 dio inicio al Instituto de Educación Sexual (INES) en APEC, con la colaboración de Obispos, médicos, psicólogos, psiquiatras católicos, que veían la necesidad de que nuestro pueblo recibiera una correcta educación sexual, que considerara a la persona humana en su dignidad de Hijos de Dios y Semejantes a El.

La educación de un pueblo debe de ser una prioridad no solamente del gobierno de turno, sino de toda persona de buena voluntad y con deseos de ayudar a su país a mejorar su calidad de vida. Pero la educación cuesta. Educar no es fácil y más difícil cuando se educa con el ejemplo, que es el que arrastra. Pero no todo el mundo sabe educar ni enseñar. Y para nadie es un secreto que nuestro sistema educativo no es de los mejores del planeta. El Beato Juan Pablo II decía a los jóvenes: “No basta simplemente ser informado en conocimientos, lo que falta es aprender a ser persona.”

No es repartiendo preservativos en las escuelas que vamos a educar la sexualidad de nuestros jóvenes. El que facilita un material es para que se use. Y los jóvenes no están en posición de ejercer el papel de padres cuando aún no han dejado de ser niños. Con eso no se juega. Cuando somos permisivos con nuestra juventud, incitándoles a través de la T.V., revistas, películas, a fornicar (unión carnal fuera del matrimonio), porque la sociedad ha podido más que nosotros, (parece que hemos construido nuestra casa con arena) les estamos sugiriendo que vivan de espalda al sexto mandamiento. Y la educación que les estamos ofreciendo a los jóvenes de hoy está muy lejos de ser una verdadera educación cristiana. Y una sociedad viciada y corrompida no tiene base moral para enseñarnos nada. ¡Que el Buen Pastor del Salmo de hoy, nos proteja y nos guíe en estos tiempos de debilidad hacia el falso concepto de lo que llaman educación sexual! Amén.

A un abogado pro-abortista

18 de Agosto #2006
En honor a Elena, la madre de Constantino (+ 328)

Lic.
Eduardo Jorge Prats
Columnista de Hoy
Vía Correo electrónico
Ciudad,

Ref.: “El aborto y el libertinaje sexual en Dominicana”

Distinguido Lic. Jorge Prats:

Al saludarle cordialmente, he querido escribirle luego de leer su reciente artículo titulado “el derecho al aborto”.

Por favor, no deje de leer usted el artículo central de esta semana en el Semanario Católico Camino, que puede ilustrarle sobriamente respecto a nuestra postura de cara al debate sobre un tema tan delicado como lo es el aborto.

Los números lo expresan de manera elocuente: un 3% de todos los abortos son por motivo una violación, y otro 3% por motivo de malformación del feto y peligro de muerte para la madre. Por lo que resta un enorme 94% correspondiente a embarazos por infidelidad, sexo prematuro, libertinaje sexual y vagabundería. A mi humilde entender, aquí lo que hay es ser mucho pero mucho más serios, y menos propensos al crimen y al asesinato.

Como decía un famoso economista las otras noches, utilizando palabras algo rebuscadas para hablar sobre un tema bancario: "se pretende beneficiar a una minoría queriendo afectar a la inmensa mayoría". Y esto ‘no se va a poder’.

Si todavía tiene usted alguna duda, eso es, respecto a las implicaciones del aborto en la vida de la madre que lo consiente, la gravedad de un crimen con carácter de genocidio contra millones de seres indefensos, vea en completa soledad y silencio este video que he bajado del Net, el cual se explica por sí solo. www.arbil.org/aborto.wma

No tengo palabras para expresarle lo mal que me siento de tener que escuchar y leer una cantidad enorme de "profesionales", "pediatras, ginecólogos, sexólogos, sicólogos, sociólogos, abogados, intelectuales y pensadores", promoviendo descaradamente la muerte; pidiendo a voces a nuestras autoridades para que se despenalice el aborto. En otras palabras, para que se legalice el aborto.

Esto es una barbarie, un crimen.

Todos los días, a través de la prensa, la radio, la televisión y el cine, se alienta a jóvenes y adultos a toda clase de “libertinaje sexual”. Nos llama poderosamente la atención. Las consecuencias de esta seudo-cultura bien implementada, tan perversa como pervertidora, son cada vez más dramáticas, sistemáticamente ignoradas por aquellos responsables en hacer algo, y quizás sea yo el primero.

En cierta columna –en uno que otro diario, semanario o revista- algún cristiano preocupado por el asunto apunta hacia “la verdad oculta” de que tenemos por delante una verdadera crisis de salud pública. Quedamos estupefactos al observar cómo muchos callan, y no se discute lo suficiente sobre ello.

En esta tierra nuestra, en la que cohabitan “indómitos y bravos”, entremezclados con “esclavos, indolentes y serviles”, miles de dominicanos contraerán múltiples y variadas enfermedades de transmisión sexual durante este año, ni hablar de la propagación del SIDA, 53’000 nuevos infectados en el 2004. Casi la mitad de todas las mujeres –muy jóvenes por cierto- que experimenten ese primer encuentro sexual contraerán algún tipo de enfermedad de transmisión sexual lo suficientemente terrible como para recordarlo todas sus vidas.

He aquí otros datos realmente alarmantes:

Cientos de adolescentes a diario contraen algún tipo de enfermedad sexual,
Muchas se hacen adictos al sexo,
El 25% de los jóvenes (una de cada cuatro personas), mayores de 12 años, al iniciarse sexualmente contraerán algún tipo de herpes genital, y
Según expertos en la materia, es probable que la mitad de los varones de raza blanca terminen enfermos en un futuro no muy lejano.

La información, por si acaso, no proviene de ningún grupo de presión que promueva la abstinencia o denuncie la decadencia ética-moral prevaleciente. Estos números provienen del Centro para el Control de Enfermedades (CDC), en Atlanta, dados a conocer públicamente en Internet.

Las enfermedades de transmisión sexual y los enfermos se han multiplicado exponencialmente. Se de un amigo dermatólogo que se ha hecho rico tratando muchachos con enfermedades venéreas, ni hablar de otro que realiza los abortos. Varias veces le he dicho a este último que de noche escucho las voces de todos esos niños abortados clamando piedad y misericordia de nosotros.

Hace unos años apenas se hablaba de sífilis, gonorrea y alguna otra más. Ahora, sin embargo, se habla de una treintena de enfermedades terribles, que ocasionan serios trastornos a la salud, tanto física como emocional; así como de otras incurables, mejor dicho mortales, como el SIDA. Las causas de su propagación están a la vista de todos, en la base de una continua difusión de tanta perversidad a través de los medios. Algo bastante serio lo es también, en adición, la promoción –sin ningún sustento científico- de que el preservativo en efecto proporciona un “sexo seguro”, lo cual no es cierto.

Los preservativos, la marca que sea, si bien reducen el riesgo de contraer alguna enfermedad de transmisión sexual –sin eliminarlo del todo- resultan ineficaces para prevenir otras enfermedades más complejas. Las enfermedades de transmisión sexual tocan a la puerta de las vidas de nuestros hijos continuamente, todas las noches.

“Desconocer e irrespetar la ineludible vinculación de unas cosas con otras es el fondo reprochable de la incoherencia. Aceptar algo y rechazar sus consecuencias es incoherencia. Bien examinada, pues, la incoherencia no es otra cosa que mantener desvinculado, desajustado y desintegrado lo que debe estar vinculado, ajustado e integrado. Algo así, como la esquizofrenia. Lo significativo y alarmante es que en el trasfondo de este comportamiento hay siempre un superficial o un frívolo o un irresponsable o un perverso. Y ante tanta incoherencia, creciente y desenvuelta, lo justo es no gritar “cuanto incoherente”, sino decir con mucha pena: “cuanto superficial, cuanto frívolo, cuanto irresponsable, cuanto perverso.”

La Sra. Meg Meeker lo ha dicho todo en uno de sus libros, “Epidemic: raising great teens in a toxic sexual culture” – “Epidemia: el sano crecimiento de nuestros adolescentes en una cultura sexual tóxica”, tras investigar el impacto de las enfermedades de transmisión sexual en niños y jóvenes. Pese haber sido acusada de “fanática y sensacionalista”, por el título y contenido de la obra, nadie osa desmentir ninguna de las estadísticas utilizadas. ¿A saber por qué?

La revolución sexual a la que estamos siendo sometidos en la actualidad no estará completa hasta realizar nosotros una honesta evaluación del alto precio que estamos pagando: millones y millones de abortos, millones de hombres impotentes y mujeres estériles, millones de vidas tronchadas por el SIDA y otras enfermedades, millones de embarazos prematuros, millones de niños nacidos a destiempo en hogares llevados por niños, millones de vidas destruidas por el libertinaje sexual devastador que nadie parece querer obstaculizar, etc., etc., etc.

El sexo entre dos o más personas podrá ser algo muy privado, es cierto. Pero también es cierto que tiene sus repercusiones bastante públicas, definitivamente. ¡Hagamos un listado de todas aquellas personas que nos aman profundamente! ¿O será que no tenemos a nadie que nos quiera de veras?

Algunos lloraremos una que otra muerte causada por el SIDA, sin antes detenernos por un minuto a establecer responsabilidades. Ya he vivido la experiencia con dos amigos de infancia. Es posible que algunos nos sintamos lo suficientemente avergonzados como para admitir que hemos cometido un grave error. La liberación sexual a la que algunos genios del progresismo actual aspiran, tiene un precio demasiado alto para nosotros y nuestros hijos tener que pagar.

Los muchachos se nos mueren por falta de conocimiento, hagamos algo.

Sin otro particular por el momento, aprovecho la ocasión para suscribirme a sus órdenes siempre.

Atentamente,

Mario R. Saviñón

Pd. Otro dato interesante. “La Fundación Rockefeller, constituida en defensora ardiente del control demográfico de la natalidad, mediante la anticoncepción y la esterilización de masas, ha invertido sumas ingentes de dólares (y ahora pesos) en la planificación familiar… Sabemos las han recuperado con creces, mediante la venta de píldoras anticonceptivas y abortivas, pues ejercen control accionario en empresas tales como Up-John, Dalkon, Shield, Robins y Xeros”.

Demografìa, depresiòn econòmica y aborto

Por Steven W. Mosher

Muchos grupos pro vida están acostumbrados a construir cierto tipo de argumentos para convencer a otros actores políticos de lo acertado de nuestras propuestas. Entre ellos están los de tipo moral acerca de la santidad de la vida humana creada a imagen de Dios, o argumentos de tipo biológico partiendo del hecho innegable de que la vida humana comienza en la concepción y en sus distintas etapas se puede reconocer que siempre se trata de un ser humano. Incluso los argumentos en contra del aborto se han sofisticado mucho, tomando como base la creciente evidencia de que el aborto provoca daños tanto físicos como psicológicos en las madres.

Todos estos argumentos son válidos, pero solamente han sumado a la causa a aquellos que tienen una mentalidad parecida a la nuestra. Es hora que en Estados Unidos y en Europa hablemos de la crisis demográfica que ahora enfrentamos: la implosión demográfica.

No propongo que recreemos, en sentido inverso, la histeria de la explosión demográfica que conmocionó al mundo en décadas pasadas. Sugiero que enfrentemos serena y metódicamente las consecuencias de la implosión demográfica que serán globales y muy serias. Al igual que el mito de la sobrepoblación dio un impulso considerable a la adopción de la anticoncepción, esterilización y el aborto en todo el mundo, la realidad de una población envejecida y moribunda debería tener el efecto contrario. Las personas que no son naturalmente afines a nuestro punto de vista deberían entender que se trata de una absurda destrucción del capital humano, más allá de lo que moralmente el aborto pueda ser para ellas.

El gran Julian Simon nos dejó esta herencia al desarrollar argumentos económicos acerca del beneficio del crecimiento poblacional. Hablando en términos del costo-beneficio del crecimiento o decrecimiento de la población podríamos influenciar sectores sociales a los que no los mueven los argumentos morales, tales como los grupos de pensamiento liberal o de humanismo ateo.

Casi todos estamos preocupados por la inestabilidad de la economía de nuestros países, excepto quizás la diminuta minoría radical de los ambientalistas que ven a la humanidad como el flagelo del planeta. Sabemos que la actual depresión mundial y la angustia común que sufrimos están claramente ligadas a la demografía. Sin embargo, necesitamos mejorar nuestra manera de comunicárselo al mundo.

Los problemas económicos de hoy se hubieran visto muy reducidos o incluso hubieran desaparecido del todo si contáramos con esas decenas de millones de jóvenes que nunca nacieron.

La vida da vueltas y los problemas actuales no son causados por el hecho de que haya demasiados jóvenes sino precisamente por la falta de ellos.

Permítanme ilustrar el punto con algunos argumentos de este tipo. He escogido 4 países: China, Japón, Estados Unidos y España.

China

En estos últimos años, me han preguntado muchas veces cuál es el número aproximado de vidas que se han perdido como resultado de la política de un solo hijo. Dado que esta política se ha mantenido 30 años y que cada año el gobierno obliga a abortar de10 a15 millones de mujeres, el total de niños por nacer cuyas vidas han sido sacrificadas es alrededor de300 a450 millones. Es imposible ser más preciso, porque el partido comunista chino guarda celosamente el secreto en temas tan políticamente sensibles.

Ahora, gracias al congresista Tim Huelskamp, pro vida y republicano por el estado de Kansas, tenemos la perturbadora confirmación de tales cifras de boca de un alto funcionario del gobierno chino.

Durante una reunión con los miembros del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el congresista Huelskamp hizo unas preguntas a Gao Qiang, quien sirviera por dos años como Secretario del Partido del Ministerio de Salud de la República Popular China, acerca de la política del control de la población.

Por medio de un intérprete, el Secretario del partido Gao respondió que la población de China tiene 400 millones de personas menos porque el partido aplicó drásticamente la política de un solo hijo. Se atrevió a decir que China evitó más nacimientos que toda la población de Estados Unidos que actualmente está por los 312 millones.

“Me perturbó escuchar al funcionario chino admitir la cantidad de personas que se habían perdido como resultado de la política nacional de control de la población”, como señaló después el congresista Huelskamp. “El hecho de que esta política resultara en la pérdida de más personas que toda la población de Estados Unidos es muy elocuente y gráfica. Pensemos en las consecuencias demográficas de esto, particularmente en el hecho de que un desproporcionado número de estos abortos son de niñas. Aún cuando esta política termine el día de hoy, el impacto se sentirá en los años venideros”.

Que este alto funcionario chino continuara persuadiéndonos de lo “exitoso” que ha sido la brutal política de control poblacional en eliminar personas revela el absoluto desprecio por los estándares internacionales de derechos humanos. Después de todo, estas cifras se alcanzaron forzando a las mujeres jóvenes a abortar, algunas en los meses finales de su gestación, un acto que fue declarado como crimen de lesa humanidad por el Tribunal de Nuremberg.

También revela una desconexión total con la realidad demográfica que ellos mismos han creado, por ejemplo, un creciente envejecimiento de la población que ahora es desproporcionadamente masculina. Gracias a la descabellada campaña de planificación familiar, China es un país donde las niñas por nacer son selectivamente abortadas, donde los varones jóvenes no pueden encontrar novias y donde jovencitas son traficadas en sus fronteras para suplir esta necesidad.

Entonces sí hay implicaciones económicas.

Hay un libro publicado en la década de los 20’s escrito por un economista norteamericano, Carl Crook, llamado “400 Millones de Clientes”. El vio a China en ese entonces como un gigantesco mercado virgen, ¡tal como lo ve como muchas personas lo ven ahora!

Este libro fue lo primero que se me vino a la mente cuando supe que el Secretario del partido Gao estuvo ufanándose acerca de la reducción del crecimiento de la población de China en 400 millones en los últimos 30 años.

Pensemos acerca del impresionante desempeño económico de China. El crecimiento anual del Producto Bruto Interno en las últimas 3 décadas es cerca del 10% desde que el Partido Comunista dejó de tratar de controlar toda actividad económica. Pensemos en el tremendo trabajo de formación ética de la gente en China realizado por la dedicación de los padres a educar a sus hijos. Pensemos en la escasez de fuerza laboral que viene produciéndose en todo el país por la política de un solo hijo y por la cual muchas fábricas no pueden reclutar suficientes trabajadores.

Pensemos en todas estas cosas y luego preguntémonos: ¿Realmente China está mejor porque sus líderes decidieron eliminar a 400 millones de las más inteligentes, más trabajadoras y más emprendedoras personas que el mundo haya visto?

¿Es que el Partido Comunista ha perdido su colectiva forma de pensar? El hecho es que ha eliminado a 400 millones de clientes.

Japón

No hace mucho di una entrevista para una cadena de TV norteamericana en la cual señalé que Japón estaba sufriendo las 4 D’s: Depresión, Deuda y Declinación Demográfica y que la última era consecuencia de las dos primeras.

Década y media antes, el boom de la economía japonesa parecía imparable. La industria florecía bajo la tutela de los planes de Visión de Largo Alcance implementados por la élite de burócratas del Ministerio de Comercio Internacional e Industria. Los asalariados, nombre con el que se conocía a la clase media japonesa, trabajaban sus acostumbradas 70 horas a la semana. La economía crecía consistentemente de4 a 5% al año y la balanza comercial de Japón con Estados Unidos iba directo a superar la marca de los 100 mil millones de dólares.

No pasó mucho tiempo para que la economía japonesa se estrellara con la pared demográfica. El crecimiento económico se detuvo, promediando un anémico 1% de crecimiento anual en la mayor parte de los 90’s. Durante la crisis económica asiática de 1998, el Producto Bruto Interno decayó en 2,8%. Sin llegar nunca a ser la primera potencia económica mundial, el Sol Naciente se deslizó hasta el cuarto lugar detrás de la Unión Europea y China.

Lo que pasó en los 90’s fue la amenaza amarilla se volvió sosegadamente gris. En las últimas 4 décadas, los japoneses han estado teniendo muy pocos Mikis y Yosukus para reemplazarse a sí mismos. Las tasas de fertilidad de los japoneses comenzaron a caer debajo del reemplazo cerca de los 60’s. Después de fluctuar por los 2,0 hijos por mujer en los siguientes 15 años, comenzó a caer de nuevo en 1975. En los 90’s había alcanzado los 1,57, haciendo que los periodistas japoneses acuñaran el término “el shock del 1,57”. Otros shocks sobrevinieron en intervalos similares: “1,53 shock” en 1992, “1,47 shock” en 1993, y el “1,38 shock” en1998. A partir de allí la fertilidad se ha mantenido por debajo de 1,4 hijos por mujer. La decisión voluntaria de no tener niños en los japoneses superó incluso la reducción forzada de la población que aplicaron en China con la política de un solo hijo.

Esta prolongada escasez de nacimientos en Japón ha provocado lo que Yamada Masahiro de la Universidad Gakugei ha llamado la primera “recesión por baja natalidad” a nivel mundial. Con cifras menores en las cohortes de nuevos trabajadores, los asalariados cada año son menos y se han puesto más viejos. La crisis de la implosión demográfica ha forzado a Japón a reducir las pensiones y a subir la edad de jubilación de60 a 65 años para mantener a flote los fondos de pensiones. Según la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, para el 2040, el aumento de la ratio de dependencia de los jubilados sobre los trabajadores jóvenes podrá reducir el crecimiento de las condiciones de vida en Japón en ¾ de puntos porcentuales por año, disminuyendo el PBI de Japón en 23% para la mitad del siglo. Japón está sufriendo las 4 D’s: Depresión, Deuda y Declinación Demográfica y la última es consecuencia de las dos primeras.

Japón está en la antesala de una catástrofe demográfica. La población de Japón de 127millones ha dejado de crecer y, si las tasas de natalidad continúan en niveles bajos, empezará muy pronto a descender de forma alarmante. Según los estimados de Naciones Unidas, para el 2050, Japón tendrá 35 millones de personas menos que las que tiene ahora. Los 92 millones de japoneses que queden tendrán una media de 54 años de edad y aquellos entre75 a80 años serán la cohorte de 5 años más numerosa. El ratio de trabajadores de20 a65 años en relación a los jubilados habrá caído hasta ser casi uno a uno. Para ese momento, salvo que haya un aumento impresionante de la fertilidad, el colapso demográfico de Japón está asegurado: las proyecciones muestran muy pocas mujeres en edad reproductiva de modo que la declinación demográfica se acelerará inevitablemente. Una calamidad demográfica, como una explosión, seguirá en progresión geométrica.

Frente a los reportes que señalaban que la fertilidad total de 2006 había caído a 1,25, el Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, anunció el 26 de enero del 2007 que “implementaría una estrategia a gran escala para revertir las tasa de natalidad decrecientes”. Se ha formado un “Consejo Estratégico para Estudiar Medidas para Promover Niños y Familias” con instrucciones de difundir maneras de promover más nacimientos que vayan contra los estándares actuales, bastante ineficientes. Todavía no se ha visto que alguna sociedad post moderna, inclusive la japonesa, pueda revivir ante una lánguida tasa de natalidad.

El tsunami del envejecimiento que está a punto de azotar Japón no dejará ilesos a otros países Asiáticos. Los 4 tigres asiáticos: Taiwán, Hong Kong, Corea del Sur y Singapur, ya vieron pasar su momento privilegiado. China e India, los dos gigantes demográficos de antaño, tambalean un poco más atrás.

Todos estos países legalizaron el aborto y todos están muriendo.

España

¿Cómo podría España terminar con el aborto y levantar sus tasas de natalidad?

Tengo 3 sugerencias que hacerles:

La primera, la Constitución Española debería ser modificada para proteger la vida desde la concepción. Sólo con este paso, cuestionando la moralidad y legalidad del aborto, podría asegurarse un saludable incremento en las tasas de natalidad. Es difícil estimar con precisión qué tanto incremento puede producir tal medida. Pero vale la pena notar que los países latinoamericanos tienen constituciones que en su mayor parte protegen la vida desde la concepción. Esta es una de las razones por las cuales sus tasas de natalidad están en el nivel del reemplazo.

No pretendo de ninguna manera subestimar las dificultades políticas que esto representa. Sobre todo, porque nosotros los estadounidenses no hemos podido aprobar la enmienda a favor de la vida en nuestra Constitución a pesar de 40 años de esfuerzos concertados. Todavía nuestro documento fundacional es particularmente difícil de enmendar, razón por la cual solo ha tenido 25 enmiendas en sus 240 años de existencia.

Sin embargo, nos viene un ejemplo de la misma Europa que muestra que esto es posible. Los húngaros cuya situación demográfica casi refleja la de España, recientemente aprobaron una nueva Constitución que protege la vida desde la concepción. Si Hungría pudo, España podría también.

La segunda, los libros de texto escolares deberían poner énfasis en que los seres humanos son el recurso más valioso. El valor del capital humano es ampliamente comprendido por los economistas, pero es frecuentemente menospreciado por los científicos sociales o biólogos. Por esta razón en los Estados Unidos encontramos textos que aún continúan impulsando la gastada idea de que el mundo está superpoblado.

Los libros de texto escolares en Estados Unidos a menudo reflejan una mentalidad antinatalista. Muchos norteamericanos hemos crecido con la ponzoñosa dieta de la propaganda de la sobrepoblación. En las clases de biología de nivel secundario nos expusieron a escenarios de “botes salvavidas” donde teníamos que decidir a quien botábamos por la borda para evitar que todos muramos. Nos obligaron a leer el libro de Paul Ehrlich “La Bomba Demográfica” en la secundaria, el cual comienza con la tonada lúgubre de “la batalla por dar de comer a la humanidad ya terminó”, y concluye en la defensa de abandonar a continentes enteros a la hambruna y a la muerte para “extirpar el cáncer (del crecimiento poblacional)”.

Nos hicieron leer los discursos del ex Vice presidente Al Gore, quien nos alertó de un “holocausto ambiental sin precedentes”, un “agujero negro” como solía decir, que nos engulliría si no dejábamos de tener hijos. De esta y de una miríada de formas fuimos atragantados (y muchos se la tragaron completita) con la desagradable teoría de que había mucha gente, así como con su más terrible corolario de que era necesario practicar actos inhumanos para salvar a la humanidad, o alguna fracción de ésta.

Pero ahora vemos que la sobrepoblación es, como ha señalado la economista Jackeline Kasun, un falso dogma. Las decrecientes tasa de fertilidad en España, Europa y por doquier han demostrado que nuestro problema a largo plazo no son demasiados niños sino muy pocos. Ahora se entiende que lo socialmente responsable ante esta temible calamidad es tener niños. Los escolares deberían ser educados a ver a la gente no sólo como consumidores sino como productores. Los jóvenes son la clave de la prosperidad nacional.

Tercero, las parejas jóvenes deberían ser protegidas en materia tributaria. Como la mayoría de los norteamericanos no soy un fan de los subsidios porque esto genera dependencia del gobierno. En vez de eso, sugeriría que las parejas jóvenes podrían ser exceptuadas de impuestos.

Una razón que Estados Unidos ha aplicado para evitar caer en la trampa geriátrica que ha empezado a devorar poblaciones de todo el mundo desarrollado. Las tasas de natalidad, que han caído por debajo de 2,1 después de la legalización del aborto en 1973, se han levantado a niveles de reemplazo en los años recientes. Esta relativa alza en la fertilidad se debe en parte a las generosas excepciones que las parejas con hijos han gozado desde la mitad de la década de los 90’s.

Cada niño nacido en el 2011 califica a sus padres a una reducción adicional de 4.650 dólares contra su ingreso y un crédito fiscal de 1.000 dólares adicionales contra su obligación tributaria. La feliz consecuencia es que una pareja norteamericana joven de ingresos modestos con dos o más hijos virtualmente no paga impuestos.

La actual política norteamericana no ha ido lo suficientemente lejos, por supuesto. Y España obviamente necesita darle a las parejas incentivos más potentes que los que aplica Estados Unidos, dado que están en una situación más grave y el tiempo sigue corriendo.

En aquellos países que mueren por falta de personas, el recurso humano más valioso es concentrar sus esfuerzos en aquellas parejas que estén dispuestas a casarse y a tener tres hijos o más. De hecho, todos estos países son los más desarrollados y los que están a punto de cometer un suicidio colectivo.

La idea de que una política pública puede ser diseñada para asegurar que todos se sustituyan a sí mismos es una utopía. El ciudadano urbano promedio está demasiado enamorado del sexo, de la ciudad y de la vida de soltero como para considerar seriamente el matrimonio, y mucho menos tener hijos. Sin embargo, siempre hay en cada país una minoría que rechaza la moral predominante y todavía abraza la idea del matrimonio y de la familia.

Las políticas públicas deberían tratar a esas parejas como un tesoro nacional, y deberían colmarlos de beneficios. Ellos están promoviendo el futuro de España en la forma más fundamental y directa, proveyendo a su nación de las futuras generaciones. Deberían ser protegidos de las intervenciones estatales. Sus impuestos deberían de ser reducidos a la tercera parte por cada niño que nazca, y no deberían pagar impuestos después del tercer hijo.

Obviamente, hay otras cosas que se pueden hacer y deberían llevarse a cabo. Pero las tres que acabo de mencionar proporcionarían la base a una sociedad que valore la vida humana desde la concepción, que reconozca la contribución que el recurso humano hace al desarrollo económico, y que fomente en las parejas jóvenes que estén abiertas a la vida el deseo de repoblar el país.

Allí donde se adopte cualquiera de estas políticas públicas, las tasas de natalidad se incrementarán significativamente. De adoptarse las tres, confío en que las tasas de natalidad de España regresarían al nivel de reemplazo en una década y se estabilizarían por encima de ese nivel. De esa manera, el futuro de España como nación estaría asegurado.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Population Research Institute, (www.lapop.org)