Es Jesús el centro de tu vida?

Por Terry A. Modica (www.gnm.org)

¿Tienes, como lo pone la primera lectura de hoy, "religión con contentamiento"? ¿O no estás satisfecho con algunas de tus experiencias religiosas?

Ciertamente hay razones para el descontento. Siempre hay espacio para la mejoría en cómo la liturgia de la Misa es proporcionada o en cómo la parroquia ofrece o falla en ofrecer un ministerio en particular que tú necesitas o en cómo el clero y/o el personal trabajan juntos.

¡Pero eso está bien! Las acciones equivocadas que presenciamos nos deben hacer sentir tan incómodos que no las podemos ignorar; nuestro descontento nos debe hacer tomar acción. Somos llamados a traer el reino de Dios a la situación.

Estar incómodo con lo que está mal es muy bueno. Estar descontento con lo que está bien es un asunto diferente. La diferencia es indicada por San Pablo. Algunas personas utilizan la religión para ganancia porque ellos no están contentos con lo que Dios ya les ha dado. Por ejemplo, en la Iglesia hay personas que entran en papeles de liderazgo para beneficiarse a sí mismos más que para servir a los demás. La envidia, la rivalidad, los insultos y sospechas malas son resultados típicos.

Lo mismo es verdad en nuestras vidas personales. Si parece que nos hace falta algo, si hay algo que anhelamos pero no lo tenemos, y si nosotros no recurrimos a Dios para llenar el vacío, nosotros llegamos a ser manejados por las necesidades que no han sido cumplidas. Llegamos a ser egocéntricos y vanidosos. Lastimamos a los que tienen lo que a nosotros nos falta, celosos de ellos, cortándolos porque nosotros nos sentimos inferiores. Llegamos a ser avariciosos para satisfacer nuestros deseos egoístas.

La corrupción en nuestro pensamiento -y por lo tanto en nuestras conductas- se desarrolla cuando uno es privado de la verdad. La verdad es: La religión con contento es una gran ganancia. ¿Así que cómo obtenemos la satisfacción?

Comienza con mantener nuestros ojos en Jesús.

¿Es él el centro de nuestras vidas? ¿Nos mantenemos centrados en el? ¿O lo hemos metido en una lámpara mágica, frotándola de la manera correcta sólo cuando queremos obtener algo de él? ¿Qué es lo que anhelamos cuando nos sentimos descontentos?

Dios es nuestro proveedor, pero es una asociación. Si él ha colocado un deseo en nuestro corazón, entonces él satisfará nuestro anhelo cuando cooperamos con sus planes. El tiempo debe permanecer en su control, el método de lograr el objetivo debe ser moralmente correcto, y el sendero para alcanzar el objeto de nuestro anhelo debe aumentar nuestra santidad durante el viaje.

Compadécete de los que son envidiosos, insultantes, y excesivamente sospechosos, porque estas conductas son signos de que ellos no tienen suficiente de Dios.

¡Qué manera tan miserable, solitaria e infeliz de existir! Nosotros los podemos ayudar mostrándoles nuestra compasión y alegría que se centran en Cristo. Sí, esto los hará aún más envidiosos, y sí esto quizás cause inicialmente que sus corazones corruptos nos respondan con desamor, pero cuando persistimos en recurrir a Dios para el amor que necesitamos, tendremos la resistencia para seguir dándoles el amor que ellos necesitan.

Cuándo nosotros hacemos eso, nuestro descontento se disuelve en el amor abundante dentro de Dios. Estamos contentos, no por lo que los demás hacen o no hacen, sino por lo que Dios ha hecho y hace y hará.