Una idea central...

Somos La Iglesia católica


Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.

Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.

Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.

Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.

Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.

Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.

Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.

Somos… La Iglesia católica.

Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.

Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).

Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.

Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.

Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...

Contenido del Blog

Zapatero y sus zapatazos

Por Luis Fernández Cuervo
luchofcuervo@gmail.com

De la España socialista

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha dicho en un mitin que “en España no se hacen las leyes que quiere el Papa”, que “haremos las leyes que quiere el Parlamento y los ciudadanos de este país, para todos y con igualdad.” y que “la moral de cada uno se la impone cada uno, libremente y en igualdad.” Hermoso cinismo, gordas mentiras. ¿Habla para tontos, para amnésicos, o simplemente para las agencias informativas que siguen su misma línea?

1° - El Papa en España no vino a imponer nada. Su actitud ha sido como siempre, pacífica, abierta, dialogante. Ha tocado los temas principales de su magisterio: el diálogo y acuerdo entre fe y razón, la defensa y exaltación de la dignidad de todos los seres humanos, incluyendo los no nacidos, el papel insustituible de la familia natural, base esencial para una sociedad sana y, por último, el laicismo.

2° - Las leyes socialistas no las quieren todos los españoles ni tratan a todos con igualdad. Así, por ejemplo, la asignatura “Educación para la Ciudadanía”, obligatoria y evaluable, sufrió, desde su comienzo, un fuerte rechazo por miles de padres de familia al ver que pretendía introducirse en la intimidad personal y familiar con una ideología netamente anticristiana. Ha mantenido a lo largo de los últimos años, muchos pleitos legales, 55.000 declaraciones de objeción de conciencia contra ella y, desde el pasado 1 de julio, una denuncia de “agresión a la libertad de educación en Europa” ante el Parlamento Europeo.

3° - La igualdad Zapatero la entiende según el feminismo radical y la cultura gay. Es “fascismo” decir que hay conductas que siguen la ley natural y otras la degeneran. Tiene su lógica y utilidad el defender esa “igualdad”. Cuando deje de presidir el gobierno español, será recompensado con algún puesto, bien remunerado, en la Unión Europea o en alguno de los montajes internacionales de la ONU.

4° - Si la moral se la impusiera cada uno libremente, lo primero que salta a la vista es que eso ni es moral, ni es libre. Es puro relativismo ideológico y permisivismo ético. Además ya se encarga toda la abundante basura ideológica, sexual y pornográfica de los medios “culturales” del zapaterismo de entontecer la mente y esclavizar la conducta de las masas españolas que solo buscan muchos placeres y pocos trabajos.

5° - Es cierto que el Papa, a los periodistas que le acompañaban en su viaje a España, les habló, con tristeza del laicismo español actual, fuerte y agresivo, pero también dejó muy claro, como en Inglaterra, que una buena laicidad es que, creyentes y no creyentes, dialoguen y convivan pacíficamente. El enfoque polémico, el escándalo farisaico y la tergiversación de lo que dijo el Papa vino sólo por parte los muchos Medios serviles al zapaterismo, especialmente los diarios El País, El Mundo y sendos programas de radio y televisión. Algunos de ellos prefirieron, saltándose la ley y la ética televisiva, emitir groserías. Así la cadena Sexta de TV, con un video donde se da la “bienvenida” al Papa diciendo que para los católicos Dios está debajo del Papa y el Papa debajo de Chuck Norris; la función de la Iglesia es “repartir hostias” (lo que tiene una connotación blasfema porque en lenguaje bajero eso equivale a repartir bofetadas); Jesús es un codicioso sediento de oro y la figura principal del cristianismo es Papá Noel (Santa Klaus).

6° - Otra muestra del anticristianismo de Zapatero y sus ministros, es el sistemático ataque contra la basílica del Valle de los Caídos, uno de los monumentos más notables del siglo XX en todo el mundo, por las dimensiones de su basílica y de la cruz que lo corona, y por el valor artístico de sus esculturas, tapices, orfebrería, etc.

Toda la obstrucción política, todas las mentiras oficiales y mediáticas sobre esta monumental obra de arte, lo único que van consiguiendo es la progresiva indignación y rebeldía de la gente. Así en la última misa celebrada en noviembre, al aire libre, ante los miles de personas aguantando la lluvia y el frío, el gobierno se vio obligado a tener que abrir las puertas de la basílica.

El motivo esencial de este laicismo retrógrado, volteriano a veces, carbonario en otras, es su miedo al diálogo con los creyentes porque no tienen razones ni pueden mostrar frutos positivos. Que España está enferma es el diagnóstico más suave de muchos. Otros la tachan de “podrida”. El socialismo español actual padece de una mediocridad y falsedad intelectual pavorosa. Pero se apoya en la masa a la que les dan abundante “sexo y circo”. Además tiene poderosos apoyos en esas campañas e instituciones mundiales que se dedican a la ingeniería social anticristiana.

No, el Papa no ha permitido el uso del condón

Otro proceso mundial de manipulación del Pontífice por los medios.

Benedicto XVI cometió el ‘error’ de mostrarse misericordioso con quienes usan el preservativo como mal menor.

La doctrina sigue siendo la misma: no frivolices el sexo.

Por Eulogio López
www.hispanidad.com

Unos 6.000 millones de seres humanos escucharon en la tarde del sábado que el Papa permite el preservativo en algunos casos, por ejemplo a las prostitutas. Aquellos que no se hayan enterado el sábado por la red o por la televisión se han topado en la mañana del domingo 21 con titulares donde se asegura que, por fin, el Papa abre la primera puerta a la ‘salutífera’ goma.

Es el doble problema de vivir en una sociedad mediática: que los titulares no admiten matices y que los medios son eso, medios, por lo que nunca acudimos a las fuentes originales.

Y conste que las fuentes están ahí, al menos en este caso. Benedicto XVI pronunció las palabras equívocas, que no equivocadas, en un libro que no aparecerá hasta finales de mes pero del que el Observador Romano ya ha adelantado algunos párrafos (por cierto, ¿qué puñetas les pasa al periódico vaticano, contagiado del mal periodístico de que no es noticia que un perro muerda a un hombre y sí que un hombre muerda a un perro?).

Pues bien. La agencia Zenit ha recogido los dos párrafos del escándalo. Fuente original, hela aquí:

“Concentrarse sólo en el preservativo quiere decir banalizar la sexualidad y esta banalización representa precisamente el motivo por el que muchas personas ya no ven en la sexualidad la expresión de su amor, sino sólo una especie de droga, que se suministran por su cuenta. Por este motivo, también la lucha contra la banalización de la sexualidad forma parte del gran esfuerzo para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda ejercer su efecto positivo en el ser humano en su totalidad.

Puede haber casos justificados singulares, por ejemplo, cuando una prostituta utiliza un preservativo, y éste puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la conciencia sobre el hecho de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Sin embargo, este no es el verdadero modo para vencer la infección del VIH. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad”.

Naturalmente, el primer párrafo no le ha interesado a nadie, a pesar de ser el más importante, el que marca la doctrina cristiana sobre la sexualidad. ¿Cuál es el problema de las relaciones sexuales? Su banalización, su trivialización. ”Copulan como respiran” me decía un amigo con expresión vulgar pero rigurosa. El coito se ha convertido, como asegura Benedicto XVI, en una droga, un picor que hay que rascarse, diría yo. No hay compromiso, no hay entrega, no hay donación; por tanto, no hay apertura a la vida. ¿Para qué?

Criterio general del Papa: el condón es malo porque no evita el sida, lo que evita es el niño, la vida. El profiláctico es una repugnante demostración de amor condicionado, no entregado, una prueba más de la frivolización del sexo, esa relación entre hombre y mujer tan fuerte, tan plena, tan intensa, tan comprometedora… que debe ser eternamente disfrutada o eternamente soportada.

A continuación viene el segundo párrafo, el del follón. Con forma condicional, y sólo así, Benedicto XVI asegura que “puede haber casos justificados, por ejemplo, cuando una prostituta utiliza un preservativo”, lo que podría entenderse –seguimos en condicionales, como un “primer” acto de responsabilidad moral para dejar claro que “no se puede hacer todo lo que se quiere”.

Se lo voy a traducir a lo bestia: es la teoría del mal menor, que sólo es válida si se resalta la vigencia del bien posible. Una prostituta por su actividad, está sometida, de continuo, a algo peor que el uso del condón. El dilema constante de estas mujeres es el aborto permanente o el anticonceptivo –todas las píldoras presentes en el mercado pueden resultar abortivas- igualmente permanente o el uso del preservativo.

Por tanto, el condón es, en efecto, un mal menor, no sólo frente al sida, sino también, y antes que nada, frente al aborto, que constituye el mal mayor: el asesinato del ser humano más inocente y más indefenso.

Si me obligan a decidir qué es mejor, si que el usuario de la coima utilice goma o que la coima se quede embarazada y aborte, sea por vía quirúrgica o química, yo también responderé que el condón, pero sin olvidar el bien posible: que un hombre y una mujer deben convivir sólo si hay entrega y compromiso mutuos, así como apertura a la vida. Y si no, pues no.

Moisés también permitió el divorcio –mal menor- a los muy bestias israelitas, supongo que para que no degollaran a sus esposas cuando se encaprichaban de otra, pero Cristo restituyó el sentido original del matrimonio indisoluble.

Incluso, sí. El mal menor puede ser un “primer”, que no último, intento de moralizar el desastre de quien vende su propio cuerpo, y su propia alma, por dinero. Benedicto XVI, mucho más clemente que yo, intenta buscar un punto de comedia en la tragedia del sexo banal pero enseguida concluye que el condón no es el medio para acabar con el sida. Lo cual no es una afirmación sólo moral sino también médica- y que el problema no es si se puede utilizar el condón en casos extremos –la prostitución- sino “humanizar la sexualidad”, que es la conclusión de Benedicto XVI omitida por los medios. Y, ¿Qué es humanizar la sexualidad? Sencillo: no separar jamás el sexo del amor. Pero ese titular aburre a un difunto. Así nos va.

En resumen, lo que el Papa ha dicho es lo que siempre ha dicho la Iglesia: que no se debe follar con quien no se debe y sobre todo, con aquel a quien no se quiere. El término ‘follar’ es de mi estricta competencia y responsabilidad pero recuerden el viejo lema de los comunicadores políticos norteamericanos: hay que hablar para los tontos, porque los listos también lo entienden.

¿Y por qué ha dicho el Papa todo esto? ¿No podía haberse ahorrado unas palabras que, contando con la mala leche imperante y con una manipulación más que previsible, iban a general ambigüedad y confusión? Pues muy sencillo, las ha pronunciado porque son ciertas. La Iglesia no puede funcionar con criterios mundanos. El mundo (no el diario El Mundo, ese dice aún más chorradas) sopesa a priori el efecto de sus pronunciamientos; la Iglesia sólo sopesa si esos pronunciamientos son ciertos y si son edificantes, sin atender a interpretaciones torticeras. Yo creo que Benedicto XVI ha dicho lo que tenía que decir. Juzgue cada cual en conciencia, no según el último titular del telediario. Y también lo ha dicho porque a la hora de debatir hay dos tipos de personas: las que buscan la verdad y las que sólo buscan vencer al contrario. Benedicto XVI perteence al primer grupo, lo que someten a revisión hasta sus propias afirmaciones. Son conciencias finas que algunos no pueden comprender.

No, el Papa no ha permitido el uso del condón, tampoco para prostitutas.

La virtud de la prudencia

por teologiamoral.com

Desde esta perspectiva teológica, el vocablo tiene menos importancia que el contenido. Bajo términos diversos (prudencia, sabiduría, discreción, sensatez, etc.) reconocemos un concepto común que consiste en el conocimiento en cuanto dirige la conducta concreta para vivir según la voluntad de Dios.

La prudencia es, por una parte, obra de la razón.

Concepto teológico de la virtud de la prudencia.

1- Enseñanzas de la Sagrada Escritura sobre la prudencia y la sabiduría; estudio particular de la doctrina paulina. Aunque el concepto de la virtud de la prudencia es conocido por la ética antigua. Nuestra reflexión teológica tomará la Sagrada Escritura como punto de referencia fundamental ya que la Revelación añade unas notas muy importantes a esta para el obrar moral del cristiano. Sólo la Palabra de Dios revelada, en la que la prudencia aparece situada en el contexto de la historia de la salvación, nos puede hacer comprender la riqueza de esta virtud.

Desde esta perspectiva teológica, el vocablo tiene menos importancia que el contenido. Bajo términos diversos (prudencia, sabiduría, discreción, sensatez, etc.) reconocemos un concepto común que consiste en el conocimiento en cuanto dirige la conducta concreta para vivir según la voluntad de Dios.

Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, las ideas más interesantes sobre la prudencia y la sabiduría se encuentran en los libros sapienciales: Proverbios, Job, Eclesiastés, Sabiduría y Eclesiástico.

En la Sagrada Escritura, la prudencia aparece, en primer lugar, como una propiedad de Dios: «Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia, yo he inventado la ciencia de la reflexión. Míos son el consejo y la habilidad, mía la inteligencia, mía la fuerza» (Prov 8, 12-14). Job exclama: «Con él sabiduría y poder, de él la inteligencia y el consejo» (Job, 12, 13). En consecuencia, es Dios el que concede la prudencia al hombre. Ésta es, ante todo, un don de Dios, una gracia: «Yahvéh es el que da la sabiduría, de su boca nacen la ciencia y la prudencia» (Prov 2, 6).

Al mismo tiempo, el hombre debe poner los medios para adquirir la sabiduría, acogerla y vivirla. Con este fin, la Sagrada Escritura ensalza en múltiples ocasiones su valor y sus beneficios: «El comienzo de la sabiduría es: <
La prudencia es, por una parte, obra de la razón. Por eso, uno de sus actos propios es el conocimiento: «El corazón inteligente busca la ciencia, los labios de los necios se alimentan de necedad» (Prov 15, 14). Pero, por otra, para ser prudente se requieren las buenas disposiciones morales. El amor al bien es indispensable para discernir adecuadamente. De ahí que se afirme, por ejemplo, que el arrogante busca la sabiduría, pero en vano (cfr Prov 14, 6). En cambio, la lucha por cumplir la voluntad de Dios proporciona más prudencia y sabiduría que la edad: «Más sabio me haces que mis enemigos, por tu mandamiento que por siempre es mío. Tengo más prudencia que todos mis maestros, porque mi meditación son tus dictámenes. Poseo más cordura que los viejos, porque guardo tus ordenanzas» (Sal 119 (118) 98-99). He aquí como, si bien la prudencia lleva a la conducta recta, la rectitud de vida -guardar los mandatos de Dios- proporciona más prudencia que la larga vida.

Por eso para alcanzar la sabiduría son necesarias, en primer lugar, la oración y la meditación de la Palabra de Dios: «Por eso pedí y se me concedió la prudencia; supliqué y me vino el espíritu de Sabiduría» (Sab 7, 7); «Pero, comprendiendo que no podría poseer la Sabiduría si Dios no me la daba –y ya era un fruto de la prudencia saber de quién procedía esta gracia-, me dirigí al Señor y se la pedí» (Sab 8, 21).

Es preciso escuchar dócilmente los consejos de los padres y maestros, de las personas que tienen experiencia: «Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no desprecies la lección de tu madre» (Prov 1, 8); «Escuchad, hijos, la instrucción del padre, estad atentos para aprender la inteligencia, porque es buena la doctrina que os enseño; no abandonéis mi lección» (Prov 4, 1-2). La petición de consejo y la escucha suponen la humildad de la persona que no confía en su propia razón y reconoce sus límites ante la sabiduría de Dios: «Confía en Yahvéh de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia» (Prov 3, 5).

La prudencia de Israel es específicamente distinta a la de los otros pueblos, posee una novedad que deriva de la Revelación, y tiene como alma y raíz el temor de Dios: «El temor de Yahvéh es el principio de la ciencia» (Prov 1, 7). Es preciso tener en cuenta esta originalidad de la sabiduría de Israel para no confundirla con una sabiduría solamente humana, asimilable a la de cualquier otra moral filosófica o religiosa.

Nuevo Testamento

En Cristo, la Sabiduría de Dios hecha carne, encontramos la prudencia perfecta y la perfecta libertad. Con sus obras nos enseña que la prudencia dicta que convirtamos la vida en un servicio a los demás, amigos y enemigos, por amor al Padre; con su muerte en la cruz nos muestra que la verdadera prudencia lleva incluso a entregar la propia vida, en obediencia al Padre, por la salvación de los hombres. Esta prudencia de Cristo parece exageración e imprudencia a los ojos humanos. Cuando manifiesta a sus discípulos que debe ir a Jerusalén, padecer y morir, Pedro «se puso a reprenderle diciendo: “¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso”. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: “¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tropiezo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!”» (Mt 16, 22-23).

La medida de la nueva prudencia la da un amor sin medida al Reino de Dios, valor absoluto que convierte en relativo todo lo demás: «Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura» (Mt 6, 33). Por el Reino vale la pena darlo todo (cfr Mt 13, 44-46), hasta la vida misma, porque según la lógica divina, el que encuentra su vida, la pierde, y el que la pierde, la encuentra (cfr Mt 10, 39). En consecuencia, muchas actitudes que parecen prudentes a los ojos humanos, en realidad son necias, como la del hombre que acumula riquezas pero se olvida de su alma (cfr Lc 12, 16-20), la del joven que no quiere seguir a Cristo porque tiene muchos bienes (cfr Lc 18, 18-23), o la del siervo que guarda su talento en lugar de hacerlo fructificar para el Señor (cfr Mt 25, 24-28). Son conductas imprudentes que tienen su raíz en la falta de libertad, en la esclavitud voluntaria con respecto a los bienes materiales o a de la propia comodidad.

Aparece por tanto

· una prudencia de los sabios y entendidos (“porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes, y las has revelado a los pequeños” MT, 11,25) que no “sabe”, que no “salva” sino que se cierra a entender las cosas de Dios.

· Otra prudencia que deben vivir sus discípulos como la de las serpientes (“Sed, pues, cautos como las serpientes y sencillos como las palomas” MT 10,16). Pero hay otra prudencia, la de las vírgenes prudentes (Mt 25).

· Esta última prudencia va unida a la fidelidad a Dios el administrador fiel y prudente que cumple sus tareas (Lc 12, 42).

Doctrina paulina sobre la prudencia

Desarrolla estos dos tipos de prudencia que ya estaban presentes en los evangelios. En la Carta a los Romanos, San Pablo distingue cuidadosamente entre

· la prudencia del espíritu: es consecuencia de la gracia y del Espíritu Santo, que ilumina la razón: «Vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros» (Rom 8, 9). La prudencia del espíritu, fruto de la renovación de la mente, da la capacidad para poder distinguir «cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto» (Rom 12, 2).

· la prudencia de la carne: procede de las tendencias de la carne –es decir, de las inclinaciones al pecado-, que son muerte, pues «son contrarias a Dios: no se someten a la ley de Dios, ni siquiera pueden; así los que están en la carne, no pueden agradar a Dios» (Rom 8, 7-8).

El cristiano debe actuar de acuerdo con la renovación de su juicio y de su capacidad para discernir (dokimàzein) la voluntad de Dios (cfr Rom 12, 2). En este aspecto, el cristiano, renovado ontológicamente, está en una situación distinta a la del pagano y a la del judío: el primero es incapaz de discernir y realizar lo que es conforme a la voluntad de Dios (cfr Rom 1, 28-32); el segundo, aun conociéndola mediante la ley, no tiene la fuerza para cumplirla (cfr Rom 2, 17-18).

La nueva sabiduría del cristiano es diferente a la que puede proporcionar la experiencia del mundo: «Hablamos de sabiduría entre los perfectos, pero no de sabiduría de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que se van debilitando; sino que hablamos de una sabiduría de Dios, misteriosa, escondida, destinada por Dios desde antes de los siglos para gloria nuestra» (1 Cor 1, 6-7). Esta sabiduría ha sido revelada por medio del Espíritu de Dios, y sólo es accesible al hombre espiritual, «pues el hombre naturalmente no capta las cosas del Espíritu de Dios; son necedad para él» (1 Cor 2, 14). Se puede decir que el hombre espiritual posee el pensamiento de Cristo (cfr 1 Cor 2, 16), y que, por tanto, está capacitado para vivir de acuerdo con el criterio de la Cruz de Cristo, que para unos es necedad y para otros escándalo, pero para él es fuerza de Dios (cfr 1 Cor 1, 18-25).

Teniendo en cuenta que la prudencia atiende a las razones para obrar en un sentido u otro las consecuencias para la vida moral de esta nueva sabiduría son enormes, y establecen un contraste entre la ética cristiana y una ética simplemente humana: es el contraste entre la vida que se despliega según la lógica de la sabiduría revelada en la Cruz y la vida fundada en la sabiduría humana. Para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios ya no basta la mera sabiduría del hombre sabio; se requiere la sabiduría de Dios, contra la que se estrella la razón humana. «La sabiduría del hombre rehusa ver en la propia debilidad el presupuesto de su fuerza; pero San Pablo no duda en afirmar: “pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte” (2 Cor 12, 10). El hombre no logra comprender cómo la muerte pueda ser fuente de vida y de amor, pero Dios ha elegido para revelar el misterio de su designio de salvación precisamente lo que la razón considera “locura” y “escándalo”»

2- La doctrina patrística

No encontramos entre los Padres de la Iglesia un estudio amplio y sistemático sobre la prudencia. La presencia de esta virtud es, sin embargo, muy frecuente en sus escritos. La influencia de la filosofía griega y romana es en ellos evidente. Pero no lo es menos la transformación que sufre la prudencia al ser puesta en relación con las virtudes teologales, entrando de este modo en un nuevo organismo moral.

De la concepción de la prudencia que encontramos en los escritos de los Padres pueden subrayarse dos aspectos:

· es una virtud intelectual, que capacita para aplicar rectamente la verdad a la vida moral;

· se la considera madre y moderadora de las demás virtudes: sin la prudencia no existen la justicia, la fortaleza ni la templanza.

Estos aspectos, que pertenecen a una caracterización simplemente filosófica de la prudencia, adquieren una dimensión nueva y específica por su relación con la fe. Así se expresa San Juan Crisóstomo:

«Veamos cuál es la prudencia que exige el Señor. “Como serpientes” –dice-. Así como a la serpiente no le importa perderlo todo, aunque sea seccionando su cuerpo, con tal de conservar la cabeza, así también tú –dice- debes estar dispuesto a perderlo todo, tu dinero, tu cuerpo y aun la misma vida, con tal que conserves la fe. La fe es la cabeza y la raíz; si la conservas, aunque pierdas todo lo demás, lo recuperarás luego con creces»

Es también frecuente en los escritos patrísticos la advertencia sobre la necesidad de ser prudentes para discernir las doctrinas verdaderas de las falsas:

«“Guardaos de los falsos profetas que vienen a vosotros disfrazados con piel de oveja...” Ninguna cosa hace tanto daño al bien como la ficción: las ovejas son los cristianos y la piel de oveja es una especie de cristiandad y de religión fingida»

«Debemos precavernos, no sea que, tendiendo a la sabiduría, que sólo puede hallarse en Cristo, “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia”, seamos engañados, con el nombre mismo de Cristo, por los herejes o por quienes entienden mal la verdad, y por los amadores de este mundo»

En Casiano, que recoge las enseñanzas de los Padres del desierto, aparece la prudencia bajo el nombre de discretio -discreción o discernimiento entre lo bueno y lo malo-, como fuente y raíz, madre, guardiana y moderadora de todas las virtudes, pues sin ella no hay virtud perfecta ni constante. En él se inspira San Benito, que recomienda vivamente la prudencia al que tiene a su cargo la comunidad:

«Odie los vicios, ame a los hermanos. Pero en la misma corrección proceda prudentemente, y no con exceso, no sea que al desear quitar la herrumbre se rompa el vaso; desconfíe siempre de su fragilidad y tenga en cuenta no romper la caña cascada. Con lo cual no decimos que permita que se formen los vicios, sino que los corte prudentemente y con caridad, según vea qué conviene a cada cual, como ya hemos dicho; y procure más bien ser amado que temido (...). En sus mandatos sea prudente y considerado; y tanto al imponer trabajo divino como mundano, discierna y modere, pensando en la discreción del santo Jacob que decía: si hago a mis rebaños trabajar más andando, todos morirán en un día. Fijándose, pues, en estos y otros testimonios de discreción, madre de las virtudes, modere todas las cosas»

Sobre la prudencia que debe vivir el pastor de almas, el escrito más notable tal vez sea la Regula pastoralis de San Gregorio Magno. No consiste, como es sabido, en un tratado sobre la prudencia, pero como su objetivo es orientar al presbítero en el cuidado de los fieles que le están encomendados, son frecuentes los consejos sobre esta virtud: el pastor de almas –afirma- «debe discernir con un examen sutil lo bueno y lo malo, y pensar, además, con gran celo, qué y a quién, cuándo y cómo tal cosa conviene. No ha de buscar nada propio sino que juzgará como su provecho el bien ajeno»

Especialmente original es la visión de San Agustín al considerar las virtudes como distintas funciones del amor. En esta perspectiva, la prudencia «es el amor que con sagacidad y sabiduría elige los medios de defensa contra toda clase de obstáculos». Este amor es el amor de Dios. Por eso, precisando más, afirma que la prudencia «es el amor que sabe discernir lo que es útil para ir a Dios de lo que le puede alejar de Él»[13]. Por eso hay una falsa prudencia cuando solo se contemplan bienes o males naturales sin tener en cuenta los sobrenaturales.

San Isidoro habla de la prudencia al estudiar cómo el mal uso convierte algunas virtudes en vicios. “La discreción del varón prudente mira con solicitud para no practicar destempladamente lo bueno y para no pasar de la virtud al vicio”.

La homosexualidad no es lo que era

por www.conoze.com

En 1973, en contra de una extendida opinión psiquiátrica, la Asociación psiquiátrica americana (APA) excluyó la homosexualidad de los trastornos psicológicos contemplados en el DSM-III. La decisión fue calurosamente aplaudida por los grupos de presión gays como la liberación de un estigma e incluso como un acto de justicia histórico. En apariencia, la psiquiatría abandonaba un error de años.

¿Cómo dejó de ser considerada la homosexualidad un trastorno psicológico?

El juicio sobre la homosexualidad ha experimentado diversas variaciones a lo largo de la Historia. En general, las culturas de la Antigüedad generalmente la juzgaron moralmente reprobable. Egipcios y mesopotámicos la contemplaron con desdén mientras que para el pueblo de Israel se hallaba incluida en el listado de una serie de conductas indignas del pueblo de Dios que se extendían del adulterio a la zoofilia pasando por el robo o la idolatría (Levítico 18, 22). No en vano, el Antiguo Testamento incluía entre los relatos más cargados de dramatismo el de la destrucción de Sodoma y Gomorra (Génesis 13, 14, 18 y 19), cuyos habitantes habían sido castigados por Dios por practicar la homosexualidad. Durante el período clásico, la visión fue menos uniforme. En Grecia, por ejemplo, alguna formas de conducta homosexual masculina y sin penetración era tolerable mientras que en Roma fue duramente fustigada por autores como Tácito o Suetonio como un signo de degeneración moral e incluso de decadencia cívica. El cristianismo que, a fin de cuentas, había nacido del judaísmo también condenó expresamente la práctica de la homosexualidad. No sólo Jesús legitimó lo enseñado por la ley de Moisés sin hacer excepción con los actos homosexuales (Mateo 5, 17-20) sino que el Nuevo Testamento en general condenó la práctica de la homosexualidad considerándola contraria a la ley de Dios y a la Naturaleza (Romanos 1, 26-27) y afirmando que quienes incurrieran en ella, al igual que los que practicaran otro tipo de pecados, no entrarían en el Reino de los cielos (I Corintios 6, 9).

La condena de la práctica homosexual fue común en los Padres de la iglesia y en los documentos más antiguos de disciplina eclesial aparece como uno de los pecados que se penan con la excomunión. Partiendo de esta base no resulta extraño que el mundo medieval tanto judeo y cristiano como musulmán condenara las prácticas homosexuales e incluso las penara legalmente aunque luego en la vida cotidiana fuera tan tolerante o tan intolerante con esta conducta como con otras consideradas pecado. Esta actitud fue aplastantemente mayoritaria en occidente y en buena parte del resto del globo durante los siglos siguientes. Esencialmente, la visión negativa de la homosexualidad estaba relacionada con patrones religiosos y morales y no con una calificación médica o psiquiátrica. El homosexual podía cometer actos censurables no más por otra parte que otros condenados por la ley de Dios que incluso se calificaban de contrarios a la Naturaleza y de perversión. No obstante, no se identificaba su conducta con un trastorno mental o con un desarreglo físico. En realidad, para llegar a ese juicio habría que esperar a la consolidación de la psiquiatría como ciencia.

Partiendo de una visión que consideraba como natural el comportamiento heterosexual que meramente en términos estadísticos es de una incidencia muy superior la psiquiatría incluiría desde el principio la inclinación homosexual y no sólo los actos como sucedía con los juicios teológicos entre las enfermedades que podían y debían ser tratadas. Richard von Kraft-Ebing, uno de los padres de la moderna psiquiatría del que Freud se reconocía tributario, la consideró incluso como una enfermedad degenerativa en su Psychopatia Sexualis. De manera no tan difícil de comprender, ni siquiera la llegada del psicoanálisis variaría ese juicio. Es cierto que Freud escribiría en 1935 una compasiva carta a la madre norteamericana de un homosexual en la que le aseguraba que "la homosexualidad con seguridad no es una ventaja, pero tampoco es algo de lo que avergonzarse, ni un vicio, ni una degradación, ni puede ser clasificado como una enfermedad". Sin embargo, sus trabajos científicos resultan menos halagüeños no sólo para las prácticas sino incluso para la mera condición de homosexual. Por ejemplo, en sus Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad, Freud incluyó la homosexualidad entre las "perversiones" o "aberraciones sexuales", por usar sus términos, de la misma manera que el fetichismo del cabello y el pie o las prácticas sádicas o masoquistas. A juicio de Freud, la homosexualidad era una manifestación de falta de desarrollo sexual y psicológico que se traducía en fijar a la persona en un comportamiento previo a la madurez heterosexual.

En un sentido similar, e incluso con matices de mayor dureza, se pronunciaron también los otros grandes popes del psicoanálisis, Adler y Jung. Los psicoanalistas posteriores no sólo no modificaron estos juicios sino que incluso los acentuaron a la vez que aplicaban tratamientos considerados curativos contra la inclinación homosexual. En los años cuarenta del siglo XX, por ejemplo, Sandor Rado sostuvo que la homosexualidad era un trastorno fóbico hacia las personas del sexo contrario, lo que la convertía en susceptible de ser tratada como otras fobias. Bieber y otros psiquiatras, ya en los años sesenta, partiendo del análisis derivado de trabajar con un considerable número de pacientes homosexuales, afirmaron que la homosexualidad era un trastorno psicológico derivado de relaciones familiares patológicas durante el período edípico. Charles Socarides en esa misma década y en la siguiente de hecho hasta el día de hoy defendía, por el contrario, la tesis de que la homosexualidad se originaba en una época pre-edípica y que por lo tanto resultaba mucho más patológica de lo que se había pensado hasta entonces. Socarides es una especie de bestia negra del movimiento gay hasta el día de hoy pero resulta difícil pensar en alguien que en el campo de la psiquiatría haya estudiado más minuciosa y exhaustivamente la cuestión homosexual. Curiosamente, la relativización de esos juicios médicos procedió no del campo de la psiquiatría sino de personajes procedentes de ciencias como la zoología (Alfred C. Kinsey) cuyas tesis fueron frontalmente negadas por la ciencia psiquiátrica.

De manera comprensible y partiendo de estos antecedentes, el DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) incluía la homosexualidad en el listado de desórdenes mentales. Sin embargo, en 1973 la homosexualidad fue extraída del DSM en medio de lo que el congresista norteamericano W. Dannemeyer denominaría "una de las narraciones más deprimentes en los anales de la medicina moderna". El episodio ha sido relatado ampliamente por uno de sus protagonistas, Ronald Bayer, conocido simpatizante de la causa gay, y ciertamente constituye un ejemplo notable de cómo la militancia política puede interferir en el discurso científico modelándolo y alterándolo. Según el testimonio de Bayer, dado que la convención de la Asociación psiquiátrica americana (APA) de 1970 iba a celebrarse en San Francisco, distintos dirigentes homosexuales acordaron realizar un ataque concertado contra esta entidad. Se iba a llevar así a cabo "el primer esfuerzo sistemático para trastornar las reuniones anuales de la APA". Cuando Irving Bieber, una famosa autoridad en transexualismo y homosexualidad, estaba realizando un seminario sobre el tema, un grupo de activistas gays irrumpió en el recinto para oponerse a su exposición. Mientras se reían de sus palabras y se burlaban de su exposición, uno de los militantes gays le gritó: "He leído tu libro, Dr. Bieber, y si ese libro hablara de los negros de la manera que habla de los homosexuales, te arrastrarían y te machacarían y te lo merecerías". Igualar el racismo con el diagnóstico médico era pura demagogia y no resulta por ello extraño que los presentes manifestaran su desagrado ante aquella manifestación de fuerza.

Sin embargo, el obstruccionismo gay a las exposiciones de los psiquiatras tan sólo acababa de empezar. Cuando el psiquiatra australiano Nathaniel McConaghy se refería al uso de "técnicas condicionantes aversivas" para tratar la homosexualidad, los activistas gays comenzaron a lanzar gritos llamándole "sádico" y calificando semejante acción de "tortura". Incluso uno se levantó y le dijo: "¿Dónde resides, en Auchswitz?". A continuación los manifestantes indicaron su deseo de intervenir diciendo que habían esperado cinco mil años mientras uno de ellos comenzaba a leer una lista de "demandas gays". Mientras los militantes acusaban a los psiquiatras de que su profesión era "un instrumento de opresión y tortura", la mayoría de los médicos abandonaron indignados la sala. Sin embargo, no todos pensaban así. De hecho, algunos psiquiatras encontraron en las presiones gays alicientes inesperados. El Dr. Kent Robinson, por ejemplo, se entrevistó con Larry Littlejohn, uno de los dirigentes gays, y le confesó que creía que ese tipo de tácticas eran necesarias, ya que la APA se negaba sistemáticamente a dejar que los militantes gays aparecieran en el programa oficial. A continuación se dirigió a John Ewing, presidente del comité de programación, y le dijo que sería conveniente ceder a las pretensiones de los gays porque de lo contrario "no iban solamente a acabar con una parte" de la reunión anual de la APA. Según el testimonio de Bayer, "notando los términos coercitivos de la petición, Ewing aceptó rápidamente estipulando sólo que, de acuerdo con las reglas de la convención de la APA, un psiquiatra tenía que presidir la sesión propuesta". Que la APA se sospechaba con quien se enfrentaba se desprende del hecho de que contratara a unos expertos en seguridad para que evitaran más manifestaciones de violencia gay. No sirvió de nada.

El 3 de mayo de 1971, un grupo de activistas gays irrumpió en la reunión de psiquiatras del año y su dirigente, tras apoderarse del micrófono, les espetó que no tenían ningún derecho a discutir el tema de la homosexualidad y añadió: "podéis tomar esto como una declaración de guerra contra vosotros". Según refiere Bayer, los gays se sirvieron a continuación de credenciales falsas para anegar el recinto y amenazaron a los que estaban a cargo de la exposición sobre tratamientos de la homosexualidad con destruir todo el material si no procedían a retirarlo inmediatamente. A continuación se inició un panel desarrollado por cinco militantes gays en el que defendieron la homosexualidad como un estilo de vida y atacaron a la psiquiatría como "el enemigo más peligroso de los homosexuales en la sociedad contemporánea". Dado que la inmensa mayoría de los psiquiatras podía ser más o menos competente, pero desde luego ni estaba acostumbrada a que sus pacientes les dijeran lo que debían hacer ni se caracterizaba por el dominio de las tácticas de presión violenta de grupos organizados, la victoria del lobby gay fue clamorosa. De hecho, para 1972, había logrado imponerse como una presencia obligada en la reunión anual de la APA. El año siguiente fue el de la gran ofensiva encaminada a que la APA borrara del DSM la mención de la homosexualidad. Las ponencias de psiquiatras especializados en el tema como Spitzer, Socarides, Bieber o McDevitt fueron ahogadas reduciendo su tiempo de exposición a un ridículo cuarto de hora mientras los dirigentes gays y algún psiquiatra políticamente correcto realizaban declaraciones ante la prensa en las que se anunciaba que "los médicos deciden que los homosexuales no son anormales".

Finalmente, la alianza de Kent Robinson, el lobby gay y Judd Marmor, que ambicionaba ser elegido presidente de la APA, sometió a discusión un documento cuya finalidad era eliminar la mención de la homosexualidad del DSM. Su aprobación, a pesar de la propaganda y de las presiones, no obtuvo más que el 58 por ciento de los votos. Se trataba, sin duda, de una mayoría cualificada para una decisión política pero un tanto sobrecogedora para un análisis científico de un problema médico. No obstante, buena parte de los miembros de la APA no estaban dispuestos a rendirse ante lo que consideraban una intromisión intolerable y violenta de la militancia gay. En 1980, el DSM incluyó entre los trastornos mentales una nueva dolencia de carácter homosexual conocida como ego-distónico. Con el término se había referencia a aquella homosexualidad que, a la vez, causaba un pesar persistente al que la padecía. En realidad, se trataba de una solución de compromiso para apaciguar a los psiquiatras en su mayoría psicoanalistas que seguían considerando la homosexualidad una dolencia psíquica y que consideraban una obligación médica y moral ofrecer tratamiento adecuado a los que la padecían. Se trató de un triunfo meramente temporal frente a la influencia gay. En 1986, los activistas gays lograban expulsar aquella dolencia del nuevo DSM e incluso obtendrían un nuevo triunfo al lograr que también se excluyera la paidofilia de la lista de los trastornos psicológicos. En Estados Unidos, al menos estatutariamente, la homosexualidad y la paidofilia había dejado de ser una dolencia susceptible de tratamiento psiquiátrico.

Cuestión aparte es que millares de psiquiatras aceptaran aquel paso porque la realidad es que hasta la fecha han seguido insistiendo en que la ideología política en este caso la del movimiento gay no puede marcar sus decisiones a la ciencia y en que, al haber consentido en ello la APA, tal comportamiento sólo ha servido para privar a los enfermos del tratamiento que necesitaban. Se piense lo que se piense al respecto y la falta de unanimidad médica debería ser una buena razón para optar por la prudencia en cuanto a las opiniones tajantes la verdad era que la decisión final que afirmaba que la homosexualidad no era un trastorno psicológico había estado más basada en la acción política y no de la mejor especie que en una consideración científica de la evidencia. Por ello, ética y científicamente no se diferenciaba mucho, por lo tanto, de aberraciones históricas como el proceso de Galileo o las purgas realizadas por Lysenko.

Tradición y Sagrada Escritura

Por Francisco José Arnaiz, S. J.

La fe, a la que pertenecen esas verdades escuetas, es no simplemente la fe cristiana sino la fe católica.

Ante todo. Dios, infi nitamente perfecto, autosufi ciente y feliz creó, por pura benevolencia, al ser humano para hacerlo partícipe de su vida. Llegada la plenitud de los tiempos Dios Padre envió a su Hijo como redentor y salvador de los seres humanos convocándolos a pertenecer a su Iglesia como hijos adoptivos por obra del Espíritu Santo y como herederos de su vida gloriosa.

Dios, al crear al ser humano como imagen suya, infundió en su corazón el deseo de verlo, y no cesa de atraerlo para sí para que consiga esa plenitud de verdad y de felicidad que busca insaciablemente. Esta íntima y vital vinculación con Dios confi ere al ser humano una incomparable dignidad, haciendo de él, por naturaleza y vocación, un ser esencialmente religioso, capaz de entrar en comunicación con Dios.

A Dios el ser humano lo puede rastrear a través de la creación y por medio de la revelación. A través de la creación el ser humano con solo la razón puede conocer con certeza a Dios como origen y fi n del universo y como sumo bien y como verdad y belleza absolutas. A través de la revelación él puede adentrarse en la intimidad del misterio divino que trasciende la razón.

Dada la difi cultad que tiene el ser humano para conocer a Dios, por medio de la revelación, ha querido iluminarle no sólo sobre verdades que superan la capacidad comprensiva humana sino también sobre verdades religiosas y morales que, aunque accesibles a la inteligencia humana, pueden así ser conocidas más fácilmente y sin mezcla de error alguno.

El ser humano puede hablar a todos y con todos acerca de Dios partiendo de ese orden portentoso que reina en el cosmos o partiendo de las perfecciones del ser humano y de toda la creación que refl ejan, aunque de modo limitado, la infi nita perfección de Dios. Es necesario, sin embargo, que el ser humano purifi que continuamente su lenguaje fundamentado en los sentidos, consciente de que jamás se podrá expresar plenamente con palabras humanas el insondable misterio divino.

Dios, sin embargo, cuando determinó revelarse al ser humano, lo hizo por medio de acontecimientos y dichos. A través de ellos se manifestó y le aclaró su benévolo designio que consiste en hacer partícipes de la vida divina a todos los seres humanos haciéndolos hijos adoptivos en su único Hijo. Con pedagogía muy sabia fue preparando gradualmente a los seres humanos a recibir la plenitud de la revelación, Jesucristo Nuestro Señor.

Dios “quiere que todos los seres humanos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2, 4), es decir a Cristo Nuestro Señor. Por esto, es necesario que Cristo sea anunciado a todos los seres humanos de acuerdo a su mandato: “Vayan, pues y hagan discípulos a todas las gentes”... El cumplimiento de este mandato constituye la Tradición Apostólica.

La Tradición Apostólica es el anuncio de Cristo, en los inicios del Cristianismo, que hicieron los apóstoles con su predicación, testimonio y creación de diversas instituciones, y por escrito a través de los libros inspirados.

Bajo la guía del Espíritu Santo los Apóstoles trasmitieron a sus sucesores, los Obispos y por medio de estos a todas las generaciones hasta el fi n de los tiempos cuanto ellos recibieron de Cristo y también del Espíritu Santo.

La trasmisión oral es llamada Tradición que es distinta de la Sagrada Escritura.

Tradición y Sagrada Escritura están estrechamente unidas e intercomunicadas.

Tienen una misma fuente divina, tienden a un mismo fi n y constituyen el depósito de la fe (“depositum fidei”).

El depósito de la fe ha sido confíado a todo el pueblo de Dios que con su sentido sobrenatural de fe acepta la revelación, la conoce y la vive.

La interpretación auténtica del depósito de la Fe pertenece en exclusiva al Magisterio vivo de la Iglesia, es decir, al Sucesor de Pedro, obispo de Roma, y a todos los obispos en comunión con él. Al Magisterio le corresponde defi nir los dogmas que son expresiones de las verdades contenidas en la Revelación divina o deducibles de ella.

La tradición, el magisterio y la Sagrada Escritura están estrechamente unidas y contribuyen efi cazmente, bajo la acción del Espíritu Santo a la salvación.

La Sagrada Escritura es una sola “Palabra de Dios”, porque Dios con todas las palabras de la Sagrada Escritura dice una sola palabra, el Verbo –su Hijo– con la cual revela su misterio, Dios es el autor de la Sagrada Escritura y, por esto, está inspirada y enseña la verdad que salvifi ca sin posibilidad de error. El Espíritu Santo ha inspirado a los autores humanos, los cuales escriben aquello que Él quiere enseñarnos. La fe católica, sin embargo, no es la religión basada en unos libros sino basada en la “Palabra de Dios”, que no es una “palabra escrita y muda sino el Verbo encarnado y vivo” (San Bernardo).

La Sagrada Escritura debe ser leída e interpretada con la ayuda del Espíritu Santo, su inspirador. Para interpretar la Sagrada Escritura de acuerdo al Espíritu Santo, el Concilio Vaticano II señala que debemos prestarle tres tipos de atención: atención al contenido y a la unidad de toda la Escritura; atención a la tradición viva de la Iglesia; y atención a la armoniosa cohexión de las verdades de la fe entre sí.

Muchos se preguntan qué es eso del “Canon” de la Sgda Escritura. Canon de las Escrituras es el elenco completo de los escritos sagrados establecido por la Iglesia de acuerdo a la Tradición Apostólica. Tal canon comprende 46 libros del Antiguo Testamento y 27 escritos del Nuevo Testamento.

Los católicos veneran el Antiguo Testamento como verdadera palabra de Dios. Todos sus libros están inspirados por Dios, conservan un valor propio y perenne, expresan un vivo y verdadero sentido de Dios y preparan la venida de Cristo Salvador al mundo.

El Nuevo Testamento cuyo objeto central es Jesucristo constituye la verdad defi nitiva de la Revelación divina.

En él los cuatro evangelios, que nos relatan la vida y doctrina de Jesús, son el corazón de toda la Sagrada Escritura y por tanto ocupan un puesto único en la Iglesia.

La Sagrada Escritura es una por ser una y única la Palabra de Dios, uno y único el plan salvífi co de Dios, y una y única la inspiración de ambos Testamentos, El Antiguo prepara el Nuevo y el Nuevo completa el Antiguo.

La Sagrada Escritura sostiene y fortalece la vida de los cristianos. Dice el Salmista: “Es lámpara para mis pasos y luz para mi camino” (Sal 119, 105).

Debemos impulsar el conocimiento de la Sagrada Escritura porque ignorarla es ignorar a Cristo.

A Dios que se nos revela debemos aceptarlo con fe. Fe es confi ar en Dios acogiendo su Verdad, garantía del que es la Verdad misma.

La Sagrada Escritura nos ofrece modelos de obediencia fundamentada en la fe; Abrahán que en medio de la prueba gracias a su fe supo obedecer, “esperando contra toda esperanza” (Rom 4, 18). Por ello fue declarado “padre de todos los creyentes” (Rom. 4, 11-18); la virgen María, que es la más limpia realización de la fe: “Fiat mihi secundum Verbum tuum”, “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38).

Confi ar en Dios signifi ca ponerse en sus manos, entregarse a Él, fi ándose totalmente de él y aceptando toda verdad revelada por él porque Dios es la verdad. Incluye creer en un solo Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

La fe es gratuita, don de Dios que a nadie él se lo niega. Es humana, porque debe ser un acto consciente y libre.

Es segura porque se fundamenta en la palabra de Dios. Es dinámica porque es un proceso progresivo. Es libre porque no está sujeta a coacción alguna. Es necesaria porque es requerida para salvarse. Es perseverante porque debe durar hasta el fi n de la vida temporal (“usque ad finem” “hasta el fin” Mt 10, 22) . Y es anticipación de la vida eterna, hace pregustar el gozo celestial.

La fe es un acto personal, en cuanto que ella es la respuesta libre del ser humano a Dios que se revela, que se manifi esta. Es también, sin embargo, un acto eclesial que se expresa en el Credo o Símbolo de la fe de la Iglesia.

La Iglesia, puesto que ella enseña a comprender y a trasmitir la fe, es Madre y Maestra. Ella con la gracia, la acción gratuita, del Espíritu Santo precede, genera, alimenta y alienta nuestra fe.

Los Símbolos de la Fe son formulaciones apretadas y articuladas, llamadas también “Profesiones de Fe”.

Por medio de ellas la Iglesia, desde su origen, ha expresado y trasmitido su fe en un lenguaje común y asequible a todos los fieles.

Aprendices de brujos

Por Luis Fernández Cuervo
luchofcuervo@gmail.com

Voy leyendo noticias de Estados Unidos y de Europa y sonrío. Los aprendices de brujo comienzan a tener derrotas y vislumbran su futuro fracaso. Pero antes hagamos un flash-back.

La guerra contra la población comenzó en EE.UU. a comienzos del siglo XX. La pionera del control natal fue Margaret Sanger, decidida admiradora de Hitler, con su lema: “más hijos para los superiores, menos para los inferiores.” ¿Quiénes eran los superiores? Los blancos. ¿Quiénes los inferiores? Los negros, los latinos, los pobres, la gente “de color”. Se forma después el “tanque de pensamiento”. Inventan una inexistente explosión demográfica, un terror malthuisiano, también falso, de que crece más la población que los alimentos y venden a las parejas la mentira de que dos hijos cuestan menos que cuatro y se les puede dar una educación más cara y por lo tanto mejor. Además, dicen, “menos hijos, mayor progreso económico. Frenar el número de hijos, es ser padres responsables que contribuyen al progreso económico de su país y del mundo”. Pero pronto se vio que los pobres quieren muchos hijos por diversas razones, entre ellas que más hijos cuestan poco en su medio y son más brazos para sacar adelante la familia.

Había que hacer algo más. La aparición y progreso de las píldoras anticonceptivas apoya la solución: “Si cambiamos la sexualidad de la gente joven, incluyendo adolescentes, el descenso de la natalidad está asegurado”.

Se añade a la campaña el engaño moral: –Jóvenes, nadie puede quitarles el derecho a la libertad sexual. Sólo deben ser responsables: usen anticonceptivos. Pero como estos tienen fallos, se va convenciendo a las masas de que el aborto médico, “seguro”, debe ser un derecho. Surge así la consigna libertina y abortista: “salud sexual y reproductiva” queriendo imponerla a toda costa.

Kissinger entrega al gobierno norteamericano su informe secreto (a los 10 años por fuerza legal se hará publico) donde frenar la natalidad mundial deberá ser parte primordial de la política exterior estadounidense. Se crean la I.P.P.F. (Federación Internacional de Paternidad Planificada) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Se diseñan todos los elementos del marketing antinatal, entre ellos la Cultura Homosexual, en sus diversas variedades y máscaras, y comienzan el chorro millonario de dólares, de impresos, folletos, instrucciones, los Congresos de El Cairo y Pekín, y las presiones político-económicas sobre los gobiernos de los países víctimas: “Si quieres dinero, haz control natal”. La campaña es millonaria en gastos pero también en ingresos. Los anticonceptivos, los condones, las clínicas abortistas, venden millones y se conectan y ramifican en empresas y puestos de trabajo crecientes. Tan millonario es el negocio que ya hace años superó a la venta mundial de armamentos.

Pero bien se dice que se puede engañar a una persona siempre, a muchos por un tiempo, pero no a todos, todo el tiempo.

Se van abriendo camino las verdades terribles. Los anticonceptivos hormonales y los dispositivos intrauterinos son verdaderos abortivos de los primeros quince días de vida de los seres humanos. Además, ellos y los abortos, son causa importante en el aumento creciente del cáncer de seno. La hipócrita “salud sexual y reproductiva” no frena sino que aumentan el Sida y las infecciones de transmisión sexual. La promiscuidad sexual es causa del cáncer de cuello uterino. El cáncer de endometrio es de mujeres que nunca tuvieron hijos. El Sida entró en el mundo por los homosexuales. Son realidades terribles cada vez más difíciles de silenciar.

Pero también se van clarificando las verdades positivas de la cultura de la vida. La lucha contra el Sida logra fuertes victorias sólo con la abstinencia sexual de los jóvenes y la fidelidad matrimonial. En cuanto a las familias, las estadísticas confirman: las cifras más bajas de drogas y delincuencia juvenil se dan en matrimonios estables, con varios hijos y con firmes valores religiosos. La psicología y sociología de la infancia demuestra que los niños, lo que más necesitan y lo que mejor desarrolla su personalidad, es tener muchos hermanos, a ser posible de ambos sexos.

Los fanáticos antinatalistas fueron aprendices de brujo porque quisieron aumentar su poder mundial frenando la natalidad de los “inferiores”, pero una vez que se difundió el desmadre sexual y la mentalidad consumista, la natalidad que más se frenó fue la de los superiores, los que tienen más dinero, más lujos, más placeres. También en nuestro país. Europa, si no cambia, puede ser musulmana, legal, pacífica y democráticamente en sólo 30 o 50 años. Y los Estados Unidos, por mucho que quieran amurallar sus fronteras y sus leyes, no pueden impedir la inundación de hispanos. Muchos se integran y ellos, o sus hijos, van alcanzando poder económico y político. Ya en el reciente triunfo electoral de los republicanos mostraron prominentes figuras exitosas y algunos predicen que pronto llegará el turno en que uno de ellos sea Presidente.

Espero la resurección de los muertos

y la vida del mundo futuro...

Por Jan van Welie

Cada vez que vamos a Misa rezamos esta frase al final del Credo.

Mientras decimos creo en un solo Dios, creo en un solo Señor, Jesucristo, creo en el Espíritu Santo, y creo en la Iglesia no decimos lo mismo sobre la Resurrección.

Pues, mientras creemos en todo lo demás, ahí decimos espero la Resurrección.

¿Por qué será? ¿Será porque tenemos tanto miedo a la muerte?

Cristo nos dice: (Jn. 6, 39-40) “Y esta es la voluntad del que me envió, que no pierda a ninguno de los que me confió, sino que los resucite [en] el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre, que todo el que contempla al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré [en] el último día.

En el Evangelio de hoy nos dice: (Lc. 20, 37-38) “Y que los muertos resucitan lo indica también Moisés, en lo de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham y Dios de Isaac y Dios de Jacob. No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.

Después que hice mi cursillo de cristiandad comencé a indagar más profundo sobre la vida del mundo futuro, sobrepasé muchos obstáculos, muchas dudas, leí muchos testimonios de gente que estaban en camino a la muerte, pero retornaron a tiempo, pero sobre todo me agarré al don de Dios que llamamos la fe.

Yo creo en la Resurrección, porque sin ella la vida no tendría sentido, me decía ¿por qué razón Dios crearía al hombre? un ser tan complejo físicamente, tan diferente psíquicamente, tan único que no encontrarás uno igual, ni antes ni después, para que después de la muerte no quede nada, imposible.

Esta fe que Dios me regaló, me da mucha paz, mucha estabilidad, mucha seguridad en mi camino por esta tierra y le doy infinitamente muchas gracias por haberme tocado con su mano, Creador del universo, en la cual yo tengo también un papel que me toca jugar, que espero poder cumplir bien, para poder entrar en su Reino.

Me da lastima oír personas hablar en contra de Dios, ignorándole y negándole su llamada, que de seguro les hará continuamente. Tal vez tienen una vida en esta tierra de mucha abundancia, pero en la hora de su muerte deben sentir una gran angustia y un enorme vacío pensando que todo se acabará para siempre.

Quisiera poder ayudarles...

El dinero de la Iglesia Católica...

Explicado a los hijos...

Por Francisco Gras

Artículo publicado en www.micumbre.com

Desde siempre han criticado a la Iglesia Católica por su dinero, propiedades, inversiones, riquezas en obras de arte, joyas, colegios, universidades, centros de asistencia, orfanatos, etc. Muy pocos se ponen a pensar, cual es el origen de esas riquezas, el destino que les dan, ni las obras de caridad, actividades sociales y tareas educativas que gracias a ellas desarrollan. “Sancho, si ladran es que cabalgamos”

La mayoría de los que tan duramente critican el dinero que obtiene la Iglesia, no se ponen a pensar en las obras benéficas y sociales que realiza, pero lo que si tienen que estar seguros que si algún día contraen una enfermedad infecciosa como el sida, tiene hambre o están abandonados o enfermos, siempre habrá una mano religiosa que les ayude, sin que tenga en cuenta su religión, pasado o presente.

Hay otras Iglesias, que tienen la suerte de que nadie les critica, incluso las que aceptan los matrimonios entre hombres o entre mujeres, las que sus superiores manifiesten públicamente, que son homosexuales, las que aprueban los asesinatos llamados aborto y eutanasia, etc. Criticar a esas Iglesias no es políticamente correcto, por lo que los medios de comunicación ocultan o justifican, cualquier noticia que vaya en contra de ellas.

Muchas de las grandes riquezas que tiene la Iglesia Católica, son herencia recibidas de sus seguidores, que quieren perpetuar su memoria con esos donativos, sabiendo que en la Iglesia serán bien administrados. Prefieren dejarlos a la Iglesia para mayor Gloria de Dios y beneficio de los necesitados, que donarlo a sus familiares o a otras instituciones sociales o a los gobiernos. Nadie critica a los que dan donativos o dejan sus herencias a fundaciones universitarias, asociaciones civiles o bibliotecas públicas o privadas, pero los que lo dejan a la Iglesia Católica, son fuertemente criticados.

Antiguamente los reyes, gobernantes o ciudadanos pudientes, erigían las catedrales, iglesias, capellanías, universidades, colegios, orfanatos, hospitales, etc. ahora toca a todos los fieles católicos ayudar a la Iglesia, tanto en la construcción, como en el mantenimiento y funcionamiento de los centros de oración, como en los servicios sociales que prestan.

Es enorme la cantidad de dinero que la Iglesia ahorra al Estado, por tener funcionando tantas obras de caridad religiosa. Si no fuera por la Iglesia, el Estado con los impuestos de todos los contribuyentes, tendría que socorrer todas esas necesidades o dejar abandonada a una parte importante de la población. Con ese dinero que se ahorra, lo puede disponer para otras actividades, evitando tener que aumentar los impuestos, para cubrir los enormes gastos que la Iglesia corre con ellos.

Ingresos de la Iglesia

La Iglesia obtiene sus ingresos a través de donativos, colectas, limosnas, herencias, intereses de propiedades, subvenciones de los gobiernos, distintos sistemas de colaboración, etc. Los ingresos siempre se analizan previamente con prudencia y sabiduría, para determinar la conveniencia o no de recibirlos y en sus caso aceptarlos, devolverlos o usarlos. Muchas personas consideran que es mejor dejar la herencia a la Iglesia, que a parientes que no se han acordado de atenderles cuando les necesitaban. Así saben que las herencias dejadas a la Iglesia, serán bien administradas y repartidas entre los más necesitados. La Iglesia es una de las pocas organizaciones caritativas, donde casi el cien por cien de los ingresos, se reparte entre los necesitados, cuando en otras organizaciones reparten solamente el 50% de los ingresos, ya que el otro 50% lo utilizan para cubrir los gastos de gestión y administración.

Los donativos que se dan a la Iglesia en Tiempo, Talento y Tesoro (dinero), las tres T’s que sostienen el funcionamiento de la Iglesia, proviene voluntariamente por el agradecimiento a Dios por los dones recibidos y no son para la Iglesia, como institución u organización, sino que son para la Iglesia, como comunidad administradora de los bienes que recibe, para atender al prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. El que sean un 10, 20, 5, 1 o 0.05% de los ingresos de las personas depende de cada uno, aunque se toma el 10% como tradición. Pero lo que importa es que se debe donar la mejor parte y con agradecimiento y humildad. Esta es la teoría, aunque en la práctica el errar es de humanos.

Todos los análisis hechos con buena fe, demuestran que la Iglesia devuelve a la sociedad mucho más de lo que la iglesia recibe, pues además de que administra perfectamente los bienes financieros que recibe, les añade un complemento humano de caridad y solidaridad en sus servicios sociales y espirituales, imposible de encontrar en las organizaciones de los gobiernos.

Los ingresos realizados por los fieles católicos, permite a la Iglesia no tener que estar supeditada al dinero de los Gobiernos, que siempre conlleva el tener que acoplarse a los mandatos de la política partidista, de quien les den las subvenciones, lo que le impediría mantener su total independencia de acción.

Si el Estado tuviera que pagar los servicios que la Iglesia facilita a los más necesitados, le costaría al Estado muchos millones de dólares anuales, por lo que tendría que subir los impuestos o disminuir otros capítulos de gastos gubernamentales. Da mucho más rendimiento la administración de los donativos que recibe la Iglesia, que el mismo dinero administrado por el estado, para aliviar los mismos problemas, ya que la Iglesia en función de sus voluntarios y de las personas dedicadas gratuitamente a servir al prójimo, administran mucho mejor los recursos que los empleados públicos.

Si el Gobierno tuviera la capacidad, el deseo y la firmeza de ayudar a los más desfavorecidos, a los harapientos, a los sin techo, a los desheredados, a los abandonados, a los enfermos, a los desahuciados, etc. La Iglesia no estaría en eso, porque si esta ayudando a esos colectivos, es por que están totalmente abandonados.

Si se suma el valor financiero de todas las caridades y servicios asistenciales, que la Iglesia hace a la sociedad, los gobiernos se darían cuenta que la Iglesia les ayuda a tener una mejor sociedad, sin que los gobiernos tengan que gastar ese dinero, por lo cual deberían tener mucho mas respeto hacia la Iglesia y mimarla en lugar de hostigarla continuamente. Tendrían que pensar que muchos sacerdotes, religiosos y voluntarios, son los pobres que con su trabajo hacen que muchos se enriquezcan al no tener que realizar los gastos sociales a los que están obligados, pero que dejan que se los realice la Iglesia.

Instituciones asistenciales de la Iglesia Católica en el mundo:

5,900 hospitales. 16,700 dispensarios. 700 leproserías. 12,600 hogares para ancianos. 19,500 orfanatos y guarderías. 11,500 centros de orientación familiar. 11,600 centros de educación especial y 44,500 entre escuelas, colegios, universidades, centros de estudios y varios. Total 123,000 unidades. Además de aproximadamente 100,000 misioneros repartidos por todo el mundo, manteniendo diariamente el mensaje de la globalización de la caridad. Es indignante que todavía haya gente se pase el día criticando a la Iglesia Católica, por la forma y el fondo de cómo ayuda a los más necesitados.

El ocultismo y su influencia demoníaca

La verdad sobre una moda lamentablemente muy difundida.

www.encuentra.com/articulos.php?id_sec=86&id_art=3537&id_ejemplar=0

Por Monseñor Donald W. Montrose, Obispo de Stockton, Califormia

Traducido por Prof. Américo López-Ortiz

Por "ocultismo" entendemos una influencia supra-humana o sobrenatural que no es de Dios y comúnmente lo asociamos con lo que tiene influencia demoníaca.

En los Estados Unidos, el ocultismo es ahora mucho más popular que hace veinte años. Esto se manifiesta en la música popular satánica, las pandillas callejeras satánicas, el aumento de los adoradores de Satanás, el uso más extendido del horóscopo y el estudio de los signos del zodiaco y los juegos satánicos que pueden comprarse. A pesar de esto, mucha gente no toma el ocultismo seriamente, se ríen de la noción del poder del mal y no lo consideran parte del mundo "real" en que vivimos.

Estoy convencido de que la influencia demoníaca es muy real y constituye una amenaza peligrosa para nuestro bienestar espiritual. Lo que se escribe aquí es un resumen breve de una realidad que no deseo pasar mucho tiempo explorando y mi propósito es sencillamente impartirles conocimientos suficientes, para que puedan cuando menos sospechar la presencia de lo oculto y puedan evitarla por completo.

En su carta a los Efesios (1, 3-10), San Pablo nos dice que Dios nos escogió en Jesucristo antes del principio del mundo. Estamos llamados a vivir limpios de pecado en su presencia. Dios nos llamó para ser sus hijos por medio de Jesucristo. Hemos sido salvados y nuestros pecados han sido perdonados en Jesús y mediante su Sangre. Esto muestra la generosidad de Dios, Nuestro Padre, hacia nosotros. El nos ha dado la sabiduría para comprender este misterio, este plan que nos reveló en Cristo.

Somos cristianos bautizados y confirmados. En estos dos sacramentos hemos renunciado a Satanás, a sus obras y a sus promesas vacías del reino de las tinieblas. En el bautismo profesamos nuestra fe en Jesucristo y en la Iglesia. Ahora, el Reino de Dios está absolutamente opuesto al reino de Satanás. La salvación en Jesucristo presupone el rechazo del reino de las tinieblas, sin embargo, nuestra vida es una guerra espiritual. En su primera carta, San Juan (1 Jn 5, 18-69) nos dice dos cosas: Que nacimos de Dios (por el bautismo y el Espíritu Santo) y que estamos protegidos por El para que el Maligno no pueda tocarnos, pero también nos dice que el mundo entero está bajo el Maligno.

El Maligno puede tentarnos, pero no nos toca directamente a menos que le abramos la puerta. No debemos temerle, pero tampoco debemos buscarlo constantemente en los acontecimientos ordinarios de nuestra vida.

No se concentren en los espíritus malos, sino fijen sus ojos y su fe en Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Somos salvados sólo por Jesucristo, mediante la oración, nuestra adhesión a la Palabra de Dios en la Biblia y mediante los sacramentos, especialmente por la presencia de Jesús en la Sagrada Eucaristía.

No debemos olvidar incluir a María, la Madre de Dios, en nuestra oración; Ella ha aplastado la cabeza de la antigua serpiente (Gén 3, 15). La devoción a María es un medio poderoso de protección en nuestra vida diaria.

¿Cómo es el reino de Satanás, el reino de las tinieblas? Es una mentira que busca parecerse al Reino de Dios. Lean Isaías (14, 12-15); se trata de Satanás. El profeta nos dice que, en su corazón, Satanás está determinado a ser como Dios.

Satanás quiere en su reino todo lo que hay en el Reino de Dios, pero su reino es una mentira; es falsedad. En el reino de las tinieblas hay culto y adoración falsa; hay oración maligna. Nos ofrece felicidad y paz falsa, nos da sabiduría y conocimiento falso. Así tentó a Adán y Eva (Gén 3, 5). Satanás dijo: "No. Dios sabe que al momento que lo comiereis (el fruto prohibido) seréis como dioses, conocedores del bien y del mal." En su reino, Satanás nos ofrece salud, que es la muerte y una protección falsa. Así como nos imaginamos a los ángeles del cielo cantando y adorando a Dios, así también hay una música especial en el reino de las tinieblas, que es mala.

El reino de Satanás es una mentira. Quiere ser como Dios, pero en el primero de los Diez Mandamientos, Dios dijo a Moisés: "Yo soy el Señor tu Dios. No tendrás otros dioses fuera de mi" (Exodo 20, 3). San Pablo nos dice que estemos en guardia: "El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe, dando oídos a espíritus falaces y a doctrinas diabólicas" (1 Tim 4, l). Aferrémonos a nuestra fe en el Señor Jesús y en su Iglesia, pues nuestra salvación se logra por Jesucristo, mediante la oración, leyendo y estudiando la palabra de Dios en la Biblia y mediante la presencia de Jesús en el santo sacrificio de la misa en nuestros sagrarios.

Cuando los israelitas estaban a punto de llegar a la tierra prometida, el Señor Dios les dió muchos mandatos relacionados con la verdadera adoración deseada por El y la adoración falsa que aborrecía. Este mismo Mandamiento es válido para nosotros en la actualidad.

"Cuando hubieres entrado en la tierra que tu Señor te dará, guárdate de querer imitar las abominaciones de aquellas gentes. No se vea en tu país quien purifique a tu hijo o hija, pasándolos por el fuego; ni quien consulte adivinos, y haga caso de sueños y de agüeros; no haya hechicero, ni encantador, ni quien pida consejo a los que tienen espíritu pitónico y a los astrólogos, ni quien intente averiguar por medio de los difuntos la verdad. Porque todas estas cosas las abomina el Señor; y por haber cometido semejantes maldades aquellos pueblos, acabará con ellos a tu entrada. Tú has de ser perfecto y sin mácula para con el Señor Dios Tuyo" (Dt 18, 9-13).

El Señor dice que debemos ser sinceros con Él. No podemos servir a dos señores. Jesús dice: "Quien no está conmigo, está contra mi" (Mt 12, 30). Debemos ser firmes en nuestra resolución de seguir solamente al Señor.

Consideremos ahora algunos ejemplos de poder y conocimiento prohibidos. Cuando hablamos de conocimiento prohibido queremos decir el que es obtenido fuera de la influencia divina o por el camino normal en que 1os humanos tenemos conocimientos. Ninguno de nosotros conoce el futuro; mediante nuestro conocimiento de circunstancias particulares podemos saber qué pasaría posiblemente. Esto es una cosa. Buscar conocimiento del futuro o conocimiento íntimo de alguna otra persona, aparte de Dios y con la ayuda de clarividencia y espíritus, es lo que significa conocimiento prohibido.

Poder prohibido es cierta clase de poder mágico que produce efectos, apartado de Dios y en cierta manera que está más allá de los medios humanos ordinarios.

El reino de las tinieblas y el conocimiento prohibido

"No os desviéis de Dios en busca de magos, ni consultéis a adivinos, porque seréis por ellos corrompidos. Yo, el Señor Dios vuestro" (Lev 19, 31). "La persona que se desviare para ir a consultar a los magos y adivinos, y se abandonara a ellos, yo mostraré mi saña contra ella y la exterminaré de en medio de su pueblo" (Lev 20, 6).

La astrología y los horóscopos son costumbres paganas

Los adivinos tratan de predecir el futuro mediante el uso de lo oculto, la magia o superstición. Está prohibido buscar el conocimiento del futuro usando cartas de baraja, de tarot, la bola de cristal, el estudio de la mano, las estrellas, examinando el hígado de animales muertos, lanzando flechas, usando la ouija o cualquier otro medio supersticioso.

Un médium es una persona que tiene conocimiento inmediato o secreto, ya sea por algún poder dudoso de sí mismo o mediante el poder de algún espíritu malo que trabaja por su medio. En el Libro Primero de Samuel (Reyes), capítulo 3, leemos cómo el Rey Saúl consultó a un médium y murió al día siguiente. En el 1 Crónicas (Paralipómenos) 10, 13 dice que Saúl murió por este pecado.

Astrología y horóscopos

Jeremías 10, 2 - "Esto dice el Señor: No imitéis las costumbres de las naciones; ni temáis las señales del cielo, que temen los gentiles." Mediante el estudio de las estrellas y planetas, un astrólogo calcula un horóscopo sobre la base del mes y el día de nacimiento de un individuo. El horóscopo es una predicción de eventos que pudieran suceder, basado en el movimiento de las estrellas y planetas. Aunque miles de personas siguen los horóscopos con más o menos interés, esto es un tipo de adivinación. Aunque Ud. diga no creer en horóscopos y solamente lee el suyo por diversión, debería abandonar esta práctica, pues el horóscopo diario puede influirnos fácilmente de vez en cuando y es un modo en que nos hacemos receptivos a lo oculto.

Si quiere vivir en el Reino de Dios, renuncie a los horóscopos y a todos los otros medios de adivinación. Deben ser destruidas las barajas, ouijas y otras cosas usadas para adivinación.

El reino de las tinieblas y el poder prohibido

La brujería o magia supersticiosa se usa para producir efectos que están más allá del poder humano. Estos efectos pueden ser buenos o malos y se realizan por medio de palabras o gestos mágicos, por el uso de hierbas mágicas, polvos, líquidos o cosas similares. Con frecuencia hay una invocación especial al diablo. Males físicos son dirigidos contra individuos, a causa de odio o celos. Todos hemos oído sobre alfileres clavados en muñecas, el mal de ojo, la maldición de alimentos o bebidas que mediante el poder de las tinieblas deben causar daño, enfermedad o muerte; esto es brujería. En la actualidad, las brujas pueden encontrarse casi en todas partes y con frecuencia son presentadas bajo una luz positiva. Recuerden que toda persona envuelta en adoración falsa, que busca conocimientos prohibidos o usa poderes prohibidos, deberá ser evitada a toda costa.

También hay un interés creciente en la brujería africana: el vudú. Los dioses del vudú son "malos y buenos" y el servicio de esta práctica empieza usualmente al anochecer, terminando al amanecer. Con frecuencia incluye el sacrificio sangriento de una cabra o un pollo, hay oración y canto, se supone que los dioses entran brevemente en la persona durante el ritual.

Algunas veces se usan objetos católicos en el vudú y la brujería, tales como imágenes de santos, crucifijos, velas, agua bendita y oraciones católicas, así como otros objetos y oraciones. No se dejen engañar por la naturaleza aparentemente religiosa de lo que sucede.

Si Uds. tienen objetos y oraciones que han sido usados en brujería o les han sido dados por alguna bruja, deben destruirlos por completo.

Si han estado envueltos en brujería, deben renunciar al demonio, renunciar a la brujería que hayan practicado y a toda brujería, pedir perdón a Dios y confesar su pecado a un sacerdote. En la confesión (el sacramento de la reconciliación) hay el Poder Divino necesario para librarse de la influencia del mal.

Amuletos

Esta es una forma de magia en que se cree que un objeto particular tiene el poder de atraer el bien y alejar el mal. Estos son particularmente malos cuando nos son dados por un adivinador, espiritista, "curandero" o alguna persona envuelta en lo oculto. Cuando el objeto es usado en la persona o llevado en la cartera o colocado en el hogar, significa que la presencia maligna siempre está con nosotros.

Algunos ejemplos son: Llevar ajo en la bolsa para tener siempre dinero, mantener unas tijeras abiertas para la buena suerte, mantener hierbas especiales en un frasco, usar una media luna al cuello o un collar de ajo, poner alfalfa y flores frente a una estatua, tener ídolos orientales o indostanos en la casa, etc. Mucha de la joyería usada al cuello hoy día representa algo usado en brujería y usualmente la gente la usa inocentemente.

Debemos tener cuidado de no usar medallas religiosas y estatuas de una manera supersticiosa. Ninguna medalla, estatua o artículo religioso tiene ningún poder o suerte conectado con ella. Una medalla, estatua o vela es solamente una señal de nuestra plegaria al santo para que interceda ante Dios por nosotros. Toda adoración es dada a Dios y a El solamente.

Todos los objetos descritos anteriormente o cualquier objeto usado de una manera supersticiosa, debe ser destruido o botado. Si usamos joyería que corresponde a algún signo del zodíaco o algo que representa brujería, inocentemente podemos dar entrada al reino de lo oculto. La gente usa medallas religiosas porque busca la intercesión de la Stma. Virgen María o de los santos y desean la protección y la bendición de Dios. Usar algo que representa lo oculto, aún de una manera inocente, es simbólico de nuestra dependencia del poder de las tinieblas. No deberíamos vacilar en deshacernos de este tipo de joyería. Deseamos pertenecer al Reino de Dios o no lo deseamos.

Renuncien a Satanás, renuncien al uso de amuletos y pidan perdón a Dios. Si Ud. esculpió o talló deliberadamente tal objeto para alejar el mal o atraer buena suerte, sería bueno mencionarlo cuando se confiese.

Ponga su fe, no en el reino de las tinieblas, sino en Jesucristo que sana, salva, proteje y nos ama.

Espiritistas o iglesias espiritistas

El espiritismo envuelve la comunicación con los muertos o con el mundo de los espíritus, por algún medio síquico u oculto.

Debe tenerse mucho cuidado, porque mucha gente es engañada. Puede haber el uso de la Biblia, agua bendita, estatuas de santos e himnos católicos. Los espiritistas con frecuencia creen en la paternidad de Dios, en hacer el bien a otros, la responsabilidad personal por los actos del individuo, la recompensa por las buenas obras y el castigo por las malas. Muchos de ellos son cristianos y aún católicos y profesan la fe en Jesús.

Siempre hay, sin embargo, un intento peligroso de comunicarse de alguna manera con los muertos o con espíritus. Esto puede ser mediante una sesión especial o tal vez la persona sólo parece entrar en trance.

Los espiritistas están envueltos algunas veces en curaciones, brujerías, adivinación y hasta en la bendición de los hogares para protegerlos. Algunas veces creen también en la reencarnación.

Reencarnación (Teosofía)

Esta es la creencia de que el alma, después de la muerte, pasa al cuerpo de otro ser humano, animal o planta, o hasta a un objeto. Muchos cultos o religiones orientales creen en esto. En el Hinduismo, se cree que el dios Visnú tuvo varias reencarnaciones como pez, enano, la persona de Rama y como Krishna, en las diferentes edades del mundo. Esto es contrario a la Biblia y a toda creencia cristiana en la otra vida. "Porque está escrito que el hombre muera una vez y después de la muerte sea juzgado" (Heb 10, 27).

Aquellos que están envueltos con espiritistas deben renunciar a Satanás, renunciar al espiritismo, pedir perdón a Dios y confesar su pecado a un sacerdote.

Curaciones mediante la superstición "curanderos" y "santeros"

No importa que haya estatuas, agua bendita, crucifijos, oraciones a Jesús, a María y a los santos, si hay cualquier práctica supersticiosa, es malo. Algunos ejemplos son:

- el uso de amuletos o de un tomate para lavar el cuerpo, colocando el resto bajo la cama,

- limpiar el cuerpo con huevos o limones y quemar estos con carbón,

- usar agua de rosas y alcohol como remedio (a veces, esto fue preparado colocando un esqueleto en el agua durante seis horas, seguido de canto y oraciones sobre el agua).

Algunas veces el "curandero" receta alguna vitamina especial y también oraciones "católicas" que deben rezarse. Ninguna de estas oraciones deber decirse en estas circunstancias, porque fueron preparadas bajo la influencia del mal. Otros ejemplo incluyen: - tomar un baño especial, preparado con vino, flores, pan, canela, azúcar negra y agua de un río, - envolver a la persona en un bendaje especial cortándolo poco a poco y enterrándolo en una fosa reciente, en el cementerio.

Estas son unas cuantas de las supersticiones usa das, pero hay muchas más. Algunas veces la gente reza a Dios y a los santos y luego busca alivio en el reino de las tinieblas. Muchas veces Dios no sana por medio de oraciones o doctores, porque desea que el alma sane primero del odio, celos o algún otro pecado. El sabe lo que hace y nosotros tenemos que escoger entre el poder de Dios y el poder del mal. Si Ud. tiene algunos objetos que se hayan usado en estas curaciones falsas, destrúyalos; renuncie a Satanás y a este pecado, pida el perdón de Dios y confiéselo a un sacerdote.

Hipnotismo

Aunque el hipnotismo es usado ahora por doctores respetables, dentistas o terapeutas, en el pasado estaba relacionado con lo oculto y la superstición.

A pesar de que es legítimo, hay cierto peligro que debe ser considerado muy cuidadosamente. En el hipnotismo, uno entrega por cierto tiempo su propia capacidad de razonar; la voluntad del hipnotizado depende del hipnotizador y puede haber consecuencias indeseables que resulten de esta técnica.

Se debe evitar someterse a un hipnotista, a menos que exista una razón poderosa; nunca debe hacerse con el propósito de divertirse.

Música

En nuestros días, cierta música de rock, tocada por grupos musicales "satánicos" presenta problemas adicionales. Esta música con frecuencia glorifica a Satanás y a veces despierta deseos de cometer suicidio, usar drogas, cometer perversiones sexuales, y también se ha sabido que incita a la violencia física. Hasta el infierno se presenta como el fin deseado de la vida. La maldad se encuentra en la combinación de letra, ritmo y ruido. Estos discos y cintas no deberían tenerse en el hogar, sino destruirse, aunque hayan costado una cantidad considerable de dinero. ¡Escoja el Reino de Dios!

Adoración al diablo

No es necesario decir que rezar al diablo, adorar a Satanás, leer la biblia satánica o tomar parte en la Misa Negra que ridiculiza la Crucifixión de Jesús y la Eucaristía, son algunos de los pecados más serios que se pueden cometer.

En algunos de los cultos satánicos algunas veces hay sacrificios a Satanás que consisten en la horrible muerte de animales y en algunas partes hasta el asesinato de infantes humanos. El secreto que rodea estas actividades, permite a la "iglesia de Satanás, " obtener cierta respetabilidad en nuestra sociedad y hasta tener en algunas partes los mismos derechos legales que cualquier otra iglesia.

No se deje engañar; tomar parte en esta iglesia falsa es un asunto muy serio. Los católicos que deseen arrepentirse, deben renunciar a esta religión falsa sin importar el costo, renunciar de corazón a Satanás y a su pecado y confesar éste en el sacramento de la reconciliación.

El movimiento de "la Nueva Era" ("New Age")

Aunque hace algunos años era virtualmente desconocido, este movimiento está aumentando en popularidad a nivel internacional. En la superficie parece ser un movimiento pro "paz," pero en mi opinión, definitivamente pertenece a lo oculto, porque presenta algunas características básicas que están identificadas con lo oculto, aunque no se menciona a Satanás.

Por ejemplo, el "dios" de la Nueva Era no es el Dios de la Cristiandad y el Judaísmo, sino una fuerza energética impersonal en que consiste el universo. Esta es una forma de panteísmo. Para nosotros, Dios es Creador y Señor de todo, somos sus criaturas; pero en la Nueva Era, Jesús se convierte en uno de muchos maestros espirituales que logró descubrir su más alta identidad. La creencia es que en la Nueva Era también podemos ser iluminados mediante nuestros propios esfuerzos, no mediante la revelación y la gracia de Dios.

Algunas veces, el movimiento de la Nueva Era es llamado movimiento por la paz. Se dice que cuando formamos parte de esta "Convergencia Armónica" podemos atraer, en cierta manera, una fuerza poderosa que está más allá de nosotros, para lograr la paz del mundo; sin embargo, cuando hablamos de una fuerza que no viene de Dios y que está más allá de nosotros, estamos realmente hablando de lo oculto.

No se dejen engañar por lo que se dice sobre la ecología, la belleza de la naturaleza en el mundo y la bondad fundamental de las metas aparentes de este movimiento. Quienes se unen al movimiento de la Nueva Era, entran en un movimiento que trata con un poder espiritual oculto, no con una fuerza espiritual proveniente de Dios, sino del reino de la luz falsa y las tinieblas.

El Reino de las Tinieblas

Este reino ofrece una paz falsa y felicidad en el pecado. El hombre es capaz de experimentar profundamente el gozo y la paz dados por Dios, especialmente en el cielo, pero también aquí en la tierra. Muchos de nosotros lo hemos experimentado. Un gozo falso se ofrece, por ejemplo, en el pecado de la borrachera o en el abuso de las drogas, así como en los pecados de relaciones sexuales antes del matrimonio, adulterio después del matrimonio y homosexualidad.

Cuando las personas se involucran profundamente en estos pecados o en el asesinato, el enojo violento, odio profundo, los celos y rencores, están realmente viviendo en el Reino de las Tinieblas y pueden exponerse a la posibilidad de ataques directos de los malos espíritus.

El peligro de hoy es que el pecado ha llegado a ser muy "respetable" en nuestra sociedad y esto incluye relaciones sexuales antes del matrimonio, adulterio, borracheras sociales, aborto y homosexualidad que han llegado a cierta "respetabilidad." No parecen tan malos y se debe a que no son malos en el Reino de las Tinieblas.

Eliminando el Reino de las Tinieblas

Nuestros hogares deberían ser lugares sagrados y pacíficos y necesitan estar limpios. No deberíamos dejar que se ensuciaran, ni deberíamos permitir el desorden acumulando cosas inútiles y suciedad en nuestros cajones y armarios. El poder del mal aborrece la limpieza.

Desháganse de todo cuanto hay en su hogar que haya tenido alguna relación con brujería, espiritismo o haya sido usado por algún curandero, un médium, en alguna religión oriental, algún culto, o que haya sido usado para alguna superstición. Destrúyanlo o asegúrense de que es destruido. No guarden joyería que sea simbólica en la brujería o que sea algún signo del zodíaco. Quemen todas las imágenes y revistas pornográficas, aún aquellas que hayan sido guardadas en un cajón, armario o petaca. Destruyan toda literatura religiosa que no está de acuerdo con la verdad básica de nuestra fe que reconoce la divinidad de Jesucristo, que es Hijo de Dios, nuestro único Salvador y que nos conduce al Padre. Destruyan la literatura de los testigos de Jehová, los mormones, la Ciencia Cristiana, Unidad, Ciencia de la Mente, Cienciología, Hare Krishna, yoga, meditación transcendental, Misión de la Luz Divina, Iglesia de la Unificación de Sun Myung Moon, los Niños de Dios y la Senda Internacional. Ninguna de estas literaturas, o algo similar, deberá existir en nuestros hogares. No permitan a la influencia del mal entrar en sus hogares mediante la televisión. Examinen cuidadosamente los programas que ven. Los valores enseñados en los anuncios de televisión no son los valores predicados por Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio de San Mateo, capítulos cinco, seis y siete.

En el hogar - buscando la presencia de Dios

Aunque Uds. no sean sacerdotes, como católicos bautizados tienen un poder que no conocen. San Pablo dijo esta verdad en su Carta a los Efesios: " ... Y cuál aquella soberana grandeza de su poder sobre nosotros, que creemos según la eficacia de su poderosa virtud, que el ha desplegado en la persona de Cristo, resucitándole de entre los muertos, y colocándole a su diestra en los cielos" (Ef 1, 1 9-20). ¡Piensen en esto! El poder de la oración es más grande de lo que creemos.

Aunque no tengamos el poder de un sacerdote ordenado, podemos pedir a Dios que proteja y bendiga nuestros hogares. Es bueno tener agua bendita en nuestros hogares y usarla con frecuencia y si queremos pedir a Dios que nos bendiga, podemos decir una oración sencilla y rociar agua bendita en cada cuarto. Esta oración puede ser algo así:

"Oh Padre Celestial, os suplicamos bendigáis nuestro hogar. En nombre de vuestro Hijo Jesús os suplicamos librarnos del pecado y de toda influencia maligna. Protegednos de enfermedad, accidentes, robos y toda tragedia doméstica. Confiamos nuestro hogar al Señorío de Nuestro Señor Jesucristo y nos consagramos al Inmaculado Corazón de María, para que todos los que vivimos bajo este techo recibamos vuestra bendición de paz y amor."

También pueden ser recitados un Padre Nuestro y una Ave María.

La consagración del hogar y la familia al Sagrado Corazón de Jesús es otra bella costumbre católica. Necesitamos tener en nuestros hogares un Crucifijo y cuadros del Sagrado. Corazón y de Nuestra Señora, porque deseamos que nuestro hogar sea un lugar sagrado.

Es necesario que haya en el hogar un lugar donde la familia se una a orar. Algunas familias mejicanas tienen la costumbre de tener un pequeño altar con cuadros o estatuas, no solamente de Jesús, María y algunos santos, sino también fotografías de miembros de la familia. Esto nos recuerda rogar por ellos.

Librando mi persona del poder del mal

Jesús, mediante su pasión, muerte y resurrección, ha destruido el poder del Maligno. Cuando la influencia del mal es percibido en nuestra propia vida, frecuentemente es por el pecado personal. A causa del pecado de un individuo sufren todos los miembros de la familia. La maldad del pecado es derrotada mediante el poder sagrado que el Señor ha depositado en su Iglesia.

El sufrimiento puede ser aliviado mediante la medicina, la sicología y otros medios humanos, pero Jesús en su Iglesia nos ha dado el auxilio básico que es descuidado con frecuencia.

El sacramento de reconciliación ha caído en desuso en nuestros días; sin embargo tiene el poder de destruir la fuerza del Maligno y del pecado; lo que no es posible hacer de otra manera.

Nuestra fe en la Eucaristía se ha debilitado. En este sacramento están el poder y la presencia de Jesús mismo. Algunas personas que han necesitado exorcismo contra el poder del Maligno, han sido curados sentándose en la presencia del Stmo. Sacramento una hora diaria durante dos o tres meses. Estos fueron casos muy difíciles.

Nuestra Stma. Madre ha sido designada por Dios para aplastar la cabeza de la serpiente (Gén 3, 15) y su Rosario es un medio muy poderoso de protección y salvación. Muchos hijos han sido salvados del poder del pecado y la pérdida de la fe, mediante la perseverancia de sus padres en la recitación del Rosario.

El "mal de ojo" o "maldición": Una nota especial

Algunas personas se atemorizan porque creen que alguien les ha mirado con "mal de ojo", les ha echado una maldición o ha hecho algo por medio de brujería para atraerlos bajo el poder destructivo del enemigo. ¿Qué hay de este problema?

Mis creencias personales son estas: Jesús es Dios y Señor, por lo tanto tiene dominio sobre el Reino de la Luz y el Reino de las Tinieblas. Satanás no tiene dominio sobre el Reino de la Luz y sólo le está permitido un dominio limitado sobre el Reino de las Tinieblas.

Por lo tanto, si estoy bautizado y vivo en el Reino de la Luz, en estado de gracia santificante, Satanás no tiene dominio sobre mí, a menos que por miedo, yo abra la puerta a su influencia. La gracia santificante significa que comparto de una manera misteriosa en la vida de Dios mismo y El habita en mi alma. (Rom 5, 5; 1 Cor 6, 16; Jn 14, 23). Sin embargo, cuando cometo pecado mortal, pierdo la gracia santificante y paso a vivir en el reino de las tinieblas. Aunque haya sido bautizado y posiblemente confirmado, soy vulnerable. Si persisto en un pecado serio sin arrepentirme, soy vulnerable a la influencia de Satanás.

Cuando vivimos en el Reino de la Luz, en estado de gracia santificante, debemos sencillamente rehusar todo temor y colocar nuestra confianza en Dios y en Nuestra Señora, luego vivir de acuerdo con el consejo dado previamente en este artículo, en lo concerniente al Reino de las Tinieblas.

Una vez más, sin embargo, hay la dificultad de definir el pecado en nuestros tiempos. Debemos definirlo de acuerdo con los Evangelios y la enseñanza oficial del Magisterio de la Iglesia y no definirlo desde el punto de vista contaminado de la edad moderna. Muchas personas viven en pecado y tienen una paz falsa porque su conciencia ha sido formada, no en el Evangelio, sino en el espíritu de esta era. Pueden estar viviendo respetablemente, ser ciudadanos obedientes de la ley y, en opinión de la gente, vivir bien; pero si no viven de acuerdo con los Diez Mandamientos, el Evangelio y la enseñanza moral de la Iglesia aún en una sola área que implique un pecado grave, probablemente están viviendo en el Reino de las Tinieblas.

El sacramento de la reconciliación y la Eucaristía (así como todos los demás sacramentos) son armas muy especiales que Jesús dio a su Iglesia para vencer al reino del pecado y de las tinieblas. Necesitamos usar estos sacramentos como Cristo quiso que fuesen usados y no temer al enemigo. Si alguien tiene un grave problema sobre este asunto, sugiero Misa diaria y Comunión.

Conclusión

Hay muchas y muy variadas formas en que se nos presenta el pecado y el mal en forma atractiva. En este artículo se presentan algunas formas en las que muchos de nosotros pensamos muy rara vez. Pido al Señor que este artículo sea fuente de conocimiento y ayuda para quienes lo lean.

La oración es remedio poderoso contra las fuerzas del mal. Acudamos a la oración sincera, que brota del corazón, para que el Señor reprenda al Maligno, e instaure en nuestras vidas su Reino de Paz y Bien, Verdad y Justicia.

Acto de consagración al Sagrado Corazón de Jesús

Oh Sacratísimo Corazón de Jesús, presente de forma real en el Santísimo Sacramento del Altar, latiendo de amor infinito por el género humano, e intercediendo por nosotros al Padre a cada momento, queremos renovar hoy nuestro acto de consagración a Ti, con nuestros corazones llenos de confianza afectuosa en tu infinita bondad
y de esperanza sincera en el cumplimiento de tus promesas.

Jesús, Te aclamamos como Rey del Cielo y de la Tierra, pero sobre todo, te proclamamos Rey de nuestros corazones arrepentidos. Concédenos tu gracia, para que percibamos en nuestros corazones la realidad de Tu Majestad sobre nuestras vidas diarias. Ayúdanos con tu gracia todopoderosa a vencer las tentaciones del mundo, la carne y Satanás, para que protegidos de toda influencia maligna y defendidos de nuestros enemigos, podamos servirte con tranquilidad y eficacia. Permite que seamos instrumentos de tu Amantísimo Corazón como propagadores del Reino de Dios entre los hombres. Acelera el día de la plenitud de tu Reinado en nuestras vidas y en las de todos nuestros familiares y seres queridos, los cuales encomendamos en esta oración.

Te pedimos Señor, que podamos ser fieles a la consagración a Tu Sacratísimo Corazón,
que hoy estamos renovando, para que nuestros corazones palpiten junto al Tuyo ahora y siempre, en el tiempo y la eternidad. Amén.

Oremos a María Santísima, Madre de Dios y de todos los seres humanos, para que Ella nos enseñe a ser siempre fieles a la voluntad de Dios. Porque Ella es la siempre fiel, "la esclava del Señor" que por su obediencia y aceptación gozosa de los designios de Dios, aplastó para siempre la cabeza de la serpiente antigua, Satanás (Génesis 3, 15). María es la Vencedora en todos los combates de Dios. Acudamos a su intercesión para nuevamente aplastar la influencia del mal en nuestro atribulado mundo.

Acto de consagración de la familia al Corazón Inmaculado de María

¡Oh Virgen María! A vuestro Corazón Inmaculado consagramos hoy nuestro hogar y todos los que lo habitan. Que nuestra casa sea, como la de Nazaret, morada de paz y de felicidad, por el cumplimiento de la Voluntad de Dios, por la práctica de la caridad y el perfecto abandono a la Divina Providencia. Velad sobre cuantos lo habitan, ayudadles a vivir cristianamente, cubridles de vuestra protección maternal y dignáos, ¡Oh bondadosa Virgen María! formar de nuevo en el Cielo este hogar,
que en la Tierra pertenece por entero a vuestro Inmaculado Corazón. Así sea. Manos abiertas, llenas de Amor, las de María. Bendice, Madre, nuestra familia.

Oremos a San Miguel Arcángel, Capitán de los Ejércitos de Dios, quien venció a Satanás por el poder del Señor, para que nos proteja de las asechanzas del Maligno y que junto a la corte celestial, también nosotros podamos decir "¿Quién como Dios?"

Oración a San Miguel Arcángel

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, se nuestra protección contra las perversidades y asechanzas del demonio; ¡reprímale Dios!, pedimos suplicantes;
y que tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con tu divino poder a Satanás y a todos sus ángeles que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.