Stephen Hawking, brillante y eficaz científico de nuestro tiempo, a quien mucho debe la física moderna, se deja llevar por lo mediático. Tal vez se le entreveren intereses de compañeros de viaje. Lanza en los momentos más propicios al efectismo, frases ambiguas que no ayudan a la ciencia ni a nadie. Sobre todo confunde al pueblo llano que se conforma con leer titulares sin saber de qué va la historia.
De ahí que, con todo el respeto que merece como científico, sea conveniente poner en claro lo que él pone en confuso. En nuestra sección Fe y ciencias contamos con 70 artículos en los que de un modo u otro se pone de manifiesto no sólo la no incompatibilidad del conocimiento filosófico con el de las ciencias positivas, sino que existe una armonía patente. Adviértase que decimos "filosófico" y no, de entrada, "religioso", o debido a divina revelación. Porque el tema de Dios es ante todo un tema al que la razón tiene acceso por sí misma. No como un discurso de la ciencia positiva, pero sí como un argumento racional que arranca de cualquier ser contingente, como es el ente físico. Así lo han hecho los pensadores más eminentes de nuestra cultura occidental, al menos desde Aristóteles (siglo IV antes de Cristo), hasta hoy.
Además, contamos con el conocimiento que proporciona la revelación judeocristiana que, sin pretender expresarse con lenguaje científico, va al fondo de la realidad y nos la descubre en su origen, Dios creador. El Dios vivo no es parte del mundo físico y por ello en modo alguno puede hallarse empíricamente en el universo. No es exacto decir que es la primera de una serie de causas. No es el primero de una serie. Se le puede llamar Causa, si se quiere, pero no como formando parte de una serie, aunque fuera en el primer puesto. Es el origen de toda causa, sin el cual no habría ninguna. Esta es una cuestión, como bien remachó Juan Pablo II, que escapa a la ciencia física. Pero no a la razón que reflexiona sobre la física y sobre las demás ciencias y sobre tantas cosas que ni la matemática ni la biología, ni la física pueden juzgar, por la sencilla razón de que no están en el campo de su observación. Para intuirlo basta volver al ejemplo del microscopio: si solo contáramos con un microscopio como instrumento, no podríamos ver nada de la luna. Por la sencilla razón de que no entra, como es obvio, en el campo de observación de semejante instrumento. Sin embargo, a la luz de luna suceden muchas cosas cuyo sentido la mera física jamás alcanzará a descifrar.
Hoy mismo aparecen en la prensa artículos y declaraciones de científicos de prestigio que, reconociendo los méritos de Hawking por sus aportaciones a la gran ciencia, lamentan de un modo u otro, la superficialidad del tratamiento mediático que viene haciendo de Dios. A modo de ejemplo, puede verse El mundo, con César Numbela y otros científicos de peso.
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A.O.D.
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www.elmundo.es ha publicado hoy declaraciones de varios investigadores españoles que, a falta de leer los argumentos científicos de Hawking en su nueva obra, defienden la compatibilidad de ciencia y fe:
"No es irracional pensar que hay un 'creador' de las leyes naturales".
Para el académico César Nombela, catedrático de Microbiología y presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) entre 1996 y 2000, la Teología es un ámbito del pensamiento diferente al científico, pero igualmente válido: "La ciencia puede explicar muchas preguntas propias de su competencia, pero probar la existencia de Dios es otro terreno".
Como científico y creyente, Nombela reconoce "aplicar la ciencia en todas las situaciones racionales; pero no es irracional creer que existe un creador que dio lugar a las mismas leyes de la naturaleza y que da respuesta a las preguntas de la existencia humana". Y concluye: "El Darwinismo explica la evolución, pero no excluye la existencia de un Creador inicial".
"La existencia de Dios es un tema intratable para la Ciencia".
Por su parte, Nicolás Jouvé, Catedrático de Genética en la Universidad de Alcalá de Henares, a falta de conocer los detalles del polémico libro, no cree que Hawking llegue a conclusiones novedosas sobre el origen de la materia y el tiempo, y afirma que la ciencia es una "parcela del conocimiento que no puede ignorar a otras disciplinas como la filosofía y la teología, que también tratan de responder las cuestiones humanas". "El ser humano tiene que resolver sus preguntas. La existencia de Dios es un tema 'intratable' científicamente".
Uno de los científicos que más ha hecho por conciliar ciencia y religión es el experto español en evolución genética de las especies, Francisco Ayala. El investigador de la Universidad de California en Irvine, EEUU, declaró a ELMUNDO.es que "la fe y la ciencia no son incompatibles porque tratan cuestiones diferentes", tras ser galardonado con el premio internacional Templeton el pasado marzo. El premio, que busca vías de diálogo entre la ciencia y la religión, ya había sido concedido anteriormente a líderes espirituales, filósofos y científicos por igual.
"Fe y ciencia no son incompatibles".
"La investigación científica debe encargarse de explicar el origen del mundo (el cómo) y la religión, de los valores morales y las relaciones entre las personas (el porqué)", afirmó el jueves Ayala desde la Universidad de California, en EEUU.
Numerosos colegas criticaron a Hawking por obligar a las personas a optar entre la ciencia y la fe, como si tuvieran que ser dos campos necesariamente excluyentes. George Ellis, profesor emérito de la Universidad de Ciudad del Cabo y presidente de la Sociedad Internacional para la Ciencia y la Religión, declaró el jueves a The Times: "Mi gran preocupación es que está obligando a la gente a elegir entre la religión y la ciencia, y esto hará que mucha gente eliga la religión, con lo que la ciencia saldrá perdiendo".