España está muy enferma

Por Miguel Rivilla San Martín

Me importa más bien poco la escenificación que los políticos hacen, a través de los medios, sobre el Estado irreal de la Nación. De antemano sabemos ya el resultado. Todo va muy bien para unos y todo va muy mal para otros. La realidad no se cambia por votaciones consensuadas de antemano. Las cifras macroeconómicas y los logros políticos y materiales, por mucha verborrea de los oradores en sus peroratas, no van a lograr que el pueblo llano se apasione por ello. La gente va a su rollo, que no es otro que disfrutar del verano y esperar lo que pase en el próximo otoño caliente. Ahora bien, nadie va a decir una sola palabra sobre lo que creo es el estado principal y la raíz de cuanto mal nos sucede y sucederá.

Mi diagnóstico-sin ser analista político- es que España –o lo que queda de ella- está, au enferma de cuidado. Ni más ni menos, que una persona con normal apariencia, pero a quien se le ha detectado un tumor maligno. Para curarlo no valen ni cataplasmas ni aspirinas. Se impone un tratamiento quirúrgico o quimioterapia a largo plazo y de resultados inciertos.

El tumor detectado no es otro que el olvido y rechazo de Dios. La metástasis afecta a toda la Nación por la indiferencia religiosa, el relativismo y el laicismo generalizados.

Dios no cuenta apenas nada en la vida personal, social y nacional. La Ley divina ha sido anulada por toda clase de corrupciones. La apostasía de la fe y la pérdida de valores está a la orden del día. Mientras, la Nación se desmorona y desangra a causa de fuerzas ocultas. La gente camina adormecida hacia el abismo.¿Remedio?.Sí. Volvernos a Dios misericordioso. Cuanto antes mejor. Ojalá fuese un infeliz exagerado e inconformista.