"Mi padre, desde su lecho de muerte, aconsejó a mis hermanos mayores que la familia debiera permanecer siempre unida y que, en la medida en que actuáramos con apego a ello, esa habría de ser la base de nuestro éxito.
Los cuatro hijos que estuvimos, hasta hace poco, al frente de los negocios familiares teníamos temperamentos y, en ocasiones, visiones distintas sobre las cosas, pero teníamos a nuestro favor que aunque no siempre pensábamos igual, siempre pensábamos juntos, pues sabíamos que esta sería la base de nuestra unión.
Dios nos ha premiado con algo que me llena de satisfacción y de confianza en el futuro, y es, que la tercera generación de nuestra familia, a quien le toca asumir el liderazgo de nuestros negocios, ha organizado un Consejo Familiar donde están representadas las siete ramas... Entre ellos, un grupo mucho más numeroso, prima el mismo principio, pues es imposible que piensen siempre igual, pero están y, así confío, habrán de seguir pensando juntos. Esa ha sido una lección que ha orientado bien a nuestra familia por más de cien años."