Iglesia y sociedad

Por Alina de van Welie (cursillo no. 407)

Cuando la Iglesia falla la sociedad clama crucifícala, crucifícala, sin embargo cuando la sociedad falla la Iglesia clama, perdónala, perdónala. La historia del hombre gira como la tierra, por eso la historia de la humanidad es continua según el siglo en que se vive, y se actualiza de la misma forma que la moda y los estilos de vida.

La Iglesia ha sufrido desde sus inicios, porque unos amaban a Jesús y otros los odiaban, unos aceptaban su mensaje y otros los querían acomodar a su estilo de vida, esta lucha ha existido desde siempre. Dice la Palabra: “Si el mundo los odia, sepan que antes me odio a mi. No seria lo mismo si ustedes fueran del mundo, pues el mundo ama lo que es suyo. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los elegí de en medio del mundo, y por eso el mundo los odia” (Jn.15. 18-19)

Esta actitud del hombre en todo tiempo, me recordó la historia desde donde nació el Movimiento de Cursillos de Cristiandad hace ya unos 61 años. La sociedad mundial de aquellos años estaba igual que ahora, pues el hombre vivía o quería vivir de espalda a Dios; entonces surgió un grupo de jóvenes laicos y sacerdotes que se hicieron una pregunta: “¿Por qué había dejado el hombre de ser cristiano? Y pensaron que, entre otras cosas, estas eran las dos causas principales: Porque le pesaba la ley y porque desconocía la doctrina autentica. Y optaron por buscar la recristianización del hombre, dando una respuesta a la segunda causa”. (IF-22). Y, de esta pregunta nació este apostolado, llamado Cursillo de Cristiandad.

Creo que la causa de ayer es la misma que hoy, al hombre de todo tiempo le cuesta encontrarse frente al rostro de Cristo porque desconoce su autentica doctrina, porque desconoce que Cristo vive en el corazón del hombre. Todo ser humano tiene una historia, su propia historia de la vida, por eso, hoy no toda la sociedad esta en el punto tan bajo como el que se quiere resaltar en las distintas sociedades, así la Iglesia. Jesús fundó su Iglesia con hombres pecadores, para que por la fe pudieran llegar a ser santos del mundo. ¿Por eso, yo me pregunto?: ¿La Iglesia Católica Apostólica y Romana es la única Iglesia formada por hombres pecadores escogidos por el mismo Cristo Jesús? ¿Por qué cuando la Iglesia de Jesús peca se quiere pisotearla y denigrarla, y NO se mira hacia las demás iglesias tan pecadoras y quizás mucho más que la Católica? Incluyendo el Islam. ¿Es que estas otras iglesias son manejadas por Robot y no por hombres pecadores como los que escogió Cristo Jesús para su Iglesia?

Ningún ser humano terrestre en el mundo esta excepto de pecado, porque hasta los mismos Santos que hoy veneramos fueron pecadores, pero fueron lo suficientemente valientes para aceptar la voluntad de Dios y para asemejarse a su perfección como fueron creados. Este sufrimiento por el que esta pasando nuestra amada Iglesia Católica, ya Cristo lo vivió en carne propia, cuando uno de sus apóstoles lo traicionó y lo entregó a la muerte, sabiendo que era el Hijo de Dios encarnado. Este hecho sucedió para dar fe, de que siempre habrá un Judas dispuesto a seguir traicionándole, pero siempre habrá un Jesús Resucitado para continuar aquella misión que el Padre le entregó.

Hubo un sacerdote que llego a ser Obispo, que sufrió dura cárcel por defender la Iglesia y que dejó plasmadas hermosas reflexiones en su libro: “El camino de la esperanza”, de las cuales quiero compartir dos de ellas, de modo de oración por nuestra Iglesia Católica.

“Antes de criticar a la Iglesia, prueba a leer los documentos y las encíclicas de los Papas. Te sorprenderá el descubrir que han tratado a fondo cada problema. Verás cómo son radicales en sus proyectos de renovación, y cómo es revolucionario el espíritu cristiano, impregnado de las Escrituras, de la gracia de Dios y de la Tradición. Como ha dicho el papa Pío XII, si pusiéramos en práctica el 2% de las enseñanzas de los Papas, la Iglesia y el mundo serían seguramente transformados”. (269)

“En los últimos dos mil años, la Iglesia ha sido traicionada por apóstoles, papas, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos; es lo que el papa Pablo VI ha definido como auto destrucción. A pesar de todo, la Iglesia ha conseguido renovarse y ha llegado a ser más resplandeciente, más joven, más fuerte; en ella, en efecto, se continúa el misterio de la pasión y de la resurrección”. (263) (van Thuan)