La exclusión de Dios, la ruptura con Dios y la desobediencia a Dios, a lo largo de los siglos, durante toda la historia humana, es y ha sido -bajo distintas formas- la manifestación expresa del pecado.
Puede llegarse hasta la negación de Dios y de su existencia.
Es el fenòmeno que conocemos hoy como "ateísmo".