12 de Octubre #2006
En honor a Nuestra Señora del Pilar
Sr.
Víctor Mendez
Columnista de El Nacional
Vía e-mail:
Ciudad,
Ref.: “La predica odiosa de ciertos cristianos católicos”
“Usted ha oído hablar de mi actuación anterior, cuando pertenecía a la comunidad judía, y sabe con qué furor perseguí a La Iglesia de Dios y trataba de arrasarla. Estaba más apegado a la religión judía que muchos compatriotas de mi edad, y defendí con mayor fanatismo las tradiciones de mis padres. Pero un día, a Aquel que me había escogido desde el seno de mi madre, por pura bondad le agradó llamarme y revelar en mí a su Hijo para que lo proclamara entre pueblos paganos.” [Ga. 1, 13-24]
Distinguido Señor Mendez:
“El Santo Padre, 190 Cardenales, 4’500 Obispos, 400’000 Sacerdotes, 500’000 religiosos, 520 seminarios con 700’000 seminaristas, 80’000 Iglesias y capillas edificadas, 1’115 hospitales, 3’312 dispensarios médicos, 291 leprocomios, 1’720 orfanatos, 260 asilos, 54’000 maestros, 1’032 universidades, 753 escuelas y 292 normales, más de mil de millones de fieles bautizados alrededor del globo terráqueo. Esa es nuestra Iglesia católica hoy.”
Al saludarle cordialmente en esta calurosa tarde que el Señor nos ha regalado, he sentido el deseo de escribirle -como cristiano católico dominicano-, luego de leer cuidadosamente su columna “unas de cal” el pasado domingo.
A continuación le transcribo ciertas opiniones vertidas en una carta dirigida al Listín Diario, publicada hace ya más de un año, sobre el tema del Padre Chris y nosotros, sus amigos. Veamos el sentir de una dama dominicana –muy preocupada como yo- con todo lo que allí ha sucedido:
“... Considero que no es ‘un argumento infeliz’ tener que denunciar que ciertos habitantes del este de nuestra isla practiquen la esclavitud contra los infelices braceros, porque nunca se ha dicho tal cosa. Lo que hemos denunciado desde el púlpito, ‘tanto sacerdotes como los que lo hacemos desde la sociedad civil y que no tenemos mucho coro’, es que algunos nacionalizados dominicanos, ‘millonarios, blancos y ojos verdes, que viven en el boato’, han contratado –libremente- mano de obra haitiana para realizar el trabajo que, según algunos, ‘deberían estar haciendo nuestros hombres dominicanos’. Y lo denunciamos porque están viviendo -en unión a sus mujeres y niños- en una situación de miseria tal que no pareciera que estuvieran contratados por seres humanos, que dicho sea de paso a veces ocupan los primeros lugares en La Iglesia...
... Ante la pregunta sobre por qué dichas denuncias no se hacen desde Haití, ‘por qué los curas como el Padre Christopher Hartley Sartorius, de la Parroquia de San José de los Llanos, San Pedro de Macorís, no se instalan cómodamente en City Soleil, y desde allá dirigen sus prédicas contra los dominicanos’, la respuesta sería esta otra pregunta:
… ¿Porqué mejor los contratistas de haitianos, sean rubios o morenos, millonarios, ricos o acomodados (porque pobres no son) no mudan sus plantas, ingenios y tierras y se instalan cómodamente en cualquier campo de Haití, y trabajan allá con los haitianos, o mejor aún, contratan a los dominicanos que viven tratando de sobrevivir ante la usurpación de los puestos de trabajo que les corresponden y los llevan a Haití a realizar los trabajos que hoy realizan los extranjeros aquí?’
… Creo que ahí estaría la solución; el Padre Chris se mudaría a Haití, y denunciaría desde allí las injusticias a las que estarían siendo sometidos los dominicanos contratados en Haití para los trabajos más duros...
... ¿Por qué enfilar dichas denuncias hacia los organismos internacionales de derechos humanos? Porque aunque estos ‘no quieran saber nada de negros hediondos’, son los únicos que han puesto algún tipo de presión a aquellos que desoyen la voz de nuestras leyes, y de nuestros organismos de justicia poniendo por encima de estos el poder que desde años les caracterizan. Además, no es un secreto para ninguno de ‘los de abajo’, y mucho menos para ‘los de arriba’, que los denunciantes han sido victimas de amenazas desde diferentes puntos...”
Hace ya unos tres años, la Sra. Mariasela Álvares de Del Pino se entusiasmó con la idea, y visitó al Padre Chris en Los Llanos donde pudo constatar -con lágrimas en los ojos- todo cuanto le habíamos manifestado por escrito. Luego se produjo un documental que fuera transmitido en dos ocasiones por televisión nacional. El resultado de sus reclamos no se hizo esperar, y tal como ha dicho Doña Regina: más violencia y agravios contra el Padre Chris, un siervo de Cristo vivo actuando en favor de su pueblo.
Analicemos ahora algunos comentarios suyos:
“Me dicen que el cuestionado padre Christopher Hartley dizque da su último zarpazo a la comunidad de San José de Los Llanos mientras recoge sus bártulos para irse del país.”
El Padre Chris ha sido cuestionado injustamente por “los soberanos invisibles”, de la misma manera que fue cuestionado Jesús de Nazaret aquella noche ante los miembros del Sanedrín judío.
“Su estadía en territorio dominicano no debió ser tan larga, porque eso le permitió causar mucho daño a un pobre país al que quizás no debía venir ni de visita.”
La única opinión que ninguno de nosotros ha leído en ninguno de los diarios es la de todos aquello beneficiados en los numerosos proyectos sociales que el Padre Chris administraba. A ver si alguien se propone hacer una investigación a fondo de la obra del Sacerdote en aquella comunidad, y ya veremos que pasa.
“Los enemigos extranjeros de un país deben tener la delicadeza de no establecerse en su territorio para desde allí luchar contra él a menos que estén dispuestos a cargar con las consecuencias negativas de su osadía.”
El Padre Chris, tengo que decirlo, no fue un enemigo extranjero para ninguno de nosotros que le conocimos. Por el contrario, quisiéramos que muchos dominicanos actuaran como él, a fin de que por fin algunas cosas cambien.
“Por suerte para el padre Hartley, su abusiva temeridad la aplicó sobre un pueblo manso, pacifista y considerado con el ciudadano extranjero como somos los dominicanos, aunque se trate a veces de nuestro enemigo.”
El Padre Chris no es ni más ni menos temerario que usted, al momento de escribir las cosas que dice su columna. La única diferencia ha sido que el Padre Chris a enfrentado el imperio de “los soberanos invisibles” en Dominicana, y la pléyade de lacayos autómatas que les sirven.
“Desde aquí él abusó de su sotana de sacerdote católico al dedicarse a proteger los intereses de los haitianos residentes ilegalmente en territorio dominicano, y no conforme con eso nos detractó cuanto pudo en todos los foros internacionales a que ha tenido acceso, erigiéndose en implacable agente anti dominicano.”
Me pregunto: ¿A quién sirvió Jesús de Nazaret durante su vida pública entre nosotros? ¿A los emperadores romanos? Si los habitantes de Los Llanos son –en su mayoría- haitianos, pues lógico es presumir que el Padre Chris sirviera a los haitianos. ¿Habrá algún dominicano allí que diga que el Padre Chris no le sirvió cuando le solicitó ayuda? Déme los nombres, por favor, que yo los atiendo.
“Lo malo del asunto es que según esa misma información, el padre Hartley hace por estos días "amarres" para dejar enfrentados con los colonos azucareros de la zona a los haitianos indocumentados de Los Llanos y Gautier.”
Ustedes los periodistas tienen la imagen del Padre Chris completamente desfigurada, y es una pena que lo expresen de tal forma. El Padre Chris no es un hombre de conflictos innecesarios, como tampoco lo soy yo. Lo que nosotros no podemos permitir es que se sigan cometiendo las mismas injusticias de siempre, de manera impune.
“No es verdad que los dominicanos sintamos una animadversión mayor contra los haitianos que la que siente el ciudadano de cualquier país cuando se siente desplazado por extranjeros.”
Lamente tener que decir –y de esto me arrepiento- que nosotros los dominicanos somos racistas, y de los más malos, pues en ningún otro lugar del mundo escucha usted a un indio llamar a un moreno “maldito negro”. Yo, que viví en Atlanta, Georgia, en los años 70’s, le puedo asegurar, por alguna misteriosa razón, somos racistas.
“Pero en lo que atañe al atrevimiento del padre Hartley, me atrevería a apostar a que en su propio país él no se atrevería a construir asilos, comedores, aldeas infantiles y viviendas para beneficio exclusivo de extranjeros indocumentados, y si lo hiciera tendría problemas con las autoridades.”
Elevo en este momento plegarias y súplicas a Dios Padre todopoderoso para que le ayude a cambiar su corazón de piedra por un corazón de carne.
“Así tal vez me haga quedar mal y lo veríamos animando a los obreros y trabajadores contra sus patronos estadounidenses…”
El Padre Chris no va a hacer quedar mal a nadie, ni a usted ni a mí, de eso nos ocupamos nosotros mismos.
Nuria Piera ha realizado un maravilloso documental sobre el tema de la Parroquia San José de los Llanos y el ministerio del Padre Chris. Le recomiendo obtener copia de estos videos -cuanto antes-, para que los estudie, y prepare un informe pormenorizado de la situación, antes de ofrecer nuevas declaraciones públicas en este sentido, no vaya a ser cosa de que alguien lo contradiga en algún lugar.
“El asunto no es donde ocurra ni contra quien, sino tratar de cambiar las situaciones injustas de miseria miserable (valga la redundancia) a la que son sometidas las personas de diferentes partes del mundo. Es nuestro deber denunciar todas estas cosas, es nuestro deber ayudar a todos por igual, dar pan al hambriento, ropa al desnudo, sanar al enfermo, etc. Por algo queremos seguir a Cristo.” [Regina E. Pérez Lama]
“Lo que necesita La Iglesia de hoy no son panegiristas de lo existente, sino hombres y mujeres en quienes la humildad y la obediencia no sean menores que la pasión por la verdad; hombres y mujeres que den testimonio a desprecio de todo desconocimiento y ataque; hombres y mujeres –en una palabra- que amen a La Iglesia más que a la comodidad e intangibilidad de su propio destino.” [Card. J. Ratzinger]
Que Jesús de Nazaret le conceda la paz.
Con fraterno afecto, me suscribo a sus órdenes siempre.
Atentamente,
Mario R. Saviñón
Pd. “No, hermano mío, no crea que digo esto por el gusto de declamar; es mi dolor el que habla.” [San Pedro Crisólogo]