Una idea central...

Somos La Iglesia católica


Nuestra familia está compuesta por personas de toda raza. Somos jóvenes y ancianos, ricos y pobres, hombres y mujeres, pecadores y santos.

Nuestra familia ha perseverado a través de los siglos y establecido a lo ancho de todo el mundo.

Con la gracia de Dios hemos fundado hospitales para poder cuidar a los enfermos, hemos abierto orfanatorios para cuidar de los niños, ayudamos a los más pobres y menos favorecidos. Somos la más grande organización caritativa de todo el planeta, llevando consuelo y alivio a los más necesitados.Educamos a más niños que cualquier otra institución escolar o religiosa.

Inventamos el método científico y las leyes de evidencia. Hemos fundado el sistema universitario.

Defendemos la dignidad de la vida humana en todas sus formas mientras promovemos el matrimonio y la familia.

Muchas ciudades llevan el nombre de nuestros venerados santos, que nos han precedido en el camino al cielo.

Guiados por el Espíritu Santo hemos compilado La Biblia. Somos transformados continuamente por Las Sagradas Escrituras y por la sagrada Tradición, que nos han guiado consistentemente por más de dos mil (2’000) años.

Somos… La Iglesia católica.

Contamos con más de un billón (1’000’000’000) de personas en nuestra familia compartiendo los Sacramentos y la plenitud de la fe cristiana. Por siglos hemos rezado por ti y tu familia, por el mundo entero, cada hora, cada día, cada vez que celebramos La Santa Misa.

Jesús de Nazaret ha puesto el fundamento de nuestra fe cuando dijo a Simón-Pedro, el primer Papa: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella» (Mt. XVI, 18).

Durante XX siglos hemos tenido una línea ininterrumpida de Pastores guiando nuestro rebaño, La Iglesia universal, con amor y con verdad, en medio de un mundo confuso y herido. Y en este mundo lleno de caos, problemas y dolor, es consolador saber que hay algo consistente, verdadero y sólido: nuestra fe católica y el amor eterno que Dios tiene y ha tenido por toda la creación.

Si has permanecido alejado de La Iglesia católica, te invitamos a verla de un modo nuevo hoy, visita www.catolicosregresen.org.

Somos una familia unida en Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Somos católicos, bienvenido a Casa...

Contenido del Blog

Efectos psicológicos de un aborto

Traducido de Touchstone Magazine:
http://www.touchstonemag.com/docs/issues/16.7docs/16-7pg22.html
Por Rachel MacNair

"Sueño con fetos, como todos los que estamos aquí: sueños de abortos, uno tras otro, de baldes de sangre salpicados por las paredes; árboles colmados de fetos gateando". Así habló Sallie Tisdale sobre el tiempo en que trabajó como enfermera en una clínica de abortos. En un artículo para la revista Harper, ella escribió acerca de un sueño en el que dos hombres la sujetaron y la arrastraron a la fuerza.

"Hagamos un aborto", dijeron con una nauseabunda mirada lasciva. Yo empecé a gritar, estaba sumergida en una visión de succiones, de dolores chirriantes, de ser extendida y desmembrada por una serie de instrumentos que cumplen la función para la que fueron hechos. Desperté casi sin poder respirar e imaginé mesas de cocina y percheros, agujas de tejer manchadas de sangre y a mujeres que en soledad apretaban almohadas en sus bocas para evitar que sus gritos perforen las paredes de sus departamentos.

No es un trabajo ni fácil ni agradable. "Hay momentos de cansancio, sombríos momentos en los que creo no poder aguantar un recipiente más lleno de restos sangrientos, en que no creo poder pronunciar alguna otra clase de frase de consuelo", escribió. "...me preparo para el siguiente recipiente, para otra breve y áspera pérdida.'¿Cómo aguantas?' Hasta los pacientes preguntan...observo desinflarse el abdomen hinchado de una mujer en tan sólo unos momentos y mi propio estómago se estremece de dolor, de pesar".

¿Cuál es el impacto emocional en las personas que realizan abortos?

Quienes los hacen han escrito y dicho lo suficiente como para mostrar que no se trata de un procedimiento médico cualquiera. Algunos, como Tisdale, tienen pesadillas. Otros sufren muchos de los síntomas asociados con el Desorden de Estrés Post-traumático (PTSD), alguna vez llamado "neurosis de guerra" y "fatiga de batalla". La práctica de la medicina, de curar, no debería dar pesadillas, no debería causar una neurosis de guerra.

A continuación, se citarán solamente a doctores pro-opción, enfermeras y publicaciones médicas oficiales, salvo por los dos médicos citados al final. Sus creencias de que lidiar constantemente con el aborto es una inusual y significativa fuente de estrés, más que la medicina ordinaria, de ninguna manera proviene de la oposición al aborto.

Sus Traumas

Es notable la poca atención y estudio prestado a los médicos, enfermeras, consejeros y demás trabajadores de las clínicas abortivas. Sólo se han realizado dos estudios que observan una gran cantidad de personas, y fueron hechos por investigadores que no trabajaban en el campo del aborto. El primero (de M. Such-Baer), apareció en Social Casework en 1974 y el otro (de K. M. Roe) apareció en Social Science and Medicine en 1989.

Ambos estudios fueron realizados por personas a favor del aborto legal, no obstante lo cual, ambos notan la alta frecuencia de los síntomas que se enmarcan en la condición conocida hoy como Desorden de Estrés Post-Traumático (PTSD). El estudio publicado en 1974, antes de que se adoptara el término, describe que "eran frecuentes los pensamientos obsesivos sobre el aborto, depresiones, fatiga, ira, baja autoestima y problemas de identidad. El complejo sintomático fue considerado un 'desorden reactivo transitorio', similar a la 'fatiga de batalla'".

El otro estudio mostró síntomas similares: "Los periodos ambivalentes se caracterizaban por una variedad de sentimientos otrora poco comunes y un comportamiento que incluía aislamiento de los colegas, resistencia a ir al trabajo, falta de energía, impaciencia con los clientes y un sentimiento de desasosiego general. Pesadillas, imágenes que no se iban y preocupación era elementos comunes. También era común la profunda y solitaria intimidad en la que los médicos se enfrascaban para afrontar esta ambivalencia.

Todavía no puede afirmarse que los médicos abortistas sufren de PTSD porque realizan abortos. Es difícil de probar: Puede ser difícil determinar quien y quien no está realizando abortos; aquellos que han sufrido más ya pueden haber dejado la práctica; puede ser que las personas que han sufrido eventos traumáticos en el pasado están más inclinados a participar de los abortos; finalmente, el debate político actual puede afectar la manera en como percibe la gente su trabajo.
Sin embargo, la evidencia recogida hasta el momento muestra que se necesitan más estudios.

American Medical News, una revista publicada por la Asociación Médica Americana, señaló que las discusiones en el taller de la Federación Nacional del Aborto "iluminan un aspecto poco conocido del debate sobre el aborto: los sentimientos de conflicto que afectan a muchos proveedores...La idea de que las enfermeras, doctores, consejeros y los demás trabajadores en este campo sienten escrúpulos de que el trabajo que realizan es un secreto muy bien guardado".

Entre las historias.

Una enfermera que había trabajado en una clínica abortista durante menos de un año dijo que sus peores momentos no aparecían en la sala de operaciones sino después. Muchas veces, dijo, las mujeres que acaban de someterse a un aborto se echaban en la sala de recuperación y lloraban, "He matado a mi hijo. Acabo de matar a mi hijo". "No sé qué decirle a estas mujeres", dijo la enfermera al grupo. "Una parte de mí piensa, 'Tal vez tienen razón'".

Un doctor en Nuevo México admitió que

A veces se sorprendía por la ira que un aborto tardío podía provocarle. Por un lado, dijo el médico, está molesto con la mujer. "Pero paradójicamente", añadió, "Tengo sentimientos de molestia hacia mí por sentirme bien al apretar el tope de la cabeza del bebé, por sentirme bien por haber realizado un procedimiento técnicamente bueno que destruye al feto, que mata un bebé".

Casi todo negativo

El estudio Such-Baer, hecho en 1974, un año después de la legalización del aborto en todo el país gracias a Roe vs Wade, reportó que "casi todos los profesionales involucrados en trabajos abortivos reaccionaban con sentimientos negativos". Quienes tienen contacto con los residuos fetales tienen mayores sentimientos negativos que aquellos que no entablan contacto, y su reacción no varía mucho: "Todas las reacciones emocionales fueron unánimemente, extremadamente negativas".

El más grande estudio publicado incluía entrevistas a 130 "trabajadores del aborto" en San Francisco entre enero de 1984 y marzo de 1985. Los autores no esperaban encontrar lo que encontraron. "Particularmente sorprendente fue el hecho que el malestar con los clientes del aborto o con los procedimientos tenía lugar en los médicos que apoyaban fervientemente el derecho al aborto y que expresaban un gran compromiso con su trabajo", anotaron. "Este hallazgo preliminar sugirió que incluso aquellos que apoyan el derecho de una mujer a eliminar un embarazo, pueden estar luchando con una fuerte tensión entre sus creencias formales y la experiencia situada en sus trabajo con el aborto".

Como reacción, los investigadores decidieron "entrevistar solo a médicos que se consideraban pro-opción y que estaban comprometidos a continuar con su labor por lo menos durante seis meses". Creyeron que estas personas, "en tanto libres de sentimientos preexistentes de anti-opción y resistentes a su potencial influencia, proveerían datos valiosos sobre los dilemas y dinámicas del trabajo en el aborto legal". Esto redujo la muestra a 105 trabajadores.

Setenta y siete por ciento de ellos habló del tema del aborto como un acto destructivo, de la destrucción de algo vivo. Sobre el asesinato: "No se esperaba que salga este tema entre médicos pro-opción, sin embargo, el dieciocho por ciento habló de él cuando habló de su participación en el aborto en algún punto de la entrevista. Este tema tendía a surgir lentamente en las entrevistas y era siempre presentado con una evidente incomodidad".

Incluso Tisdale, que aún creía en el aborto, admitió la ambigüedad de realizarlos. El aborto, dijo, "es el límite más estrecho entre la amabilidad y la crueldad. Hecho de la mejor manera posible, sigue habiendo violencia -violencia misericordiosa, como darle muerte a un animal sufriente...es una dulce brutalidad la que aquí practicamos, una dura y amorosa frialdad".

El estrés parece crecer en la medida en que el no-nacido se desarrolla. "Mientras el embarazo avanza, la idea del aborto se vuelve más y más repugnante para muchas personas, incluso para el personal médico", dijo un doctor abortista llamado Don Sloan en un libro que apoyaba vigorosamente la necesidad de la legalización del aborto. Como respuesta, "Los médicos intentan divorciarse del método". Luego de describir el procedimiento de gráficamente, incluyendo la necesidad de revisar las partes del cuerpo para asegurarse de que todo el feto haya sido removido del útero, concluyó diciendo: "¿Quieres abortar? Paga el precio. Hay un viejo dicho en medicina: Si quieres trabajar en la cocina, tendrás que romper algún huevo. El horno se calienta. Prepárate para quemarte".

Los abortos en una etapa avanzada del embarazo ofrecen "un inusual dilema", dijo Warren Hern, especialista en abortos, en un trabajo para la Asociación de Médicos de Planned Parenthood. Los doctores y enfermeras que los realizan tienen "fuertes reservas personales acerca de participar en una operación que ellos ven como destructiva y violenta". Explicó sus reacciones de la siguiente manera:

Parte de nuestra herencia cultural y tal vez biológica retrocede ante una operación destructiva de una manera muy similar a la nuestra, incluso cuando sabemos que el acto tiene un efecto positivo en una persona viva. Nadie que no haya realizado este procedimiento puede saber cómo es o lo que significa; pero habiéndolo hecho, quedamos perplejos ante las posibilidades de interpretación. Hemos alcanzado un punto en esta tecnología en particular, en el que no hay posibilidad de negar el acto de destrucción del operante. Está frente a nuestros ojos. Las sensaciones de desmembramiento fluyen a través de los fórceps como una corriente eléctrica...Mientras más parece que solucionamos el problema, más espinoso se vuelve.

Pesadillas

Pero son los sueños de los médicos los más nos pueden decir al respecto. Los malos sueños son tan comunes que su mención, aunque sea pequeña, puede esperarse en casi todas las presentaciones sobre el tema de las reacciones emocionales de los trabajadores que realizan abortos en un clínica abortiva. Muchos de ellos dejaron de realizar abortos porque se convencieron de estaba mal, gracias a sus sueños sobre abortos.

Los reportes varían respecto del número de trabajadores que sufrían de pesadillas relacionadas con el aborto: Un estudio del Dr. Hern señala que solo dos de 23 trabajadores reportaron pesadillas sobre el aborto, mientras que una noticia sobre abortos en embarazos avanzados aparecida en ObGyn News dijo que un cuarto de los trabajadores soñaban con abortos. Tisdale dijo que en su centro médico todos tenían esos sueños, pero eso probablemente haya sido una licencia poética.

¿Cómo son estos sueños?

Tisdale habló de sueños de "sangre salpicada en las paredes" y "árboles repletos de fetos gateando", así como de su propia violación. Otro escritor habló sobre una enfermera que soñó que "estaba metiendo un bebé por la boca de un jarrón [de antigüedades]. El bebé la miraba con una expresión suplicante. Había un aro blanco alrededor del jarrón. Ella interpretó esto como la representación de las demás enfermeras observando su acto y condenándolo".

Él llegó a la conclusión de que su sueño (el de ella) "muestra que inconscientemente el acto de abortar se experimentó como un acto de asesinato. Debe notarse que esta enfermera estaba absolutamente involucrada e intelectualmente comprometida con la nueva ley del aborto. Tuvo una reacción típica. Sin importar la religión u orientación filosófica de cada quien, la visión inconsciente del aborto permanece igual. Esto es lo más significativo de todo lo que se aprendió en estas sesiones". (Esta historia apareció en un editorial de Obstetricia y Ginecología, que argumentaba que los trabajadores de centros abortistas deben ser alentados a hablar sobre sus problemas como una manera de que sigan realizando su trabajo).

American Medical News reportó lo siguiente del taller de la Federación Nacional del Aborto: "Ellos [quienes realizan o ayudan a realizar abortos] se preguntan si es que el feto siente dolor. Hablan sobre el alma y a donde va. Y acerca de sus sueños, en los que los fetos abortados los miran con ojos de ancianos (ancient eyes) y con sus manos y pies perfectamente desarrollados preguntándoles, '¿Por qué? ¿Por qué me hiciste esto?'".

Un informe presentado a la Asociación de Médicos de Planned Parenthood describió los sueños de dos personas que soñaron que "vomitaban fetos, junto con un sentimiento de horror". Los escritores concluyeron, "En general, parece que mientras mayor es el contacto físico y visual (de los doctores y enfermeras), se experimenta mayor estrés. Esto es evidente tanto en el estrés consciente cuanto en las manifestaciones inconscientes como los sueños. Por lo menos, los dos individuos que reportaron varios sueños significativos desempeñaban estos roles".

Explicaciones Alternativas

¿Cómo podemos dar cuenta de los problemas de los médicos, especialmente de su sueños? Puede ser que sea así como la mente humana responde a una matanza, como se ha sugerido en otros grupos de personas que matan. Quienes creen que el aborto es un asesinato, y que matar a otro ser humano es algo que pocas personas pueden hacer de manera natural, encontrará plausible esta explicación.

Pero científicos sociales ofrecen otras dos explicaciones. Una de ellas dice que las personas sufren de agotamiento, como tantos en las profesiones de ayuda. Es por ello un problema más fácil de resolver, ya que requiere solo de vacaciones y rotación de responsabilidades. Considerando el alto volumen y la alta velocidad de los más de los abortos, puede ser que sí estén agotados, lo cual no quita que sufran de conciencia o también PTSD. Más aún, el agotamiento no explica sus sueños.

La otra explicación es que las personas responden negativamente por un primitivo o infantil mal entendimiento de los hechos. El editorial en Obstetricia y Ginecología antes citado dijo que "el niño mezcla inevitablemente la realidad con la fantasía. Incapaz de conceptuar todo el proceso en términos sofisticados, el niño piensa en términos concretos. Visualizó un 'huevo' en 'el estómago' y cree que un bebé formado se desarrolla desde el principio, creciendo por nueve meses hasta llegar a ser un infante de tamaño completo".

Este autor cree que esta es la manera de explicar los sueños. No obstante los adultos entienden la reproducción, "las fantasías primitivas permanecen en el inconsciente...Por tanto, incluso quienes están intelectualmente comprometidos con el aborto tienen que luchar contra la visión de un feto como un bebé real que tiene su propio inconsciente. El trauma emocional observado en estas enfermeras fue el resultado de un conflicto entre su compromiso intelectual, por un lado, y sus posturas inconscientes por el otro. En su interior, tienen la experiencia de haber participado en un asesinato".

Si el ver al feto como un bebé es un mero producto de la imaginación, un símbolo o una sobresimplificación, la solución es simple. La mejor manera de enfrentar una fantasía es mostrando la realidad. La tecnología moderna nos ha provisto de fotografías de embriones y fetos en cada etapa de su desarrollo, y los sonogramas muestran sus movimientos en tiempo real. Pero esta técnica no parece ser útil a la hora de reducir los síntomas de los que sufren los que trabajan con abortos, como otro editorial titulado "Advertencias de Impactos Psicológicos Negativos de la Sonografía en el Aborto", mostraba en 1986.

Una Advertencia

Los defensores del aborto creen que es un tipo de medicina. Quienes se oponen creen que es asesinato. Si el aborto se trata de quitar una vida humana, algunos o muchos de los que los realizan sufrirían ciertas consecuencias psicológicas asociadas con el trauma causado por dañar a otros. Si no encontramos tales consecuencias, el caso de que el aborto no es violencia de ningún tipo se ve fortalecido. Si es que hay consecuencias, se fortalece el caso de que hay violencia. La evidencia anecdótica y tales estudios sugieren, como nosotros lo hemos hecho, que algunos de los que realizan abortos sufren daños psicológicos; que realizar abortos tiene esas consecuencias.

Tal vez los sueños sean una advertencia. De serlo, esas pesadillas pueden ser una bendición. Bernard Nathanson, hablando del tiempo en que era un pionero en preparar centros abortistas, recuerda haber sido abordado por la esposa de un médico en un cocktail. "Me llevó a un lado y me habló muy agitada acerca de las cada vez más frecuentes pesadillas de su esposo. Él le había confesado a su esposa que sus sueños estaban plagados de niños y sangre, y que luego se había obsesionado con la idea de que alguna justicia terrible se impondría sobre sus hijos como pago por lo que estaba haciendo". Estos sueños y sentimientos pueden haber sido una advertencia de su conciencia para que no siga.

El ex doctor abortista McArthur Hill ha hablado acerca de cómo él intentaba salvar bebés prematuros y cómo luego encontró que los bebés que había abortado eran más grandes que los prematuros que había salvado.

Fue ahí cuando empecé a tener pesadillas...En mis pesadillas, yo recibía a un saludable recién nacido. Luego tomaba a ese saludable recién nacido y lo cargaba. Estaba frente a un jurado de gente sin rostro y les preguntaba qué hacer con ese bebé. Ellos tenían que mostrar el dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo, y si mostraban el pulgar hacia abajo, yo tenía que soltar el bebé dentro de una balde lleno de agua que estaba en el suelo. Nunca llegué a soltar al bebé porque siempre me despertaba en ese momento.

El doctor Hill, eventualmente, despertó a la realidad de lo que estaba haciendo. Otros también lo han hecho. Si es verdad que las pesadillas de los médicos abortistas y otros síntomas resultan de su trabajo, como lo sugieren las evidencias, habrán muchos otros médicos abortistas que serán llevados por sus sueños a escuchar la voz de sus conciencias y dejarán de ayudar en la matanza de los no nacidos.

Falso testimonio y perjurio... maledicencia y calumnia...

Cortesía de www.conocereisdeverdad.org

Catecismo de la Iglesia Católica – la ley para todo hijo de La Iglesia.

III Las ofensas a la verdad

2475 Los discípulos de Cristo se han ‘revestido del Hombre Nuevo, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad’ (Ef 4, 24). ‘Desechando la mentira’ (Ef 4, 25), deben ‘rechazar toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias’ (1 Pe 2, 1).

2476 Falso testimonio y perjurio. Una afirmación contraria a la verdad posee una gravedad particular cuando se hace públicamente. Ante un tribunal viene a ser un falso testimonio (cf Pr 19, 9). Cuando es pronunciada bajo juramento se trata de perjurio. Estas maneras de obrar contribuyen a condenar a un inocente, a disculpar a un culpable o a aumentar la sanción en que ha incurrido el acusado (cf Pr 18, 5); comprometen gravemente el ejercicio de la justicia y la equidad de la sentencia pronunciada por los jueces.

2477 El respeto de la reputación de las personas prohíbe toda actitud y toda palabra susceptibles de causarles un daño injusto (cf CIC can. 220). Se hace culpable:

– de juicio temerario el que, incluso tácitamente, admite como verdadero, sin tener para ello fundamento suficiente, un defecto moral en el prójimo;
– de maledicencia el que, sin razón objetivamente válida, manifiesta los defectos y las faltas de otros a personas que los ignoran;
– de calumnia el que, mediante palabras contrarias a la verdad, daña la reputación de otros y da ocasión a juicios falsos respecto a ellos.

2478 Para evitar el juicio temerario, cada uno debe interpretar, en cuanto sea posible, en un sentido favorable los pensamientos, palabras y acciones de su prójimo:

Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquirirá cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve (S. Ignacio de Loyola, ex. spir. 22).

2479 La maledicencia y la calumnia destruyen la reputación y el honor del prójimo. Ahora bien, el honor es el testimonio social dado a la dignidad humana y cada uno posee un derecho natural al honor de su nombre, a su reputación y a su respeto. Así, la maledicencia y la calumnia lesionan las virtudes de la justicia y de la caridad.

2480 Debe proscribirse toda palabra o actitud que, por halago, adulación o complacencia, alienta y confirma a otro en la malicia de sus actos y en la perversidad de su conducta. La adulación es una falta grave si se hace cómplice de vicios o pecados graves. El deseo de prestar un servicio o la amistad no justifica una doblez del lenguaje. La adulación es un pecado venial cuando sólo desea hacerse grato, evitar un mal, remediar una necesidad u obtener ventajas legítimas.

2481 “La vanagloria o jactancia constituye una falta contra la verdad. Lo mismo sucede con la ironía que trata de ridiculizar a uno caricaturizando de manera malévola tal o cual aspecto de su comportamiento.

2482 ‘La mentira consiste en decir falsedad con intención de engañar’ (S. Agustín, mend. 4, 5). El Señor denuncia en la mentira una obra diabólica: ‘Vuestro padre es el diablo... porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira’ (Jn 8, 44).

2483 La mentira es la ofensa más directa contra la verdad. Mentir es hablar u obrar contra la verdad para inducir a error al que tiene el derecho de conocerla. Lesionando la relación del hombre con la verdad y con el prójimo, la mentira ofende el vínculo fundamental del hombre y de su palabra con el Señor.

2484 La gravedad de la mentira se mide según la naturaleza de la verdad que deforma, según las circunstancias, las intenciones del que la comete, y los daños padecidos por los que resultan perjudicados. Si la mentira en sí sólo constituye un pecado venial, sin embargo llega a ser mortal cuando lesiona gravemente las virtudes de la justicia y la caridad.

2485. La mentira es condenable por su misma naturaleza. Es una profanación de la palabra cuyo objeto es comunicar a otros la verdad conocida. La intención deliberada de inducir al prójimo a error mediante palabras contrarias a la verdad constituye una falta contra la justicia y la caridad. La culpabilidad es mayor cuando la intención de engañar corre el riesgo de tener consecuencias funestas para los que son desviados de la verdad.

2486 La mentira, por ser una violación de la virtud de la veracidad, es una verdadera violencia hecha a los demás. Atenta contra ellos en su capacidad de conocer, que es la condición de todo juicio y de toda decisión. Contiene en germen la división de los espíritus y todos los males que ésta suscita. La mentira es funesta para toda sociedad: socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales.

2487 Toda falta cometida contra la justicia y la verdad entraña el deber de reparación, aunque su autor haya sido perdonado. Cuando es imposible reparar un daño públicamente, es preciso hacerlo en secreto; si el que ha sufrido un perjuicio no puede ser indemnizado directamente, es preciso darle satisfacción moralmente, en nombre de la caridad. Este deber de reparación se refiere también a las faltas cometidas contra la reputación del prójimo. Esta reparación, moral y a veces material, debe apreciarse según la medida del daño causado. Obliga en conciencia.

El hombre humilde no es nervioso

Una actitud que nos ayuda a superar los límites y las debilidades de nuestra vida es la humildad.

¿Qué es la humildad?

Dice el Padre Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt:

“Humildad es la virtud moral por la cual el hombre se experimenta totalmente débil, cuando está separado de Dios, y totalmente fuerte cuando está sumergido en Dios”.

Humildad es algo muy distinto de sentimientos o complejos de inferioridad: estos son expresiones de desaliento o depresión. En nuestro tiempo muchos sufren de estos complejos y sentimientos, sobre todo personas con temperamento melancólico.

La humildad como pequeñez y grandezaLa humildad contiene dos sentimientos de vida aparentemente opuestos: pequeñez y grandeza. Quien solamente experimenta su pequeñez, a la larga caerá en complejos de inferioridad. En cambio, quien sólo experimenta la grandeza se hará orgulloso y presuntuoso. En María, el ser humano por excelencia, se da el perfecto equilibrio: en sí misma se siente pequeña, pero a la vez, se siente amada y engrandecida por Dios.

Humildad como grandeza es, entonces, saberme aceptado, valorado y querido por el Padre. Es el reposo en un tú que me da seguridad. Es esa experiencia que tranquiliza mi corazón y me permite aceptar la pequeñez y las limitaciones sin angustia. Y puedo sentirme querido y, por eso, grande e importante a los ojos de Dios.

Humildad como pequeñez es aceptarme como criatura limitada y pecadora ante el Dios perfecto y santo. Por eso, Santa Teresa puede decir que humildad es verdad. El hombre auténtico se encuentra bien cuando es veraz: es la espontaneidad de aquel que no tiene nada que esconder, es la espontaneidad del niño.

Humildad, por eso, no es esconder los talentos. El ideal bíblico de la mansedumbre no es lo mismo que falta de personalidad; la paciencia no es cobardía y pasivismo; la pequeñez y sencillez no es mediocridad. Cuando Jesús habla de los “afligidos y agobiados” no se refiere a una melancolía enfermiza... Si no nos resulta esto, nunca llegaremos a ser libres. Al contrario, fácilmente se traduce en problemas psicológicos e incluso fisiológicos.

Los nervios

Por eso también dice el Padre Kentenich:

“Por lo general, el hombre humilde no es nervioso”.

O dicho de otra forma:

“Si somos nerviosos - no cuando tenemos nervios débiles sino cuando realmente somos nerviosos, - tenemos que analizar si no es porque en nuestra vida constatamos una gran falta de humildad”.

En ese sentido, la pequeñez es para el P. Kentenich “no darme importancia a mí mismo”.

Ni mi persona es importante, ni mi salud, ni mi honor, ni mi obra, ni mi amor, ni mi miseria.

Todo lo que se refiere a mi propio yo, no importa. Soy sólo un instrumento.

Entonces, ¿quién es importante?

Sólo Dios Padre, únicamente a Él debemos darle importancia. Él es la persona más trascendental de nuestro mundo. Sólo doy importancia a la obra de Dios, el Reino del Padre. Él hace todo, yo sólo le ayudo un poquito. El honor de lo que estoy haciendo, no es para mí, sino para Dios. No yo, sino Dios.

“Yo debo disminuir y ÉL debe crecer” (Jn 3, 30), decía San Juan Bautista.

Si así no me doy importancia a mí mismo, sino solamente a Dios Padre y a su obra, entonces Él me da importancia a mí. Cuanto menos importancia me doy, tanto más le importo a Él. Es el misterio de la auténtica filialidad: porque soy pequeño, le agrado a Dios Padre; porque soy pequeño, por eso soy grande.

Y aquí entendemos esa otra palabra del Padre Kentenich:

“Tú eres el que hace las obras más grandes sólo en los más pequeños y a través de los más pequeños”.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Me considero una persona nerviosa?
2. ¿Cómo relaciono mis nervios y la falta de humildad?
3. ¿Qué me dice la frase “no darme importancia a mí mismo”?

Si desea suscribirse, comentar el texto o dar su testimonio,escriba a: pn.reflexiones@gmail.com 2008.XI.15
Festividad San Alberto Magno.

Control Mental Silva

El Método Silva de Control Mental es, según explica Manuel Guerra, en su Diccionario Enciclopédico de las Sectas, “en primer lugar, una técnica psicológica. En cuanto tal, aspira al desarrollo pleno de las fuerzas ocultas de la mente humana para conseguir la autorrealización, la conversión de los hombres ‘en seres humanos superiores’, en una especie de superhombres, mediante ‘el uso de la frecuencia cerebral Alfa’”. Pero, además, “es una ‘técnica’ tal que ella y el yo del iniciado en la misma quedan convertidos en una especie de ‘ídolo’ que desplaza a Dios”.

Guerra continúa señalando que “está ciertamente encuadrada en la Nueva Era”, y añade que “por ello, por sus presupuestos antropológicos y teológicos, así como por algunas de sus doctrinas, merece ser catalogado entre las sectas, al menos en sus últimos estadios y para no pocos de sus iniciados”.

Por lo interesante del tema, reproducimos este artículo escrito por Mara Martinoli, en el que reflexiona sobre el asunto y su actualidad en Argentina.

Si educar es proveer al hombre los medios necesarios para su propia realización, capacitándolo para adaptarse a la realidad que lo transformará con su acción, debería educarse para el cambio incluyendo cuanto nos convoca para informar a la comunidad. Divulgar forma parte de un acto educador; la falta de información puede comparase con el hecho de estar bien: cuando nos sentimos bien nadie piensa en la posibilidad de una enfermedad porque se observa como algo lejano, que es para otros, casi imposible, hasta que nos enfermamos. Y de momento solo podemos transmitir cuanto aún se considera intangible porque millones de personas son vulnerables por ausencia de una intervención mancomunada.


El Método Silva sostiene que: “por medio de la programación logramos formar hábitos positivos, respuestas adecuadas y patrones de conducta, así como otras estructuras que en su conjunto componen nuestro estilo de vida”. Se originó como una técnica de meditación (relajación que deja al individuo en condiciones de mayor receptividad y apertura a la sugestión hipnótica) que permite “conectarse”. Es una adaptación de la vieja Gnosis que considera que el hombre puede salvarse a sí mismo. La fe se fundamenta en la sabiduría del hombre.

Como los tiempos cambian y el hombre actual es más exigente, el Método Silva se adapta al nuevo milenio y su nuevo objetivo es el mejoramiento de la humanidad porque “Silva enseña a cada graduado a actuar como agente de trasformación”. Los cursos que hoy se realizan sostienen que “La mente es la facultad perceptora de la inteligencia humana”; la inteligencia se reduce a otro sentido, como la vista, el oído, el olfato y se mueve por el deseo. Las técnicas enseñan a desarrollar la dimensión Alfa del cerebro (el sentido maestro) para guiar la psiquis, detectar información grabada en otro cerebro a distancia y desarrollar una mayor sabiduría, productividad y salud.

El problema más serio se presenta cuando se intenta ubicar a la Psicorientología como terapia tan válida como las terapias convencionales, así se entendió en la Universidad de los Andes, Venezuela.

Introduce el término Psicorientología para:

1- Ayudar a usar la mente en su propio mundo interior.
2- Educarla dentro de esa dimensión.
3- Controlar las percepciones psíquicas.
4- Continuar la educación para un posterior crecimiento.

Para iniciar el camino y sentirse superiores dentro del estado Alfa, obviamente se requiere la realización de cursos básicos, ultra seminarios, capacitaciones y dinero para pagarlos; los primeros encuentros cuestan alrededor de 150 dólares, y de acuerdo con el ítem 4. la educación debe continuar con otros seminarios para lograr por ejemplo “el desarrollo de capacidades profesionales por sintonía de resonancia con archivos informacionales de conciencia” o el “uso objetivo del ciclaje alfa para propósitos de sanación”, o quizás sea más útil invertir el dinero en la “transferencia de energía para programar la sanación”.

Cabe aclarar que ningún seminario podrá realizarse sin haber completado el curso Básico.

Bibliografía específica, neologismos, sincretismo, seudo ciencia y una gran feria de ofertas para cada consumidor, de manera similar a la utilizada en otros grupos, cuyo objetivo es totalmente desconocido para quienes creen obtendrán allí la solución a sus problemas.

¿La mente se percibe a sí misma?

En Filosofía “mente” se utiliza como el equivalente de la conciencia; en Psicología es entendimiento, raciocinio y percepción.

Pareciera haberse instaurado la tendencia de alterar la percepción del mundo circundante, la imagen de este mundo que tal vez no sepamos cómo enfrentar. Es suficiente convencerse de algo, sin importar si es real o no, para que esto se convierta en realidad porque los pensamientos (positivos y negativos) pueden cambiarla. Alude a lo científico y atrae por medio del dominio de la mente, pero lo que en un momento es efecto, en otro puede ser causa, y las experiencias invisibles conducirán a alterar realmente aquella percepción.

Nosotras, las mujeres

Por Claudia Fernández Lerebours / El Caribe
Lunes 3 de noviembre del 2008

Hay necesidad de que las mujeres dominicanas hagamos una autorrevisión, una especie de acto de contrición que nos ayude a hacer conciencia sobre comportamientos individuales –pero muy comunes y arraigados- contrarios a los intereses del segmento femenino en conjunto.

Aunque las mujeres no somos responsables de la falta de equidad de género que acusa el país, factor que nos hace más vulnerables a las debilidades sociales y económicas de la nación, hace falta reconocer que en mucho somos parte de los obstáculos hacia la conquista de políticas públicas y prácticas sociales y laborales realmente no discriminatorias.

Alejamos nuestro avance social, económico, político, al persistir en praxis que nos impiden empoderarnos en la medida necesaria para promover transformaciones efectivas a nuestro favor.

En tal virtud, necesitamos replantear tanto la forma en que nos vemos a nosotras mismas como la manera en que asumimos los distintos roles.

Probablemente sea una respuesta general de supervivencia a nuestras intensas presiones cotidianas, pero deja mucho qué desear la forma en que las mujeres interactuamos.

Se percibe una competencia inmisericorde por el espacio profesional o social, donde quedan marginadas la decencia, la generosidad y humanidad.

Algunos ejemplos. Las mujeres llevamos la voz cantante en falta de cortesía vial. Difícilmente una congénere ceda el paso a otra, ni obtempere a una señal con las manos hecha por otra conductora, contrario a los hombres.

En materia profesional, a las mujeres nos hace mucha falta cultivar la inteligencia emocional bien descrita por Daniel Coleman.

Quizá por la necesidad de “hacernos respetar”, en las posiciones de mando tendemos a ejercer la autoridad con criterios absolutistas, nos tornamos excesivamente rigurosas.

En el otro extremo está la falta de profesionalismo, cuyas manifestaciones van desde perder el tiempo en conversaciones intrascendentes, chismes y en vivir “acabando” a los demás, hasta atribuir a terceros las razones de nuestra propia negligencia o incompetencia.

No está bajo cuestionamiento la capacidad femenina para competir tete a tete con los hombres, los ejemplos están ahí.

Pero para que la sociedad interiorice esa realidad plenamente, las mujeres haríamos bien en ocuparnos menos de cursilerías, particularmente en lo relativo a la vida o actitudes privadas de las otras mujeres, y más en nuestro propio crecimiento interno, amén de aplicar visiones más trascendentes y útiles en nuestras vidas.

Lo peor de todo es que arrastramos a nuestros hijos bajo esos parámetros existenciales mediocres, el círculo vicioso del que nunca salimos.

En el país no existe un movimiento femenino fuerte porque las mujeres estamos divididas por razones y actitudes de clase, los lastres que promueven la falta de solidaridad y apoyo mutuo hacia metas de desarrollo en común.

Mientras, carecemos de líderes femeninas en lo político y en lo social porque la lucha de género está sesgada por el partidarismo.

En los partidos, las mujeres persisten en las susodichas conductas perniciosas manifiestas a lo ancho de toda la sociedad y por eso lloran por “cuotas de poder”.

Las excepciones solo confirman la regla.

Claudia Fernández Lerebours es periodista