17 de Octubre #2008
En honor a San Ignacio de Antioquia (+ 107)
Sr.
Rafael Molina Morillo
Director del Día
Vía correo electrónico
Ciudad,
Asunto: "El octavo mandamiento"
"Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido. Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas."
Distinguido Sr. Molina:
"A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más. Yo les indicaré a quién deben temer: teman a aquel que, después de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena. Sí, les repito, teman a ese. ¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos. Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros."
Luego de saludarle cordialmente, he querido escribirle la presente en ocasión de los escritos que ha dedicado a promover el pensamiento de los Sres. Milán Kundera, Ubaldo Estevez y David Guerrero recientemente, a propósito de sus ideas sobre el Octavo mandamiento de la Ley de Dios.
Una inmensa multitud ha seguido a Jesús, de tal manera que se atropellan unos con otros. Todo porque ÉL confirma la gran enseñanza de la antigua alianza: 'Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y se salve'.
El Evangelio contrapone el perfil del discípulo amigo, aquel que cree en Jesús, al fariseo, todo el que no cree en el amor, practica la hipocresía, es adicto al prestigio social y económico.
San Ignacio fue sucesor de Simón-Pedro, aquel a quien Cristo entregó las Llaves del Reino de los cielos, en la Iglesia de Antioquia. Lo mejor de su vida lo puso al servicio de esta comunidad en la que fue pastor, predicador, organizador y testigo de la fe.
Por no claudicar en su fe, San Ignacio fue condenado a morir devorado por las fieras. El hecho aconteció en Roma. Los documentos más admirables que nos han quedado de él son sus epístolas, escritas a otras Iglesias de la región durante su viaje de Antioquia a Roma.
San Ignacio compara al Diablo con un seductor que quiere engañar a una muchacha ingenua. Le dice muchas cosas, pero quiere que todo sea en secreto porque, si llegara a saberse, él fracasaría.
"La intolerancia procede de la cerrazón mental que no hace distinciones. Pero la cerrazón mental no es patrimonio exclusivo de personas creyentes, sino que se encuentra tanto en espíritus incrédulos como en espíritus religiosos. ¿No se aprecia esto con claridad meridiana entre algunos de nuestros intelectuales?"
Sin otro particular por el momento, me despido,
Atentamente,
Mario R. Saviñón
Pd. Breve crónica de la última novela de Dan Brown: El Fantasma de la Caja.
"Escondido en las cocheras del metro de Santo Domingo, los jefes de La Orden de los Caballeros de la Mesa Redonda guardan el oscuro secreto de la Reina de Baní. Un profesor de secundaria bastante espabilado, Confesor Méndez, que nunca se fió ni de su padre y que aprendió desde niño a dudar de todo, ha dado con ello. La cosa se complica y todos se ven abocados a una brutal guerra en los suburbios más escondidos de Cotuí, mientras la continuidad de Haití está en peligro y sin remedio".