Urinoterapia

19 de Febrero #2003
Memoria de San Conrado de Plasencia, siglo XIII.

Lic.
Doris Javier
Editora “La Vida” del Listín Diario
Vía e-mail: doris.Javier@listin.com.do
Ciudad,

Ref.: “La Urinoterapia” según Daryelin Torres.

Distinguida Lic. Javier:

Luego de saludarle cordialmente he querido escribirle una vez más sobre los mismos temas que nos ocupan siempre, presentados de una y otra forma, este lunes pasado en la sección que usted tan eficientemente edita y dirige.

En ocasiones he llegado a pensar que esto que hago de nada sirve. ¿Cómo he manejar el asunto? ¿Dirigirme a tal o cual autoridad? ¿Denunciarlos en tal o cual estamento? La verdad me sobrecoge, me lleno de angustia y me abrumo en cierta forma en frustración. De algo sí que estoy seguro, Jesús y María estarán muy contentos de que lo intente.

Llega la “iluminación” desde el Tibet, de Egipto, de Grecia, de la China, pero también de los Incas, los Mayas y los Aztecas. Dicen que de los “Machis”, unos curanderos indígenas chilenos. Vamos camino al indigenismo del siglo XVII, y con ello al espiritismo y al curanderismo. Le recomiendo la película “The Missing”, para que vea algo realmente descabellado.

Con el famoso cuento de la “medicina alternativa” nos quieren vender un rico “brevaje” compuesto de la ignorancia propia de algunos científicos junto a la de sus pacientes, entremezclada con la “supuesta” espiritualidad del “todo-está-chévere” y sincrética de la Nueva Era, que de espiritual no tiene más que un solo espíritu, el espíritu de la maldad, la mentira y del engaño.

Basta investigar una pizca sobre el asunto, temas como la acu-puntura, la aroma-terapia, el Chi kung, el Feng Shui, el Yoga, la ozono-terapia, la quiro-práctica, la reflexo-terapia, el Shiatsu y el Tai-Chi, para darnos cuenta de que esto no es más que dar muchas vueltas en círculos hasta llegar a sitio alguno. “La ciencia” ha estudiado el funcionamiento del cuerpo humano de manera convencional pero, al estar nosotros tan enfermos del alma y del espíritu, no podemos alcanzar entender los malestares que tanto nos aquejan.

¡Acudan a Jesús el Nazareno, hermanos míos, y verán las maravillas que un Dios Todopoderoso puede hacer en favor de sus hijos cuando se lo piden con el corazón en las manos. Los invito a ahorrarse muchos tormentos, dinero y tiempo, pero en especial, ahorrárselos a todos sus apreciados lectores.

El Dr. George Riley Del Monte, prestigioso médico dominicano, graduado con honores en los centros de estudio más reputados de nuestro país y Norteamérica, ha dado justo al clavo al afirmar que esto no es más que un proceso totalmente “contra-natura”, y no es para menos. Parecido al homo-sexualismo, donde se entra por donde sale, algo que no se debe.

Basta aproximarnos a un urinario de oficina con mucho tráfico durante el día para percibir el olor tan fuerte y desagradable que expide este excremento físico humano. Ni pensar lo que pueda ser ingerirlo. Señores, seamos más serios, por favor.

El Dr. Canelo, con todo el respeto que me merece, hace tiempo que se le ha disparado el gatillo sobre este y tantos otros temas relacionados con la salud, la espiritualidad, la medicina natural y la Nueva Era. No es posible exhibir a un Cristo de la Misericordia en la entrada de su clínica, cuando a sus espaldas tiene la imagen del gurú hindú SWAMI VIVEKANANDA. Es algo así como querer estar con Dios y con el Diablo al mismo tiempo, y esto es sencillamente imposible.

Comprendo perfectamente que esta sociedad de principios de siglo XXI les demande la publicación de una cantidad de temas que los mantendrán suficientemente excitados como para olvidar las cosas que verdaderamente los afligen, algo así como un sedante, pero por favor, no los empujen más allá de donde ustedes mismos no están en disposición de llegar.

Tomarse un vaso de “miao”, a 37.5° de temperatura, es lo primero que ustedes debieron hacer antes de recomendárselo a nadie, mucho menos sugerirlo como algo medicinal, sin ni siquiera creerlo.

Dios nos libre que intenten pronto sugerirnos ingerir otro tipo de excrementos físicos con algún fin insospechado. Por favor, ni se les ocurra.

“Los peores errores que he contemplado recientemente son aquellos de personas que no han cambiado luego de haberse dado cuenta de lo equivocados que estaban.”

Sin otro particular por el momento aprovechamos para suscribirnos a sus órdenes siempre.

Atentamente,

Mario R. Saviñón
mrsavinon@yahoo.com

Cc. Dr. George Riley